1. Wes Anderson, homenaje a la prensa escrita. La crónica francesa (The French Dispatch (of the Liberty Kansas Evening Sun), 2021)
La crónica francesa es un delicatessen de Wes Anderson que apuesta por un amor inusitado hacia la prensa escrita en un mundo analógico. Resulta que el director es un amante de The New Yorker, de sus periodistas históricos y sus portadas increíbles, así que en esta película realiza un homenaje a la publicación a través de una revista imaginaria estadounidense, con sede en Francia: The French Dispatch. Las portadas de esta publicación inexistente son otro deleite (y son obra de un ilustrador español, Javier Aznarez) y la película narra los artículos de tres de sus reporteros, como tres relatos cortos, además de facilitar una introducción y un epílogo especial.
Las historias cuentan la extraña peripecia de un convicto con problemas de salud mental, pero con virtudes artísticas en pintura abstracta, un peculiar mayo del 68 francés y la increíble aventura de un secuestro, así como la intervención crucial de un cocinero de la policía francesa. Pero en realidad todo la película queda envuelta en un aire elegíaco, un obituario por una forma de contar y escribir.
Cada uno de los personajes principales tienen rasgos y características de históricos del The New Yorker: Harold Ross, William Shawn, Josep Mitchell, Mavis Gallant, Lillian Ross, Rosamond Bernier, James Bladwin o A. J. Liebling. Cada uno de ellos tiene una personalidad especial. Pero además en su forma de contar Wes Anderson dibuja una Francia cinematográfica con guiños a la cultura popular europea. Así hay ecos de Jacques Tati, la Nouvelle Vague o Tintín. No falta un sensible sentido del humor.
Como siempre, Wes Anderson cuida el diseño de producción y crea un mundo especial habitado por sus criaturas rodeadas de objetos y colores especiales. Son muchos los personajes que pasean por La crónica francesa con el rostro de sus actores habituales (Bill Murray, Adrien Brody, Jason Schwartzman, Saoirse Ronan, Tilda Swinton, Frances McDormand o Edward Norton) u otros nuevos que entran en su universo (Benicio del Toro, Timothée Chalamet, Léa Seydoux, Mathieu Amalric, Jeffrey Wright, Elisabeth Moss…). Al final, La crónica francesa regala una revista con artículos variados y con un estilo cuidado y reconocible.
2. Mi primera película de Ryûsuke Hamaguchi. La ruleta de la fortuna y la fantasía (Guzen to sozo, 2021)
Me ha sorprendido gratamente esta película del director y guionista japonés Ryûsuke Hamaguchi, donde cuenta tres historias unidas con nexos comunes: sus protagonistas son mujeres, y el azar influirá en sus relaciones y en el rumbo de sus vidas de manera inesperada. La forma en que están contadas denota la mirada especial de su director.
Hamaguchi realiza una unión perfecta entre palabra e imagen. Con una delicadeza y sencillez pasmosas filma largos diálogos (bien en un taxi, en un despacho o en una casa), muy naturales entre sus personajes, y luego, a veces, provoca un corte significativo de paso del tiempo (en la primera y segunda historia). El director japonés mira y habla de cosas muy profundas de manera muy sencilla: el azar, el amor, el desamor, la amistad, las equivocaciones, la sexualidad, la soledad, la importancia de la palabra y de la voz, el desencanto… Y no solo se vale de la sencillez, también del humor suave, que te deja la sonrisa en la boca.
Los diálogos y los distintos encuentros fluyen de manera natural… y, sí, surge la magia del cine. En una entrevista Hamaguchi confiesa que las películas de John Cassavetes fueron en parte culpables de que se convirtiera en director. También se ha mostrado admirador de la mirada de Eric Rohmer. Ambos directores son maestros en cómo contar sus historias y en la importancia que tienen en sus películas cada uno de los diálogos, así como el papel relevante de cada uno de sus actores. Igual ocurre con La ruleta de la fortuna y la fantasía. El realizador japonés ha sido un grato descubrimiento.
