Diccionario cinematográfico (49)

 

Televisor:  caja cuadrada que reproduce imágenes de toda índole. Puede ser un símbolo de soledad y  frustración que refleja la mirada triste de una viuda que ha dejado pasar una segunda oportunidad (Sólo el cielo lo sabe). También, puede ser una caja que transmite malas noticias y trunca toda una historia de amor, la visión de unas botas de un reportero honesto puede dar noticia de su triste paradero (Íntimo y personal). La fama por las imágenes de gloria que transmite un televisor puede trastornar a una bella dama en psicópata hasta los límites del absurdo y la muerte (Todo por un sueño). Los concursos televisivos pueden subir a la gloria a un sujeto y luego hacerle caer en el olvido, también puede hacer de un niño prodigio un desgraciado explotado por unos padres sin escrúpulos o crear a dioses mediáticos con mensajes llenos de resentimiento (Magnolia).

El televisor es poder y crea líderes de opinión que se les sube a la cabeza su capacidad de comunicación, al final, son títeres en manos de poderes superiores. Y cuando caen, ya nadie les tiende la mano. Hay que buscar a otro lider. Elia Kazan habla de los preligros de líderes con ideas populistas y fascistas (Un rostro entre la multitud). Lo importante es la audiencia y da igual las trampas, la corrupción o la manipulación. Qué importa (Quiz Show).

El televisor transmite imágenes amenazantes (Caché) o, puede ser transmisor de imágenes de violencia y de horror, de délitos; el espectador se convierte, a veces, sin ser consciente, en un voyeur amante de la violencia (Tesis). El televisor puede capturarte al otro lado, a otra dimensión, a un mundo infernal (Poltergeist).

El televisor puede traerte recuerdos, imágenes de seres queridos que ya no están. Se han ido. Y sólo queda el momento feliz. El recuerdo, la imagen inmortal, la cinta valiosa que esconde al ser querido (El sexto sentido).