Sin salir de estos lares. Todos lo saben (2018) de Asghar Farhadi/El reino (2018) de Rodrigo Sorogoyen/Viaje al cuarto de una madre (2018) de Celia Rico

Todos lo saben (2018) de Asghar Farhadi

Todos los saben

Todos lo saben, un mapa emocional con caminos intrincados…

El universo de Asghar Farhadi está presente en Todos lo saben, pero además el director iraní es camaleónico. Me explico. Sus películas iraníes son cien por cien de su país de origen, obviamente. Pero cuando rodó en Francia El pasado, sin perder su identidad como cineasta, la película era francesa cien por cien. Y ahora le ocurre lo mismo en Todos lo saben, ahí está su universo y puntos comunes con otras películas de su filmografía, pero es todo un melodrama castellano, seco. Es decir, Farhadi se empapa del país que mira a través de su cámara. Capta su esencia y lo atrapa con sus ojos, con su mirada especial.

Todos los saben se mete en el corazón de un pueblo castellano. Y como en todo el universo Farhadi se van desenredando unas relaciones cada más complejas, que trazan un mapa emocional donde sus personajes se embarcan para un recorrido que los transformará de principio a fin y dejará ver esa parte oscura que siempre tratamos de ocultar. En ese pueblo castellano se celebrará una boda y llegará desde Argentina, Laura, con sus dos hijos, una adolescente y un niño. Su marido Alejandro no la acompaña. Así Laura se encuentra con su pueblo, con sus calles y con su familia. Y también con aquel que fue su amor de juventud, Paco, que vive con su actual pareja, una maestra.

Poco a poco se va desenredando una madeja que teje una tela de araña donde todos están atrapados… y que estalla cuando se avecina la desgracia. El secuestro de la hija adolescente de Laura. Asghar Farhadi sabe inculcar desde el principio elementos y símbolos que cuentan una historia subterránea: el viejo reloj de la iglesia, las campanas a destiempo, la paloma mensajera, el grafiti del pasado oculto (pero que todos han leído). Y en un ambiente de celebración, como una boda, va introduciendo la inquietud. Y, siempre, poco a poco se va viendo las relaciones de la familia con el pueblo, los rencores, las rencillas, el tema de las tierras, las diferencias sociales, las apariencias, las envidias, la ocultación de la realidad… Todo ese universo termina minando más y más la relación y las vidas, con lazos subterráneos, de Laura y Paco.

Asghar Farhadi cuenta además para armar un melodrama castellano con un buen cartel de actores con unos secundarios brillantes. A Javier Bardem (hacia tiempo que no me gustaba tanto), Penélope Cruz y Ricardo Darín, se unen Eduard Fernández, Elvira Mínguez, Bárbara Lennie, Inma Cuesta o Ramón Barea. Y cada uno se mete en la piel del personaje que tiene su función en un mapa emocional en punto de ebullición.

El reino (2018) de Rodrigo Sorogoyen

El reino

El reino, la punta del iceberg de la corrupción.

Si algo no se le puede negar a Rodrigo Sorogoyen es que sabe cómo contar una historia. El reino tiene un ritmo endiablado que no deja respiro con una música acelerante de fondo (en este caso, a mi parecer, bien empleada), que contribuye a la subida continua de adrenalina. Y con la corrupción política en el país como tema latente en cada uno de sus fotogramas. Todo lo arma para modelar un thriller con nervio.

Lo que falla es que Rodrigo Sorogoyen se queda en la punta del iceberg. No va más allá de lo que hemos visto y leído en los periódicos, noticiarios y lo que se comenta en eternas y vacuas tertulias políticas. No crea un universo de la corrupción, un mapa de acción y comportamiento, no enseña las venas ocultas… No se empapa del modo de vida de sus personajes corruptos (tan solo esa comida con la que arranca la película). Por poner un ejemplo, Scorsese crea universos sobre mafia, corrupción y otros asuntos en Casino, Uno de los nuestros o El lobo de Wall Street. Se mete en el corazón de estos mundos y en cómo se ponen en marcha, en funcionamiento. Después relata la caída a los infiernos… y el posible renacimiento o la huella que queda. En Sorogoyen solo los intuyes. No realiza una reflexión sobre la corrupción, que es lo que se pide en la última y comentada secuencia (que recuerda demasiado a un programa concreto de actualidad). Muestra la punta del iceberg y con esa información crea el thriller.

Ahora sí, El reino ata en la butaca y el espectador sigue con nervio a su protagonista, el político corrupto (Antonio de la Torre), y como trata de salvar el pellejo y arrastrar a todo el partido a la caída. No faltan las carreras, las persecuciones, las mentiras, las manipulaciones, los secretos y las traiciones.

Viaje al cuarto de una madre (2018) de Celia Rico

Viaje al cuarto de una madre

Viaje al cuarto de una madre, un mundo íntimo donde cada gesto cuenta.

Hay películas pequeñas e íntimas. Películas que encierran a dos actrices en una casa y construyen una historia. Una historia a golpe de momentos cotidianos. Con sus risas, sus pequeñas tragedias caseras, los miedos al cambio, las transformaciones beneficiosas… Una película que habla de una madre y una hija, que se separan en la distancia, pero que cada una lidia con su nueva situación, y refuerzan sus lazos de unión. Una película triste, pero también cálida. De esas que te dejan un amago de sonrisa.

