Cuando el filósofo y sociólogo Edgar Morin escribió en 1957 su ensayo Las estrellas del cine, Marilyn Monroe era una estrella rutilante y entraba perfectamente en su análisis. De hecho, la nombra varias veces. Sin duda, ella hubiese sido uno de los capítulos centrales si lo hubiese armado después de su muerte. Al igual que James Dean, que había fallecido en 1955, tenía capítulo propio; ella hubiese tenido el suyo. No obstante, ya dejaba reflexiones de interés para entender el fenómeno Monroe. Su presencia continúa hoy, actual, tanto que es posible que pronto se estrene una película de la que ya se ha hablado bastante sin todavía haberse visto una sola secuencia, tan solo los fotogramas del making off (hubo ya noticias del proyecto en el año 2010): Blonde, de Andrew Dominik. Una adaptación de la novela de Joyce Carol Oates alrededor de Marilyn Monroe.
Morin explicaba que “la estrella es una mercancía total: no hay un centímetro de su cuerpo ni una fibra de su alma ni un recuerdo de su vida que no pueda arrojarse al mercado”. Y añadía: “la estrella es también como esos productos manufacturados a los cuales el capitalismo, ya industrial, asegura su multiplicación en gran escala. Después de las materias primas y las mercancías de consumo material, las técnicas industriales debían apoderarse de los sueños y el corazón humano: la gran prensa, la radio, el cine nos revelan desde entonces la prodigiosa rentabilidad del sueño, materia prima libre y plástica como el viento, a la que basta formar y estandarizar para que responda a los arquetipos fundamentales de lo imaginario. El standard tenía que encontrarse un día con el arquetipo. Los dioses tenían que ser fabricados un día. Los mitos tenían que convertirse en mercancía. El espíritu humano tenía que entrar en el circuito de la producción industrial, no ya solo como ingeniero, sino como consumidor y como consumido”.
La tragedia de Marilyn es que hubo un momento que quiso salir de la rueda del star system que la había lanzado, porque deseaba dejar de ser estrella y convertirse en una actriz. Sin embargo, no pudo huir de la maquinaria industrial ni después de su muerte. De hecho, Marilyn Monroe continua siendo estrella rentable.
Y uno de los fenómenos más curiosos es que tampoco se ha dejado de escribir sobre ella o de analizar cada segundo de su vida. Siempre surgen nuevos seguidores. Sí, se ha convertido en icono cultural, y se vierten a su alrededor un montón de reflexiones, análisis, opiniones y críticas que o sirven para entender mejor diferentes aspectos de la historia del cine o que inventan más chismes o hacen más daño alrededor del mito. Al final unos tratan de responder o encontrar la esencia de Monroe o de hallar a esa Norma Jean vulnerable que se rompió u otros aprovechan el filón de la gallina de los huevos de oro. Es como si Marilyn pusiese su rostro y su cuerpo, sin nada dentro, y todos los bolígrafos y teclados produjeran diferentes almas.
Existe un pequeño libro valioso e interesante que fue editado por Joaquín Jordá y José Luis Guarner en 1971, Marilyn revisitada (Compactos Anagrama, 2005), con diversos textos de distinta índole sobre Marilyn, un diccionario con declaraciones de la actriz y un mix con palabras de personas que alguna vez se pronunciaron sobre ella. El libro se abre con un artículo de Alvah Bessie donde transcribe varias frases de Marilyn durante su última entrevista publicada en Life, poco antes de suicidarse: “Yo no me considero una mercancía, pero estoy segura de que hay cantidad de personas que no me consideran otra cosa”.
Sobre Marilyn Monroe se han vertido un montón de estudios, novelas, ensayos de toda índole e ideología. Sobre ella han escrito muchos hombres, y menos mujeres (cada vez más). Su imagen ha sobrevolado su filmografía. Pero es en sus películas donde se averigua mucho de esa esencia que hizo de Monroe algo especial. Pues en realidad la fábrica quiso ocultar a Norma Jean, pero al final ella siempre estuvo ahí. Sí, creo que logró rebelarse contra esa estrella que quisieron crear y modelar. Es decir, pudo dejar su firma especial que trasciende a la estrella. Y eso no puede ser doblegado ni dominado, se eleva por encima de la mercancía, y es también lo que la hace perdurar, y lo que permite que se sigan creando buenas obras alrededor de ella (pinturas, películas, poemas, canciones, ilustraciones…).
