De argumentos surrealistas

Me gustaría, sólo por curiosidad, dejar constancia de tres películas que si sólo se nos presentara la línea argumental…, nos miraríamos con ojos incrédulos y pensaríamos que a quién se le ocurre presentar tal surrealismo para hacer una película.

Lo llamativo es que con esos planteamientos de guión, las películas se elaboraron entre 1944-1950 respaldadas por productoras y con directores y actores de interés en sus fichas técnicas y artísticas.

Sus resultados son curiosos (vuelvo a repetir adjetivo). Son películas que se dejan ver, algunas más que otras y se puede decir que son ejercicios correctos y redondos que te pueden gustar más o menos. Pero ahí están. Con sus buenas interpretaciones y con algunos momentos que te hacen pensar que estás ante algo bien hecho o ante momentos en los que te estás creyendo el surrealismo de la historia. Por lo menos cuentan con la seguridad de un argumento llamativo.

Pero observen. Quién se arriesgaría hoy en día, recibiendo estas líneas de argumento:

1) Un famoso empresario teatral de Broadway está a punto de perder su teatro tras tres fracasos. De pronto, paseando por la ciudad descubre a Pinky, un niño huérfano, que le enseña cómo ha amaestrado a una oruga que se llama Curly que baila al son de su armónica y una única canción. El empresario ve un negocio en Curly, la oruga bailarina y que, quizá, pueda recuperar su teatro.

2)Un amable alcohólico se comunica con un conejo de dos metros de altura que se llama Harvey (así era también la obra teatral que sirve de inspiración del argumento).

3)Un analista y su empresa que se dedican a sondeos de opinión busca un milagro matemático, es decir, una pequeña localidad cuya opinión sea indicadora de la del resto del país. Cuando peor está la situación empresarial, Smith, nuestro analista, encuentra al pequeño pueblo de Grandview, donde puede darse el posible milagro.

¿Quién pensaría que de argumentos así podrían salir películas agradables, visibles o potables?¿Qué directores se implicarían?¿Qué actores se pondrían frente este tipo de historias?

Pues estos argumentos se hicieron realidad: el primero se llamó Érase una vez (1944) y su protagonista fue Cary Grant. El segundo fue uno de los inolvidables papeles de James Stewart (como agradable borrachín no como conejo gigante) y se tituló El invisible Harvey (1950). Y la tercera película tuvo también a James como protagonista analista y la chica fue Jane Wyman, se llamó Ciudad mágica (1947) y pueden creerme pasarán una tarde agradable y cada una te ofrece sus originales temas de reflexión, bastante profundos, por cierto (los resortes de la democracia, cómo nos relacionamos, a qué cosas damos importancia, lo pequeño puede ser grande, nos puede abrir los ojos, quién realmente está loco, el enfrentamiento entre la ciencia y lo improbable, las manipulaciones…).