La casa Emak Bakia (Emak Bakia Baita, 2012) de Oskar Alegria

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A veces topas con obras cinematográficas que te sorprenden y emocionan por partes iguales. Así ocurre con La casa Emak Bakia que te lleva hacia un viaje fascinante donde el azar y las casualidades construyen un camino creativo libre lleno de historias increíbles que rozan la magia y recorren una memoria especial donde se recuperan palabras, recuerdos y lugares.

La ópera prima de Oskar Alegria es gozosa porque el espectador se embarca en un itinerario extraño pero rico en sensaciones, emociones y sorpresas. Todo parte de una investigación concreta: en 1926 el artista dadaísta y surrealista Man Ray realizó un cine-poema (que es una gozada verlo, cine experimental puro) con el título Emak Bakia.

Emak Bakia es una expresión en euskera que quiere decir: “Déjame en paz”. El realizador empieza a indagar el origen de dicho título. La pista inicial es que el cine-poema se rodó cerca de la costa de Biarritz. Man Ray veraneaba allí. Así que Alegria parte de dos teorías: la expresión la encontró el artista en un epitafio de un cementerio cercano o daba nombre a una de las casas de la zona.

A partir de estas premisas empieza una ruta donde la lógica no tiene sitio (donde los límites no existen y el horizonte puede invertirse… y el mar ser cielo y la tierra mar) y sí el detalle fugaz, el azar o la casualidad. Así el realizador nos hace testigos de un viaje artístico que crea un mapa singular donde a través de descubrimientos e itinerarios donde lo que prima es la libertad nos conduce a la resolución de un misterio (pasando antes por varios misterios más).

Y ante nuestros ojos Oskar Alegria crea un docu-poema lleno de posibilidades de la mano del legado artístico de Man Ray (sobre todo de su cine-poema Emak Bakia). Así en un cementerio la primera pista la dará una lápida de un payaso. Después los nombres en euskera de un conjunto de casas, al azar, formarán un poema. Así el asombro del espectador cada vez es mayor pues escuchará la canción de las palabras perdidas (o la memoria) o una filosofía de vida que encierra Emak Bakia a través de dos creadores vascos. Viajará hasta Italia donde Emak Bakia da nombre a una tienda de ropa vitange y refleja la filosofía de vida de su dueño. Se asombrará ante un casting de párpados que cuando se abren aletean como mariposas. Asistirá al cortejo de un guante y una servilleta. Buscará el significado de una frase escrita en el reverso de una postal. Será testigo de la pesadilla de los cerdos. Bailará de contento ante los descubrimientos inesperados y brindará con el mismo Man Ray. Acudirá a su tumba donde su rostro llorará. Atrapará los sonidos para componer una banda sonora. Se mostrará fascinado por la vuelta al pasado de una princesa rumana que colecciona sellos de elefantes y escribe tesis sobre el olfato de las hormigas… y quizá se dé cuenta de que la muerte puede ser vencida si uno se asoma a una ventana para contar pájaros o si recupera aquellas palabras que se perdieron…

Emak Bakia… estoy creando. Soy libre.

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