Propongo un viaje especial este 14 de febrero

Hagamos una concesión al día de los enamorados. Y realicemos un pequeño viaje alrededor de parejas de cine de todos los tiempos. ¿Pisaremos realidad o leyenda? Da igual. Viajen.

A Audrey Hepburn se le ilumina la cara cuando un Mel Ferrer apuesto la saca a bailar. Ninguno piensa en el fracaso.

Marilyn Monroe, por un momento, no se siente mujer objeto y sí amada por el dramaturgo Arthur Miller y durante un tiempo breve tienen la ilusión de una historia verdadera, sin corazones rotos.

La bella y pija Sissi con cara de Romy Schneider cae en brazos del chulo chico de la calle parisino…, tan bello. Y Alain Delon y Romy pasean su belleza y rebeldía con descaro. Por unos años, se encerraron en su historia particular. Después, siempre fueron buenos amigos.

Nicholas Ray se encontró con la dama de cine negro, Gloria Grahame y quizá desayunaron una y otra vez en la intimidad de la cocina, mirándose a los ojos, en un lugar solitario.

Al atormentado Monty Clift no le dejaron vivir tranquilo sus historias de amor. El hermoso galán quizá tuvo que esconderse en la estación Termini para dar besos de enamorado a los hombres que amó.

Giuleta Massina fue la Charlot particular del gigante Fellini. El hombre niño siempre volvía a los brazos de una Massina que actuaba celosa.

Truffaut estaba enamorado del cine y las mujeres. Por eso, le recordamos en sala de cine, quizá, viendo La Quimera de Oro y con una dama a su lado. Él sigue siendo el eterno enamorado.

El buscavidas de Paul Newman, el del rostro griego y ojos azules, sólo le hizo falta encontrarse en su camino a la rubia Joanne Woodward. Aún caminan juntos.

Charles Boyer no soportó levantarse y que ella no estuviera a su lado. Lo tuvo claro. La siguió.

Carole Lombard y Clark Gable ríen ahora juntos todo lo que no pudieron en vida.

Lo de Liz Taylor tiene miga. Sin embargo, con el único que repitió fue con el británico de voz grave, Richard Burton. Pobre George, Pobre Martha…, triste, triste, triste…, fueron los que mejor cantaron ¿Quién teme a Virginia Woolf?

A Meryl Streep se le quedó la cara lánguida, triste y bella cuando perdió a un John Cazale que era grande.

El italiano mediterráneo, dejémonos llevar por los tópicos, Marcelo Mastronianni pudo abrir puertas de hielo en el corazón del rostro siempre frío pero bello de la francesa Deneuve.

Y seguimos con la sangre italiana, quizá, a Pier Angeli nunca se le olvidó el sonido de una moto, la del rebelde Dean. Nunca supieron lo que pudieron vivir juntos.

Al cómico por excelencia, Cary Grant, se le cayeron los anillos y quedó prendado de una exuberante Sofia Loren. Ese momento seguro que no lo recordó divertido.

Una Sara Montiel perdida en Hollywood encontró dicen a un amante fogoso con cara de Gary Cooper y a su primer marido, claro, tenía que ser un director que mostró su mirada en cine negro y western, Anthony Mann.

El Tarzán, de siempre, el de blanco y negro, Johnny Weismuller vivió un romance de los tórridos, de los de ni contigo ni sin ti, con la mexicana Lupe Vélez.

Un joven Warren Beatty, cuando era el soltero de oro, suspiró por el amor no correspondido de la británica Julie Christie, que nunca se sintió estrella. O quizá no quiso. Y dejó a un Beatty, de los setenta, en una montaña, viéndola marchar para siempre…

Y, el viaje es interminable por una cadena de corazones rotos…, o no.