Reflexiones sobre la comedia romántica contemporánea: Crazy, stupid, love (Crazy, stupid, love, 2011) de Glenn Ficarra y John Requa/Don Jon (Don Jon, 2013) de Joseph Gordon-Levitt

Estas dos comedias románticas no sólo reflexionan sobre este género a la hora de desarrollar sus historias sino que además comparten a una de sus actrices: Julianne Moore. Las dos películas son conscientes de su condición de comedia romántica (y ambas realizan el rizo de hablar sobre cine en el cine y cómo este arte afecta a nuestras vidas y forma de relacionarnos) y además aunque no sean redondas se convierten en obras con un halo especial y extraño que las hace únicas y frescas. De ambas surgen cuestiones sobre los caminos que recorre dicho género. Y las dos saben a lo que están jugando. No proponen una nueva formulación o un paso más innovador, sino que reflexionan sobre el propio género (a este dúo sumaría Con derecho a roce pero me parece la propuesta más floja de las tres… aunque tiene esa cualidad de frescura y reflexión).

Crazy, stupid, love (Crazy, stupid, love, 2011) de Glenn Ficarra y John Requa

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Cine dentro del cine o influencia de dicho género en la propia narrativa de la película. En la escena romántica entre los personajes de Ryan Gosling (un conquistador musculitos de una chica para cada noche) y Emma Stone (chica seria e inteligente que enamora al musculitos), ésta le pregunta que qué hace antes de llevarse a su conquista femenina a la cama. El personaje de Ryan Gosling le dice que emplea una fórmula que jamás le falla. Y es decirle a sus conquistas que es capaz de realizar el paso de baile de Dirty Dancing. Les reta a que prueben el salto y que él logrará sostenerlas… y después directos a la cama. Obviamente terminan ensayando el salto… pero precisamente lo romántico en esta escena es el grado de confianza que alcanzan los dos personajes que en un principio iban simplemente a pasar una noche de sexo (uno por costumbre, y la otra por despecho) y al final se quedan toda la noche dale que te pego a golpe de charla y risas. Cine dentro del cine y además comedia romántica al cien por cien…

Llevaba tiempo detrás  de esta película, pues ambos directores ya me llamaron la atención con otra propuesta cinematográfica imperfecta pero distinta que no me dejó indiferente y me desconcertó bastante, Phillip Morris, ¡te quiero! (otra comedia romántica-onírica-dramática sobre una pareja de homosexuales que se enamoran en la cárcel)… Con Crazy, stupid, love disfruté de una comedia romántica que trata de romper con los estereotipos del género para finalmente construir una comedia romántica… parece un rompecabezas absurdo pero funciona (lo mismo pasa con Don Jon). Y la premisa de la que parte es que tanto los espectadores que ven la película como los propios personajes son consumidores de comedia romántica (y ésta influye en sus vidas y en sus relaciones personales… más bien en sus ensoñaciones personales). Y jugando con esta premisa y rompiendo los estereotipos… finalmente se construye una película de género. Así se forma una especie de bucle cinéfilo… la comedia romántica tiene unos códigos y se puede jugar a romperlos pero lo que tiene que resultar al final es una película con los ingredientes del género… Los personajes tratan de huir de los estereotipos pero finalmente viven una comedia romántica. Estas dos películas rompen y reconstruyen a la vez… y el resultado funciona.

La película empieza por donde ninguna comedia romántica lo hace (y no me estoy refiriendo a Dos en la carretera u otras comedias clásicas sino al género de comedia romántica como se conoce ahora y que indagamos sus orígenes a partir de Cuando Harry se encontró a Sally…). Se muestra un local pero sólo vemos los pies bajo las mesas… que se interrelacionan y comunican. Hasta que llegamos a una mesa con unas playeras y unos tacones distanciados, sin comunicación… después nos ponen los rostros a los que pertenecen dichos pies. Un matrimonio formado por Steve Carell y Julianne Moore. Ésta le comunica, en un momento cómico y brusco, que quiere el divorcio… Y el título de la película hace su aparición.