Creo que Marilyn fue más Norma Jean que nunca en una película del pesimista Fritz Lang, Encuentro en la noche (Clash by Night, 1952). Él supo ver a la muchacha divertida, espontánea, sensual y libre, con una vulnerabilidad a flor de piel. Y supo reflejar cómo se comportarían algunos hombres a su alrededor: como auténticos depredadores, convirtiéndola solo en objeto de deseo, o hombres protectores-salvadores, pero transformándola en posesión encarcelada. Pero también Lang pudo constatar que algo hacía que Norma Jean revoloteara por los fotogramas sin que nadie lograra finalmente atraparla.
Luego, Marilyn intentó huir de los estudios, formarse más como actriz y crear su propia productora. Ni corta ni perezosa se fue a trabajar a Gran Bretaña con Laurence Olivier. La película en cuestión fue El príncipe y la corista (The prince and the showgirl, 1957), una adaptación de una obra de Terence Rattigan. Laurence Olivier dirigió una película acartonada, antigua, encorsetada, incluso se puede sentir la incomodidad de su príncipe, en un mundo de mucha pompa y elegancia decadente. No está cómodo, y es algo que al final no le viene mal a su estirado y antipático personaje, pues revela que tiene encarcelado en su interior una personalidad desconocida que trata de salir a flote. No lo pasó bien Olivier durante el rodaje, y además le desconcertó totalmente su paterneire femenina, su forma de trabajar y de comportarse. Él mismo confesó que “mi odio hacia ella es una de las emociones más fuertes que he sentido”. Sin embargo, cuando vio el resultado final de la película, descubrió lo que perdura, lo que sentimos ahora cuando la vemos: la cualidad mágica que la hacia diferente. Esa Norma Jean revelada que nacía del interior de la estrella y la convertía en un personaje espontáneo y libre, pero con una vulnerabilidad triste en la mirada. Lo que perdura es su corista que convierte la película en una experiencia deliciosa. En un mundo acartonado, un personaje auténtico.
Y, por último, en un western rodeada de hombres de toda índole (el depredador amargado y dañino, el roto y sensible como ella y el protector-salvador, desencantado), Norma Jean vence a la estrella Marilyn Monroe. Escribió el guion Arthur Miller, su último marido, y se rodó en un momento de ruptura. Pero fue Marilyn quien regala a Roslyn, su personaje, todo lo que Norma Jean deseaba gritar. Vidas rebeldes (The Misfits, 1961), de John Huston, es una oda triste. No obstante, Roslyn consigue un aparente final feliz. Allí, en esa película, descubrimos tal vez el secreto de una estrella trágica. Como dije ya en un post donde analizaba esta película, hay una secuencia que la define completamente. Vestida de negro, en una casa apartada, absolutamente borracha y bailando. Gay (Clark Gable) le dice que no ha visto jamás una mujer tan triste. Y ella sonríe y contesta que nunca nadie le ha dicho nada así, que todo el mundo la ve muy divertida. Sale a la luz de la noche. Danza en soledad, bebida, y termina abrazada a un árbol. Es Norma Jean que deja a un lado a Monroe.
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Cuánto te he echado de menos Hildy, hacía días que no nos regalabas tus maravillosos comentarios. Me lo voy a leer y así pasar un rato precioso con la gran Martín
La gran Marylin quería decir
Yo también te echaba mucho de menos. Pero aquí estamos de nuevo escribiendo con alegría. Me apetecía volver a reflexionar sobre Marilyn Monroe y en qué consiste su mitología.
Beso
Hildy
Hola Hildy (estrellitas de alegría al leerte)
No sólo no se ha dejado de escribir sobre ella sino que no hemos dejado de «verla» prácticamente en ninguna temporada. De los millones de estrellas del firmamento voy a escoger, con tu permiso, dos Michelles; por un lado Williams que, sorpresivamente, nos presentó el rodaje que comentas de «The Prince and the Showgirl» y, en el otro lado del cuadrilátero, Pfeiffer representando a una «americana media» influenciada por Monroe en «Love Fields».
Si, según decían, era una estrella errante no creo que nadie pueda discutir que tiene una cola muuuuuy larga.
