Flor de cactus (Cactus Flower, 1969) de Gene Saks

Flor de cactus te hace pasar una buena tarde de primavera. A tres días de mi cumpleaños, me apetecía disfrutar de nuevo de una comedia romántica, que además me permitiera centrarme en una época determinada en Hollywood que me interesa mucho: la de finales de los sesenta.

Una época de transición donde no solo se estaba dando el paso del Viejo al Nuevo Hollywood (tanto en el contenido como en la forma), sino que también las películas se estaban abriendo a temas que no se habían tocado (o no explícitamente), se estaba viviendo la inminente caída del código Hays y se estaba produciendo también un cambio generacional entre los actores y los directores. Además los años sesenta fueron también los de la revolución sexual, suponían también el final de la sociedad americana de los cincuenta, del sueño americano y del conservadurismo. Por otro lado, se estaban produciendo movimientos políticos, económicos, sociales y bélicos que iban mostrando el frágil equilibrio de esa guerra fría que dividía el mundo en dos bloques.

Durante esos años, no faltó tampoco la comedia romántica y Flor de cactus funcionó bastante bien, todo un éxito en taquilla. El texto de origen era una obra teatral francesa con el mismo título de Barrillet y Gredy, que había sido llevada a los escenarios de Broadway por Abe Burrows.

Esa flor de cactus a la que hace referencia el título es una planta que se encuentra en la mesa de Stephanie Dickinson (Ingrid Bergman), ayudante del dentista Julian Winston (Walter Matthau). Stephanie es una mujer trabajadora, madura y solitaria que ha establecido una rutina laboral y una fidelidad profesional hacia su jefe durante más de diez años. Los dos se han hecho a su manera el uno al otro, inconscientemente. En un principio ese cactus se mantiene vivo, pero con sus pinchos siempre alerta, aunque con el paso del tiempo deja salir una bella flor. No es sino la radiografía de Stephanie una mujer aparentemente distante y fría que deja escapar una personalidad atractiva, inteligente, sensual y cálida.

Una Ingrid Bergman con cincuenta y cuatro años que se desmelena en un moderno local de New York, y baila sin pudor ni miedo alguno al ridículo los distintos pasos que hacen que los cuerpos de los jóvenes de su alrededor vibren. Incluso no tiene reparo en inventar un nuevo movimiento. Lo maravilloso es que su vestuario elegante parece totalmente fuera de lugar y, sin embargo, no solo no desentona, sino que se muestra divertida, sexi y hermosa. Durante aquellos años, tras su vuelta a Hollywood después de su “exilio” europeo, Bergman estaba explotando su vena cómica que ya directores como Jean Renoir (Elena y los hombres) o Stanley Donen (Indiscreta) habían experimentado. Curiosamente, no fue el registro que más desarrolló, y es una pena porque mostraba un sentido del humor especial.

Flor de cactus muestra a hombres perdidos en sus identidades masculinas y modelos conservadores (el dentista, su casposo amigo actor o ese cliente latinoamericano con modales de otro siglo) y a jóvenes que experimentan en los tiempos nuevos, pero a la vez llenos de contradicciones y menos modernos de lo que aparentan. Al final la única que realmente es más coherente con ella misma, respetuosa con los demás y libre, la que más arriesga, es esa ayudante madura que se atreve a dar el paso y querer a ese dentista rancio con el que lleva años en su oficina. Además conoce todas sus miserias y todas sus virtudes de su futura pareja.  Logra establecer las nuevas reglas de una relación que puede que tenga un final feliz o por lo menos los dos empiezan desde la sinceridad y la confianza. No hay secretos entre ellos.

La película es una comedia de enredos que cuenta cómo el dentista Julian Winston es un soltero empedernido que siempre dice a sus conquistas que es un hombre casado con hijos. Sin embargo, esta vez sí que piensa que está enamorado de verdad de una joven, Toni Simmons (el debut de Goldie Hawn). Esta última intenta suicidarse cuando este suspende una de sus citas, pero lo evita su joven vecino, Igor. A partir de ese momento Julian le promete que se separará de su mujer, e insiste en que su esposa también quiere el divorcio, pero Toni quiere conocerla para no sentirse culpable de la ruptura del matrimonio. Atrapado en su propia mentira, el dentista pide ayuda a su ayudante,  Stephanie, para que se haga pasar por su esposa. El lío está servido.

En la dirección de Flor de cactus se encuentra Gene Saks que alternó sus triunfos en cine y en teatro. En cine estrenó varios éxitos durante los últimos años de los sesenta y principios de los setenta. Sobre todo funcionó su alianza con el dramaturgo Neil Simon tanto en los escenarios de Broadway como en las pantallas de cine (Descalzos en el parque, La extraña pareja, Last of the Red Hot Lovers o Recuerdos de Brighton). Y una de las pocas veces que se alejó de Simon fue en Flor de cactus con un guion de I.A.L. Diamond, el colaborador habitual durante aquellos años de Billy Wilder.

