Ennio: El maestro (Ennio: The Maestro, 2021) de Giuseppe Tornatore
El otro día me hice un regalo propio por mi cumpleaños: me fui sola a una sala de cine a ver Ennio: El maestro. Estuve más de dos hora y media disfrutando. Feliz. Giuseppe Tornatore es cierto que se entrega totalmente al maestro, pero logra un documental hermoso, donde deja ver varias caras de Ennio Morricone. Tornatore consigue mostrar la complejidad de su figura y que existen recovecos donde este no deja entrar tan fácilmente.
Hay determinadas películas que, de pronto, por distintos motivos de tu vida sientes que te hablan. Y Ennio: El maestro fue una de ellas. Por ejemplo, me ofreció un dato más sobre Stanley Kubrick, que tanto me ha acompañado estos últimos meses: el realizador contactó con él para la banda sonora de La naranja mecánica…, y explica que fue una de esas bandas que se quedó con ganas de realizar. Y, por otra parte, el documental habla de una de las películas de mi vida y que estará presente en un proyecto que está a punto de hacerse realidad: Érase una vez en América.
Digamos que hay cuatro relatos en uno, pero con un inteligente sentido del montaje: una extensa entrevista a Ennio Morricone, que es una delicia escucharle. Conversaciones tanto con gente que trabajó junto a él como con expertos que analizan su legado musical. La muestra de su trabajo musical junto a las grandes secuencias de películas para las que creo la banda sonora. Y un rico material audiovisual de archivo sobre apariciones del maestro en distintos eventos públicos y apariciones televisas o en momentos íntimos con familiares y amigos. Giuseppe Tornatore sabe combinar perfectamente los cuatro relatos para crear un retrato bastante completo de Ennio Morricone, aunque con misterios y ausencias.
El documental es la radiografía de un creador, Ennio. Desde su infancia hasta el final (murió recientemente: 6 de julio de 2020). Pero también una lección de música, así como un canto de amor al cine. Toca muchos aspectos de su obra: ese poco miedo que tenía Ennio Morricone a lo experimental, pero a la vez logrando conectar con generaciones de espectadores, que tienen como bandas sonoras de su vida algunas de las que ha creado.
Su infancia y adolescencia marcada por su padre, un trompetista, y su maestro Goffredo Petrassi. Dos hombres de fuerte carácter que no solo moldearon su carácter, sino también la manera de enfrentarse a la música. Sus conocimientos de ajedrez y su aplicación a la hora de crear. Su fama de arreglista perfeccionista, innovador y milagroso que trabajó para grandes profesionales de la canción italiana. Su fuerte relación entre otros con el director Sergio Leone… Cada una de las películas que se convirtieron en leyenda en parte por la música que acompañaba sus secuencias. El amor hacia su mujer Maria Travia.
Un hombre serio…, pero con un marcado sentido del humor. Profesional. Dedicado al cien por cien a la música. Su llamativo complejo de inferioridad. La segunda época dorada que vivió ya siendo anciano, no solo porque le seguían contratando para crear buenas bandas sonoras, sino porque se recorrió el mundo dirigiendo conciertos con la música de sus películas, cómo se le resistió el ansiado oscar…
Me emocioné durante varios momentos, pero particularmente mientras se narra el proceso de creación de la banda sonora de Érase una vez en América, una de las músicas de mi vida (sobre todo el tema de Deborah). O también el momento que cuenta cómo creo la banda sonora de La misión, en un momento de crisis vital y creativa. Me conmovió cómo durante la entrevista Ennio Morricone ante hechos de su pasado llora sin ocultar sus lágrimas, bien de emoción, de alegría o de tristeza.
Una gozada de documental, porque además de disfrutarlo cada segundo, descubrí un montón de cosas que desconocía sobre Ennio Morricone, y me provocó muchas más ganas de indagar en su vida y obra.
Val (Val, 2021) de Ting Poo y Leo Scott
Tenía muchas ganas de poder ver Val desde que leí sobre él hace un año. Y viendo sus imágenes no puedes evitar un nudo en la garganta. Para aquellos que fuimos niños, adolescentes y jóvenes durante los ochenta y los noventa tenemos recuerdos asociados con Val Kilmer… Y luego hubo un enorme silencio alrededor de su figura.
