Amistad, el último toque Lubitsch de Samson Raphaelson (Intermedio, 2012)

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¿Cómo llegas a un libro? Este mes de abril me compré como todos los meses la revista Caimán. Cuadernos de cine. Me la leo poco a poco. La saboreo. El otro día 23 de abril fue el día del libro y me dije que me apetecía regalarme uno. Y entonces acudí a la revista a su sección de libros de cine, y ahí estaba una reseña pequeñita que enseguida llamó mi atención.

Ayer estaba en una libreria y me acordé del libro. Pero no me acordaba del título ni la editorial. Sólo que en la portada salía la palabra Lubitsch. Me dije: voy a intentarlo. Pregunté a una librera y le comenté que si conocía un libro pequeñito que había salido hace poco sobre Lubitsch. No dudó ni un instante (me encantó) y me dijo solícita: sí, un libro pequeñito y azul. Sííí. Se fue a la estantería adecuada y me lo dio.

Y el enamoramiento fue inmediato.

Ayer paseé mucho. Y en mi paseo, con el peligro evidente de chocarme con farolas, personas, otro tipo de mobiliario urbano…, me metí de lleno en la lectura. Y ya no pude parar. Llegué a casa, me senté y seguí hasta el final.

Amistad, el último toque Lubitsch de Samson Raphaelson se convierte así en un libro imprescindible. En un testimonio fascinante. Según iba leyéndolo, iba imaginándome una película genial en la pantalla blanca.

Y ¿qué nos cuenta este libro? realizado, sin duda, con dosis cariño. Una historia emocionante entre dos personas: el director Ernst Lubitsch y el dramaturgo y guionista Samson Raphaelson. Su relación profesional y personal comenzó a principios de los años treinta y terminó cuando Lubitsch murió. Durante su relación profesional surgieron los guiones de Remordimiento, El teniente seductor, Una hora contigo, Un ladrón en la alcoba, La viuda alegre, Angel, El bazar de las sorpresas, El diablo dijo no y La dama de armiño. Y de esa relación profesional mágica surgió una de mis películas favoritas del realizador y película favorita en general, El bazar del las sorpresas.

Así que sumergirse en ese retrato sencillo y sincero que realiza Samson Raphaelson (en el momento que lo escribió era ya un hombre anciano) de su relación con el director es una auténtica gozada. Porque surge una radiografía con mucha alma de dos hombres. Como si se tratara de un relato corto surge genial ese último toque Lubitsch… porque a partir de una anécdota Raphaelson cuenta las claves de su relación. Y nos deja a un Lubitsch humano, tremendamente humano.

No quiero destripar (porque creo que es más bonito leerlo desde la sorpresa) cuál es la anécdota narrada, ese último toque pero sí advertir que seguro se convierte en un libro de cabecera. Y que los que amábamos a Lubitsch le amaremos más a partir de este momento y los que le desconocen me parece una manera maravillosa de encontrarse con él.

También es un descubrimiento precioso de otra persona, el propio guionista Sam Raphaelson (responsable de la obra teatral que sería la base argumental para la primera película sonora de la historia, El cantor de jazz).

El libro está acompañado además de un revelador y original Glosario innecesario escrito por Pablo García Canga (responsable también de la traducción del texto de Raphaelson) que está lleno de historias de ese Hollywood pionero y apasionante.

… Con Amistad, el último toque Lubitsch de Samson Raphaelson me hice un buen regalo.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Diccionario cinematográfico (196)

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De librerías y bibliotecas: dos espacios que merecen un ritual sagrado cada vez que son pisados, donde se esconden miles de páginas que pueden cambiar vidas o por lo menos hacerlas algo mejores o generar conocimientos. Dos espacios muy cinematográficos donde esconder un montón de secretos, misterios, magias, amores, sueños, alegrías y penas… lo mismo que se oculta entre los libros de las estanterías. Dos espacios condenados a transformarse con la llegada de otros formatos y la lenta desaparición del papel. De nuevo el cine se convertirá en imagen documental de la vida. Gracias a las películas jamás desaparecerán las viejas librerías ni las inmensas bibliotecas.

