Sesiones dobles para tardes de verano (3). Romy Schneider en 3 días en Quiberón / Testimonio de mujer

Romy Schneider, lo importante es amar…

Esta es una sesión doble especial dedicada a la actriz Romy Schneider. 3 días en Quiberón recrea la última entrevista que ofreció para la revista alemana Stern y donde dijo: “No soy Sissi. Jamás lo he sido. Soy una mujer rota de 42 años y me llamo Romy Schneider”. La concedió en un hotel balneario donde estaba recibiendo una cura de desintoxicación.

Un año más tarde estrenaría Testimonio de mujer, su última película. Fue deseo de la actriz que cuando en los créditos apareciera su nombre, la película estuviese dedicada a su exmarido Harry y su hijo David. Harry fue el padre de su hijo David. En 1975 Harry se suicidó y en 1981 su hijo David, con 14 años, tuvo un accidente y falleció. Al año siguiente Romy murió en su apartamento de París. Solo tenía 43 años.

En un artículo de mi colega Irene Bullock en el blog Insertos de cine sobre la película Lo importante es amar, de Andrzej Zulawski, cuenta brevemente su vida con varias claves para entender a Romy: “Hija de dos actores que vivieron sus años de gloria durante la Alemania nazi, Magda Schneider y Wolf Albach-Retty, no tuvo una infancia estable tras el divorcio de sus padres. La joven empezó a triunfar bajo la dirección de su madre y alcanzó la fama mundial con las películas austriacas sobre la emperatriz Sissi, dirigidas por Ernst Marischka durante la década de los cincuenta. Sin embargo, Romy deseaba alejarse de la imagen edulcorada del personaje que le dio la fama y también del dominio de su madre. Así se volvió la hija rebelde que tomó las riendas de su vida sentimental y de su carrera cinematográfica.

París fue su paraíso. Allí conoció a un hermoso joven de mala vida, Alain Delon, para horror de Magda Schneider. No solo vivió libremente una tormentosa historia de amor, sino que dirigió también su carrera y se convirtió en una actriz de fama internacional que trabajó con directores europeos (Luchino Visconti, Dino Risi, René Clement, Jules Dassin, Jacques Deray, Claude Sauset…) y estadounidenses (Orson Welles, Joseph Losey y Otto Preminger). Siempre quiso desmarcarse de Sissi (Visconti le iba a permitir interpretar una Isabel de Baviera muy distinta a la que le dio fama). Por cierto,tampoco llevó bien el pasado de sus padres como actores cercanos al régimen nazi, y por eso, trató de resarcirse en el cine de dicho pasado en películas como El cardenal, El tren o Testimonio de mujer.

Su fama como actriz crecía y crecía, pero su vida sentimental siempre fue a la deriva. Delon la dejó con una carta y unas flores (aunque mantuvieron siempre una fuerte amistad), y después Romy nunca encontró estabilidad en el amor. Durante los últimos años de su vida no solo se le acumularon las desgracias, sino que entró en una espiral autodestructiva que fue minando su salud. Los estragos de los barbitúricos, el tabaco y el alcohol hicieron pronto mella en su rostro. Y a los cuarenta y tres su corazón dejó de latir”.

3 días en Quiberón (3 Tage in Quiberon, 2018), de Emily Atef

3 días en Quiberón es la crónica de una entrevista a una mujer agotada y atormentada, atrapada en una vida de fama y oropel, con el único oficio que sabe hacer: el de actriz. Romy Schneider se encuentra retirada de las cámaras de cine en un hotel balneario intentando descansar y desintoxicarse de una trayectoria que la agota. Cansada de su imagen pública, quiere recuperar a la Romy íntima, desea ejercer de madre de sus hijos. Pero teme fracasar en ese mundo íntimo.

En blanco y negro, recuperamos a una Romy que lo mismo es la mujer más desdichada y dependiente del planeta, que se convierte en la dama más seductora y con ganas de vivir el presente. Tres personas son testigos de sus altibajos y del drama de su existencia, ese vaivén entre la vida pública y privada. Esa lucha contra una imagen que detesta: ella no es solo Sissi, como quieren verla los alemanes, hace mucho que abandonó ese rol.

