10 razones para amar Desaparecido (Missing, 1982) de Costa-Gavras

Uno de los motivos para amar Missing: Jack Lemmon y Sissy Spacek.

Razón número 1: Basada en hechos reales

Missing empieza y termina con una voz en off objetiva y distante. Primero informa de que es una película basada en hechos reales recientes, explica que hay algunos nombres cambiados y no se especifica cuál es el país donde transcurren los hechos, aunque sí se nombra posteriormente Santiago y Viña del Mar, por tanto no es difícil situarla en Chile, durante el golpe de Estado y los días posteriores. Es decir la odisea de los protagonistas arranca el 11 de septiembre de 1973.

Al final de la película esa voz surge de nuevo ante una imagen impactante de un ataúd deslizándose por la rampa de un avión, y da un carácter más sombrío a la historia. Más cuando la última frase que se ha escuchado del personaje de Jack Lemmon va dirigida al enlace de la embajada americana en Chile y le suelta que se alegra de vivir en un país donde se juzga a tipos como ellos. La voz en off informa de que esto no será así y que no se esclarecerán los hechos ni se juzgará tan pronto a nadie.

Si uno lee atentamente los créditos finales también se fija que la película adapta un libro del periodista Thomas Hauser, que entró en el panorama editorial en 1978 con The Execution of Charles Horman. An American Sacrifice. Luego el realizador franco-griego Costa-Gavras para su debut americano moldea un material sensible que en su momento y en la actualidad todavía remueve (el último juicio referente a los hechos relatados en la película se celebró en 2012). No pasó ni pasa desapercibida, y menos en los nuevos tiempos oscuros que corren.

Así Missing trata sobre las vicisitudes que pasaron Ed Horman y su nuera Joyce para localizar a su hijo y marido, Charles Horman, uno de los desaparecidos en la dictadura chilena. El motivo: Horman era un joven periodista norteamericano que colaboraba en medios progresistas y alternativos y tanto la película como la investigación en la que se apoya apuntan que fue asesinado para ocultar la participación estadounidense en el golpe de Estado. Charles Horman tenía esa información, pues contactó casualmente con militares americanos en Viña del Mar justo en el momento del golpe, y estos compartieron alegremente información con Horman por el mero hecho de que era americano… Y no fue el único americano desaparecido o asesinado, junto a miles y miles de chilenos, la obra de Costa-Gavras refleja también el paradero de otro compañero de Horman, Frank Teruggi.

Razón número 2: Relación paterno filial

Costa-Gavras cuenta la historia con una sensibilidad especial. Y centra la mirada en la búsqueda de Ed, el padre de Charles. Ed es un hombre conservador, creyente (pertenece a la iglesia de la Ciencia Cristiana), empresario y absolutamente seguro del sistema y el estilo de vida americano. Con una sutilidad y delicadeza absoluta la película construye, con la ausencia de Charles, la historia de una relación paterno filial.

En un principio se detecta a un Ed enfadado y distante con su hijo. Por detalles y frases que suelta Ed, se nota que padre e hijo estaban bastante distanciados sobre todo ideológicamente. Que Ed no entiende ni a su hijo ni a su nuera, ni su forma de vida. Que piensa que nada hubiese pasado si se hubiera quedado donde él piensa que debería haberse quedado, y dentro de un sistema y un estilo de vida en el que se siente seguro y protegido, sin plantearse sus sombras. Se muestra en un principio colaborador y cree que realmente la embajada estadounidense va a hacer todo lo posible por ayudarle a encontrar a su hijo.

Pero los acontecimientos y el ir conociendo la situación va cambiando su percepción de la realidad y se va a acercando a la visión del mundo que tienen su hijo y su nuera. De alguna manera redescubre a Charles, y no solo le gusta lo que ve sino que le hace amar más todavía a su hijo, atar sus lazos. Se emociona al vislumbrar su inocencia e idealismo, los comprende. Se va convirtiendo en un padre que no solo quiere recuperar a su hijo a toda costa, sino que se enfrenta al mundo que se lo ha arrebatado brutal e injustamente. Mira más allá de su cómodo mundo. La verdad le provoca un dolor fuerte y se convierte en un indignado. La búsqueda genera en él recuerdos con Charles. Es demoledor el momento en que micrófono en mano en el estadio le recuerda un viaje que hicieron juntos por todo el país, solos los dos. Y también provoca curiosidad por conocerlo, su fuente será su nuera, Beth, que le guía hacia ese Charles adulto que se estaba perdiendo.