Ahora que Tom Cruise, como si fuese una de las últimas estrellas al viejo estilo de Hollywood, ha presentado en Cannes la secuela de Top Gun es inevitable recordar a Val Kilmer y Kelly McGillis, dos actores a los que el tiempo no ha tratado tan bien. Los tres tienen presencia en este documental.
Kilmer decide que quiere contar su vida y dejar una autobiografía visual, como no podía ser de otra manera. Desde que era un niño Val ha ido grabando con distintas cámaras diferentes momentos de su día a día. Así tenía recopiladas cajas y cajas de material audiovisual donde era el protagonista principal. Desde su niñez, pasando por sus inicios en el teatro, hasta sus primeros éxitos cinematográficos o las últimas representaciones en los escenarios con un monólogo de Mark Twain, escrito por él…, etcétera.
Con una sinceridad que sobrecoge, sin un ápice de victimismo por parte de Kilmer, los realizadores siguen los pasos del actor en el presente, y, de nuevo, con un inteligente sentido del montaje, van indagando en el alma de un hombre, que se desnuda porque lo necesita… Ha visto de cerca la muerte.
El actor que, entre otras cosas en la actualidad, se dedica a realizar collages, construye su vida como si fuera uno de ellos. Y con todo ese material grabado logra explicar su paso por el mundo, lo que significa para él la creación, lo que ha supuesto su carrera en Hollywood y las películas, su relación con el público, las cosas que le han marcado, su fama de actor difícil…
Todo empezó en la infancia, cuando los tres hermanos Kilmer grababan versiones de sus películas favoritas. El futuro actor sentía amor y admiración por su hermano pequeño Wesley, él más creativo. De pronto, la muerte de este último trastocó la vida de toda su familia. Y entre otras cosas, algo le quedó claro a Val: no iba a dejar de seguir rodando. Su hermano no caería en olvido.
Kilmer no deja tema sin tocar, pero sin victimismos ni odios. Es más, no le abandona el sentido del humor. Presenta sus luces y sus sombras. Una de sus luces es que tan mal no lo ha debido hacer como padre, pues sus dos hijos se entregan en cuerpo y alma al proyecto del padre y a su cuidado.
Es una historia, como muchas otras, pero contada en primera persona: sobre la fama, el fracaso, sobre los sueños rotos y la redención. Val Kilmer sufrió no hace mucho un cáncer de garganta que le dificulta el habla y le ha dejado muy tocado, pero prefiere no rendirse. Cuando no puede hablar, su hijo le presta la voz.
Se debate entre la autocrítica que realiza a su carrera cinematográfica y el respeto que siente porque le ha proporcionado un trabajo (se sabe privilegiado) y una legión de admiradores que no le olvidan. Aunque ahora, en alguno de los eventos a los que acude como ferias donde firma sin parar a sus fans cualquier cosa que le ofrezcan o a las proyecciones de pasados éxitos como Tombstone a las que acude, pasea su melancolía y su debilitada salud, que le juega malas pasadas.
Val es un retrato tan sincero, tan desgarrador y tan íntimo que a veces incomoda, pero a la vez deja momentos de una emoción tan desnuda y hermosa, que conmueve. Porque realmente Val Kilmer ha filmado la película de su vida, y la comparte. No solo es un viaje a los secretos de rodaje de Top Secret, Tog Gun, Willow, The Doors, Batman, Heat o La isla del Dr. Moreau, sino también un recorrido a su manera de entender su trabajo como actor, sus frustraciones y sueños. Lo importante que para él han sido, tanto para lo bueno como para lo malo, sus padres, sus hermanos, la mujer de su vida (y luego exesposa), la actriz Joanne Whalley, y sus hijos.
Sí, Val Kilmer hace el papel de su vida siendo él mismo, desnundándose al completo, sin tapujos. Y ese collage que es su vida no está exento de belleza y autenticidad.