3. Un western español en la posguerra. Intemperie (2019) de Benito Zambrano
Un western español en plena posguerra. El capataz (Luis Callejo) y sus hombres tienen bajo su poder a las gentes del pueblo, y ejercen la fuerza sin piedad alguna. La trama arranca cuando un niño (Jaime López) se escapa de la casa del capataz y este inicia una búsqueda implacable. El muchacho vaga por una llanura hostil (el rodaje y las localizaciones fueron por distintos sitios de Granada) y quiere llegar a la ciudad. Huye como si no hubiese un mañana, es un niño demasiado herido. En su camino, se cruza un pastor (Luis Tosar), que irá tomando la determinación de implicarse en la huida del protagonista.
Zambrano, que adapta la novela del mismo título de Jesús Carrasco, se empapa de la mitología del western para contar una historia que refleja además esa España dura, herida y rural de la posguerra. Funde a sus personajes con el paisaje árido y estos pueden identificarse con un crisol reconocible del género: el fuera de ley que protege al indefenso, el niño que le admira, los pistoleros sin piedad, el pueblo oprimido, los tiroteos, la persecución, la venganza…, el perdón.
Intemperie funciona como un reloj exacto y perfecto: con sus dosis de suspense, tensión, violencia, pero también con una relación entre dos personas (el pastor y el niño) donde se dosifica, con inteligencia, la emoción, pero que alcanza momentos de intensidad cartártica.
4. Un melodrama castizo. Cielo negro (1951) de Manuel Mur Oti
Volver a ver Cielo negro ha sido emocionante. Un melodrama perfectamente construido, con un final brutal. Su protagonista es Emilia (maravillosa Susana Canales), es una joven que trabaja en una casa de modas en Madrid y vive con su madre viuda. Su vida es gris y solitaria y arrastra además un problema en la vista. No obstante, sigue teniendo capacidad para soñar y está enamorada de un compañero de trabajo, Fortún (Luis Prendes). Emilia lo ve como una válvula de escape. Su vida cambia cuando Fortún la invita una tarde a la verbena. Un encuentro que le proporciona dos horas de felicidad, pero que posteriormente la precipita al abismo.
Su heroína Emilia es una más en un camino de mujeres sufridoras y que aman en silencio o se imaginan que aman en melodramas maravillosos. Se puede trazar un hermoso camino con Lisa (Joan Fontaine) en Carta de una desconocida (1948) o Luisa (Pina Pellicer) en Días de otoño (1963). Heroínas melodramáticas y sufridoras, pero que construyen ellas mismas complejas historias de amargura. Cada una tiene sus matices, pero todas regalan momentos de infelicidad, insatisfacción y humillación difíciles de soportar. Y unos finales demoledores.
Manuel Mur Oti, después de empujar a su heroína por un camino de sufrimiento, y llevarla al extremo, al borde de la locura, le regala una intensa y emocionante carrera bajo la lluvia para encontrar refugio y consuelo en una iglesia. Es de esos finales que no se olvidan.
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Hola Hildy
Cuatro palos de una curiosa baraja. Los oros del brillante -y a veces inalcanzable- Anderson, las copas -para disfrutar a pequeños sorbos- del buen cine oriental, las espadas -siempre a punto de ser blandidas- de nuestro campo y los bastos que, tarde o temprano, siempre pintan.
Un placer compartir tapete. Manuel.
Querido, querido Manuel…, qué buena tu baraja. Sí, esas cuatro cartas sobre el tapete auguran una buena tarde. Espero que si no las has visto, las disfrutes. Y si si las has disfrutado, estemos felices de haber jugado la partida.
Beso fuerte
Hildy
Que tal Hildy!
Pues no he visto ninguna de las cuatro, las de Anderson desde luego nunca me dejan indiferente. Tomo nota de tus recomendaciones.
Besos y feliz semana;)
Querido Fran, ¡ya me contarás si ves la de Anderson qué te parece!
A mí es un director que me gusta mucho, aunque entiendo que su cine suela levantar o entusiasmo o todo lo contrario.
Esta en concreto me interesaba mucho, pues el binomio cine y periodismo siempre me atrae.
La verdad es que yo disfruté con las cuatro, tanto al verlas como luego pensándolas y analizándolas. Me encantó volver a ver Cielo negro.
