Europa, Europa (Europa, Europa, 1990) de Agnieszka Holland

Hoy toca hablar de esta película de la directora polaca Agnieszka Holland que lleva al cine la historia real de Solomon Perel. Y aquí no es tópica la frase: la realidad supera a la ficción. Holland narra las vicisitudes, contradicciones y experiencias de un adolescente judío que trata de ser un superviviente en el horror de una guerra. Solomon Perel, adolescente judio, no sufrió el horror del holocausto, el exterminio sistématico de todo aquel odiado irracionalmente por la idelogía nazi y su sistema  o todo aquel que no colmulgara con el ideario nazi. ¿Por qué? Una serie de casualidades en las que instintivamente ocultó sus orígenes permitió que sobreviviera al horror.

Primero, estas casualidades o el destino, le llevó a un Orfanato ruso en la parte ocupada por éstos en Polonia. Y, posteriormente, tras convertirse en mascota y héroe de guerra junto a un grupo de soldados nazis, ingresó en las juventudes hitlerianas y en una de sus escuelas. Al final de la guerra, Solomon Perel fue capturado por una unidad militar estadounidense y pudo reencontrarse con su hermano mayor que sí sobrevivió a un campo de concentración. Los demás miembros de su familia habían muerto. Su hermano al escuchar su historia, como sale reflejado en la película, le aconseja que no cuente sus experiencias porque nadie podrá creerle. Sin embargo, Perel escribió una autobiografía narrando su historia y la directora Agnieszka la plasma, de manera inteligente y sentida, en pantalla de cine.

Uno de los aciertos de esta película es mostrarnos otra perspectiva de la persecución nazi. Nos habla de un superviviente judio adolescente y con fina ironía la directora va dejando ver las incoherencias y el odio irracional que genera el sistema nazi entre sus soldados y jóvenes hacia los judios. Especialmente, ilustrativa es la escena que muestra como Perel, bajo identidad falsa, ingresa en un colegio de elite de las juventudes hitlerianas y en una clase, un maestro les explica “científicamente” las diferencias entre la raza judía y la aria, la más pura. Ante todos pone como ejemplo a Perel, le mide, le mira los ojos y demás partes del cuerpo y concluye que es un “ejemplar ario” del que estar orgulloso. O también su historia de amor adolescente con Leni, una joven absolutamente entregada a las juventudes y absorbida por la ideología del Führer, que al no consumar su amor con Perel (éste no quiere tener relaciones sexuales por miedo a que Leni descubra que está circuncidado y le denuncie), se acuesta con otro compañero para dar un hijo al nazismo.

Pero la directora deja también ver las incoherencias ideológicas y cómo también “comen” el cerebro a los más jóvenes y a los demás ciudadanos el totalitarismo ruso representado por Stanli. Así Perel también en su estancia en el Orfanato ruso en zona polaca absorbe las enseñanzas stalinistas. La sutil ironía se deja ver para ambos totalitarismos. El adolescente Perel sufre ambas contradicciones además de continuamente sentirse como un traidor a su propio pueblo por ocultar siempre su identidad para sobrevivir. Él mismo vive la ceguera del pueblo alemán, justifica su comportamiento porque se aferra a las palabras que le dice un alto mando nazi, que lo que piensan hacer con los judíos es expulsarlos del territorio y llevarlos lejos como, por ejemplo, a Siberia. Y a pesar de ser testigo de escenas de muerte y fusilamientos (por eso él actúa instintivamente para salvar su vida) no quiere ver o saber de la existencia de los campos de exterminio nazi.

La directora cuenta en el reparto con un actor protagonista, joven y hermoso, que hace absolutamente creíble las peripecias de Perel. El actor Marco Hofschneider monopoliza y se adueña de la película. Con su bello rostro, una sonrisa que atrapa y una cara desnuda que muestra en todo momento sus miedos, contradicciones, el Perel adolescente logra siempre a lo largo de sus vivencias personas que le protegen y hacen que no se vuelva loco (un soldado culto y con tendencias homosexuales y la madre de Leni sabrán su secreto y ninguno de los dos le denuncia. En el orfanato ruso, una instructora stalinista le toma bajo protección. En el ejército alemán, los soldados le toman como mascota y además les es útil por sus conocimientos perfectos de alemán y ruso. En el colegio nazi es acogido como héroe de guerra y pronto se convierte en líder de sus jóvenes compañeros…). En el papel de Leni está una joven y fresca Julie Delpy porque la película era una coproducción alemana-austriaca y polaca.

Europa, Europa tuvo un frío recibimiento en Alemana pero no ocurrió así en su periplo en el resto del mundo. Holland emplea una narración cinematográfica clásica y correcta con un buen guión así como un intérprete muy bien elegido. De esta manera, el espectador queda atrapado desde el principio por la historia de Solomon Perel y se deja arrastrar por la fina ironía de la directora que cuenta una dura historia. Buen cine para guardar en los ojos y en la mente. Buen cine para conocer la Historia y para reflexionar…, para poder quedar atrapados en una interesante tertulia tras su visionado.

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