Perlas desconocidas (4). El fin del romance (The end of the affair, 1999) de Neil Jordan

La importancia de una promesa en El fin del romance.

Graham Greene decía que escribía “para escapar de la locura, de la melancolía, del terror inherente a la condición humana”. En estos días de confinamiento, estoy recuperando alguna de sus obras que tenía por casa. De hecho, ahora estoy leyendo El factor humano. En sus páginas encierra, efectivamente, la tristeza. Sí, es una novela de espionaje, melancólica, donde sus personajes campan en un mundo complejo y gris. Pero su prosa envuelve con una sensibilidad y belleza especial, aunque no oculta sombras y crueldades. Y he recordado que el último libro que tuve en mis manos en una de mis amadas visitas a una librería fue El fin del affaire, en la nueva edición que ha publicado el sello Libros del Asteroide. Creo que va a ser el primer libro que compre en cuanto pise de nuevo una librería.

Cuando lo tuve entre mis manos, lo primero que me vino a la cabeza fueron las imágenes de la película de Jordan. Soy una enamorada de esta obra cinematográfica y también de Vivir un gran amor (The end of the affair, 1955) de Edward Dmytryk. Tengo ganas de leer esta novela de Greene, pero, de momento, he vuelto a empaparme con las secuencias donde cobran vida el escritor Maurice Bendrix (Ralph Fiennes), el funcionario del Ministerio del Interior Henry Miles (Stephen Rea), y su esposa Sarah (Julianne Moore).

El espíritu melancólico de Greene recorre los fotogramas de El fin del romance y a la vez se mezcla con las complejas historias de amor que se convierten en el corazón y en el sello de la filmografía de Neil Jordan (no hay más que recordar también Mona Lisa o Juego de lágrimas). Pero además el espectador no solo es sacudido por la sensualidad y la tristeza onírica de las imágenes, sino que camina por el sendero que traza la música de Michael Nyman, que como el canto de las sirenas, conduce a un estado hipnótico que te sumerge más en la historia.

Un encuentro bajo la lluvia

Neil Jordan emplea el recurso del relato en primera persona, como en la novela de Greene. No puede desaprovechar que el narrador es un novelista. Y este construye su historia con sensaciones, recuerdos, sentimientos, emociones y retazos. El escritor trata de canalizar su odio tecleando en su máquina de escribir…, y al final lo que nos cuenta es una historia de amor llena de dolor en un Londres devastado. Gracias a dos valiosos personajes secundarios, un detective y su hijo, termina siendo una historia dentro de otra historia, porque para que Bendrix pueda entender, necesita la mirada de la amada, de Sarah. Y es lo que terminará obteniendo a través del diario sustraído.

Todo arranca con un encuentro bajo la lluvia. Bendrix se cruza con Henry. Pero el personaje ausente que los une, Sarah, es la pieza clave que activa todos los fantasmas y miedos de los dos hombres. Poco a poco, el narrador va desvelando que llevaba dos años sin ver al matrimonio, que Sarah fue su amante y que le dejó sin explicación alguna, y que apenas si acaba de terminar la Segunda Guerra Mundial. Y es que Maurice y Sarah se amaron entre sirenas y bombas. Durante el encuentro, Henry le confiesa que está preocupado por su esposa, que cree que esta se ve con otro, y que tiene dudas de si consultar a un detective. Esto activa más la mente de Bendrix y hace aflorar en él los celos. Nunca entendió por qué Sarah lo abandonó, nunca estuvo seguro de su amor. Con unas imágenes evocadoras, casi como entre sueños, Maurice trata de encajar todas las piezas del puzzle. Y se obsesiona con averiguar si realmente Sarah está engañando ahora a su marido. Todo para saber si realmente le engañó a él. Así que por su cuenta y riesgo, sin consultar con Henry, contrata los servicios de una agencia de detectives.

