Joyas del cine clásico latinoamericano (VII). Sur (1988) de Fernando E. Solanas

Sur, de Fernando E. Solanas, toda una tanguedia.

Hace muchos años, cuando era universitaria, acudí a un seminario sobre cine latinoamericano en la Casa de América. Una de las proyecciones que hubo fue Sur (1988) de Fernando E. Solanas. Me pareció muy hermosa. No aparté la mirada de la pantalla. A los pocos días me enteré de que volvían a proyectarla en la filmoteca. Y regresé. La emoción fue la misma. Desde entonces se me quedaron en la cabeza los tangos clásicos cantados por Roberto Goyeneche y otros compuestos por Astor Piazzolla que salían en la película. Pero sobre todo no he olvidado uno de ellos, «Naranjo en flor».

Es más, en aquel momento me compré un vinilo con canciones que salían en diferentes películas y ahí estaba este tango que me aprendí de memoria: «Primero hay que saber sufrir, después amar, después partir y al fin andar sin pensamiento… Perfume de naranjo en flor, promesas vanas de un amor que se escaparon con el viento». Todo esto ocurrió en los años noventa del siglo pasado. Y ya no pude volver a ver de nuevo esta película. Nunca la pillé en televisión ni en ningún otro ciclo. La busqué en vhs, dvd o blu ray… y jamás la encontré.

Hasta que el otro día trasteando por internet la localizé en YouTube con una maravillosa calidad. Y me emocioné. No tuve duda y me la puse de nuevo. No tenía miedo de estropear el recuerdo. La miré con ojos nuevos, descubriendo más matices y detalles, pero volvió a parecerme tremendamente hermosa. De nuevo, sentí esa congoja que sentí cuando era más joven, esa sensación de melancolía, pero también con un cierto sentimiento de esperanza. «¿Quién va a defender lo que soñaste sino vos?».

Sur está contada como en sueños. Su mirada no es fácil y tiene bastante complejidad, así como contradicciones. Es una película entre poética y onírica. A ritmo de tango. Tango urbano, callejero, nostálgico, apasionado… Masculino, patriarcal. Tango al margen. Pero que se alimenta de sueños y esperanzas. Donde al final «hay que resistir» y donde varios de sus personajes se mueven por una filosofía: «Eso es lo único que tenemos, decir que “no”». Es una película nocturna. Cuenta la historia de un regreso. De uno de tantos…

Acaba de terminar la dictadura, vienen tiempos de democracia. Y un preso político a su pesar regresa al barrio después de cinco años. Una noche. Tiene miedo de encontrar lo que conoció, de no encontrárselo como era, de no saber quién es, de no reconocer a la mujer a la que ama, de no ser aceptado por su hijo, teme ciertas verdades y revelaciones… Terror a toparse con un barrio de ausencias.

Sur es memoria, pero también recuerdos. Una historia de amor con heridas. Las heridas de una dictadura brutal. Compañeros desaparecidos y torturados. Otros muertos, a balazos. La espera de los seres queridos. La impotencia de no poder hacer nada por el ser amado.

Él se llama Floreal (Miguel Ángel Solá). Ella se llama Rosi (Susú Pecoraro). Un Ulises detenido, una Penélope que en la espera también busca amor y consuelo. Ese Ulises conoce en la huida a la misteriosa María (Inés Molina), que quizá le hace tener menos miedo, sentirse menos solo. Penélope recibe en la espera eterna el amor de Roberto (Philippe Léotard), un compañero francés del matadero donde trabajaba Floreal. Roberto antes de marcharse le dice a Rosi que es el recuerdo más bonito que se lleva. Pero Floreal y Rosi siempre se esperaron. Antes de la ausencia, sus cuerpos habían bailado juntos. Basta una ventana y una sonrisa para recuperar todo lo sembrado. Para dejar todas las contradicciones, heridas y todo lo que no se entendieron…, así como recuperar lo que se amaron.

En esa noche onírica que vive Floreal se deja acompañar por muchos ausentes. Por los ancianos de la mesa de los sueños, que siguen resistiendo y cayendo. Y sobre todo por un compañero al que fusilaron y que todo lo ve, todo lo sabe, El Negro (Lito Cruz). Este muerto se convertirá en su guía. Y morir cansa… El Negro le hace ver cosas que pasaron en su ausencia y Floreal trae su propia mochila de pesadillas.

Sur fue una de las pocas películas de ficción que realizó Fernando E. Solanas, que se prodigó mucho más en el cine documental. Como dijo su creador la película formaba parte de un género genuino, la tanguedia. Su director inauguró el género tres años antes con El exilio de Gardel (Tangos) (1985), donde un grupo de exiliados argentinos vivían entre tangos en París. El propio Pino Solanas (como le llamaban) vivió en el exilio. Después ya en Argentina se puso al frente de una coproducción con Francia para levantar Sur, la culminación de la tanguedia.

Tango, tragedias, sueños, poesía, surrealismo y lluvia de realidad. No hace mucho, en 2020, murió el creador de Sur, Fernando E. Solanas. Él repartió su vida entre el cine y la política. Si hemos hablado ya en este ciclo de películas latinoamericanas clásicas de textos fundacionales y fundamentales para entender la historia del cine en Latinoamérica a finales de los cincuenta y principios de los sesenta como las palabras de Glauber Rocha para expresar el fondo del Cinema Novo o el texto de Julio García Espinosa abogando Por un cine imperfecto (1969), no podía faltar en este tríptico de palabras, Fernando E. Solanas que escribió junto a Octavio Getino Hacia un tercer cine (también en 1969).

