Stanley Kubrick, relatos soñados (I). Diez claves para disfrutar la sala Goya

Quiero contaros en dos artículos la exposición de Stanley Kubrick con la que he podido aprender mucho. Creo que refleja pasión por el cine, además de plasmar el proceso creativo de un cineasta clave. Es también un canto al cine analógico cuando las películas solo se proyectaban en sala de cine y en una pantalla grande. Ha sido una bonita aventura, así que me hacía ilusión enseñaros la muestra a través de mis palabras. En esta primera entrega me centraré en lo que se puede ver en la sala Goya y trataré de explicar cuál era nuestra intención a la hora de mostrar cada una de las piezas.

1. Dos salas. El primer reto al que nos enfrentamos a la hora de pensar en la muestra era que contábamos con dos espacios en dos pisos diferentes del emblemático edificio del Círculo de Bellas Artes: la sala Goya y la sala Picasso. ¿Cómo darle sentido a esta división? ¿Cómo aprovecharlo para un discurso expositivo? Pronto nos dimos cuenta de que lejos de ser una desventaja era una oportunidad. Entre otras cosas, Stanley Kubrick siempre jugó con los conceptos de doble, dualidad o duplicidad en su filmografía. Tanto en los personajes de sus películas como en la estructura de sus historias.

Como fotógrafo adolescente en Look, realizó un reportaje sobre el boxeador Walter Cartier (Prizefighter, 1949). Walter tenía un agente: su hermano gemelo, Vincent. Este trabajo sería el germen de su primer cortometraje documental (Day of the Fight, 1951). Y, tal vez, aquí comenzó a perfilarse la obsesión de Kubrick por la duplicidad. No es raro en sus largometrajes encontrar dobles de ciertos personajes o la presencia de gemelos. Por ejemplo, en su primera película Miedo y deseo: una patrulla deambula en territorio hostil y cuando se encuentran con el enemigo, estos tienen los mismos rostros que ellos. O siempre son recordadas las gemelas Grady en El resplandor.

Pero es que muchas de las estructuras narrativas de sus películas son como si el personaje se mirase en un espejo y su mundo se pusiese patas arriba. No hay más que recordar los recorridos de sus personajes más emblemáticos que van del ascenso en su primera parte al descenso y la pesadilla en la segunda: Alex DeLarge (La naranja mecánica) protagoniza sus tropelías y, después, su particular infierno con el libre albedrío anulado. O Barry Lyndon, primero vemos su ascenso social y más tarde su caída en picado en la desgracia.

Así cobraba todo el sentido una doble mirada en la muestra expositiva. Además, también quedaba constancia de un aspecto fundamental a la hora de estudiar su filmografía: hay un antes y un después de 1968. Primero, la obra del cineasta sirve para estudiar la evolución del cine en Hollywood, pues se ve claramente el paso del cine clásico al cine moderno a través de sus películas. Segundo, a partir de 1968 alcanza uno de sus sueños: el absoluto control de su obra cinematográfica, tanto creativa como económicamente.

2. Los secretos de la sala Goya. Siempre que la veo, confieso que de las dos salas es mi consentida, la que más me gusta. Para la sala Goya imaginamos que el visitante se metía en la mente de un genio y que a partir de ahí lograba entender ciertas claves de su obra cinematográfica. Nos pareció buena idea plasmar aspectos formales y temáticos a través de sus inicios y sus primeros trabajos cinematográficos. A la vez también quisimos dejar constancia de otra manera apasionante de conocer a un artista: mostrando los proyectos que nunca realizó. Por otra parte, deja constancia de algo vital para entender a Stanley Kubrick: todas sus pasiones tempranas se vuelcan en su obra cinematográfica y contribuyen a ese cuidado del proceso creativo, a ese perfeccionismo que siempre le acompañó. Y esas pasiones son: la fotografía, el ajedrez, la lectura, la música… y el cine.