Para entender el conflicto de El fin del romance hay que comprender la importancia de las promesas. El valor de una promesa y lo que cuesta cumplirlas. Y, por otra parte, Neil Jordan hace algo que solo es posible en el cine: creer en los milagros. El tormento de Maurice Bendrix y de Sarah Miles es que en su amor carnal, en su Cantar de los Cantares, se introduce el elemento divino, creando una ecuación inesperada. Así mientras juegan en su habitación de amantes con Eros y Tanatos, este último hace su acto de presencia de manera brutal cuando una bomba quiebra la felicidad de ambos.

Este acontecimiento Neil Jordan lo presenta bajo las dos miradas, la de Maurice y la de Sarah. En la primera se genera la duda y la inquietud y en la segunda, el desvelamiento del secreto. El artefacto alcanza a Bendrix y lo deja aparentemente ¿muerto o inconsciente? A una aterrorizada Sarah que no puede reanimarlo no se le ocurre otra idea que rezar a Dios, aunque no es creyente. Le pide que no se lleve a Maurice, que no le deje morir, y promete que si vive no volverá a verlo… Entonces Bendrix recupera la consciencia, se levanta de entre los escombros y va de nuevo hasta la habitación. Allí se encuentra a una Sarah arrodillada, que se da la vuelta y lo mira, asombrada. Antes de irse, apurada, le dice: “El amor no se acaba solo porque dejemos de vernos”.

El último acto

En el último acto de El fin del romance es donde se nota más la huella de Neil Jordan en la historia, pues crea un triángulo cómplice donde Maurice y Henry deciden afrontar juntos su amor hacia una Sarah enferma, que se aleja. Para ellos Tánatos continua presente. No se fue con la guerra. Los tres se encierran en la misma casa para superar la quiebra futura del triángulo. Entre los tres se establece un código de entendimiento. Bendrix no permitirá que nadie entre y rompa ese triángulo, incluso rechazará con rabia al sacerdote que se ha convertido en el guía espiritual de Sarah. En esos momentos odia todo lo que le aleje de la amada.

La relación que tiene Sarah con su marido y con su amante es muy parecida a la que tienen los personajes de Amigos apasionados (The passionate friends, 1949) de David Lean. El personaje de Sarah vive entre el tormento de creer en el “milagro” que provocó su oración y lo infeliz que le hace cumplir la promesa. Por otra parte, también se siente atada a otra promesa: la de permanecer junto a Henry, al que además considera un buen amigo y al que no quisiera hacer daño. Se reconoce débil y con ganas infinitas de romper sus promesas. Se siente atrapada, pero a la vez sabe que en aquella habitación, donde estalló la bomba, algo especial ocurrió. Algo que la cambió la vida.

Así Neil Jordan en El fin del romance construye una compleja y bella historia amor donde los días de lluvia se confunden con los bombardeos. Y donde un hombre confiesa a su amada que tiene celos de una media porque esta abraza y abarca toda su pierna o del botón que sujeta su liga, porque estará todo el día con la amada. O donde el beso de una mujer en la mancha que cubre el rostro de un niño puede, quizá, ser la mejor medicina.

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17 comentarios en “Perlas desconocidas (4). El fin del romance (The end of the affair, 1999) de Neil Jordan

  1. Espléndida y hermosa crítica de una maravillosa película del gran Jordan. Obra que atesora los elementos fundamentales del gran cine, el de siempre, alejado de los rebuscados malabarismos actuales, esto es, un gran guión, una excepcional dirección, un milimétrico montaje, intérpretes ajustadisimos y una bellísima banda sonora. Qué difícil resulta hoy encontrar una película como esta, donde todos esos elementos se anuden en un todo armónico y lírico. Lo que en manos de otro realizador podría haber acabado en un folletín de medio pelo, aquí frisa el magisterio. No son hoy, tristemente, tiempos en los que esta hermosa propuesta cinematográfica reciba el beneplácito que se merece, como tampoco la excelente Las estrellas de cine no mueren el Liverpool, pero a los que amamos el cine de siempre y su clasicismo académico, probablemente el más difícil de conseguir por su depuración formal y ausencia de efectivo, nos conduce a un lugar llamado verdad. Un beso amiga.