Nelly & Nadine (Nelly & Nadine, 2022) de Magnus Gertten
Otra vez ha vuelto Docs Barcelona y Nelly & Nadine me ha descubierto una historia que me ha atrapado. Pero no solo lo que cuenta, sino también cómo la narra Magnus Gertten. En realidad, este último parte del metraje de un noticiario de guerra que se rodó en su país, Suecia, en el puerto de Malmö, donde se veía a varios supervivientes de los campos de concentración (casi todos mujeres y niños). De pronto, el realizador sintió la necesidad de dar nombre a sus protagonistas en pleno siglo XXI. Y así fueron naciendo distintos documentales (Harbour of Hope, Every Face Has a Name), hasta este último: Nelly & Nadine.
En dicho noticiario hay un primer plano del rostro de una mujer que le llama poderosamente la atención. Logra identificarla como Nadine Hwang, una mujer china. Pero nada más logra saber de ella.
Uno de los documentales de Magnus Gertten lo vio una mujer, Sylvie Bianchi, en París. Esta se acercó al realizador y le dijo que había reconocido a Nadine Hwang, y que tenía cosas que contar.
Su abuela era la cantante lírica Nelly Mousset-Vos, que fue detenida en 1943 y llevada al campo de concentración para mujeres Ravensbrück. Nadine también estuvo en el campo. Las dos sobrevivieron, aunque a Nelly la trasladaron posteriormente a Mauthausen. Sin embargo, pudieron reencontrarse y vivir juntas durante décadas en Venezuela.
Sylvie le dice al director que esta relación es un secreto de familia y que tiene en el desván de su casa un baúl lleno de fotografías, películas, cartas y diarios de su abuela, que nunca ha sido capaz de revisar. Ahí tiene Magnus Gertten el material para este maravilloso documental.
Cuenta la historia de amor entre Nelly y Nadine que nació durante su estancia en el campo de Ravensbrück. En una velada de Navidad (Sylvie recuerda que para su abuela las Navidades eran importantísimas) en el campo, permiten cantar a Nelly. Una de las reclusas le pide que si puede cantar Madama Butterfly. Es Nadine.
El documental sigue el proceso de descubrimiento de la nieta de Nelly de la historia completa de estas dos mujeres. Entre lecturas de cartas, diarios, partituras, fotografías… y películas de super 8, pues Nadine era una gran aficionada a rodar, se reconstruye una historia oculta de los campos, que culmina en Venezuela. Sylvie va reconstruyendo el pasado de un secreto de familia, reuniéndose con personas que conocían perfectamente a Nelly y Nadine.
Me viene a la memoria My Mexican Bretzel (2019) de Nuria Giménez Lorang. Mientras la directora crea a través de las películas de su abuelo, encontradas tras su fallecimiento, un melodrama a lo Douglas Sirk. Es decir, se sirve de imágenes en movimiento reales para crear una ficción. Sylvie, junto al director Magnus Gertten, con lo encontrado en ese baúl de su abuela en el desván, entre otras cosas imágenes de Super 8, reconstruye la historia real de Nelly y Nadine, que bien podría ser el material de partida para un increíble melodrama de Todd Haynes, uno de los herederos de Douglas Sirk.
Misterios de la sala oscura. Ensayos sobre el cine y su tiempo (Taurus, 2020) de Fernanda Solórzano
Llevo tiempo que leo y escucho a la crítica de cine mexicana Fernanda Solórzano. Me gusta la mirada que vierte sobre las películas y las críticas que realiza de las películas que ve. Misterios de la sala oscura. Ensayos sobre el cine y su tiempo recopila ocho interesantes miniensayos donde Solórzano analiza ocho películas centrándose en el tiempo en que fueron rodadas, y explicando por tanto los mecanismos que las pusieron en marcha y las convirtieron en referentes cinematográficos.
Así que Fernanda Solórzano propone un viaje con una mirada propia que logra su propósito: querer ver de nuevo esas películas, pues ha aportado interesantes llaves para disfrutarlas otra vez.
La crítica mexicana tiene una forma de ver y sentir las películas muy cercana a como yo entiendo también el cine: creemos en el cine como herramienta para entender el mundo que nos rodea. «Lo que sigue intenta descifrar (y al mismo tiempo descifrarme) un conjunto de películas que de algún modo han marcado mi vida y las de millones de personas. ¿Por qué esas y no otras? Todas tienen algo en común. Desde el día de su estreno hasta hoy sirven de referencia en conversaciones, se usa el nombre de sus personajes para hablar de temperamentos y sus escenas sirven de ejemplo para discutir escenarios políticos, dilemas morales, crisis sociales y disyuntivas íntimas. Son películas que capturaron su tiempo y que han terminado por moldear el nuestro».