Flor de cactus no solo es interesante como comedia romántica de enredo, sino también un documento sociológico de ese New York de los años sesenta donde se asienta la revolución sexual o el movimiento hippy. La juventud trata de recorrer un nuevo camino de comportamientos políticos y sociales, descubre variados gustos musicales y culturales que chocan con los modelos de las generaciones anteriores y trata de encontrar su espacio. De este modo, los personajes viven sus aventuras en una tienda de discos, un local de moda o en la vivienda entre hippy y bohemia de Toni o su joven vecino escritor Igor (Rick Lenz). Y esa fusión entre el Viejo y Nuevo Hollywood se vive de manera gozosa entre el rostro fresco y pizpireto de Goldie Hawn y la serena y bella madurez de Ingrid Bergman.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

19 comentarios en “Flor de cactus (Cactus Flower, 1969) de Gene Saks

  1. Siempre me sorprendes mostrando peliculas
    encantadoras que desearía ver inmediatamente. Y esta que acabas de comentar, y yo de leer, es una de ellas.
    Es maravilloso el cine!!!!4

  2. Hola Hildy
    Hacía falta ser genio para acumular clichés y hacerlo digerible; hay que ser Matthau para hacer de un cúmulo de defectos un ser «adorable».
    Sabiendo lo que sabemos: en esa mirada Hawn-Bergman casi se adivina a Kate Hudson mirando a Isabella Rosellini ¡Y los Beatles debajo de sus paraguas!
    Gracias por seguir eligiendo flores entre tanto cactus. Un saludo, Manuel.

  3. Querida Mariarosa, ¡lo bien que te lo ibas a pasar con esta peli!
    La verdad es que es un largometraje que siempre veo con agrado.

    Beso
    Hildy

  4. ¡¡¡Hubiese sido un remake precioso con las hijas: Hudson-Rossellini!!!, querido Manuel. Pero no, y te diré que ya hicieron remake con Adam Sandler y Jennifer Aniston.
    Efectivamente Matthau es experto en hacer individuos con miles de defectos que encima te terminan cayendo bien. Hay otra comedia joyita con él de prota, de personaje indeseable, que se llama Corazón verde, de la directora Elaine May.

    Beso
    Hildy

  5. HOla Hildy..supongo que has visto algo de Kelly Reichardt..yo vi el otro día «Wendy y Lucy», que me conmovió. Creo que estrenan en breve en nuestra plataforma «First Cow», dicen que una obra maestra. Estoy leyendo «El cine después de Auschwitz» de Jaime Pena, en cátedra, muy recomendable..cuídate…

  6. Querido Antonio, es una realizadora que me interesa mucho. Wendy y Lucy me gustó un montón (las películas con perro protagonista suelen emocionarme…) y la conocí por Meek’s Cutoff, un western con una mirada muy especial. Me apetece mucho First cow.

    Sí, el libro de Jaime Pena tiene muy buen pinta, qué bueno que te esté gustando. Yo probablemente el próximo mes os sorprenderé con una reseña de un libro de ficción sobre cine que merece la pena, ya verás.

    Beso
    Hildy

  7. No me acordaba de dónde me sonaba Gene Saks hasta que nombraste «Recuerdos de Brighton», querida Hildy. Y es que esa película es un clásico en mi casa y permanentemente mis padres y yo estamos citando sus frases. De esta película solo he visto un clip de Ingrid Bergman bailando en un club nocturno o algo así y me tienta descubrir el resto, a partir de tu texto. Sobre todo sabiendo que es la original de una película que no me gustó pero nada de nada, quiero darle la oportunidad. Y habiendo empezado recientemente a apreciar «Indiscreta» (que me tomó su buen tiempo, y es que hay gente que para mí es en blanco y negro; Bergman y Grant son dos de esos y me costó mucho aceptarlos en colores), quiero descubrir más comedias de Ingrid Bergman.
    Es verdad lo que apuntan Manuel y vos, ¡qué pares de madres e hijas parecidas! No puedo ver a ninguna de estas dos hijas de cine sin pensar en sus respectivas madres.
    Te mando un beso enorme, Bet.-

  8. Queridísima Bet, «Flor de cactus» es de esas comedias románticas que te dejan una buena sonrisa. Me encanta eso que dices de que «hay gente que para mí es en blanco y negro». Ingrid Bergman está genial en esta película de los sesenta… y ella siendo la Bergman en el mundo del flower power, siendo totalmente auténtica… Sí, Isabella y Kate recuerdan físicamente un montón a sus madres. Bergman en color y en comedia es maravillosa bajo la batuta de Renoir en Elena y los hombres.
    ¡¡¡Recuerdos en Brighton es una de las películas en mi lista de pendientes!!! He visto fragmentos de ella y me apetece muchísimo. Y ahora más sabiendo que es uno de los clásicos de tu casa.