La apariencia física que tiene ahora mismo la sala ya muestra varias cosas del maestro: su interés por la simetría y las formas geométricas, una manera concreta de rodar (la perspectiva frontal con un punto de fuga) y la importancia que tuvo el ajedrez en su vida. Stanley Kubrick fue un perfeccionista en la puesta en escena. Apostaba en sus encuadres por la simetría y la presencia de formas geométricas perfectas. Además uno de sus sellos de autoría son sus planos secuencia, su manera de filmar largos pasillos o la forma de mover la cámara por las estancias. Ahí puede experimentarse su famosa perspectiva frontal con un punto de fuga. Desde el acceso a la sala, con su nombre y apellido en los laterales y en el fondo el audiovisual de introducción, estamos escenificando esa perspectiva. Pero también en la gran vitrina central que recorre y divide toda la sala.

Los colores con los que jugamos son el blanco y el negro, como las casillas de un tablero de ajedrez…, tanto en las paredes como en las cartelas. Algunas veces en la gráfica se escapa otro color: el rojo, característico de varias películas de Kubrick. El color de las emociones y el desequilibrio.

El ajedrez, una de sus pasiones tempranas (en su juventud incluso llegó a ganarse la vida como jugador), le permitió una visión total de cada una de sus películas, una capacidad de concentración y control en los rodajes y crear con estrategia y táctica. Como se puede apreciar en la exposición, en muchas de sus películas el ajedrez está presente, incluso la metáfora de la vida como batalla.

3. La mirada. Uno de los aspectos más importantes de sus largometrajes es la peculiaridad de su mirada y la perfección técnica que logró en cada una de sus películas para mostrar exactamente lo que él quería. Así que ese tenía que ser el primer aspecto formal reflejado. De hecho, hay numerosos testimonios sobre los ojos y la mirada de Stanley Kubrick. Era algo que llamaba la atención de todos aquellos que lo conocían. En un momento dado Kirk Douglas dijo: «Se limitaba a mirarte con sus grandes ojos».

Kubrick fue un autodidacta en la dirección y antes de dirigir, trabajó en la revista Look. La fotografía le hizo entender el cine como una experiencia visual, y nunca tuvo miedo de probar todo tipo de cámaras y objetivos así como buscar las tecnologías necesarias para plasmar lo que realmente deseaba. Así que era importante reflejar su mirada como fotógrafo de Look, y dejar ver cómo ya desde la fotografía apuntaba maneras.

4. El espacio y el tiempo. Tampoco podíamos dejar de lado el tratamiento del tiempo (una de las cosas más difíciles de plasmar en una pantalla de cine) y la importancia del espacio en cada una de sus producciones, centrándonos sobre todo en el género que le sirvió de aprendizaje: el cine negro. En este tipo de películas la ambientación era fundamental, pero también el paso del tiempo, la tensión y el ritmo que se requerían a la hora de ejecutar un atraco o planear una huida, así lo consigue en El beso del asesino y Atraco perfecto.

Pero además en sus películas de cine negro moldearía ya alguna de las características de los héroes kubrickianos: sus protagonistas tienen un objetivo concreto o un plan perfecto, pero las emociones lo hacen saltar todo por los aires; la ambigüedad moral de sus personajes; y ofrecer una mirada hacia el mundo pesimista, además de proporcionar un destino trágico para sus héroes.

5. El humor. Otra cosa interesante que no podía faltar y que había que destacar porque no se suele tener en cuenta a la hora de analizar su obra es la presencia del humor. Un humor negro y oscuro que siempre se puede identificar en cada una de sus películas. Centrándonos en Teléfono rojo: volamos hacia Moscú se percibe cómo lo usa a lo largo de su filmografía. A través de actores con una vis cómica evidente, como Peter Sellers; con gags visuales, como ese molesto brazo en alto del doctor protagonista, que no puede controlar; la exageración en los gestos o en el lenguaje empleado, como muestran la mayoría de los personajes de la película; o el contraste y el choque para provocar la risa incómoda, como un cowboy encima de una bomba.

6. La palabra. Otro aspecto para abordar la trayectoria de Stanley Kubrick y que tenía que estar presente es su búsqueda constante de historias a través de sus lecturas. La importancia de la palabra escrita y cómo pasarla a imágenes.