Lola Dueñas y Anna Castillo, madre e hija, tienen su mundo en un hogar. Un hogar que se convierte en encierro para la hija y en refugio contra el dolor y la ausencia para la madre. Y es una historia cotidiana: una vuela (y vive experiencias) y la otra va abriendo la puerta de la calle… El momento de transición siempre es difícil. En Viaje al cuarto de una madre los objetos son importantes, toman relevancia, cuentan, forman parte de un mundo íntimo. La mesa camilla, la cafetera, el brasero, el sillón, la manta, la máquina de coser, el teléfono, el móvil, el ordenador, un poco de jamón, un viejo acordeón escondido en su estuche…

Celia Rico, directora y guionista, debuta en el largometraje con una película íntima. Con una historia cotidiana, donde importan los silencios o una cama sin hacer. Donde una mirada cuenta o una lágrima. Y donde dos actrices se convierten en una madre y una hija que se enfrentan a los pequeños (y grandes) cambios que la vida ofrece…

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

12 comentarios en “Sin salir de estos lares. Todos lo saben (2018) de Asghar Farhadi/El reino (2018) de Rodrigo Sorogoyen/Viaje al cuarto de una madre (2018) de Celia Rico

  1. No he visto la última, pero ninguna de las otras dos me ha convencido del todo. La de Farhadi, porque más allá del planteamiento, no me parece que haya desarrollado bien la historia, ni las relaciones, y ni siquiera me parece que haya grandes interpretaciones más allá de la corrección de Mínguez, Fernández y Lennie (particularmente Cruz y Darín están espantosos). Creo que la artificiosidad del thriller daña el conjunto (un ejemplo, ¿para qué narices hace falta que la novia sea Inma Cuesta?), que no está ni bien trabajado ni estructurado ni resuelto. Pero es que además, con la manía del plano y contraplano y un montaje defectuoso, nos encontramos que las escenas de mayor tensión son un collage de tomas sueltas que le quitan toda naturalidad y espontaneidad a las reacciones dramáticas de los personajes (insisto, ahí, Darín, penoso).

    El reino me gusta más, aunque se derrumba en el tramo final. Efectivamente, es un problema que se limite a hacer un totum revolutum con los telediarios, pero al menos no miente, como sí hacía El lobo de Wall Street. En todo caso, el problema, para mí, de Sorogoyen, en todas sus películas hasta hoy, es que no sabe rematarlas, que se deja llevar por el exceso y la autocomplacencia en vez de buscar el final más adecuado para sus historias. Se crece, se lo termina creyendo, y se le va de madre todo.

    Besos

  2. Mi querido Alfredo, para mí Todos lo saben tiene momentos bastante potentes y el director sigue manejando esa telaraña de relaciones complejas. Yo me sumergí en la historia que contaba y me parece que consigue un melodrama castellano, seco. Sí, te digo que no es la película de Farhadi que más me gusta (me fascinó su anterior película, El viajante), pero no desentona con su obra, su coherencia y universo.
    En cuanto El reino, efectivamente, Sorogoyen sabe contar y solo le falta pulir. Jajajaja, tú siempre metiéndote con mi Scorsese… ¡y lo cerquita que lo tengo, en Asturias…, aunque no pueda verlo!

    Beso
    Hildy

  3. Que conste que me meto con el que para mí es un mal Scorsese. Si hablo del que para mí es buen Scorsese (hasta Casino), me descubro las calvas.
    Besos

  4. Es verdad que en El reino Sorogoyen podría rascar para ver qué hacen los corruptos, pero es que en lo personal me temo que hacen poco más de lo que se ve o cuenta en pantalla (el disfrute de la riqueza es más básico de lo que parece).
    Y las tramas para llevárselo crudo son las que son, más o menos pormenorizadas.
    Aparte del presupuesto de producción, no lo olvides.
    Vaya, que a mí la peli me ha gustado mucho:

    http://fernandomaranon.blogspot.com/2018/10/el-reino.html

  5. Querido Fernando, sí, Sorogoyen sabe contar. Y El Reino no deja respiro al espectador… Pero ahí vemos tan solo esa punta del iceberg…, aunque como bien dices poco más hacen (mejor me lo pones, más triste es todavía la situación)… Aunque la película logra que se hable más sobre la corrupción y sus motivos (que se genere debate). Sobre esa inmensa red de intereses creados importando muy poco la verdadera política, el rumbo de un país y la sociedad.