    Beso
    hildy

  9. ¡Qué delicia de comedia, Hildy! No la conocía y la he disfrutado mucho.

    Sigue descubriéndome tesoros. Gracias

  10. ¡Feliz cumpleaños queridísima Hildy! En tu honor hoy voy a ver esta comedia, de la que me hice hoy mismo. Te mando un abrazo enorme y mis mejores por un año más rodeada de los tuyos, de tus lectores que no nos perdemos palabra y, sobre todo, de mucho cine.-
    Besos, Bet.-

  11. Queridísima Marga, cómo me alegro que hayas disfrutado de «Flor de cactus». La verdad es que se disfruta y siempre te deja con una sonrisa. Me he puesto muy contenta con tus palabras.

    Beso
    Hildy

  12. Cuánta emoción me ha causado tu felicitación mi querida Bet. Ojalá, de verdad, que Flor de cactus te haga disfrutar de una buena tarde y te saque una sonrisa.
    Mil gracias por ese bonito feliz cumpleaños
    Beso
    Hildy

  13. ¡Muchísimas felicidades, mi querida Hildy! Aunque me temo que con un poco de retraso…

    Me divertí mucho con Ingrid Bergman la primera vez que vi esta película. Por lo chocante del papel en el conjunto de su filmografía y porque, realmente, está muy divertida. Eso compensó la presencia de Goldie Hawn, a la que nunca he soportado y a la que no sé exactamente por qué se la considera cómica. Las siguientes veces que la he visto me ha ido interesando menos, pero la Bergman siempre me hace reír.

    Espero que disfrutaras mucho de tu día.

    Besos

  14. Mil Gracias, mi querido Alfredo, siempre cuando cumplo años digo: UN AÑO MÁS.
    Sí, es una delicia ver a la Bergman haciéndonos reír. A mí me encanta la fusión entre el viejo y el nuevo Hollywood en los rostros de Bergman y Hawn. A mí me deja buen sabor de boca.

    Beso
    Hildy

  15. Vi hace unos meses “Flor de cactus”. Poco antes había visto otra película de Gene Saks “Descalzos por el parque”, que nunca había podido ver entera. Realmente Saks, antes actor que director, tiene una trilogía dorada de comedias a finales de los 60 “Descalzos por el parque” (1967), “La extraña pareja” (1968) y “Flor de cactus” (1969), muy representativas de su tiempo, tanto, como tú muy bien aludes, por mostrar los cambios sociales que se dieron a finales de la década, como por la combinación de clasicismo y el relevo cinematográfico que supondría el “nuevo Hollywood”.
    Tengo lejana en la memoria “La extraña pareja” que fue una de esas películas que “me boicotearon” enviándome a la cama, pero las otras dos las tengo frescas y recientes y me han gustado mucho. “Descalzos por el parque” es una comedia romántica encantadora, donde la mezcla entre los jóvenes Redford y Fonda y los clásicos Boyer (¡cómo no le dieron el Oscar a mejor secundario!) y Mildred Natwick, funciona maravillosamente, así como la química irresistible entre Fonda y Redford, una pareja perfecta de la época.

  16. “Flor de cactus”, pese a su origen teatral, sirve como perfecta cápsula del tiempo. El vestuario, la música, los locales, las actitudes (Esa Goldie Hawn. Chica moderna y supuestamente “liberada” y a la vez tremendamente ingenua, casi hippie) todo es un retrato perfecto de ese momento histórico de finales de los 60. Pero es la relación entre intérpretes de épocas diferentes y personajes de generaciones distintas, lo que le da el toque especial y un tono muy divertido, por los contrastes y equívocos, pero también agridulce, que la hacen muy especial.
    Luminosa y elegante Ingrid Bergman, encantadora y graciosa Goldie Hawn y un Walter Matthau que se metía en el bolsillo al espectador pese a interpretar a personajes que tenían comportamientos viles (no sé si con nuestros tiempos políticamente correctos y “Me too” el personaje de Matthau podría tener un final tan feliz…A mí su sinvergonzonería irónica me hace siempre mucha gracia) y rompo una lanza por Rick Lenz. Me recuerda a un joven James Stewart, ¿Por qué no tendría una carrera más importante? Una lástima
    Para acabar, muy bonita la metáfora de la rosa en el cactus (que son mis plantas preferidas). Nunca es tarde para florecer.
    Lilapop

  17. Ayyyy, querida Lilapop, que no te había contestado a este comentario. ¡Mil disculpas! A mí también me gusta mucho Descalzos en el parque. Es una peli que siempre vuelvo a ella con agrado.
    La pareja de Boyer y Natwick Están estupendos. ¿Sabes en cuál otra comedia la pareja secundaria de mayores están también en su salsa? Henry Fonda y Lauren Bacall en La pícara soltera de Richard Quine.
    Beso
    Hildy

  18. Me encanta «La pícara soltera» ( castizo y suavizado título para «Sex and the single girl») Fonda y Bacall están graciosísimos.
    Lilapop

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