Él quería mostrar esa emoción que le había inspirado lo leído por primera vez, y si no encontraba el camino adecuado era capaz de renunciar, tal y como le pasó con Inteligencia artificial. Al no hallar la tecnología adecuada para ese universo que quería enseñar, no llevó el proyecto a cabo.

En toda la exposición, este punto está muy presente con la presencia de ediciones especiales de aquellos libros que adaptó en la pantalla de cine o también con los libros que él mismo estuvo leyendo, subrayando y poniendo notas para elaborar los guiones. Daba tanta importancia a la palabra que cuando consiguió el control absoluto de su obra, Kubrick seguía de cerca el proceso de doblaje de todas sus películas en diferentes países. Y, por supuesto, una de las partes más importantes del proceso creativo era la elaboración del guion, donde siempre establecía interesantes relaciones con sus coguionistas: escritores de renombre como Arthur C. Clarke, Nabokov, Anthony Burgess…

7. El deseo. La mayoría de sus personajes se mueven entre el miedo y el deseo, como se puede ver en Lolita. Su relación con este impulso es complejo. A veces, en sus largometrajes surge una mirada masculina incapaz de descifrar el enigma femenino, y como no lo logra, reacciona con miedo o violencia.

Os confieso que una de las miradas que me resultó más interesante, compleja y sorprendente para analizar la obra de Stanley Kubrick es a través de sus personajes femeninos, otro aspecto que no ha sido muy analizado. Muchos de los roles femeninos que emplea Kubrick son los de madre y esposa: por ejemplo, los personajes más importantes que giran alrededor de Barry Lyndon son su madre y su esposa. En El resplandor, Wendy sufre en su doble papel de madre y esposa. Uno de los personajes que conocemos del círculo más cercano de Alex DeLarge en La naranja mecánica es a su permisiva madre.

Cuando empezó en el cine negro jugaba con los estereotipos de mujer fatal y mujer sumisa. A veces, los hombres descargan toda su violencia sobre ellas, como en La naranja mecánica, o se muestran desconcertados, obsesivos y perdidos ante el enigma femenino, como en Lolita o en Eyes Wide Shut. Otras veces las mujeres se convierten en símbolo del absurdo de la guerra y la violencia desatada (la víctima de Miedo y deseo, la chica alemana de Senderos de gloria o la francotiradora de La chaqueta metálica). Y, por último, llegamos a Alice, la protagonista de Eyes Wide Shut, que deja al descubierto el poder del deseo femenino y que además realiza un ambiguo canto final a la intimidad matrimonial.

8. La guerra. En cuanto aspectos temáticos en sus largometrajes, uno de los géneros más presentes en su breve filmografía fue el bélico. De hecho, en seis de ellas la guerra está presente. En las películas bélicas surge la naturaleza violenta del hombre, que además es empujado a la destrucción, el caos y el desastre por estructuras superiores de poder.

La violencia institucional, su dominio y control sobre las personas, empeora y agrava las guerras. Es otro de los grandes temas del realizador. Su mirada tanto en Senderos de gloria como en Teléfono rojo, volamos hacia Moscú no pierde, por desgracia, ni vigencia ni actualidad. De hecho, al día siguiente de empezar la invasión rusa en Ucrania, un montón de personas enviaban en un tuit las palabras del coronel Dax (Kirk Douglas) durante el juicio de guerra en Senderos de gloria: «Hay ocasiones en que me avergüenza ser miembro de la raza humana. Y hoy es una de ellas».

9. El poder y la historia. Kubrick era un hombre que le interesaba las dinámicas del poder y la historia. De hecho, uno de sus proyectos inconclusos, el que iba a ser su proyecto estrella, estaba centrado en un personaje histórico que era todo un héroe kubrickiano: Napoleón. Napoleón era un hombre inteligente y gran estratega, que, sin embargo, se dejó perder por las emociones.