Beso
Hildy
No soporto a Wes Anderson, ese decorador de fotogramas, de una pedantería insufrible. De las demás, no he visto la japonesa, y de las españolas, «Cielo negro» es una obra maestra, por más que no pueda liberarse de las obligadas estrecheces de su tiempo, pero Mur Oti (en su día autoproclamado «el mejor director del cine español»; en fin…) sabe utilizarlas para su conveneniencia con mucha inteligencia, cosa que se echa de menos hoy. «Intemperie», en cambio, es mucho ruido y pocas nueces, bastante menos de lo que parece. Si pensamos en el cine español actual, es resultona; pero si la vemos dentro de las coordenadas de este tipo de historias fuera de tiempo y espacios concretos, no aporta gran cosa.
Besos
Sí, mi querido Alfredo, ya sabía yo que no podías con Anderson. Yo sí entro en su universo, me toca. Cómo disfruté de volver a ver de nuevo Cielo negro, es un melodrama duro y hermoso a la vez. La película de Zambrano me sorprendió más de lo que esperaba, tiene un planteamiento muy sencillo, pero funciona. ¡Te recomiendo la japonesa!
Beso
Hildy
Wes Anderson no es santo de mi devoción. Es cierto que no he visto su film de culto “Los Tenenbaums” que lo elevó a los altares de cineasta de culto de la postmodernidad. Ni tampoco “Moonrise kingdom” que una buena amiga me dijo que era una auténtica delicia. Ni “Isla de perros”, que mi sobrino, cinéfilo en ciernes, me aseguró que debía haber ganado el Oscar a la mejor peli de animación. He visto un par de films suyos y no tengo muchas ganas de repetir. Uno fue “El gran hotel Budapest” y aunque agradecí que el referente homenajeado fuera la cultura centroeuropea de principios de siglo y no los muy manidos años 80 como es la lamentable costumbre me pareció tan superficial, tan inane, tan pueril que no entré nunca en ella. Esteticismo vacuo. Para recrearme en la época ya tengo a Zweig y a Ophuls. Muchsas gracias. Sospecho que “La crónica francesa” irá por ahí…
De Hamaguchi solo he visto la adaptación del guion “La mujer del espía” que escribió con Kiyoshi Kurosawa y dirigió este último. Uno de esos filmes a fuego lento, que te dejan un montón de sugerencias. Es sin duda uno de los cineastas del momento y ya está ganado premios en los festivales más importantes.
“Cielo negro” me parece un melodrama poderoso. Costumbrista y a la vez puro género y por tanto estilización. Me conmovió la historia de esa Cenicienta de visión pobre y sin final feliz. Pero ese final…El final auténtico era magistral con esa Susana Canales al borde del abismo que, al escuchar las campanas, recupera fuerzas para seguir adelante. Ese travelling largo acompañando al personaje en su regreso a la vida era muy potente. Y de golpe, ese momento de confesión en la iglesia, que solo puedo calificar de grotesco. Creo que es uno de los “coitus interruptus” más grandes que he vivido en una sala de cine. No daba crédito. La peli cae en el bochorno más profundo, o yo al menos lo recuerdo así. Supongo que la censura obligaría a filmar esa aberración ya que la protagonista había intentado cometer el peor de les pecados mortales, el suicidio. Creo que la película debería emitirse sin ese pegote lleno de rancia moralina. No puedo creer que Mur Oti lo escribiera o filmara por voluntad propia.
Me alegro que recuperes “Intemperie” porque a mi me gustó mucho en su estreno y creo que pasó sin pena ni gloria. Me pareció una acertadísima y muy emocionante adaptación en clave de western al drama de la postguerra. Con todos los elementos del género: el paisaje, la persecución, el viaje, la venganza, la redención… Muy bien traídos al contexto de la España de la época. Y Luis Tosar y el joven Jaime Lopez (que ya me había maravillado en “Techo y comida”, mucho más que la afectadísima interpretación multipremiada de Natalia de Molina) están espléndidos.
