Reflexiones alrededor de El joven Lincoln (Young Mr. Lincoln, 1939) de John Ford

El joven Lincoln

1. Maravillosa elipsis

Solo por una maravillosa elipsis merece la pena no perderse El joven Lincoln de John Ford. Ahí se ve cómo Ford sabía escribir con la cámara. Y es un paseo por el campo, al lado del río, de ese joven Lincoln con Ann Rutledge. Es primavera. Ella habla de su inteligencia y ambición, de que puede aspirar a más. Ann explica que él es un autodidacta y su amor por las letras, por los libros (ella se lo ha encontrado leyendo, tumbado). Es un paseo delicado, tranquilo. De manera natural Anna va desapareciendo del plano, siguiendo su camino tras la valla, y deja solo a Lincoln. Y vemos cómo este la sigue con la mirada. Entonces coge una piedra del suelo y la lanza al agua y esta forma unas ondas que se transforman en placas de hielo. El tiempo ha pasado, es invierno. Y Lincoln abrigado pasea por el río y vuelve a la valla, solo que al otro lado hay una tumba, la tumba de Anna.

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