Las ocho películas analizadas son La naranja mecánica, El último tango en París, El Padrino, El exorcista, Tiburón, Taxi Driver, Forrest Gump y Matrix.
De todos los ensayos, disfruto de sus lecturas y planteamientos: desde la historia de las bandas, los rituales y la violencia en las urbes, pasando por un interesante análisis del feminismo para analizar la película de Bertolucci, por qué triunfa en los setenta el modelo de familia de mafiosos presentado por Coppola o entender el momento en qué Tom Hanks se convirtió en Forrest Gump, y por qué triunfó su personaje.
Si me preguntasen con cuál de los ocho ensayos me quedo, quizá respondería que con «El redentor de la noche», el que versa sobre Taxi Driver, donde va contando paralelamente la vida de los artífices de la película: Scorsese, Schrader, De Niro y Foster, para entender como se crearon, y bajo qué experiencias, las vivencias de Travis Bickle.
Misterios de la sala oscura. Ensayos sobre el cine y su tiempo no solo es la oportunidad de leer un buen libro de cine, sino de descubrir a una crítica de cine como Fernanda Solórzano, que cuenta con una mirada especial y que merece la pena compartir.
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
¡Feliz cumpleaños ante todo, querida Hildy! Espero que hayas pasado un día hermoso, rodeada de tus afectos y (como ya veo) de buen cine.
¡Qué increíble que justo traigas un documental sobre Morricone! Yo ayer mismo vi una película con una banda musical magistral de él y estaba por sentarme a escribir algo sobre ella. Otro caso de telepatía como hemos tenido alguna vez.-
No sabía nada sobre la situación actual de Val Kilmer. Como sigo tan poco el cine de ahora y ya no conozco a nadie, le había perdido el rastro. Y me resultó muy interesante el tercer documental que comentaste. De tu reseña rescato sobre todo el valor de conservar los papeles privados de los que ya no están. En mi familia me he autopostulado para esa tarea (en rigor de verdad, el puesto no estaba disputado en lo más mínimo) y conservo cartas y diarios que nunca leo, pero me hace bien saber que están cuidados, que la historia familiar no se ha perdido…
Te mando un abrazo enorme y más saludos de cumpleaños, Bet.-
¡¡¡Queridísima Bet, fue el 14 de mayooooo!!! Y unos días después me regalé el documental de Ennio en una sala de cine, jajajaja.
El día de mi cumple en sí fue bonitoooo: una visita a una ciudad que me chifla, Alcalá de Henares, una buena comida, una tarde de títeres y una noche riéndome a carcajada limpia con Eurovisión.
¿Qué película verías con banda sonora de Ennio Morricone? Es un gran misterio: pues ¡¡¡compuso para cientos de películas!!! Jajajajaja. ¡Me espero a leerte en tu blog! Me encantan este tipo de casualidades y telepatías.
Yo me enteré de la situación actual de Val Kilmer el año pasado cuando me enteré de este documental, lo que sí me había dado cuenta es que llevaba años sin verlo en una sala de cine.
El documental de Nelly & Nadine me ha entusiasmado. Me ha parecido hermosísima la manera de contar esta historia tan especial.
Exacto toda familia tiene una historia, y según se van muriendo los más mayores, te apena que sus anécdotas vayan desapareciendo o cayendo en olvido. ¡¡¡Qué maravilla, Bet, que tengas esas cartas y diarios que guardan las historias.
Beso enorme
Hildy
Hola Hildy!
Felicidades si bien con algo de retraso…jeje
Pues le estoy dando vueltas a como podría haber sido esa banda sonora para «La naranja…», fue precisamente esa la primera (aquella cinta de casete se desintegro de tanto escucharla…) banda sonora que compre de una película de Kubrick, la cual tampoco esta nada mal.
No sabría como explicar la fascinación y el efecto que me produce «Érase una vez en América», la película es una maravilla y me deja sumido en un estado hipnótico, me quedo como el personaje al que da vida DeNiro cuando se pone a darle al opio. Creo firmemente que el merito principal recae en esa inolvidable música del maestro Morricone.