  2. Qué casualidad. Qué casualidad. ¿Será cosa del hado? ¿Será ,Hildy, cosa del DESTINO?

    Bromas aparte, te digo esto, así, como poniéndome estupendo, porque ,precisamente, en estas semanas de confinamiento yo (aunque tengo toneladas de libros pendientes en papel) también llevado por la excelente acogida que ha tenido «El final del romance» en la edición de Libros del Asteroide (ensalzada en muchos sitios) también la había puesto en la cabecera de mi lista para leerla a través del servicio digital on-line de mi ciudad (digitalizada partiendo de esa misma edición). No sé lo que haré al final, porque a mi leer desde una tablet o desde el ordenador no me gusta. Ya sé que es un poco antiecológico, pero es que los libros electrónicos son tan fríos e impersonales, que no casan nada con mi concepto de disfrutar de la buena literatura.

    Dices que te estás leyendo «El factor humano» Espero que disfrutes de esa lectura. Te diré (y lo digo de corazón) que esa es una de las mejores novelas que yo he leído en toda mi vida. Yo, paradójicamente, no soy de los que retiene fácilmente los argumentos de las novelas (me gusta más quedarme con detalles aislados, yo voy como buscando perlas o diamantes sueltos), pero sí que creo saber reconocer la grandeza y el talento mientras estoy leyéndolas, y esa es, para mí, una de las mejores novelas del siglo XX sin lugar a dudas (junto con «A sangre fría» de Truman Capote, «Cien años de soledad» de García Márquez, y «El guardían entre el centeno» de Salinger, tres de las que yo pondría entre lo mejorcito de lo mejorcito. Algunos podrían añadir «Servidumbre humana» de Maugham, «Las uvas de la ira» de Steinbeck o alguna otra.A mi todas estas me parecen excelentes).

    De Graham Greene, a partir de entonces me leí unas cuantas («El tercer hombre», «El revés de la trama», «El poder y la gloria», «El americano impasible»….), pero ninguna me llegó tanto como «El factor humano» (aunque no he visto la adaptación que hizo Otto Preminger). Tenía pendiente «El final del romance» pero la demoraba porque, al haber visto la adaptación de Neil Jordan, creía que eso me iba a privar del disfrute. Pero ahora quiero leerla, porque la película solo la vi una vez y en una época en la que a lo mejor yo no estaba todo lo receptivo que debiera. Recuerdo que estaba hecha con solvencia, pero mi mente creo que por aquel entonces estaba en otro sitio. La recuerdo demasiado vagamente como para hacer una valoración coherente y ajustada.
    Ni siquiera recordaba que la música era de Michael Nyman, un músico al que admiró mucho. No obstante, esta parece una película un tanto atípica para Neil Jordan. Graham Greene, con sus conflictos morales, sus complejos de culpa, sus «placeres culpables» de triángulos amorosos sin resolver (interraciales e intergeneracionales a veces), con ese clasicismo eterno del amor pecaminoso, parecía a priori un autor un tanto lejano al universo de Jordan, que suele explorar personajes marginales o menos académicamente convencionales (los personajes de Green se adecuan más a los eternos dilemas y disyuntivas del amor, el adulterio y la infidelidad). Sin embargo, recuerdo que, estéticamente la película era muy elegante y sobria. Porque, qué duda cabe de que Neil Jordan es un director muy dotado en todos los aspectos, ya sea moviéndose en registros clásicos como un poco más transgresores.

    Hace cosa de un mes o poco más, «El crítico abúlico» hizo una reseña de «El americano impasible» de Philip Noyce. Ahí Michael Caine estaba absolutamente espectacular. Imponente. Recomiendo que la veas si no la has visto (creo recordar que ahí la comentaste ¿no?.Es igual. Es momento de volver a verla) Se diría incluso que supera holgadamente al carismático Michael Redgrave en la discutida adaptacion de Mankiewicz. «El fugitivo» de John Ford se supone que era una adaptación informal de «El poder y la gloria», pero el resultado fue una de las películas más discutidas de Ford. Algunos dicen incluso que el legendario realizador no se la tomó en serio, y que delegó las decisiones importantes en su director de fotografía (el gran operador mejicano Gabriel Figueroa). De «El tercer hombre», qué decir, una maravilla. Uno de los pilares sobre los que se cimenta la leyenda no solo de Greene sino de Orson Welles. Y tengo pendientes otras dos adaptaciones del autor inglés. Una es «Brighton Rock» de John Boulting, y otra, «Consul honorario», que, pese a la intervención de Michael Caine y de Richard Gere es muy poco recordada. Tampoco suele verse habitualmente por ahí mencionada, pese a que tiene prestigio crítico, «Nuestro hombre en La Habana» de Carol Reed. Tengo, como ves, muchas pendientes…..