Por otra parte, era un personaje fruto del siglo XVIII, ese siglo amado por Kubrick, por ser el siglo de las luces, de la razón, de la ciencia y del nacimiento de los estados modernos, y, por otra parte, por ser el siglo de la representación, las pelucas, los maquillajes, los vestuarios fastuosos, el carnaval, el juego… Para plasmar el trabajo infinito de documentación y el estudio dedicado y obsesivo de Stanley Kubrick a la figura de Napoleón, Víctor y Andrés, los arquitectos de la exposición, tuvieron la genial idea de crear un pozo sin fondo, como una biblioteca infinita, con todos los libros recopilados para estudiar al personaje.

Tampoco obvió su pasado judío, y no solo quiso realizar una película sobre el Holocausto (otro de sus proyectos inconclusos, Papeles Arios, sino que como el lector empedernido que era, gozaba con la intelectualidad judía europea de finales del XIX principios del XX con nombres como Stefan Zweig, Arthur Schnitzler o Freud, presentes de alguna manera en su obra.

En este apartado de historia y poder, no podía faltar un pequeño homenaje a una de las películas que más sufrió Kubrick, pero a la vez fundamental a la hora de estudiar su obra, Espartaco. Por una parte, señalar y dejar constancia de su paso por la Comunidad de Madrid, al rodar aquí las escenas adicionales de la película. Fue uno de los pocos países donde puso los pies, pues cuando rodó Lolita, decidió que el mejor sitio para vivir era Londres y ya no volvió a viajar.

Por otro, fue la película que le afianzó en su objetivo final: que quería tener el absoluto control de su obra. Esta fue una película de encargo y donde había demasiados egos. No lo pasó especialmente bien. Stanley Kubrick, con su ego propio, lidió con Kirk Douglas, Laurence Olivier, Charles Laugthon, Peter Ustinov y hasta con el guionista, Dalton Trumbo.

No obstante, le sirvió de escuela para acometer grandes producciones y, aun así, dejó su sello kubrickiano, además de demostrar algo en lo que no fue muy prolífico: escenas íntimas y románticas entre una pareja. Sin embargo, las secuencias entre Varinia y Espartaco son de una belleza y sensibilidad especial, con un erotismo precioso. De hecho, hay para mí un momento emocionante, de un romanticismo extremo, cuando una vez libres, Varinia le dice a Espartaco: «Prohíbeme que te abandone nunca».

10. Una exposición viajera. La exposición de Stanley Kubrick es una muestra internacional que lleva viajando por el mundo desde el año 2004. Sus comisarios internacionales y custodios del enorme catálogo de piezas son Hans-Peter Reichmann y Tim Heptner del museo de cine alemán de Frankfurt, en estrecha colaboración con la familia del cineasta y con el archivo de Stanley Kubrick de la Universidad de las Artes de Londres. Es una exposición itinerante muy viva, pues en cada ciudad donde recae, según la selección de piezas realizada, el espacio expositivo con el que se cuenta y los medios disponibles, el comisario local construye un discurso expositivo determinado y da una personalidad concreta a la muestra.

En Madrid la exposición ha sido organizada por Sold Out y el Círculo de Bellas Artes con la colaboración especial del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB). La exposición de Kubrick ya había estado presente en 2018 en Barcelona, comisariada por el gran Jordi Costa, alguien a quien quiero bien y que admiro por su forma de mirar y reflexionar sobre cine. En dicha muestra, se realizó, entre otras cosas, un impresionante trabajo audiovisual de producción propia que hemos tenido la enorme fortuna de poder contar con ello en la exposición de Madrid.

Una de las enseñanzas más bonitas que he atesorado es que una exposición es un impresionante trabajo en equipo donde se implican un montón de profesionales de distintas áreas, y juntos construyen un proyecto común. Así que cada uno contribuye con su parte del pastel en el resultado. Me encontré con el enorme reto de construir un discurso expositivo mano a mano con los arquitectos de AV Diseño de Espacios Culturales, Víctor y Andrés, que han sido no solo grandes compañeros de viaje, sino también maestros y guías. Entre mis labores principales, tenía por delante el desarrollo de un discurso expositivo, la selección de piezas y la elaboración de textos informativos y cartelas, con un trabajo previo apasionante de investigación y documentación. Esas funciones fueron mi pequeña parte del pastel.