Esas tres personas son el periodista Michael Jürgs, el fotógrafo Robert Lebeck y una amiga de la infancia, Hilde. Los tres terminarán seducidos por el carácter autodestructivo de Romy, pero también por su deseo de vivir al máximo el presente. Los cuatro mostrarán sus claroscuros. Al igual que la actriz se desnuda emocionalmente para la entrevista y para la cámara de fotos, los tres que le acompañan también mostrarán sus luces y sombras. Además de relacionarse cada uno de una manera concreta con Romy, pero mostrando también la ambigüedad de esas relaciones. Los tres sacan algo de la actriz…, pero también aportan en su vida, y viceversa.

Es de esas películas donde hay que conocer al personaje que retratan para entender mucho más lo que nos está contando su directora y sacarle todo el jugo. Y además es sorprendente el parecido de la actriz Marie Bäumer con la Romy de aquel momento.

Testimonio de mujer (La passante du Sans-Souci, 1982), de Jacques Rouffio

Testimonio de mujer es una carta de amor a la Romy Schneider trágica. Su rostro da vida a dos mujeres para contar una historia de amor a través del tiempo, a la vez que deja al descubierto que los fascismos están a la vuelta de la esquina en cualquier época. Schneider es a la vez Lina Baumstein y Elsa Wiener. Estas dos mujeres tienen un nexo común: Max. Lina es su esposa, en el tiempo presente, y Elsa fue una especie de madre adoptiva y amor platónico en los tiempos duros de la Segunda Guerra Mundial cuando Max era un niño judío en Berlín.

Max Baumstein (Michel Piccoli) es el presidente del Movimiento Internacional de Solidaridad, un organismo con sede en París. Lucha por los derechos humanos y tiene una vida activa y ajetreada. Cuando un día se reúne con el embajador de Paraguay en Francia para conseguir la liberación de una joven británica, ante el asombro de sus compañeros de batalla, después de un intercambio de palabras, le mata a tiros. La película va revelando los motivos de este asesinato. Max primero habla con su mujer, Lina. Y después sigue contando en un juicio.

Todo empieza en 1933 cuando Hitler llega al poder en Alemania y Max vive un hecho traumático: no solo un grupo de nazis mata a su padre de un tiro en su presencia, sino que recibe tal paliza que se queda cojo para toda la vida, solo recibe la ayuda de su vecina Elsa, que impide que le sigan pegando. A partir de ese momento, Elsa y su marido Michel (Helmut Griem), un editor comprometido y que lucha contra el nazismo, lo adoptan como si fuera su hijo. Pero las cosas cada vez se ponen peor para Michel, y decide que Elsa y Max se vayan a París, y cuando él arregle unos asuntos se reunirá de nuevo con ellos. Pero las cosas no salen como él piensa.

Elsa y Max viven en París con el dinero que les envía Michel, pero pronto dejan de saber de él. Y tienen que sobrevivir. Elsa solo quiere que su esposo vuelva a su lado. Max contempla el rostro cada vez más triste y bello de esa mujer a la que adora. Ella puede sobrevivir cantando y después como dama de compañía, haciendo que los caballeros que la merodean consuman bebidas en el local donde trabaja. De hecho, dos hombres tratan de acercarse a ella, un vendedor de champán francés (con el que Michel pudo contactar en un tren hacia París para facilitar más dinero a Lina antes de su detención) y un misterioso e influyente alemán. Elsa nunca dejará de buscar a Michel y hace todo lo posible para tratar que vuelva a su lado.

Testimonio de mujer es algo más que un melodrama romántico con la Segunda Guerra Mundial de fondo. También es una reflexión sobre la huella que no desaparece de los fascismos, y cómo truncan y marcan vidas, así como dejan un reguero de personas heridas. Y en el centro de la película, Romy Schneider como trágica absoluta, aportando el rastro de una cara triste, que sufre. Pero también ese rostro que sonríe y que es mujer enamorada. No obstante, la película está rodeada de un halo pesimista y triste, pues si bien es cierto que nos deja el triste destino de los Weiner, cierra con una secuencia donde los Baumstein parecen felices y enamorados en la barra de un bar; sin embargo, unas letras impresas advierten de que el matrimonio morirá pronto asesinado en un tiroteo.