Un abrazo
Lilapop
Por cierto, a raíz del infausto recuerdo del final-pegote de “Cielo negro” me ha venido a la cabeza el tema de los filmes (casi) arruinados por sus finales. No porque el final no nos guste o no nos parezca adecuado, sino porque es obvio que está metido con calzador en la historia de la que para nada es una conclusión coherente o lógica. Por lo pronto me han venido cuatro a la cabeza…
Queridísima Lilapop, qué bueno lo de las películas arruinadas por su final.
A mí con Cielo negro me emociona tanto esa carrera bajo la lluvia con las campanas… Quizá, tienes razón, hubiese terminado en la iglesia, pero de otra manera, más austeramente. Una iglesia vacía y ella simplemente poniéndose de rodillas. Porque yo sí me imagino a Emilia yendo a la iglesia.
Yo creo que me he visto prácticamente todo de Anderson y siempre me ilusiona un estreno. ¡Qué bonita me pareció Isla de perros! Y su otra de animación me chifla, «Fantástico Sr. Fox».
De Hamaguchi yo no conocía nada y me he estrenado con esta peli. Y me han entrado ganas de descubrirle en más películas.
Intemperie fue una agradable sorpresa, pues me gustó más de lo que esperaba.
Miles de gracias como siempre por compartir tu mirada (¡merece mucho la pena!)
Hildy
La de Wes Anderson no ha llegado a mi pueblo, así que me va a tocar pasar por Isla Tortuga. A mí si me gusta entre bastante y mucho su cine, aunque comprendo a quienes les cause rechazo. El Gran Hotel Budapest me gusta hasta casi la emoción. Esta tiene pinta de ser algo menos de lo mismo, así que seguro que me lo paso pipa con ella.
De Hamaguchi o no he visto nada o solo vi el principio de Happy Hour en su momento, no recuerdo, pero si no llega Wes Anderson a mi pueblo imagínate un chinorri.
La de Zambrano a la vez me gusta y no me gusta, creo que podría decir lo mismo que Alfredo pero por otra parte también me quedó la sensación de que tenía mucho mérito. Lo que menos me gustó, fíjate tú, es Tosar. Y es que uno es extremeño y se cruza con muchos pastores por el campo y este hombre será muy rudo y tendrá las cejas muy gordas pero vamos, que no se cuela en mi imaginario. Por cierto que -esa sí llega a mi pueblo- vi el otro día Pan de limón con semillas de amapolas, y me ha quedado una sensación extraña: a la vez no me gustó y sin embargo me pareció… no sé, algo así como digna de mucho respeto. Es como un capítulo de telenovela que se viene muy arriba, rejunta absolutamente todos los elementos del melodrama cineclubero… Pero oye, es que está bien hecha, y a las actrices las entiendo al hablar… Pues eso, que no me gusta pero sí.
De Cielo negro ya sabes que me gustó mucho, es todo un peliculón, pero el final me dejó chafado no lo siguiente. Yo comprendo la coyuntura ideológica pero me parece un despropósito argumental, encima reforzado por estar contenido en una escena tan poderosísima desde el punto de vista cinematográfico. Creo que prefiero Condenados, igual -o más- de carca pero es distinto, porque es una mentalidad que sobrevuela toda la peli y no pasa nada, es su época y se comprende.
Un beso mu fuerte
Perdón, melodrama telefilmero, quería decir, jeje. Es que esto de inventar palabros se me resbala de las manoplas.
Queridísimo Manuel, encantada de leerte una y mil veces.
Ya sabes lo que me gusta que compartamos por acá las miradas que tenemos sobre las películas.
¡Yo creo que este finde cae la de Benito Zambrano y me apetece mucho la de Larraín también!
La de Wes Anderson creo que vas a disfrutarla.
A Hamaguchi empiezo a descubrirlo.
La de Intemperie tuvo algo que me tocó.
… Cielo negro me gusta tanto su personaje principal, esas heroínas que hacen, con sus acciones, vivencias y emociones, más compleja todavía su desgracia. Ya te digo que haría un ciclo con Lisa (Joan Fontaine) en Carta de una desconocida (1948), Luisa (Pina Pellicer) en Días de otoño (1963) o Emilia en Cielo negro.
Me encanta eso de no me gusta…, pero sí. A mí me pasa también con varias películas.