Holly Golightly descubre la biblioteca de la mano del escritor que se quedó en promesa, Paul, y ahora hombre enamorado. En un principio a Golightly no le hace mucha gracia el silencio impuesto y cree que le relaja bastante más Tifanny. Más tarde, sin embargo, acude ella sola para recopilar información sobre Brasil… su próximo lugar de huida. Tracy Lord, la excéntrica millonaria, no encuentra en ninguna libreria lo que busca: el libro de relatos del periodista que ha visitado su casa para meterse en su intimidad. Así que se mete en la biblioteca, saca el libro y se sumerge en la lectura… de tal manera, que no se da cuenta de que llega el periodista, que la ve leyendo su propio libro. Ahí es el inicio de una buena amistad que llegará a su culminación con una borrachera nocturna donde ambos llorarán sus penas… y aprenderán a conocerse a sí mismos un poco más. Dejarán atrás el desencanto. Son historias de Philadelphia.

Los personajes de Woody Allen casi siempre encuentran un buen momento para ir a una librería y recomendarse libros y poemas. Así ocurre con una de las hermanas de Hannah y su propio marido que la corteja con un poema o a la propia Annie Hall que visita librerías donde adquiere libros sobre el pesimismo de la vida por recomendación de su pareja. Cuando ya han pasado casi diez años vuelven a encontrarse Jesse y Celine antes del atardecer. Y precisamente en una conocida librería francesa donde Jesse presenta su libro como novelista. Jesse ha convertido en ficción un momento que le marcó… En una librería de libros de segunda mano viven dos hermanos: Wilbur (que se quiere suicidar) y su hermano, una buena y bella persona. Y en esa libreria entra una mujer silenciosa que cambiará sus vidas.

Las librerías también fomentan el amor. Así ocurre con el choque entre la dueña de una bonita librería infantil y el dueño de una macro librería impersonal en Tienes un e-mail. O el bueno de Hugh Grant que en su papel de eterno despistado y enamorado se convierte en dueño de una pequeña librería de turismo con encanto en pleno Notting Hill donde entra un día una estrella de Hollywood. Otra librería relacionada con el amor es esa que habita una cara con ángel. Ella viste de oscuro. Es una linda intelectual que ve cómo su tienda es invadida por un equipo de producción de una revista de moda donde un prestigioso fotógrafo quiere realizar una serie de fotografías a una modelo…

Recuerdo otra librería con encanto es la de La carta final donde Anthony Hopkins y Anne Bancroft se transforman en los protagonistas de una historia sencilla a través de una correspondencia. Él es Frank Doel, un empleado de una pequeña librería londinense y ella es Helen Hanff, una intelectual norteamericana en busca de libros especiales. Su amistad por carta recorre dos décadas donde transcurre una Segunda Guerra Mundial y una dura posguerra.

En las bibliotecas también se suceden momentos de tensión por búsquedas importantes para la resolución de un caso. Los visitantes de la biblioteca pueden ser periodistas, abogados o ciudadanos que necesitan dar con una información vital. Así recorremos bibliotecas de distintas instituciones importantes donde nos encontramos a los personajes de Todos los hombres del presidente, Sospechoso o nos adentramos en esa maravillosa escena en Anatomía de un asesinato donde un abogado con cara de James Stewart y su compañero de investigaciones (que ha dejado por un momento el alcohol) tratan de encontrar los fundamentos para ganar un caso.

Y también tienen importantes escenas para el recuerdo las bibliotecas universitarias o de los institutos. Donde hay intercambios de notas, de miradas, donde empiezan historias de amor y complicidades o terminan relaciones. Ahí está la estricta biblioteca donde estudian los chicos de El club de los poetas muertos mientras hablan de literatura y otros aspectos de la vida… atentos siempre a que nos les hagan callar o les expulsen de la sala.

Las bibliotecas también son sitios donde savalguardar la libertad (que puede ser amenazada) como En el ojo del huracán (Storm Center). Templos de cultura que son arrasados en momentos de lucha y oscuridad (Ágora). O sitios que acogen a personas que se sienten solas o que no tienen otro lugar donde ir así le ocurre a Meryl Streep en dos películas: Tallo de hierro o La decisión de Sophie. También pueden ser sitios misteriosos donde hay saber pero también otros aspectos siniestros como la biblioteca de El nombre de la rosa.

Las librerías también prometen historias mágicas, mundos inexplorados, posibilidades infinitas que se lo pregunten a dos niños: a Hugo o a Bastian que cuando entran en estos locales, empiezan a ocurrirles aventuras increíbles.

… Termino de teclear y me meto en una librería… quiero sumergirme en las páginas de algún libro que me transporte a un sitio inesperado. Ésas serán mis buenas vacaciones…

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