En la próxima entrega viajaremos por la sala Picasso donde el visitante puede sentir que está en el interior del Discovery; que recorre uno de los pasillos del hotel Overlook o que es partícipe de una misteriosa orgía. Pero también haré hincapié en los detalles y cuidados repartidos por toda la exposición para dejar constancia de Stanley Kubrick, tanto el artista como el hombre.

PD: Las fotografías de este artículo son de Fernando Sánchez que fueron las grandes protagonistas de una conferencia que impartí el 21 de marzo en el Círculo de Bellas Artes, invitada por Sur, escuela de profesiones artísticas. En parte, este texto está inspirado en dicha conferencia.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

20 comentarios en “Stanley Kubrick, relatos soñados (I). Diez claves para disfrutar la sala Goya

  1. Sabes transmitir tal entusiasmo en lo que narras que los que te leemos quedamos prendidos y prendados y nos parece que estamos contemplando la exposición contigo.
    Es una gran exposición.

  2. La tenemos apuntada para este mes de abril, ¡no pienso perdérmela! y ahora más ganas, gracias a ti porque entenderé mejor lo que vaya viendo…

    Con respecto a Espartaco y lo que dices del rodaje en la Comunidad de Madrid, el padre de mi pareja actuó de extra en ella. En ese tiempo estaba haciendo la mili, le vistieron de romano, le afeitaron su bigote, le dieron un bocata y de esa forma pasó a la historia del cine. En su vertiente más humilde pero historia al fin y al cabo, je.

  3. Querida Maria Rosa, qué linda eres. Mi intención era esa, que quien no haya visto la exposición, pueda imaginársela. Y quien la haya visto, que recuerde un poco por qué todo tiene un sentido determinado. Lo que se trata es disfrutar y apasionarse con el cine, con el proceso creativo de Kubrick y con sus películas.

    Beso enorme y gracias mil
    Hildy

  4. Querida, querida Marga, qué alegría me da. ¡Ojalá te guste mucho! Esa era la intención del texto, una pequeña guía a través de los secretos de la exposición. Después publicaré otro texto sobre la sala Picasso, donde están ubicadas sus películas a partir de 1968, desde 2001 a Eyes Wide Shut, y alguna sorpresa más.
    Dios mío, me encanta la historia que me cuentas del padre de tu pareja. Qué pasada: ¡¡¡estuvo en el rodaje de Espartaco!!! ¡¡¡¡Como romano!!! ¡¡¡Y aparece en la película!!! Jo, y pensar eso, que hay secuencias de la peli en Colmenar Viejo, en Alcalá de Henares, en la Casa Campo, en el puente de ferrocarril Madrid-Burgos… Tengo gran cariño a Espartaco.

    Beso
    Hildy

  5. Hola Hildy
    Me parece que habéis realizado un trabajo en equipo maravilloso, casi un «atraco perfecto» o, incluso una odisea 2022 con sus resplandores y todo. Muy «Lyndon».
    Alzo mi copa de zumo de naranja (natural) ¡Olé por ti!
    Un saludo, Manuel.

  6. Hola Hildy. Felicidades por un proyecto muy bonito que sirve para profundizar en la obra de este gran artista. Gracias por compartir con nosotros tus impresiones y así hacernos partícipes de la exposición aunque sea desde la distancia. Yo también me he sumergido una y otra vez a lo largo de los años en todas esas películas que citas en tu perspicaz artículo.
    Espero con curiosidad el segundo artículo.

    Un beso.