Pero sobre todo a lo largo de Missing hay sutilezas que descubren que nunca mejor dicho son padre e hijo. En una comida, Beth reconoce que un gesto que hace Ed (que con un dedo coge una pizca de azúcar del azucarero) también era habitual de Charles. O la forma que tiene de reaccionar un templado Charles, cuando todavía está libre, ante una injusticia que casi le cuesta la vida, es la misma manera de reaccionar de Ed ante otro momento duro.

Charles Horman, desaparece. Y su búsqueda es el motor de Missing.

Razón número 3: Relación suegro-nuera

Pero Ed no está solo en la búsqueda de Charles. Se encuentra junto a su nuera, Beth. De hecho, los dos se convierten en la columna vertebral del relato cinematográfico. En un principio los dos chocan y discuten, pero según pasan los días se irán conociendo, respetando, admirando y queriéndose. Y los dos terminarán apoyándose y luchando en el mismo camino. No solo eso, compartirán el dolor, la indignación y el amor. Es más los dos mantendrán vivo al personaje ausente, Charles. Lo conoceremos a través de los ojos, las palabras de ambos y de la investigación que llevan a cabo, interrogando a amigos y testigos de la desaparición.

Beth es una joven con un aspecto frágil y sensible, pero con una valentía y fortaleza que la hace no amedrantarse ante nada, y buscar respuestas sin cansancio. Es una mujer inteligente, con sentido común, comprometida, emotiva, pero también respetuosa y comprensiva. Ed y Beth terminan cuidándose el uno al otro ante situaciones muy duras. Unas veces uno se convierte en bastón y viceversa. Al final se entenderán con tan solo mirarse. A pesar del pesimismo con el que termina la película, solo queda claro una cosa, que sus lazos se han afianzado y que lucharán juntos por que se sepa la verdad sobre lo que le ocurrió a Charles.

Razón número 4: Construcción de una historia

Pero Missing no solo es una película de personajes, sino que está construida de una manera directa, sencilla y muy inteligente. Primero se nos presenta a Charles Horman (John Shea) y la situación conflictiva de la que está siendo testigo, así como su relación con su mujer, Beth (Sissy Spacek). Nos pintan a un Charles lleno de vida, inteligente, divertido, curioso, buen amigo, buen compañero, pero con un punto de imprudencia. Después Beth no puede regresar a casa por un toque de queda que la pilla en la calle, y cuando vuelve es consciente de la desaparición de su marido.

Elipsis.

Nos encontramos con Ed buscando ya a su hijo a través de sus contactos antes de volar junto a Beth. A partir de ese momento la película se sustenta a través de la investigación que llevan a cabo ambos, y se van intercalando flash back con las declaraciones de los testigos a los que van interrogando o reconstruyendo las notas que dejó Charles. A la par que avanza la investigación y el asalto continuo de obstáculos e incertidumbres, van evolucionando los personajes y su relación. Sobre todo se va transformando la mirada de Ed. Predomina un tono siempre premonitorio en la búsqueda y en la confirmación del paradero de Charles, cada vez menos esperanzado.

Razón número 5: Jack Lemmon y Sissy Spacek

Si en parte se convierte en inolvidable es también por la credibilidad y fuerza que imprimen Jack Lemmon y Sissy Spacek a sus personajes. Su construcción de las personalidades de Ed y Beth es impecable. Jack Lemmon es un intérprete fascinante, y en Missing aporta infinitos matices y emociones a Ed. Da dolor ver a ese padre que se va angustiando cada vez más y cómo va desapareciendo el velo de sus ojos, convirtiéndose en vulnerable y rompiéndose en mil pedazos la seguridad que muestra al principio de la historia. Pero a la vez resurge otro Ed, con su indignación y fuerza ante lo que han visto y descubierto sus ojos.

Lemmon nació dotado para la comedia, pero sin embargo se fue consolidando como un actor que no tenía límites a la hora de transmitir. Y es que en su cara hay verdad, y en Missing esta cualidad es necesaria. En el rostro de Jack se encontraban las dos caretas de la dramaturgia, la risa y el llanto, y con ambas se desenvolvía como quería. En su Ed no ves a un cómico haciendo un papel dramático, en su Ed sientes a un padre que descubre que no va a poder recuperar nunca a su hijo.

Sissy Spacek empezó con adolescentes extrañas y frágiles, hasta que fue mutando a mujeres reales con apariencia frágil y dulce, pero con una independencia y fuerza interior visible. Y Beth fue uno de esos papeles que ya la presentaban como una mujer con coraje y personalidad, comprometida, con su icónica melena rubia y su mirada cristalina.

