Searching for Sugar Man (Searching for Sugar Man, 2012) de Malik Bendjelloul

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No hay duda: la música es un lenguaje universal. Un director sueco realiza un documental en coproducción con Gran Bretaña sobre la ‘leyenda’ de un cantautor mexicano Sixto Rodríguez que sacó dos discos en los años sesenta en Detroit y pasó sin pena ni gloria en el panorama musical norteamericano y, sin embargo, se convirtió en un ídolo de masas en Sudáfrica sobre todo para la población blanca anti-Apartheid que sentían que vivían en un sistema conservador, opresor e injusto.

Éste es el meollo de Searching Sugar Man que se convierte en la investigación apasionante de dos fans sudafricanos de Rodríguez que se dan cuenta de que nada saben sobre su ídolo, un mito rodeado de leyendas urbanas como que se suicidó encima de un escenario.

Malik Bendjelloul cuenta una historia apasionante de un hombre que parece que viene de otra Galaxia. Sixto Rodríguez, el obrero de la construcción de Detroit, que lleva una guitarra, compone canciones desgarradas y seduce con su voz de poeta.

Searching Sugar Man no sólo cuenta una buena historia sino que engacha con cómo está contada. El espectador que nada sabe de Rodríguez (como era mi caso) termina totalmente hechizado no sólo por su música folk sino por la personalidad de un hombre tranquilo y coherente con lo que cantaba… Obrero y de clase trabajadora en Detroit, ídolo de masas en Sudáfrica. Y cuando descubre este fenómeno, él sigue siendo igual de tranquilo y coherente sin abandonar su Detroit… y su trabajo manual que siempre fue importante para él. No pierde en ningún momento la cabeza, ni se le sube la fama, ni trata de rastrear quién es el responsable de que él no sepa que era un super ventas en Sudáfrica. Le da la importancia justa. Decide no cambiar de vida… Es su elección.

Sixto Rodríguez es un hombre que cree en el trabajo diario, en que todo el mundo debe tener las mismas oportunidades y acceso a la cultura y también preocupado por su comunidad, por el mundo que le rodea. Un hombre sencillo que vive en un sitio duro. Que tiene que sobrevivir en cada momento para llegar a final de mes, como la mayoría de sus vecinos.

El documental engancha desde el primer momento y si además te encandila la música y voz de Rodríguez entonces el disfrute es máximo. Porque te hace descubrir que hay personas distintas, extrañas, peculiares y distintas de vidas excepcionales. Dosifica de manera interesante la información. Primero crea la leyenda, nos pone en antecedentes, nos habla de su fracaso en EEUU y de cómo se convierte en un fenómeno en Sudáfrica. Después nos revela la investigación de dos fans apasionados que quieren saber quién está detrás de su ídolo y si realmente murió. Después la revelación del misterio y el descubrimiento de un hombre de carne y hueso y de fondo siempre sus canciones. Entre medias entrevistas a gente que le conoció y le conoce. Imágenes de archivo desde fotografías a imágenes en vídeo e incluso recreaciones de animación… Y todo rodeado de una emoción intensa que transmite fotograma a fotograma al espectador.

El misterio, el rostro entre la bruma, se convierte en algo palpable… pero también en mítico, de leyenda. El poeta que toca su guitarra de espaldas al público en un bar hasta arriba de humo… Un poeta por las calles heladas de Detroit que descubre un día que tiene fans al otro lado del océano… Y que su música sí que transformó y sirvió para algo…, sí que influyó en un montón de personas… Un ídolo que se convierte en hombre sencillo y cercano con guitarra en mano.

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