  7. Esta exposición, como bien dices, pudo verse en Barcelona en el CCB. Se me escapó. Una pena.
    Me paso algo raro con Kubrick. Sin duda es “el director de directores”. A todos lo que hacen cine de los 70 en adelante les gustaría tener el control absoluto sobre sus films que tuvo (casi) siempre. Es la gran referencia de los cineastas contemporáneos. Valoro de su trayectoria el hecho de querer innovar. La ambición de realizar la obra definitiva en cada género. De nunca repetirse. Pero nunca me viene a la cabeza cuando pienso en mis directores favoritos. Me pasa algo parecido con Katherine Hepburn otra referencia incontestable, esta vez en el campo de la interpretación: cuando veo sus películas reconozco (casi siempre) que es buenísima, pero no la tengo en mi lista de preferidas.
    Pero como siempre, gracias por el detalle y el entusiasmo con los que describes la exposición. Lamento no haberla visitado.
    Lilapop

  8. Como me equivoqué de entrada a la hora de colgarlo, he repetido el texto aquí para contestarte,
    A mi me pasa lo mismo con Kubrick. Me quedo con su etapa previa a “2001”, una película que aprecio más por sus partes que por el todo. Y reconozco, por supuesto, su trascendencia en la historia del cine.
    Kubrick tiene películas que detesté como “La naranja mecánica” (me pareció histérica y envejecida. Para adolescentes que se creen transgresores) y “El resplandor” que se me hizo insoportable por la interpretación enloquecida de Jack Nicholson. Valoro de esta última el uso del espacio. Pero contemplar como un sencillo cuento de terror se alarga y se engola hasta el paroxismo, me provocó sopor. Debo decir que saliendo de la filmoteca me iba resbalando con las babas de admiración desaforada que provocaron ambos films en el auditorio. Y para crítica al militarismo me quedo con el aliento trágico de “Senderos de gloria” antes que con el efectismo de “La chaqueta metálica”. Igual vuelvo a verlas y les encuentro más interés. No sé yo…
    Y coincido contigo. Reivindico “Eyes wide shut”. La vi durante la pandemia y me fascinó. En el momento de su estreno no acudí al cine porque era una cría y no me atraían para nada las historias de crisis de pareja o sexuales (ahora tampoco mucho…). Como en la pandemia veía religiosamente una peli por día, pude recuperar este film y me pareció una joya. Y reivindico a Tom Cruise que hace el papel de su vida. Recuerdo que en su momento todo el mundo afirmaba que ella “se comía” a su por entonces marido y no estoy para nada de acuerdo. Él lleva el peso de la película. Curioso como todo el mundo recuerda el agravio del Oscar concedido a ”Oliver” ( película que me encanta, por cierto) en lugar de a “2001” y a nadie le escandalizó que no se le concediera el premio por la que se sabía que sería su última película. Recuerdo un comentarista muy famoso de cine diciendo que la película “era muy vieja”…Ganó el Oscar “American Beauty” que en su momento nos pareció “lo más” y por la que el tiempo ha pasado inmisericorde, hasta dejarla muy ajada. En parte porque desde entonces se han hecho 500 series y películas que cuentan lo mismo y tienen a personajes parecidos. En cambio “Eyes wide shut” es una experiencia hipnótica. Puro cine. Un clásico contemporáneo.

  9. Para acabar me pasa algo parecido con Pasolini. Está muy bien el naturalismo de “Accatone” y de “El Decamerón” ( sin apasionarme) y su “Encuesta sobre el amor” es interesante, aunque como en todas las encuestas, las preguntas son sesgadas y tendenciosas. En “Medea” aprecio ese retrato de la antigüedad alejado del “peplum” (tan italiano) y presentado como conflicto entre lo primitivo y lo racional, pero es narrativamente muy áspera. En cuanto a “Porcile” y sobre todo “Saló” puedo muy bien prescindir de ellas. No me atrae en absoluto contemplar un catálogo de aberraciones, por mucho que se “justifiquen” como crítica al fascismo. No me lo trago.
    Un abrazo, Hildy y felicidades por la exposición.

  10. Querido Manuel, mi gran genio de los juegos de palabras. Mil gracias por tu comentario.

    ¡Me uno a ese brindis de zumo de naranja (jajajaja, natural, por supuesto!

    Beso kubrickiano
    Hildy

  11. Queridísimo Luis, ¡¡¡sí, pronto subiré el segundo artículo!!! Me alegra que te haya recordado este texto sobre la exposición tus distintos visionados durante años de las películas de Kubrick. Siempre se descubre un matiz o algo nuevo, ¿verdad?