Pero además los dos, Lemmon y Spacek, logran una química especial como suegro y nuera que se van respetando y queriendo. Que terminan entendiéndose con tan solo una mirada.

Missing, una película política.

Razón número 6: Película política

Costa-Gavras con Missing realiza una película comprometida y política y presenta una tesis clara: la participación de EEUU en el golpe de Estado en Chile. Así en su momento estuvo prohibida en Chile (de hecho se rodó en México), y sufrió varias denuncias y demandas por parte de estamentos políticos y militares de EEUU.

Por otra parte, Costa Gavras no construye un film plano, y sin matices. Muestra la excesiva inocencia, inconsciencia e idealismo de esos jóvenes americanos que querían cambiar el mundo, aunque se pone totalmente de su lado (y en el sentido común, coraje y realismo de Beth hace que entendamos lo que querían y buscaban, tal y como termina comprendiendo Ed). Y también refleja sus contradicciones. Como esa seguridad sin una sombra de duda que tienen Charles Horman o Teruggi de que nada les puede pasar porque son americanos, de que pueden ser meros testigos (algo que acompaña también a Ed). Una de las primeras críticas que lanza Ed a Beth y a su hijo es que qué fácil es jugar a ser pobre teniendo un billete de avión de vuelta en el bolsillo.

También en el momento del estadio, hay un muchacho chileno que corre a una de las vallas y les echa en cara que él también tiene un padre y que seguro que le está buscando. Pero ellos, los chilenos, no tienen el privilegio de los americanos, sus padres no podrán entrar al estadio para llamarlos y devolverlos a casa.

Pero hay un momento en Missing de crítica feroz para el común de los mortales como Ed o cualquiera que visione la película, que viven instalados en su sistema de vida sin preguntarse nada (que puede ampliarse no solo a EEUU, sino a otras nacionalidades), sin pensar cómo se puede mantener esa forma de vida y a costa de qué. En esa secuencia se habla del sistema económico imperante, un capitalismo feroz, y del imperialismo presente. Cuando en la embajada un Ed horrorizado ante sus descubrimientos, echa en cara la forma de actuar de los americanos en Chile; el embajador y el militar que le acompañan le contestan que si a él no le hubiese afectado el tema por la desaparición de su hijo, ni se hubiese interesado por lo que ocurría allí. Le exhortan que cómo piensa que se mantiene su estilo de vida si no es salvaguardando los intereses del país y sus empresas a toda costa.

Por supuesto, el verdadero paradero de Charles no surge de las instituciones u organismos estatales, sino de un organismo independiente del Estado, la Fundación Ford. Y Charles Forman trabajaba para una agencia de información alternativa, FIN, que seguramente sí hubiese informado sobre todo lo que estaba observando.

Razón número 7: Vangelis

Hubo un momento en los años ochenta que toda película con nombre, contaba en su banda sonora con los sintetizadores del músico griego Vangelis. Una de sus partituras más intimistas y menos épicas (recordemos Carros de fuego o Blade Runner), es la realizada en Missing. Una melodía principal que surge siempre cuando se rememora y se recuerda a Charles Horman. Que se oye cuando se visita lugares en los que estuvo presente. Unas notas bellas desde la nostalgia y el dolor de aquel que ya no va a regresar nunca.

Razón número 8: Una película de animación inacabada. Idealismo

Uno de los momentos en que Ed descubre la inocencia y el idealismo de su hijo, y que además le sorprende y le duele, es la primera vez que va con Beth a la casa donde vivían. Esta le enseña primero un libro que Charles le leía siempre, El principito. Y le cuenta la fábula del zorro, y una frase premonitoria para Ed: “Solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos”. Y después el padre coge unas notas de su hijo y empieza a leer una especie de relato infantil. Beth le dice que estaba realizando una película infantil de animación. Le muestra orgullosa unos dibujos. Uno es una especie de pato con orejas, y Beth, sonriente, se pone al lado del dibujo, y le pregunta si le suena de dónde ha sacado los ojos. Y se nota que los ojos del pato son iguales que los de ella. Y Ed se queda asombrado de esa mirada limpia de Beth y su hijo. Como se emociona cuando posteriormente le ponen unas imágenes de una barbacoa de Charles y su nuera con sus amigos donde también se ve a Teruggi. Todos con una inconsciente felicidad. Cuando ya sabe el paradero de su hijo, recoge con cariño todas sus notas y dibujos, y exige que le sea devuelto absolutamente todo lo que su hijo hiciera allí. Pues bien, parece ser que el Charles Horman real efectivamente dejó inacabada una película infantil de animación llamada El ladrón del sol, tal como ilustra Missing.