    Bueno, Hildy, bonita. Dale duro a lo de Graham Greene. Ya sé que para nada es un sufrimiento, pero si leer algunas de esas desgarradoras páginas te lleva a límites emocionales extremos, que sepas que no estás sola. Que hay más gente sangrando por esas mismas «heridas» literarias durante estos días tan extraños (espero no tener que pagar «royalties» a Kathryn Bigelow ni a The Doors por mencionar esas dos palabras, que hoy en día, con eso de los copyrights algunos se ponen muy nazis, y que conste que no estoy mirando de frente a la SGAE…..Amo demasiado la vida)

    Un beso.

  3. Querido Altaica, qué alegría tener noticias tuyas.
    El fin del romance es una película hermosa y como dices aúna armonía y lirismo. Es un disfrute.
    Y es algo que también está presente en Vivir un gran amor. Es además un deleite verlas ambas en sesión doble y vislumbrar sus matices, diferencias y riquezas. En la de Dmytryk, Peter Cushing está maravilloso.

    Sí, me gustó mucho Las estrellas de cine no mueren en Liverpool. Ya lo primero que me llamó la atención fue su título. Además pertenece a cine dentro del cine, una temática que me apasiona y que no dejo nunca de analizar. La vida de Gloria Grahame fue, nunca mejor dicho, toda una película.

    Beso
    Hildy

  4. Querido Deckard: sí, tengo muchas ganas de leer ese libro de Green. Es que me recuerdo con él, cómo leí las primeras líneas y las ganas que tuve de llevármelo, pero ese día no pude. Estoy disfrutando muchísimo de El factor humano. Es más, me quedan pocas páginas, y me entristece. Ahora me esperan El cónsul honorario y Viajes con mi tía.
    La partitura de Michael Nyman para la película es muy hermosa. Es de esas que se quedan en tu cabeza durante unos días. Sí, El fin del romance es una película elegante.
    Me gustó mucho en su momento El americano impasible de Noyce. Es otra que tengo ganas de volver a ver.
    ¡¡¡Por cierto, me gusta mucho la peli de Kathryn Bigelow, Días extraños!!!! ¡También está en ella un magnífico Ralph Fiennes!

    Beso
    Hildy

  5. Hola Hildy!
    Guardo un grato recuerdo de esta película, me has abierto el apetito de nuevo con ella. Con lo que nos cuentas en tu reseña seguro que la veo con otros ojos.
    Besos;)

  6. Querido Fran, yo también guardaba un recuerdo maravilloso, y la he disfrutado de nuevo de lo lindo.
    ¡Espero que vuelva a encantarte!
    Ya me contarás.

    Beso
    Hildy

  7. Yo también disfruto mucho a Greene, veo que somos varios por aquí. Y, como comentan por ahí, mira que ha dado juego al cine. Como no la veo por tu blog y Deckard la menciona de pasada, recomiendo ‘Brighton Rock’ de John Boulting, una sobría cumbre del ‘spiv film’ británico. Además, el propio escritor participaba en la adaptación del texto.

  8. ¡¡¡Querido crítico abúlico, sí, la verdad sería un bonito ensayo el ver el paso de Greene por el mundo del cine!!! Me apunto Brighton rock de John Boulting, no la he visto nunca y apetece. Mil gracias por la recomendación.