    Beso
    Hildy

  6. He visto 3 de las películas. “El reino” igual me la encuentro un día en versión española. Reconozco que el tema de la corrupción política española en el cine no me acaba de atrapar. Vi “El hombre de las 1000 caras” y no recuerdo nada. Creo que la corrupción en la política española, aparte de ser endémica, está protagonizada por personajes tan cutres, de una ranciedad moral tan pestilente, que no me interesa nada ver sus tropelías. No me parecen material cinematográfico interesante. Que se encarguen de ellos los jueces y los funcionarios de prisiones.
    “Todos los saben” si me pareció interesante. Por supuesto no está a la altura de la estupenda y dolorosa “Samer y Simin, una separación” pero me gustó más que “El pasado” donde sus perpetuamente airados y gritones dos personajes femeninos me sacaron de la película. Se les ha de reconocer a Bardem y Cruz que con su prestigio de estrellas internacionales traigan a España a uno de los directores más importantes del momento para rodar una historia tan española, con profesionales del país, hablada en castellano e interpreten a dos personajes nada complacientes. Coincido contigo que Bardem me convenció como no lo hacía desde hace tiempo, en el que puede que sea el personaje más maltratado de los últimos tiempos. Y Penélope no interpreta a la típica madre heroica de película de Hollywood sino a una mujer destrozada por la angustia y que llevada por la desesperación tiene un comportamiento éticamente cuestionables. Me gustó la tesis de la película sobre cómo el pasado es siempre presente y como la familia puede ser una fuente de miserias. Me convenció el retrato de personajes, sus relaciones, la mirada casi antropológica pero menos el thriller. De hecho hubo un momento en que ni me importaba quién era el responsable del secuestro. Entiendo que la intriga quiere aglutinar a los personajes y al relato pero ya me interesaban sin necesidad de delito alguno. Quizá es una opción que pretende hacer más comercial y accesible a la película pero para mí es lo más flojo.
    “Viaje al cuarto de una madre” es una obra de cámara. Un delicado y profundo retrato de personajes femeninos y sus relaciones. Es una película pequeña, de ritmo quedo y mirada atenta que pide esa atención al espectador. Hubo momentos en los que me emocioné porque reconocí a mi madre en gestos, frases y actitudes. Muy buen trabajo y buena química entre las dos actrices (aunque Lola Dueñas sea demasiado joven para el papel) No solo nos muestra la relación de amor, dependencia e inicio de liberación entre una madre y una hija, sino también, sin explicitarlo nunca, sin que los personajes hablen de ello, de la dolorosísima ausencia que ha dejado en ambas la muerte del esposo y padre. Y de cómo han reaccionado y sobrellevan ese dolor.
    Me congratula que, las, a mi juicio, mejores películas y especialmente óperas primas del cine español de los últimos años hayan sido hechas por mujeres. Y como catalana también me alegra que muchas de esas directoras, de toda España, se hayan formado en escuelas de cine catalanas, especialmente la ESCAC. Aparte de “Viaje al cuarto de una madre”, me parecen excelentes “Tres días con la familia” y “Todos queremos lo mejor para ella” de Mar Coll, “María y los demás” de Nelly Reguera, “Verano del 93” de Carla Simón o “Las distancias” de Elena Trapé. Todas con historias aparentemente sencillas porque no son grandilocuentes, pero con personajes y relaciones entre ellos complejas, y de fuerte calado realista, sin caer en esa sordidez que ha lastrado tanto al cine español de las últimas décadas. Me quito el sombrero antes el talento de unas mujeres que están haciendo un cine de autor sentido y que creen que los seres humanos, su cotidianidad y sus relaciones son el material cinematográfico más interesante y emocionante. Me interesan más estas directoras que la generación anterior, la de Gracia Querejeta, Isabel Coixet o Icíar Bollaín. Añado a estas directoras que hacen cine “para adentro” (a diferencia de los thrillers y comedias producidos por canales privados que exportan las formas televisivas al cine para llenas multisalas) propuestas diferentes y originales como “Eva” de Kike Maíllo, y el cine de Paula Ortiz, con formación norteamericana y poseedora de un universo estético muy especial.

  7. Sí, querida Lilapop, a mí también me gusta y me interesa mucho esta nueva generación de directoras con una mirada tan especial. Sus películas siempre aportan. Tienen una manera de contar personal e íntima, que toca teclas que te llegan. Me encanta ir a ver sus películas. Por cierto, ¡se me escapó Las distancias! Qué ganas.
    Por cierto, ayer vi otra película de un director que también hace un cine diferente y que a mí ya me atrapó con La Soledad. Me refiero a Jaime Rosales y su «Petra». Me ha gustado mucho cómo cuenta está megatragedia.
    Beso
    Hildy

  8. Obviamente he visto 2 de las 3…Recupera “Las distancias” cuando puedas. Es un retrato íntimo y generacional a la vez. Inteligente y agridulce. A mí se me escapó “Júlia ist” de Elena Martín. No se puede llegar a todo…”Petra” la tengo pendiente aunque reconozco que el cine de Jaime Rosales me interesa menos. Quizá porque le he escuchado hablar y me da la sensación que piensa de sí mismo que es poco menos que un genio con una obra de una enorme trascendencia llamada a transformar el cine. Al contrario que estas nuevas directoras que cuando hablan de su cine lo hacen con una sencillez enorme a pesar de su enorme talento. Quizá sea una cuestión de género, no lo sé. Empecé a ver “Las horas del día” y desconecté de la historia enseguida. No sé si tengo ganas de ver una película cruel como intuyo que es “Petra”. Pero recojo tu recomendación.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.