El caballo blanco, una de sus imágenes imborrables.

Razón número 9: Momentos imborrables

Missing se queda grabada por sus momentos imborrables. Una vez vista es imposible olvidarlos. Una Beth, asustada y escondida, ve cómo un caballo blanco galopa por la ciudad vacía en un toque de queda. La secuencia en el estadio cuando Ed y Beth con un micrófono tratan de localizar a Charles. El instante de Charles en un hotel de Viña del Mar, cuando sale a la terraza y se encuentra frente a frente con un helicóptero. La visita a la morgue para la identificación de cadáveres: la mirada a un techo de cristal con las sombras de más cuerpos sin vida, y el encuentro de Beth del cadáver de Teruggi. La visita al centro de salud mental y el grito de uno de los pacientes de: “Otro, otro, otro”. Todos se asoman a la ventana, y es un cadáver arrastrado por la corriente de un río. En los recuerdos de uno de los testigos del interior del estadio, la mirada de un joven chileno desnudo avanzando por un pasillo…

Razón número 10: Una película luminosa para un tema oscuro

El director de fotografía fue el argentino Ricardo Aronovich. Curiosamente, un tema tan oscuro está mostrado en una película luminosa. Hay poca oscuridad. Como preludia ese caballo blanco o los ojos azules y el pelo rubio de Beth, con sus vestidos blancos o grises o su chaqueta de lana azul clarito. La secuencia del estadio es a pleno día, tampoco hay oscuridad en la morgue. Se acentúa así la sensación de dolor, de incomprensión y de irrupción de la violencia donde es incomprensible que la haya. La película está plagada de momentos bellos, como las visitas a la casa luminosa y con ventanas de Charles y Beth. Es como si la mirada de un mundo sin fisuras que trae Ed o el mundo ideal que querían Charles y Beth perdurara en la película, pero con la irrupción brutal de la sangre y la muerte.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

12 comentarios en “10 razones para amar Desaparecido (Missing, 1982) de Costa-Gavras

  1. Pues a ver si la veo ahora que la han subido a Filmin (entre una jugosa remesa de clásicos a los que tendré que echar el diente). De momento, mi favorita de Costa-Gavras es ‘Z’… es de sus primeras, curiosamente.

  2. ¡¡¡Cuéntame qué te parece en cuanto la veas, querido crítico abúlico!!! Por favor, ya sabes que me interesa mucho lo que digas.
    A mí es una película que me marcó cuando la vi hace un montón de años (de esas que no olvidas el impacto que te causaron) y luego en los continuos visionados me ha ido gustando más y más y más, hasta convertirse en una de esas películas que amo por muchos motivos.
    De Costa-Gavras me quedan películas por ver, pero realizando una selección de lo visto: me gustan algunas de sus primeras obras, «Z» y «Estado de sitio». Me resulta muy interesante «Amen». Pero creo que las que más me gustan son dos de sus películas americanas: Missing y La caja de música.