Un saludo, Manuel.
Exacto, queridísimo Manuel, son muchas las actrices que se han puesto en la piel de Marilyn como ella misma o imitadoras. Fíjate, que con los dos títulos que aportas (tengo especial cariño al de la Williams) y otras memorables Marilyns de ficción se podría montar un interesante ciclo de cine, añadiendo los infinitos documentales, algunos muy buenos.
Beso enorme
Hildy
hi..
Hildy, Marilyn como actriz nunca me fascinó, aunque sí en «The misfits», tras rodar la cual, si no recuerdo mal, murieron los tres, o quizá ella y Gable y Monty algo después. No he leído «Blonde» de Carol Oates pero la tengo pendiente, pues «Mamá», la única suya que léi, me gustó mucho…buena semana santa de pelis y libros..y algo de Mozart o Bach, también…
Querido Antonio, a mí Joyce Carol Oates me encanta y «Blonde» es una buena reconstrucción de una mujer herida. Creo que merece la pena.
Vidas rebeldes tiene momentos hermosísimos y es bastante amarga. Marilyn construye un buen personaje. Y efectivamente fue la última de Gable, la última completa de Monroe y una de las últimas de Clift.
Yo a Marilyn la tengo cariño, de pequeña tenía como valiosa posesión una cinta con sus canciones más famosas, que escuché muchas veces. Hay varias películas de Monroe que me gustan, por ejemplo, Bus stop, Niagara o Con faldas y a lo loco.
Beso
Hildy
Lo mejor que podían hacer con Marilyn, mi querida Hildy, es dejarla tranquila. Al final, tanta «revisitación», tanta «reinterpretación» y tanta «relectura» no hacen sino afirmar lo que dicen negar, es decir, mantenerla como valor de mercado. Marilyn es una creación de los estudios, como tantas, y una víctima de los estudios, como la mayoría, y sobre todo un mito muy rentable, del que a día de hoy se sigue haciendo negocio repleto de medias verdades y de mentiras completas que solo ella estaría en disposición de resolver. En ese sentido, el testimonio más sincero, más de lo que de ella se pueda adivinar en algunas (muy pocas) de sus películas, es el de ella misma en sus escritos y «poemas». Ahí hay un persona. Lo demás me parece una fachada que hoy sigue siendo objeto de mercadotecnia, y lo que es peor, revestida de «seriedad», «sensibilidad» y «reivindicación», que hoy no son más que nuevas etiquetas para vender lo mismo de otra forma.
Besos
Efectivamente, eso es lo que decía Morin de las estrellas, que tenían un valor en el mercado, que eran mercancía. Y Marilyn sigue siéndolo después de tantos años. Yo reconozco que me interesa analizar todo lo que ha surgido alrededor de Marilyn, y me resultaba interesante lo que hay de ella en sus películas. Y apuntas muy bien, también se puede vislumbrar en sus declaraciones y en los escritos que dejó.
Beso
Hildy
Querida Hildy, en general pienso como tú y como 39escalones. Tengo de ella la sensación de que es un producto gastado, recurrente y cansino, y que quien ella fuera realmente no es posible ya saberlo. Lo que ocurre es que, la verdad, tengo que confesarte que tampoco me importa tanto. La huella que ha dejado en la humanidad y en la historia del cine, como icono y como producto, a mí me parece casi inmerecida, exagerada. Y ojo que Vidas Rebeldes la tengo en el mausoleo.
Por otra parte no sé por qué me pasa, pero tengo que reconocer que cuando leo sobre actores «difíciles» y poco serios en su trabajo me ocurre que tiendo a cogerles un poco de tirria y me dejan de interesar como personas. Con Monroe es simplemente un pensamiento y luego sus pelis y a ella las veo con agrado, pero por ejemplo Marlon Brando es que me cae gordo de narices, hasta el punto de que algunas de sus películas simplemente no me apetece verlas porque sale él, por buen intérprete que fuera. Hace unos meses me puso Rebelión a bordo y acabé de mal humor y todo. Vamos que luego para compensar me puse la versión de 1935 y me deshacía de gustito con Clark Gable por ahí dando saltos y sonriendo. Un millón de veces lo prefiero, aunque sea anatema.