Crazy, stupid, love resulta porque no esconde lo que es pero a la vez es como si quisiera romper los códigos del género al que pertenece y demostrara que no es posible porque lo que quiere contar es una historia de amor con gotas de humor. Así a través de tres generaciones distintas construye lo que sabemos desde el principio, una comedia romántica de la que terminamos disfrutando sin complejos (y por unas buenas interpretaciones de actores con química y buenos momentos tanto humorísticos como románticos). El matrimonio maduro a punto de romperse por la monotonía donde muestra la vida del uno sin el otro y cómo encaran la ruptura de muy diferentes maneras… para darse cuenta (de algo que ya sabíamos) que terminarán juntos de nuevo (con la aparición estelar de un personaje secundario genial con el rostro de Marisa Tomei). Después la historia de dos jóvenes con distintas concepciones del amor (el don juan musculitos y la tía seria que busca el hombre ideal) que terminarán en el mismo barco (Ryan Gosling y Emma Stone) y por último el amor adolescente, platónico y no correspondido: el que siente el hijo del matrimonio, de 13 años, por su joven canguro, de 17.

Don Jon (Don Jon, 2013) de Joseph Gordon-Levitt

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El debut de Joseph Gordon-Levitt propone una película aparentemente superficial con una pareja de lo menos romántico: un musculitos adicto a la pornografía, católico hasta la médula, que sólo le interesa su coche, su familia, sus amigos, su gimnasio, una limpieza meticulosa y sus salidas nocturnas… y una choni adicta a las comedias románticas que busca ser una princesa con el príncipe azul perfecto según su cabeza. Y he de decir que Joseph Gordon-Levitt y Scarlett Johansson están perfectos en sus roles. Así oímos la voz del protagonista que explica por qué es mejor el porno que una relación sexual real y por qué merece más la pena que una comedia romántica… mientras su choni pierde el norte ante una de esas películas y se esmera por cambiar a su novio al tipo de príncipe que busca. Mientras ninguno de los dos consigue comunicarse, los dos tratan de presentarse como una pareja ideal y maravillosa ante los demás.

Y tras estos personajes superficiales surge su incomunicación, insatisfacción, miedo y vacío. La comedia esconde un drama. Y aparece así el tercer personaje en cuestión… la mujer con rostro de Julianne Moore que se acerca a musculitos en unas clases nocturnas (impuestas por la choni para que su príncipe encuentre un trabajo mejor y con futuro). Y en ese personaje surge lo que Joseph Gordon-Levitt nos quiere contar (y lo que a muchos espectadores les ha decepcionado… a mí me parece un giro brillante): desmonta una comedia romántica con una historia de amor imposible (y más bien trágica) para finalmente reconstruir ante nuestra mirada una comedia romántica que devuelve una dimensión a un mito: la redención de un Don Juan con más músculo que cerebro.

Y ese personaje es el que logra que una espectadora se acerque también a Don Jon y su princesa choni y empatice con ellos. Los entienda. Es ella la que saca la ternura y la vulnerabilidad del personaje. Y es ella la que después de dinamitar los fundamentos del género, los restablece. Pero lejos de verlo como un giro conservador y moral (como lo han vivido muchos), creo que Gordon-Levitt lo que quería era construir una comedia romántica pura que hablara sobre la incomunicación, la soledad, la frustración, la evasión para evitar el dolor… Y cómo el enamorarse, escuchar y respetar al otro puede ser también una evasión compartida, una huida del dolor, y un intento en construir relaciones y destruir soledades e inseguridades.

El personaje de Julianne Moore no está metido con calzador sino que surge en el momento preciso. Muchos ven imposible que se interese o se fije en Don Jon… precisamente creo que es posible porque ella lo que busca en ese momento de su vida es la evasión, alejarse lo más posible de su realidad cotidiana. Siente que con alguien como Don Jon podrá evadirse pero ella no es egoísta como lo es Don Jon (que lo es como estrategia de supervivencia y por miedo) sino que quiere compartir esa evasión con él… Y así es la única que se acerca a la esencia del personaje de Don Jon y que logra un clic en su persona, una vía para la transformación y el cambio. No es el príncipe azul de la princesa choni pero sí puede ser alguien con quien compartir una huida, un dolor. No es más que otra comedia romántica… y a mí eso me atrapó…

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