Tomo buena nota del resto, sobre todo lo de Kilmer.
Besos y feliz semana!
Querido Fran, sí, es curioso dejar volar la imaginación, ¿verdad? ¿Finalmente, si Morricone hubiese compuesto la banda sonora, Kubrick la hubiese empleado? ¿Cómo hubiese sido? Por otro lado, la banda sonora de La naranja mecánica fue disco de oro. Beethoven y Wendy Carlos formaron parte de un disco muy vendido y que marcó a muchos espectadores…
Me pasa lo mismo que a ti: Érase una vez en América es una de las películas de mi vida. Siempre que la veo me engancha. Y, sí, la música de Morricone es un aliciente más. El tema de Deborah es bellísimo.
Los otros dos documentales y el libro merecen mucho la pena.
El de Val sé que te va a interesar.
Beso
Hildy
Hija, qué actividad… Con lo vago que me he vuelto yo… A ver, a ver en qué queda ese proyecto «leonino»…
De Ennio creo que ya hablamos; un documental maravilloso, pasadísimo (y pesadísimo) de minutaje, eso sí, como casi siempre en Tornatore, sobre un músico que, en lo personal, ha compuesto algunas de las bandas sonoras que más aprecio y también de las que más aborrezco. Pero un músico con todas las letras, para mí superior a John Williams y a todos los del Hollywood posterior.
En cuanto a Val, estoy de acuerdo contigo salvo en lo de la sinceridad. El documental no hace mención suficiente a lo caprichoso, llorón, tocapelotas y completo gilipollas que fue durante la cúspide de su estrellato. Es un documental que parece hecho con vocación de dotarle de un aura de «malditismo respetable», de darle un barniz aceptable, cuando de haber sido otra la perspectiva o la selección, o simplemente, de haber sido imparcial, nos habríamos encontrado con algo muy distinto. El dato fundamental es la escasa cantidad de testimonios de terceros que existen en la película. Habría que preguntarse por qué.
De la película no puedo hablar porque no la he visto, solo puedo apuntarla. Lo mismo que el libro, que hay que ver cómo se me está poniendo mi sofá de lecturas pendientes… Voy a necesitar que me suban el techo de casa…
Y, sobre todo, muchísimas felicidades, mi querida Hildy, que cumplas muchas películas más, y que estemos aquí para que nos las cuentes.
Muchos besos
Hola Hildy
¡Qué grande Ennio! Con los grandes compositores de música para cine siempre me desvió por el mismo atajo: Un puñado de compositores hicieron la música para el noventa por ciento de todas las películas… ¡y muchas veces la música era mejor que la propia película!
Un recuerdo para uno de eso pocos francomelodistas que hicieron pocas bandas sonoras pero pasan a la historia; Vangelis y sus CarrosdeFuego y BladeRunner. Y otro para Wendy/Walter Carlos y su Naranja y su The Shining.
Me caía bien Val pero eso de que Joanne pasase a apellidarse Whalley-Kilmer me lo tome como algo personal grrrrr
Aunque el tema tiene más bien poca gracia apuntaré que tu tercer tema, si se hubiese filmado en aquellos «rompedores» setentas, bien podría haberse llamado «Las SS contra las NN»
Un saludo, Manuel.
PD. Con diez días de retraso recurro a un «clásico» entre los clásicos: «cumpleañosfeliz, cumpleAñosfeliz cumpleAñosfeIiiz, te desean tusamigos del bloguiiiis…»
Jajajaja, mi querido Alfredo, ojalá toda la actividad fuese ver buenas películas y leer buenos libros.
Sí, hablamos de Morricone. Maravilloso documental. Y como dices con bandas sonoras alucinantes, y otras que, particularmente, no me llegan por demasiado experimentales. Ese es uno de los descubrimientos del documental, su dominio de la música experimental.
Respecto a lo de Val cuenta su verdad, por eso es subjetiva en su mirada, y selectiva, pero sí que creo que es auténtica. Se desnuda bastante. Por eso, porque es su mirada e interpretación de todo lo grabado a lo largo de su vida. Lo de los terceros, yo creo que no hay, porque el documental no está pensado como uno de bustos parlantes, sino como un collage con todo el material grabado a lo largo de los años más lo grabado por los realizadores de su vida presente. Como una forma de dar sentido a todo lo grabado durante décadas.