Esto de hablar de cine, y sobre todo de las estrellas, es complejo… Perseguimos rastros totalmente artificiales para llegar al interior de personas que seguramente fueran ególatras y ramplonas porque nos empeñamos en que ellos fueron el aura que destilan sus películas y la promoción correspondiente. Y no.
Un besazo, qué bien que estás de vuelta.
Ayyyyy, querido Manuel, ¿sabes que una de las películas de mi vida es de Marlon Brando? Jajaja, créetelo: amo La ley del silencio de Elia Kazan. Y también tengo bastante cariño a sus memorias, «Las canciones que mi madre me enseñó».
Hablando de Rebeliones a bordo, yo estoy a la espera de ver otra de sus versiones con otro actor difícil: Mel Gibson.
En cuanto a Marilyn, siempre me ha llamado la atención. Es una actriz que fue muy fotografiada y hay muchas imágenes de ella que son en sí buenos retratos. Por otra parte, tengo debilidad por Arthur Miller y escribió una obra maravillosa con un personaje, Maggie, que era un retrato triste de Marilyn. La obra es Después de la caída.
Y no niego que hay varias películas de su filmografía que me gustan. Creo que tenía una vis cómica especial, pero también era una buena trágica.
Beso
Hildy
Hola Hildy!
Estupendo y muy interesante el texto. Esa una figura que ha ido creciendo con los años y desde luego trasciende mas allá de la pantalla.
Que tengas un feliz puente, besos;)
Querido, querido Fran, sí, yo tengo un cariño especial por Marilyn y todo lo que la rodea.
Hay muchas facetas de ella y alrededor de ella que me gustan.
Y sobre todo protagonizó películas para mí inolvidables como Con faldas y a lo loca, La jungla de asfalto, Niagara, Bus Stop, Vidas rebeldes…
Beso
Hildy
Marilyn era un juguete roto. Todos querían un trozo de ella y la acabaron destrozando. Cayó en manos de hombres sin escrúpulos que solo la querían por una cosa. Todos y cada uno de ellos (quizás solo se salvaría Arthur Miller, que tenía un poco más de categoría, pero, tampoco creo que la respetara demasiado, a lo mejor sentía más deseo y compasión por ella que verdadero amor). Pocas vidas como la suya pueden ser más ejemplificadores del poder destructor de Hollywood y de la fama mal gestionada.
Besos.
Sí, Deckar, creo que efectivamente ella se ha convertido en símbolo y, por eso, en inspiración de múltiples tipos de arte para mostrar lo que significa ser un juguete roto y para reflejar el poder destructor o la cara oscura de Hollywood.
El mismo Arthur Miller reconoció que fue un desastre como pareja. Creo que le pasó un poco lo que a muchos los que pululaban a su alrededor: pensaban que se ponían al lado de una diosa sensual y no querían saber nada de la mujer de herida de carne y hueso, de Norma Jean. En cierto sentido a Marilyn le pasaba lo mismo que la famosa frase que dijo Rita Hayworth: «Todos los hombres que conozco se acuestan con Gilda, pero se levantan conmigo». Todos creían que conquistaban a Marilyn, pero luego era Norma Jean la que estaba a su lado.
Beso
Hildy
Con Rita Hayworth pasaba algo parecido. Todos querían el cuerpo pero nadie a la persona. Incluso Orson Welles, que al final se vio obligado a conocerla bien porque tenía con ella una hija en común, dijo que ella aparentaba ser una diosa inabordable del sexo pero que su única ambición y anhelo eran convertirse en una ama de casa para llevar una tranquila vida hogareña. Paradojas del éxito. Que te esclaviza alejándote de tus verdaderos intereses y deseos.
Besos.
Creo que siempre se vuelve a Marilyn porque aparte de ser el paradigma de la estrella de cine, es un personaje trágico. Pero una tragedia del siglo XX, un ser convertido en un objeto de consumo, eternamente reproducido,
como las litografías que sobre ella hizo Warhol. Me pareció muy interesante para conocerla un poco más el documental “Últimas sesiones con Marilyn”, que desvela las sesiones con su psicoanalista.
Sobre las películas que mencionas. A mi me gusta “El príncipe y la corista”. Sin duda es una película fuera de su tiempo, pero puede que en parte ahí radique su belleza decadente, de flor a punto de marchitarse. Marilyn está maravillosa. Una película fallida seguramente, otro bello fracaso.