    Beso enorme
    Hildy

  9. Es maravillosa tu forma de introducir al lector, no solo en la película en sí sino en todo lo que la rodea… la novela que la inspiró, la personalidad del autor…y claro con todo esto consigues que una se muera de ganas de ver la peli, de leer más cosas del autor… en fin, que abres curiosidades y ganas de completar conocimientos…y eso siempre se muy importante…y más ahora. Muchas gracias …y por favor sigue así…

  10. Querrida Hildy,
    tu reseña es tan hermosa como la película.
    No he leído la novela, pero la película me conmovió, en especial la actuación de Julianne Moore.
    Me doy cuenta que mi experiencia con Graham Greene es bastante limitada.
    Leí con pasión EL PODER Y LA GLORIA y ví una cinta bastante mediocre con Laurence Olivier con lentes de contacto obscuros y un México de cartón piedra.
    También me impresionó EL AMERICANO IMPASIBLE y no he visto ninguna delas versiones que se han hecho en cine, y creo que me las saltaré.
    A fines de los ’60s ví LOS COMEDIANTES que encontré aburrida a pesar del gran reparto(Alec Guiness,Richard Burton, Elizabeth Taylor,Peter Ustinov)el tema del triángulo amoroso,que era casi un cuadrado, y la ambientación en Haití.Supongo que la novela de Greene es mucho mejor.
    En fin, tanto por ver y leer aún!
    Besos,IVÁN

  11. ¡Muchas gracias, querida María Rosa, por tus palabras! Sospecho que te gustaría un montón El fin del romance. Espero que pronto podamos comentarla en vivo y en directo.
    Beso
    Hildy

  12. ¡Querido Iván, y como dices cuánto nos falta por leer, ver y descubrir! ¡Qué gozada, ¿verdad?!
    Yo no he visto Los comediantes y tampoco la he leído. De «El americano impasible» vi la protagonizada por Caine. ¡Y qué maravilla es El tercer hombre! Estos días voy a intentar indagar un poco más en Greene y el cine.
    El fin del romance y Vivir un gran amor son dos películas que merecen mucho la pena, bellas.
    Beso
    Hildy

  13. Mi querida Hildy, un texto estupendo, bellísimo, sobre una película compleja y tristemente bella, o bellamente triste. Una historia muy de su época. Quiero decir, que el amueblamiento mental, la conformación espiritual de quienes sobrevivieron a la Guerra Mundial es la clave de todo aquello que se refiere a la fe (re)descubierta y a esa fidelidad, casi más supersticiosa que religiosa, a las promesas y a la palabra dada. Pero mi lado cínico, no obstante, abre una puerta (un portalón) a la incongruencia. Ya sabes que a mí el melodrama me resulta artificioso porque suele eludir cuando le conviene la condición humana en aras del sentimentalismo más zafio e injustificado, y en esta película, sin rozar siquiera la zafiedad, y desde luego sin carecer de motivaciones, hay ciertos aspectos del personaje de ella que me chirrían en cuanto a que no siempre es el mismo, sin que sus cambios estén del todo bien cuadrados. Quiero decir, que es de una manera u otra, vive las cosas de una manera u otra, según le apetece al autor, y por tanto sus decisiones son más caprichosas que congruentes, lo cual no sé si no llega a dejar indemne todo ese esqueleto moral-espiritual-sentimental del conjunto. No sé si me explico… Pero es que no quiero destripar nada por si lee esto alguien que no la haya visto.

    Besos

  14. Mi querido Alfredo, te has explicado perfectamente. También te digo que en el melodrama, que es una de las cosas que se te atragantan, no entra la razón y la lógica, sino que se va a los sentimientos desbocados, al corazón sin riendas. Por eso algunos personajes son como caballos salvajes sin rumbo fijo, que van al trote, y cambian del norte al sur, sin justificación alguna.
    Besos desbocados
    Hildy