    Beso
    Hildy

  3. Magnífico, profundo y atinadísimo análisis, Hildy. Precisamente estuve viendo «Missing» hace cosa de tres meses. Y qué quieres que te diga. Evidentemente, como tú bien dices, es una película magnífica. Irreprochable. Al menos para todos aquellos que tengan un mínimo de sensibilidad cinematográfica y política. Tiene momentos inolvidables como ese que dices del caballo blanco (símbolo de la paz y de la pureza) corriendo por las calles chilenas tomadas por el toque de queda. Ese momento me recuerda un poco al tramo final de «Viva Zapata!» de Elia Kazan, ¿lo recordais?
    Yo también siento debilidad por Costa Gavras. Si te paras a pensar, hay muy pocos casos (por no decir ninguno) de directores que hayan llegado a ese grado de talento, integridad, lucidez, honestidad y compromiso que ha tenido el director griego desde su primera hasta su última película. Y digo bien, «su última película», porque es curioso que «Comportarse como adultos», una obra que tenía que haber sido llevada al cine por un pujante director veinteañero o treintañero haya tenido que llevarla a cabo un hombre más cercano a los noventa años que a los ochenta. Eso habla muy bien de su libertad, frescura e independencia de espíritu. Y es una obra arriesgadísima. Porque yo leí la obra en la que se basa, basada en las experiencias del ministro de Economía griego Yannis Varoufakis, y es un testimonio terrorífico. Porque, si hacemos caso a Varoufakis (yo me creo lo que dice: la realidad siempre es mucho peor de lo que imaginamos, por lo general) el funcionamiento interno de la Unión Europea se parece mucho más a los usos y costumbres de la Mafia de Chicago que a lo que todos imaginaríamos que debería ser el funcionamiento de una organización supranacional de Estados desarrollados que tendría que velar por el interés general de todos los europeos. Si un realizador joven hubiera intentado hacer esta adaptación, le hubiera sido imposible, entre otras razones, porque hoy en día en Europa es literalmente imposible financiar una película sin el apoyo de un Estado nacional o de la propia Unión Europea. Y ese es, precisamente, uno de los principales problemas del mundo moderno: la presencia agobiante tanto del poder político como del poder corporativo y plutocrático interfiriendo o dificultando la obra de eminentes autores sobre todo cinematográficos (porque el cine es un arte caro: no estoy descubriendo nada, es una evidencia)
    Y al igual que tú, yo también soy muy fan de «La caja de música.» Y también de la película que hizo justo antes: «El sendero de la traición» (película muy notable de la que se habla poco y que habría que redescubrir). Ambas estaban basadas en guiones de un Joe Eszterhas muy en alza justo antes de llegar a su cumbre con «Instinto básico.» Y me gustan las dos película porque ambas pivotan sobre un dilema muy similar que da mucho que pensar. Y es que, lo que plantea es como tomar las decisiones correctas cuando resulta que en tu familia hay un monstruoso criminal, un asesino o una persona violenta, pero a la que tú no puedes ver como tal porque durante mucho tiempo has tenido vinculación personal, familiar y emocional con ella, y te resulta muy difícil (por no decir imposible) analizarla con objetividad como hace el resto del mundo. En ese aspecto me parecen dos películas modélicas. Y otra cosa que me llama la atención de Costa Gavras, es la inteligencia con la que él gestionó su salto del cine europeo al de Estados Unidos sin perder ni un ápice de su personalidad, ni de su integridad ni de su independencia. Porque, a lo mejor, aunque en Europa sea más difícil reunir el dinero para un proyecto, desde luego, hay mucha mayor libertad creativa y para tener el dominio sobre el montaje final, pero en Estados Unidos eso es algo muy complicado. Y, sin embargo, él lo consiguió, lo que delata a una persona inteligente, íntegra y muy respetada por todos.
    A mi también me gustó «Z» muchísimo. Película prototípica ejemplar de denuncia política. Pero también, al igual que tú, me quedan muchas de las suyas por ver, sobre todo de la primera etapa. Otra película suya que no he visto y que no es fácil de recuperar es «Mad City»(con Dustin Hoffman y John Travolta) que al parecer es una revisitación de «El gran carnaval», la magistral obra de Billy Wilder que también inspiró (casi hasta el plagio) «Héroe por accidente» de Stephen Frears y «La chispa de la vida» de Alex de la Iglesia (o incluso «Money Monster» de Jodie Foster, con la que también tiene mucho elementos en común)
    Besos.

  4. Sí, querido Deckard, «El sendero de la traición» también me gustó cuando la vi. Es una película que solo he visto una vez, y me gustaría volver a recuperarla. Es de esas que no olvidas.
    El simbolismo de los caballos en diversas películas sería un bonito estudio. La secuencia de Viva Zapata es bellísima. Recuerdo otras películas en las que el caballo es algo más que un animal, sino que va más allá para el entendimiento de la historia: en Reflejos de un ojo dorado, El jinete eléctrico, Vidas rebeldes o Equus.
    Mad City no la he visto. Y, sí, buen tema. ¡Cómo me gusta El gran carnaval!
    Tengo gran cariño a «Héroe por accidente», de Stephen Frears. Y me parece que toca un tema interesante: la construcción de lo que la gente piensa que tiene que ser, en este caso, un «héroe» frente al que realmente lo es, pero que no da con la imagen «esperada». La fuerza del carisma. En cierto sentido ese era el tema de otra película de Robert Redford que me gusta bastante, pero en el mundo de los concursos: «Quiz Show. El dilema».
    No he visto todavía «Comportarse como adultos», pero apetece.