De nuevo, un cine que se alejaba de la perfección de las cinematografías como Hollywood, y que abogaba por una mirada realista y verdadera, aunque más imperfecta y con menos medios. La apuesta por un cine comprometido, que removiese y transformase. Un cine que tratase de leer la realidad, crítico con el imperialismo, colonialismo y el capitalismo. Para entender las premisas de dicho texto ambos directores habían realizado un documental de corte histórico y político, rodado prácticamente en la clandestinidad, La hora de los hornos: notas y testimonios sobre el neocolonialismo, la violencia y la liberación (1968).

Fernando E. Solanas tuvo una agitada vida social y política hasta su muerte.Sur fue la primera película que realizó tras regresar de su exilio europeo. Se alzó con el premio a la mejor dirección en el festival de Cannes. Solanas construye una película formalmente muy hermosa y elegante con una mirada política y poéticadeterminada hacia los acontecimientos que cuenta, además de regar la película con algún que otro elemento autobiográfico, aunque al final ofrece también el alma de una generación concreta golpeada por una dictadura salvaje, pero también dispuesta a resistir y a decir «no» si es necesario.

Además juega con el concepto de Sur, el sur como identidad, mirada y forma de ver la vida. La película transcurre en varias localizaciones: la casa de Floreal y Rosi, el matadero donde trabaja, la cárcel donde es detenido y torturado Floreal, ese ministerio kafkiano donde se prohíben libros… y sobre todo es un homenaje al barrio obrero de Barracas en Buenos Aires. No falta el café (que se llama, como no, Sur), los puentes, las casas bajas, el puerto… todo envuelto en las notas de distintos tangos con la voz cascada de Roberto Goyeneche.

La noche y la niebla y la larga espera de un encuentro. Un barrio de ausentes. Resistencia, porque no queda otra. Una historia de amor.Sur, rodeado de ese perfume de naranjo en flor que permanece.

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6 comentarios en “Joyas del cine clásico latinoamericano (VII). Sur (1988) de Fernando E. Solanas

  1. Hola Hildy
    Se nota que tu historia con esta peli tiene algo de tango, ese reencontrarse con un «viejo amor», reconocer lo que entonces gustó y apreciar los nuevos matices que el tiempo transcurrido hace valorar.
    Por otra parte ver esa entrada en chaflán, esa silla vacía al lado del bandoneón; parece que a la dama le cantan aquello de «vuelvo al sur…».
    Un saludo, Manuel.

  2. Manuellll, totalmente, con esta historia me dejo llevar por el tango. Ha sido un reencuentro nostálgico. Y una mirada también nueva… Sí, ahí está ese tango de vuelvo al sur… Es una película que me parece hermosa.

    Beso
    Hildy

  3. Hola Hildy!
    No conocía esta película pero gracias por traerla, apuntada queda. El tango me fascina y soy muy fan de Gardel así como de otros artistas. Mi flechazo con esta música sucedió pues también por aquellos años, inicios de los 90. Fue curioso, una noche en un autobús prácticamente vacío camino precisamente de un cine, el conductor tenia sintonizado el programa «Vuelo 605» del gran Ángel Álvarez, por supuesto que conocía el tango pero debió de ser la cautivadora voz de ese irrepetible locutor y escuchar a Gardel que me hizo entrar en un estado como hipnótico, recuerdo perfectamente que se me paso la parada del cine, llegue al fina de la linea y volví de vuelta a casa. A partir de ese día empezó a comprar cds de Gardel de manera compulsiva, también algún libro, aunque por aquel tiempo no era fáciles de encontrar. Sin que salga de aquí te diré que en mas de una cena de trabajo me he arrancado con alguna canción, creo que no lo hacia del todo mal…jeje En el primer aniversario de novios le puse un anuncio por palabras en el periódico a la que hoy es mi esposa. Llegue a la oficina en cuestión, me fui a un mostrador y allí le dicte a una chica el texto en cuestión, era la letra de «el día que me quieras», ella lo escribía a maquina a medida que yo se lo decía, fue muy curioso…
    Tengo alguna anécdota mas con el tango pero lo voy a dejar aquí que me estoy extendiendo de mas…
    Besos;)

  4. Querido, querido Fran, a mí también me fascinan los tangos. Ayyy, Gardel. Me ha encantado tu vivencia con él en ese autobús y el programa de radio. Qué pasada. Qué bonitos son esos recuerdos que van conformando nuestras pasiones y gustos culturales.
    Jajaja, ¡seguro que cantas de maravilla! Y ese anuncio por palabras a tu novia y ahora esposa… con la letra de El día que me quieras… qué preciosidad.
    ¡¡¡Si es que los tangos generan historias!!!
    Los tangos de Sur son una joya.

    Beso
    Hildy

  5. Ay, recuerdo que me gustó, pero poco más, aunque era rara, o mejor dicho, seguramente porque era rara. Pero vaya, que yo el tango… Pues como el amor, y venga amor, y más amor, y dale con el amor… Tendría que refrescarla, pero la idea de disfrute que me quedó era el tiempo. La película fluía suave, pausada pero bellamente. No tenía ínfulas ni subrayados, te cogía y te llevaba sin más. Voy a tener que buscarla.

    Besos

  6. Efectivamente, el recuerdo no te engaña, mi querido Alfredo, la película fluye suave, pausada y bellamente. Ya me dirás si concuerda con el poso que te dejó si vuelves a recuperarla de nuevo. Para mí ha sido bonito reencontrarme de nuevo con esta película, con Sur.
    A mí los tangos, las letras, el baile…, pues que me gustan mucho. Aunque no soy ninguna experta, pero siempre me han llamado.

    Besos
    Hildy

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