Diccionario cinematográfico (195)

centaurosdeldesierto

Caballos: … el caballo que arrastra sus patas y protagoniza una rebelión ante lo inhumano y lo que es parecido al fin del mundo, sin querer apenas comer ni que le empleen como rocín de carga. Su trotar hasta quedar en el corral frío y golpeado continuamente por el viento del que ya no querrá salir… ¿Qué fue de ese caballo ante el que se desmoronó Nietzsche? Eso es lo que nos ilustra El caballo de Turín de Béla Tarr.

Por otra parte el caballo heróico, el amigo del hombre. El animal hermoso, valeroso y fiel el protagonista de una película bélica de Spielberg, Caballo de batalla. El caballo que vive toda una odisea… para volver a estar junto al hijo del granjero…

El caballo que marca el fin de una época… Otros son los tiempos del salvaje Oeste. Y el vaquero que se ha convertido en el jinete eléctrico, que anuncia publicidad de cereales, se rebela contra un mundo cada vez más inhumano e impersonal cuando ve que un caballo antaño glorioso lo tienen en condiciones poco deseables… Quiere devolverle la libertad. Y lo secuestra. Ambos emprenden un viaje a los orígenes, a la recuperación de la vida natural, salvaje y libre… Así nos mostraba Sydney Pollack un western crepuscular en El jinete eléctrico.

… Hace poco escribía sobre los caballos salvajes de Vidas rebeldes de John Huston. Caballos que nos hacían sentir la angustia que vivía esa rubia sensible que sufría ante la crueldad y el triste paradero de unos animales salvajes… y libres.

… Hay caballos de sueño. Caballos mitológicos. Con simbología. Nos encontramos el unicornio de Blade Runner. El caballo con el que sueña siempre un joven que no encuentra sentido a una vida de sufrimiento que se quiebra totalmente en el maratón de baile humillante en tiempos de crisis, Danzad, danzad malditos… O ese caballo mitológico y fiero con el caballero de la armadura que se aparece en las alucinaciones de un hombre que perdió la salud mental en una tragedia que transformó su vida en El rey pescador.

A veces hasta los caballitos de tiovivo recuperan la vida y se puede cabalgar con ellos sin parar. Que se lo digan a Mary Poppins y compañía.

El vaquero y el caballo. El indio y el caballo. El cine del Oeste no sería igual sin ese forajido que cabalga de espaldas hacia el horizonte o que regresa al hogar. O esa línea perfecta de caballos e indios que profetiza tiempos de lucha, tiempos de guerra… El vaquero y el caballo son inseparables casi centauros del desierto… Hay muchos hombres y mujeres que susurran a los caballos.

El caballo que simboliza el final de una etapa y la entrada en la modernidad… cuando llega el caballo de hierro (ya nos lo dijo John Ford) o se ve retirado, apartado por los coches…

Pero tampoco nos imaginamos a los caballeros andantes sin estar montados en sus hermosos corceles o los guerreros con armadura sin su fiel caballo. O esos amantes que emprenden una carrera sin fin por montañas o playas. O recordamos escenas del caballo desbocado y el galán salvando a la dama de caer o precipitarse al vacío… y viceversa.

Tampoco podemos olvidar la persecución de un sueño… esos niños que luchan por salir de su situación y parece que lo tienen todo a su alcance si consiguen un hermoso caballo… y hacen todo por conseguirlo… El limpiabotas es una bofetada y el caballo, el sueño inalcanzable…

Hasta los hermanos Marx nos hacen reír en una delirante historia con un caballo protagonista en Un día en las carreras… Y son muchas las películas que nos hacen visitar hipódromos, apuestas, caídas y carreras inolvidables…

Yo ahora me subo a un caballo de celuloide… y empiezo una carrera que no sé dónde me llevará ni que paisajes me dejará descubrir…

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