Por otra parte, también es la historia de cómo un niño se enamoró de la mujer que lo salvó y cómo dedica toda su vida a buscarla de nuevo para poder amarla. Va en busca de un fantasma y la encuentra otra vez en su camino, una mujer de carne y hueso a quien amar.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

6 comentarios en “Sesiones dobles para tardes de verano (3). Romy Schneider en 3 días en Quiberón / Testimonio de mujer

  1. Hola Hildy:
    Me ha encantado este tríptico. Rommy una de esas actrices cuya vida es tanto o más interesante que sus papeles pero que te da un cierto reparo descorrer el visillo y mirar.
    Por poner una pega; después de pasar una tarde de verano con la Schneider crepuscular, en lugar de esperar la noche en una terracita, te entran ganas de ir a buscar a Delon y explicarle, muy despacito, el argumento «du Sans-Souci».
    Un saludo, Manuel.

  2. Sí, querido Manuel, ese es además uno de los asuntos de 3 días en Quiberón, cómo su vida pública estaba totalmente expuesta y cómo se sentía por ello.
    Efectivamente, es pasar una tarde con una Romy crepuscular. Las dos películas me gustaron más de lo que esperaba y creo que se comunican muy bien entre sí.
    Me dejas con varias preguntas: ¿qué pensará efectivamente Delon ahora del argumento de «Testimonio de mujer»? ¿Habrá visto la película?
    De momento, voy a intentar ver la primera película que les reunió en pantalla…, Amoríos (Christine, 1958).

    Un beso
    Hildy

  3. Cada día me admira más Hildy tu poder de comunicar tu pasión por el buen cine y tu capacidad de encontrar las películas adecuadas para demostrar lo importantes que son para conocer y comprender mejor el mundo que nos rodea.
    Esta película que hoy nos comentas, y que he tenido la suerte de ver, es todo un testimonio.
    Respecto a las películas de Sissi y a Romy Schneider ambas nos parecían, a las adolescentes de entonces, la perfecta imagen de la belleza y de la felicidad… pero el amargo descubrimiento de la realidad de sus vidas, marcó el final de una etapa en las nuestras.

  4. Querida María Rosa, ¿te refieres a Testimonio de mujer, a que sí?
    Es una película que me gustó mucho más de lo que pensaba. Melodrama, romanticismo triste y cine político a la vez. Y en el centro Romy.
    Qué interesante lo que dices sobre la imagen que proyectaban Romy y Sissi y lo que supuso el desvelamiento de la imagen real para toda una generación.

    Beso
    Hildy

  5. ¡Qué poderosa la imagen que encabeza tu texto, querida Hildy! De Schneider me temo que sólo he visto sus interpretaciones de Sissi (en todas sus formas) y sé que vi El Proceso, pero no recuerdo más que una nebulosa confusa (pasaron más de diez años desde que la vi y recuerdo que la película me pareció un caos, mientras que el libro era uno de mis favoritos en ese momento).
    Me quedo con algo que decís en tu texto, respecto a que Romy Schneider estaba atrapada en el único oficio que conocía, el de actriz. Y es que siempre me pregunté respecto de estas figuras trágicas (Judy Garland me viene a la mente) porqué no mandaron todo al diablo y se rehicieron en otro ámbito que les permitiera ser felices sin terminar como carne picada. Pero imagino que el problema es mucho más complejo que eso, que una vez que entrás en el laberinto, la salida no siempre aparece como evidente y que además, el elemento de autodestrucción debe empujar siempre hacia adentro.
    Busqué estas películas pero no están disponibles por aquí, mientras tanto sigo leyéndote.
    Un abrazo grande, Bet.-

  6. Queridísima Bet, sí, Schneider es de esas actrices con vida trágica que no dejaban todo ese mundo que las agobiaba…porque ese era el oficio que sabían hacer, además de su personalidad compleja y autodestructiva (Judy, Marilyn, Rita…).
    Romy tiene una filmografía con títulos maravillosos como Boccaccio 70, El cardenal, La piscina, Amoríos… Descubro cada vez más su talento. Pero mi primer contacto con ella fue con Sissi.

    Beso
    Hildy

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