    Beso
    Hildy

  5. Impresionante texto, Hildy, sobre una de mis pelis de culto. Puede que haya otras que me hayan parecido mejores, pero no recuerdo ninguna que haya llegado a conmoverme tanto como ésta. A hilo de tu reseña, he estado revisando mi archivo de críticas, y releyendo el texto que escribí sobre ella hace ya la friolera de trece años: no me sorprende comprobar en cuántas apreciaciones coincidimos. Muchas gracias, como siempre. Y un fuerte abrazo.

  6. Qué alegría, querido Manuel, leerte y saber de ti después de tanto tiempo. Has dado con una de las palabras que explican el impacto de esta película, Costa Gavras logra conmover, pero desde sus dos acepciones: la película impresiona y causa conmoción (y siempre lo hace en sus distintos visionados) y también al centrarse en la relación entre los personajes, emociona. Qué bueno que coincidamos en las distintas apreciaciones de la película.

    Beso enorme
    Hildy

  7. Magnífico texto, mi querida Hildy. Una película absolutamente imprescindible. Conmueve cuando debe, indigna cuando debe, impresiona siempre. La factura es impecable, y las interpretaciones son soberbias. Todas. Desde ese padre-suegro y esposa-nuera hasta el último de esos burócratas norteamericanos que no paran de escurrir el bulto. Cada vez me gusta menos el cine político, en particular desde que se ha sustituido por el cine-panfleto, pero esta película es que es mucho, muchísimo más que eso.

    Besos

  8. Gracias, mi querido Alfredo. Sí, creo que es de esas películas que ves una vez y ya no la olvidas. Y luego cuando vas analizando más y más vas hilando más y más fino.
    Efectivamente una cosa es el cine político y otro el cine panfleto. Y luego están películas como Desaparecido que como dices son muchísimo más que eso.

    Beso
    Hildy

  9. Esto sí que es una película de terror, dijo mi hermano tras ver ““Desaparecido”.
    El género de terror tan plagado de efectismo grotescos, de giros de guion absurdos, de comportamientos ilógicos, de sadismo morboso, palidece ante este retrato de terror genuino que es “Desaparecido”. El auténtico terror es que un día los militares tomen el poder y todos aquellos que son vistos como amenaza o simplemente como “no afines” desparezcan. Sean eliminados sin dejar rastro. No haya respuesta para su paradero. En España sabemos de ese terror también.
    Es emocionante la toma de conciencia del personaje de Jack Lemon, ese hombre seguro de si mismo que piensa que ser ciudadano americano le va a abrir todas las puertas, le hace invulnerable. Alguien que cree que su gobierno siempre defiende la democracia o cuando menos solo se enfrenta a gobiernos “radicales”. Y poco a apoco, va descubriendo el horror y la implicación y responsabilidad de su gobierno en él. Acongojante esa escena en la embajada de Estados Unidos, en la que su personaje dice triste “ahora entiendo porque nuestros jardines están vacíos” refiriéndose a refugio que están buscando en los jardines de las embajadas los chilenos.
    Es escena en el estadio, los muertos en las claraboyas, el caballo blanco que galopa despavorido…Imágenes que nos golpean y que nos recuerdan que el terror es más profundo cuanto se da en un contexto realista. Cuanto más conectado está con la realidad.
    Película necesaria y demoledora.
    A ver cómo nos cuenta el cine la crisis del corona virus y la crisis social y económica que le seguirá…otra historia de terror.
    Otro gran abrazo virtual
    Lilapop

  10. Y por cierto el año de «Desaparecido» obtuvo el Oscar a mejor película el mamotreto de «Gandhi». En fin, ¿Cómo puede creerme los Oscar alguna vez?

  11. Mi querida Lilapop, eso estaba pensando yo el otro día, cómo se reflejará la crisis del coronavirus en literatura, cine, teatro…
    Estos días yo intento pensar en presente, porque si me voy al futuro, me altero.
    Desaparecido es de esas películas, que efectivamente, ves una vez y ya no la olvidas.
    Sí, vi lo de Gandhi. Curiosamente a mí esa película cuando la fui a ver en el cine siendo muy niña, me impresionó, pues nada sabía de lo que contaba la película. Muchos años después, no la había vuelto a ver, me la compré en dvd, ¡y me aburrí bastante! Aunque he de reconocer que Ben Kingsley está magnífico.
    Con «Desaparecido» en cada visionado crece y crece.
    Lo de Jack Lemmon es alucinante. ¡Me resulta un actor tan bueno!

    Beso
    Hildy

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