Momento inolvidable de Roma, ciudad abierta

Roberto Rossellini, 1945, neorrealismo italiano y… Anna Magnani, gigantesca y trágica. Ahí continúa esa Roma, de venas abiertas, de ese pueblo que resiste los golpes de la ocupación nazi, ese pueblo que se reconstruye y se levanta día a día, que lucha contra el que oprime. Esa ciudad que se cae en pedazos por una guerra cruenta donde las gentes sencillas sobreviven cada uno como puede.

Da igual, es escena mil veces repetida pero a mí me sigue helando las venas. Esa mujer fuerte, esa Pina enamorada, que sueña con ser feliz, con casarse de nuevo con su tipógrafo, hombre comprometido con la resistencia. Mujer valiente que no calla, mujer con cara única, la Magnani, gigante. Mujer enamorada que ve cómo se llevan en camión al hombre que ama, que ve el futuro que se le depara. Y protesta y grita y corre detrás del amado…, en carrera desesperada que sólo frena una ráfaga de metralla que la deja tirada en el suelo. Desolador. Sólo así logran callarla.

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