“Encuentro en la noche” nos muestra a una Marilyn alejada del glamour ( esos pantalones tejanos) rebelde, proletaria y llena de vida. La película es intensa e interesante, pero se resiente de lo mismo que otros films de los cincuenta que son adaptaciones de originales literarios o teatrales atrevidos o polémicos para la época: el atrevimiento llega hasta cierto punto y acaba siendo neutralizado por un impuesto final feliz, metido con calzador y muchas veces incoherente o directamente increíble. Aquí se nota el esfuerzo por hacerlo verisímil, pero aun así resulta forzado. Tampoco entiendo mucho el discursito final que le endosa el novio interpretado por Keith Andes al personaje de Marilyn en su última escena juntos, pese a la entereza con la que el muy guapo actor defiende el texto incompresible.
“Vidas rebeldes” o mejor “The misfits” “Los inadaptados” es una de mis imprescindibles. Personajes, espacios (ese desierto esencial) y diálogos (que se han de escuchar en versión original, y no valen los subtítulos que son meras transcripciones del doblaje) absolutamente inolvidables. Una película inagotable a la que se puede volver una y otra vez y siempre te deja sobrecogida y a la vez esperanzada.
Volviendo a Marilyn o a Norma Jean, quizá sea una tontería, pero siempre he tenido la impresión que una de sus muchas carencias era su falta de amigas, amigas mujeres.Una triste falta de vínculos femeninos importantes, empezando por el de su propia madre. Recoge esa tesis (y más cosas) una obra de Carles Batlle, que se estrenó en el TNC este otoño. “Monroe-Lamarr”, sobre un hipotético encuentro entre las dos estrellas. No sé si llegará a Madrid, porque las relaciones teatrales ( y las otras…) entre Barcelona y Madrid no están en su mejor momento, pero me pareció una obra interesantísima y un encuentro que evidencia lo complejo de sus personalidades y lo profundo de sus frustraciones. Y como una podría ser espejo- reflejo, de la otra.
Te paso una crítica. https://www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/20201127/critica-teatro-monroe-lamarr–manuel-perez-munoz-8224549
Por si alguna vez llega a Madrid, no te la pierdas.
Un abrazo Hildy y espero que disfrutes de la Semana Santa.
Lilapop
Queridísima Lilapop, me parece superapetecible esa obra de teatro que me recomiendas, “Monroe-Lamarr”, de Carles Batlle. Ojalá tuviese oportunidad de verla o leerla. Mil gracias por hablarme de ella.
Sí, totalmente de acuerdo con que Marilyn está maravillosa en El príncipe y la corista. «Encuentro en la noche» es de esas películas extrañas, que envuelven por su atmósfera, a pesar de sus contradicciones internas. Marilyn me parece que está radiante, más Norma Jean que nunca. Y como dices es una película intensa e interesante, aunque es cierto que no es redonda. Adoro The misfits…
Beso enorme y disfruta también de estos días
Hildy
Querida Hildy,
como siempre gocé con tu valioso análisis de esta cinta que ví en mi lejana adolescencia y que no he vuelto a ver pero no olvido por las actuaciones de D.D. y Cagney (aunque el final lo tenía en la nebulosa de la memoria)
Como surgió un paralelo entre Doris Day y Ginger Rogers, nada mejor que recomendar una cinta en que las ví actuar juntas, sin canto ni baile y sí con mucha tensión y drama.
Se trata de AVISO DE TORMENTA(en Chile se dió como»¿Acusaría Ud?»)del lejano 1951 y que aparte de tener a las dos estrellas como hermanas tiene una apasionante trama sobre el poder del Ku Klux Klan en un pueblo del sur de EEUU y como detalle adicional tiene a Ronald Reagan como fiscal de distrito, 30 años antes de ser Presidente
Besos,IVÁN
Sí,¡»Aviso de tormenta» es una rareza y una película superinteresante! Efectivamente están tanto Doris Day como Ginger Rogers juntas. Qué bueno, querido Iván, que la hayas recordado.
En el caso de «Quiéreme o déjame», ¡qué huella dejan algunas películas de la adolescencia, ¿verdad?!
Beso enorme
Hildy