London River de Rachid Bouchareb

Hay películas pequeñas y sencillas que parten de dramas humanos y que brillan por el trabajo interpretativo de los actores. Éste es el caso de London River. No es obra maestra pero toca la fibra sensible y humana del espectador al reflejar las historias pequeñas, tristes, humanas y dramáticas que desencadenan acontecimientos históricos que serán recordados así que pase mucho tiempo. London River no pretende realizar el análisis político y social de los atentados terroristas que ocurrieron en Londres el 7 de julio de 2005. London River sólo cuenta las vivencias de una mujer y un hombre que van a Londres para buscar a sus hijos tras no saber nada de ellos a partir del día que estallaron las bombas.

Ella es la señora Sommers. Es viuda y vive tranquila en una isla cuidando de su granja, su huerto, sus burros, mirando el mar, yendo a misa, es protestante y visitando la tumba de su esposo al que le cuenta su vida diaria. Su hija, una joven universitaria, vive en Londres.

Él es el señor Ousmane. Es africano y musulmán. Lleva años trabajando como guarda forestal en Francia para mantener a su familia en África. Desde hace años está separado de su hijo Alí y de su mujer. Pero Ousmane mantiene, como puede, el contacto con su familia a la que renunció para poder obtener un trabajo y enviar dinero. Su hijo ahora es un joven estudiante que vive en Londres.

En sus vidas separadas, en cierto modo, tranquilas y apacibles llega la noticia de los atentados del 7 de julio. La señora Sommers no logra que su hija conteste a sus mensajes al móvil. Ante la preocupación decide trasladarse a Londres para localizar a su hija. El señor Ousmane recibe una llamada desde África de su esposa que le ruega se traslade a Londres a buscar a su hijo pues desde los atentados ella no tiene noticia alguna de Ali. El señor Ousmane viaja hasta Londres.

Y circunstancias de la vida, ambos se verán unidos en la búsqueda de sus hijos. Brenda Blethyn y Sotigui Kouyaté son la señora Sommers y el señor Ousmane. Ella, típica británica, asustada ante lo desconocido, ante una ciudad multicultural llena de colores y sabores. Él, hombre sabio, de pocas palabras, anciano y siempre digno ante las adversidades. También hombre asustado. Se encuentran a través del miedo pero van construyendo una relación de ayuda, esperanza y dolor. Con pocas palabras.

Brenda y Sotigui (que ha fallecido recientemente a la edad de 74 años) revisten a sus personajes de una humanidad que llega a lo más hondo del espectador. Nos preocupamos por ellos y por lo que van a pasar juntos.

Rachid Bouchareb deja así una película sencilla, pequeña, humana… que finalmente crece en los ojos de los espectadores que viven momentos en los que les encantaría abrazar a la señora Sommers o al señor Ousmane. Estar junto a ellos.

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