El documental de Nelly & Nadine a mí me ha parecido una joya y creo que te va a interesar el libro de Fernanda Solórzano.
Beso estratosférico
Hildy
Jajajaja, queridísimo Manuel, me encanta ese clásico entre los clásicos. Lo recibo con gusto de «mis amigos del bloguis».
Sí, Vangelis también nos acaba de dejar. Me gusta también lo que hizo para Missing, ¿verdad? Blade Runner es otra de las películas de mi vida.
Pues si te caía bien Val, te va a gustar el documental (si no lo has visto ya). Y por cierto cuenta bonita su historia con Joanne, aunque no tenga final feliz.
El tercer documental te digo yo que creo que te gustaría. La historia de las NN es brutal, una historia de amor nacida en los campos de la muerte.
Beso con notas musicales
Hildy
Hola Hildy, gracias por descubrirme Nelly & Nadine, me ha encantado, cuidate.
¡Hola Hildy! Aprovecho para comentarte por primera vez en un buen rato por tu reseña del libro de Fernanda Solórzano. Hace tiempo que la sigo también y disfruto sus reseñas. Pero me pareció curioso que mencionaras que compartes con ella cierta manera de entender el cine porque siempre he pensado que justamente me gusta su trabajo porque me recuerda un poco al tuyo, que siempre he disfrutado muchísimo. A veces leer a críticos y «cinéfilos» aburre porque da la sensasión de que más que disfrutar el cine, difrutan odiar el 95% de lo que ven y que sus estándares son ya tan específicos que muy rara vez algo realmente los hace disfrutar, al grado que me pregunto, ¿pero entonces para qué lo hacen? Por eso leerte a tí siempre me ha encantado, porque es evidente que disfrutas hasta cuando algo no es lo tuyo. Y Fernanda Solórzano algo tiene que me da una sensación parecida. Me gustó leer tu reseña de su libro, que tengo desde hace como un año en mi repisa pero del que todavía he leído sólo un par de ensayos. Ahora con esto ya seguro iré a leérmelo todo.
¡Abrazos y feliz cumpleaños atrasado!
Querido Antonio, me alegro muchísimo de que hayas podido ver Nelly & Nadine. A mí también me encantó. Es una muy buena historia y me gusta mucho cómo la cuentan en el documental.
¡¡¡Mil gracias por pasarte!!!
Beso
Hildy
¡¡¡Querida Carmen, cuánto tiempo sin leerte!!!
He disfrutado mucho del libro de Fernanda Solórzano. De sus ocho ensayos.
Yo la llevo siguiendo unos años y precisamente me la descubrió una persona que me explicó que mi forma de expresarme al hablar de cine le recordaba a ella. Así que la busqué y empecé a ver sus videos. Y me gustó.
Luego descubrí el libro, y sabía que iba a gustarme como así ha sido.
Fíjate, que leyendo lo que dices, yo no concibo escribir si no me apasiona lo que voy a contar. Me encanta que el cine me cuente historias y más historias. Y yo verlas, descubrirlas, analizarlas y disfrutarlas. No disfrutar en una sala de cine no lo concibo. Cada película que veo, incluso las que no me gustan, lo siento como todo un privilegio.
Beso enorme
Hildy
He visto y disfrutado el documental sobre Ennio. No se si Ennio era mejor que Mozart o Beethoven como dijo Tarantino pero su genial musica esta muy presente en nuestras vidas. Tambien era genial Vangelis que se ha ido hace muy poco.
Su musica nos inspira y emociona.
Un beso.
¡¡¡Es todo un disfrute de documental, querido Luis!!! Qué bueno que lo hayas visto también.
Efectivamente, alguna de sus bandas sonoras forma parte de nuestras vidas.
A mí me ha marcado particularmente su música para Érase una vez en América.
Aunque me emociono también con Cinema Paradiso o La Misión.
Efectivamente, tan solo hace unos días Vangelis nos dejó. También es el creador de dos bandas sonoras de dos películas que me han marcado mucho: Blade Runner y Missing.
Beso
Hildy