  15. Hildy, llevaba unas semanas sin pasarme por aquí y he decido hacerlo con es film de Neil Jordan que vi en el cine cuando se estrenó.
    No sé, querida Hildy, si la clasificación de “perla desconocida” se ajusta a este film. Tuvo bastante éxito en su momento y Julianne Moore fue nominada a varios premios, si no recuerdo mal, entre ellos, al Oscar.
    El film me gustó y me emocionó (en mi caso suele ser lo mismo) Me llegó y conmovió esa historia de amor furtivo y condenado.
    El estreno de la película volvió a poner de actualidad la obra de Graham Green y recuerdo que se mencionó el catolicismo del autor. Creo que ese aspecto está muy presente en la película. De hecho, dos de los conceptos más queridos y propios del catolicismo (y que más lo separan de las diferentes iglesias protestantes) son la redención y el milagro. Ambos aparecen en la película. Se puede entender el film como el camino hacia la santidad del personaje de Julianne Moore. Lo tiene todo. Pecado (lo de la oveja extraviada y el hijo pródigo es muy querido para el catolicismo) sacrificio, penitencia, milagro y muerte.
    El otro itinerario del film es el del personaje de Ralph Fiennes hacia la recuperación de su fe. Una fe que, en una manifestación absoluta de libertad, rechaza. La cuestión no es si Dios existe. La cuestión es si se le necesita. “Querido Dios, olvídate de mí. Cuida de ella y de Henry y a mi déjame en paz para siempre”. Desde que vi la película recuerdo esas palabras finales.

    Por supuesto, que la película es una historia de amor apasionado y, posesivo. Por lo que recuerdo inspirada en una historia autobiográfica del propio escritor. Aunque tuvo un final menos trascendente. La esposa de su amigo acabó dejándole por un tercer hombre…
    Como he dicho antes, Julianne Moore fue muy aclamada y nominada por su interpretación, Está muy bien aquí. Reconozco que es una actriz que se ha arriesgado casi siempre. Desde esa escena desnuda de cintura para abajo, paseándose nerviosa mientras confiesa su infidelidad a su marido en “Shortcuts”. Como Cate Blanchett o Nicole Kidman (son tres actrices que encuentro que tienen algo en común) Siempre o casi siempre, se han atrevido a explorar caminos nuevos con la elección de sus personajes. Pero Moore me parece la menos excelente de las tres. A veces llega a ciertos excesos que me parecen chirriantes
    Creo que el que está esplendido es él, Ralph Fiennes. Con un personaje difícil, y que puede resultar antipático por su rencor, por sus celos. Siempre se valora más el estallido emocional, el gran papel dramático, pero me quedo con interpretaciones contenidas como la de Fiennes, que con una mirada lo dicen y lo esconden todo.
    Hasta pronto Hildy. No te puedo seguir el ritmo

  16. ¡Querida Lilapop!, qué alegría leerte y saber de ti. Tú no te preocupes, pásate cuando puedas, cuando quieras y cuando te apetezca. Las películas y los textos siempre nos esperan. Y para mí es un placer cuando te pasas, leer tus apreciaciones.
    Tienes razón que cuando se estrenó la película tuvo repercusión, pero sí que creo que respecto otros estrenos de los noventa, ahora esta peli está un poco más enterrada en la memoria cinéfila que otras. Pero tienes razón que no está tan olvidada como ciertos clásicos.
    No sabes lo que he disfrutado leyendo en el confinamiento El factor humano y El cónsul honorario. Es cierto, que con determinados escritores se señala más sus creencias religiosas, y uno de ellos es Graham Greene. Pero en los libros que he leído sus reflexiones respecto la religión me parecen inteligentes y complejas. Con sus novelas intuyo un hombre tremendamente triste, melancólico y desencantado. Y como reflejo esa frase que nos has dejado que sale en esta película y que queda marcada en la mente: “Querido Dios, olvídate de mí. Cuida de ella y de Henry y a mi déjame en paz para siempre”.
    También me gusta mucho Ralph Fiennes. Crea personajes brillantes con muchas sombras y luces. Yo tengo especial predilección por su personaje en El jardinero fiel.
    Julianne Moore está brillante en esta película. Posee además una belleza muy especial. Yo la primera vez que la vi fue en una película que me entusiasma: Vania en la calle 42.
    Lo dicho, Lilapop, es un placer leerte
    Beso
    Hildy

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