Beso enorme
Hildy
«CARTA DE UNA DESCONOCIDA» O JOAN FONTAINE EN SU DEFECTO SE VIENE A LA TUMBA CONMIGO
Y por eso, entre otras cosas, me emociona «El Gran Hotel Budapest». Unas cosas llevan a las otras.
Hildy, querida,
Un besazo
De estas cuatro no he visto ninguna. Últimamente solo he visto en el cine Dune, que me gustó bastante, y Titane, que me interesó pero sin convencerme del todo.
La de Wes Anderson todavía está en cartel, creo, así que igual voy a verla.
La japonesa no me suena que se haya estrenado en mi ciudad. Y Cielo negro me produce curiosidad.
Los últimos meses he dedicado más tiempo a la lectura que al cine.
El otro día en casa vi una de terror; Midsommar de Ari Aster, y disfrute bastante. Y al día siguiente para compensar vimos Hechizo de luna, una bonita historia romántica que me parece que te gusta mucho.
Bueno, me despido mientras escucho la sinfonía Patética de Tschaikowsky, que es muy bella.
Que tengas buen sábado, Hildy.
Querido, querido Luis, ya sabes que me gusta siempre tu visita.
Lectura y cine, cuántas horas buenas nos hacen pasar.
Sí, que heavy es la de Midsommar. Además descubrí algo por un documental que me dejó perpleja: uno de los abuelos que se somete al macabro ritual es… ¡¡¡Björn Andrésen!!!… ¡El Tadzio de Muerte en Venecia!
¡Sí, Luis, adoro Hechizo de Luna!
¡¡¡La música es otra pasión maravillosa!!! Pues has hecho que escuché yo también la sinfonía de Tchaikowsky.
¡Buena manera de empezar un domingo! Mil gracias
Beso
Hildy
Ostras, no me habia fijado que fuera Tadzio; ¡pobre hombre! Me fijare la proxima vez.
Buen Domingo, Hildy.
Un beso.
Felices Fiestas Hildy.
Por partes. No entiendo en el romo panorama actual la animadversión que genera Wes Anderson. Un cineasta con sobredosis de ideas, tanto visuales como argumentales. Esta película no es una excepción. El derroche es inmenso. Y el resultado irregular pero en todo caso muy atractivo.. El prólogo me parece perfecto, la historia de Owen Wilson pide más. La de Benicio del Toro es excelente. Y las otras dos no están a la altura de lo anterior.
Pero sus irregularidades no invalidan el film. Para nada.
Anderson vuelve a mostrase como un iconoclasta observador de la condición humana ofreciendo detalles que son auténticas delicatessen.
Sus films nunca serán perfectos por su propia naturaleza impresionista y art dejó. Una combinación muy difícil. Pero valoro cada uno de sus empeños, aún con sus errores.
Intemperie en mi opinión tiene un serio problema. No sé decide ni por el western ni por la crónica social. Bueno si se decide pues quiere ser ambas cosas y esa es su condena. Luis Bermejo no es ni de lejos el Juan Diego de los Santos inocentes. Y no lo es pq es un malo de western más. Y eso rebaja muchísimo el análisis de crónica social. Esa indefinidos no impide que el film se pueda disfrutar pues está narrado con fluidez. Pero rebaja su alcance.
Un placer leerte Hildy.
Querido Víctor, qué placer volver a leerte. Me alegro tanto.
A mí el cine de Wes Anderson me dice muchas cosas. Y lo disfruto. Tienes razón el derroche de La Crónica francesa es inmenso y atractivo. Yo la disfruté muchísimo me metí en todas sus historias. Yo también valoro cada uno de sus empeños e imperfecciones, pero es tan potente visualmente…
Intemperie es de esas películas que se transformaron en sorpresa para mí, pues nada sabía, ni había leído la novela. Lo que más valoro de la película es esa relación entre el niño y el personaje de Luis Tosar. Me gusta la mirada de esa infancia dura, que encuentra otra oportunidad en tiempos oscuros. Así como la sencillez de su planteamiento. Aunque entiendo lo que planteas en tu mirada sobre ella.
Me alegro mucho de volverte a leer
Beso
Hildy