    Beso con de fondo el Sarabanda de Handel
    Hildy

  12. Querida Lilapop, gracias por volver a poner tu interesante comentario y por contestarme a todo lo que te dije en la entrada de Ava.
    Respecto Eyes Wide Shut es que además me enamoré absolutamente del libro que adapta: Relato soñado de Arthur Schnitzler. A mí me gusta mucho el personaje de Alice en la película, pero tienes razón de que Tom Cruise hace un Bill interesantísimo. A mí me gusta mucho Tom en esta película. Los dos están genial y tiene todo el sentido con lo que Kubrick quería mostrar de Relato soñado.
    Yo he de decir que a pesar de mi amor hacia la primera etapa de Kubrick, me ha encantado volver de nuevo una y otra vez a sus películas más vistas: 2001, La naranja mecánica, Barry Lyndon, El resplandor, La chaqueta metálica y Eyes Wide Shut. Y todas me han parecido de análisis apasionante, pero quizá de este periodo me quedo con Barry Lyndon y Eyes Wide Shut, con mención especial a 2001. En todas encuentro lecturas apasionantes. Por ejemplo, en La naranja mecánica me interesa un montón su reflexión sobre el libre albedrío a través del personaje de Alex DeLarge (que es un personaje muy bien construido con el gran Malcom MacDowell). De El resplandor me fascina cómo puede verse como algo más que un relato de fantasmas… un estudio de la locura, del vacío creativo y del peso que tiene para un hombre como Jack Torrance su familia, y cómo responde a eso con violencia… Ay, que me enrollo con Kubrick y me vuelvo eterna, jajajaja.
    … Como te digo voy a volver a Pasolini, porque me atrae él, pero me cuesta su cine, lo reconozco. Por eso aprovechando los cien años de su nacimiento, quiero volver a su obra y comprenderla. Hasta ahora de todo lo que he visto de él lo que más me ha llegado ha sido: Mamma Roma, El evangelio según San Mateo y Pajaricos y pajarracos. En este nuevo repaso no creo que me anime de nuevo con Saló… o tal vez sí.

    Beso enorme con una máscara a lo Eyes Wide Shut
    Hildy

  13. Queridísima Hildy,
    solo quería decir de nuevo lo que ya te comenté poco después de la inauguración, en cuanto pude verla, y es que me parece que has hecho un trabajo genial. Y lo digo aquí para que tus lectores lo sepan; aunque por modestia no hables apenas de ellos, tus textos explicativos mejores no podrían ser en cantiddad y calidad. La exposición me resultó apabullante, uno se queda con ganas de quedarse allí leyendo cada carta, cada papel, mirando cada cámara y cada objetivo, cada story board, cada libro anotado, cada disfraz, cada plan de rodaje…
    Aparte de que a uno Kubrick le apasione más o menos (digamos que yo lo tengo en el cajón de los muy admirados, en el estante de al lado de los idolatrados) la exposición es un curso aceleradísimo de cine. O más que de cine, de cómo se hace cine, de lo complejísimo que es y de que hacer las cosas bien requiere de genio, sí, pero también de preparación, muchísimas horas de trabajo, la participación de los mejores en cada cosa…

    Uno de los males que tiene el cine de nuestro tiempo, y estoy pensando precisamente en el cine mediano o pequeño, no en las grandes producciones que son otro cantar, es que se ha fiado demasiado a la facilidad que los medios técnicos actuales proporcionan a la hora de conseguir cualquier imagen. Creo que esa facilidad técnica hace que haya decaído muchísimo una de las virtudes/capacidades que más han hecho por que el cine creciera, y en las que Kubrick, y aquellos de quienes se rodeaba, solían estar sobrados: el ingenio.

    Un beso enorme y felicitaciones de nuevo.

  14. Jo, queridísimo Manuel, de nuevo te agradezco un montón todo lo que dices. Para mí era superimportante los textos, así que me siento feliz con lo que escribes. Disfruté muchísimo elaborándolos. ¡Y algo escribiré sobre ellos en el segundo texto!
    Me encanta lo que dices sobre la capacidad del ingenio, que es ingrediente fundamental para continuar manteniendo la magia de contar historias en el cine.
    Beso
    Hildy

  15. Hola de nuevo, Hildy. Te prometo que es el último post sobre Kubrick (ja, ja, ja) pero a colación de lo que has escrito sobre “El resplandor” he recordado que ya habíamos intercambiado opiniones sobre ella a raíz de la publicación del libro “Mi vida en rojo Kubrick” de Simon Roy. He buscado y rescatado lo que escribí y coincido en gran parte contigo. Ahí va entrecomillado:
    “Respecto al libro sobre «El resplandor» sé que es una obra referencial para mucha gente. La vi hace años en un ciclo sobre Kubrick y lo que más miedo me dio fue la interpretación chiflada de Jack Nicholson. No comparto la fascinación y adoración por el film. Reconozco que los espacios están muy bien filmados (ayuda ese enorme hotel desierto, con sus largos pasillos) pero recuerdo que solo tenías ganas que alguien viniese con una camisa de fuerza y se llevase al pobre Jack. Eso sí, el film me sugirió (o quizá fuese mi aburrimiento viéndolo) una reflexión perversa que, quizá, engrandece el film a mis ojos por su atrevimiento: que un padre de familia en un entorno aislado y por lo tanto alejado de las normas sociales, en realidad percibe a su familia como una carga de la que ansía librarse…”

  16. Maravilloso que vuelvas querida Lilapop, y además para recordar un libro magnífico «Mi vida en rojo Kubrick». ¡¡¡¡Qué maravilla tu comentario de aquel momento!!! Efectivamente, esa reflexión que hiciste porque te estaba aburriendo la película creo que es un enfoque y una interpretación a considerar de esta película riquísima, y que es también lo que Roy «siente» en un principio inconscientemente cuando se siente fascinado por esta película. La película le sirve como catarsis para superar la locura y el dolor que arrastra en su vida por un horrible trauma familiar.
    Jajaja, creo que esa «interpretación chiflada» (me parto contigo, Lilapop) de Jack Nicholson a mí me seduce mucho. A ti te crispa y a mí me hace pasar miedo, incluso me provoca una risa nerviosa. Su histrionismo adquiere sentido en la película, totalmente desequilibrado y emocionalmente desatado, esto provoca muchos matices al papel. Me gusta ese Nicholson estallando en sus emociones como en «Alguien voló sobre el nido del cuco». Y es que Nicholson aportaba bastante de la tormenta que era su vida a ciertos personajes, y Jack Torrance sale ganando… creo…

    Beso
    Hildy

  17. Mi querida Hildy, no he podido acercarme aún a verla, aunque sí vi la de Barcelona y salí maravillado. Si tengo ocasión, repito, porque me has reabierto el apetito.

    Besos

  18. Mi querido Alfredo, me alegro de haberte reabierto el apetito. ¡¡¡Cuento mucho en los dos artículos y puedes hacerte una idea con las fotografías de cómo ha quedado en el Círculo de Bellas Artes!!!
    Sí, la de Barcelona, en el CCCB, fue absolutamente maravillosa. Y realizada con mucha pasión. Una pasada.

    Beso gigantesco
    Hildy

  19. ¡Pero qué estupenda crónica de una exposición fantástica! Leerte ha sido como revivir la magnífica visita guiada que tuve la oportunidad de disfrutar en ella 😉
    Todo un desafío componer un discurso expositivo novedoso en relación a un autor sobre el que tanto se ha escrito y analizado, y la muestra lo consigue, dejándote con ganas de volver a ver títulos de Kubrick ya conocidos y de descubrir los que puedan faltarte. ¡Enhorabuena y gracias, querida Hildy!
    Un gran abrazo.

  20. Annnnaaaaa, qué gusto leerte.
    ¡¡¡Vamos corriendo a ver películas de Kubrick y a mirarlos con ojos distintos!!!

    Gracias a ti
    Un honor estar en Atmósfera cine
    Beso
    Hildy

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