Familias: palabra inabarcable en el mundo del cine. Las hay de todos tipos, felices e infelices. Locas y cuerdas. Divertidas y tristes… Buenas y terroríficas. De policías y de mafiosos. Ricos y pobres… Algunas veces sabemos la historia de generaciones y otras veces acompañamos a una familia por unos cuantos días, o incluso tan solo unas horas.
De las más actuales tenemos, desde Francia, a La familia Bélier, donde todos los miembros son sordos excepto la hija mayor, que además tiene una bella voz para el canto. También está la familia Weston con los que vivimos unos días calurosos de verano en la América profunda, en concreto del mes de Agosto (antes de verlos en la pantalla, los disfrutamos en los escenarios teatrales). Imposible olvidar el almuerzo después de un entierro, y cómo madre e hija acaban de los pelos y todos intentando separarlas. En el cine patrio no solo está la saga de La gran familia ni tampoco únicamente los Panero (que además poca ficción hay en ellos) y El desencanto… que arrastraban por una España en blanco y negro. No hace mucho apareció por este hogar del ciberespacio la familia Porto Alegre que influenciada por Las furias llega a momento catártico al lado del mar… después de varios ataques de nervios. Y también tan solo hace unos tres años estuvimos de celebración, entre risas y lágrimas, digo, con siete novias para siete hermanos, con la familia Montero, o como gustan llamarse: La gran familia española. Ay, también Almodóvar tiene una colección de familias especiales, siempre con fuerte presencia femenina. Y es que el director en Volver regresa a sus raíces familiares manchegas en compañía de Raimunda y toda su estirpe de mujeres.
Pero hay familias de celuloide míticas. Así, de repente, me vienen a la cabeza una ráfaga. Los Corleone nunca faltan a una cita de familias y nadie olvida un regalo para El padrino. Tampoco podemos olvidarnos de las desgracias de la familia Joad en esa camioneta desvencijada, porque Las uvas de la ira caen por una carretera interminable. Y por estas fechas, Qué bello es vivir, todos recordamos a la familia Bailey, que aunque no lo tiene fácil y a veces las cosas se les ponen muy complejas, como dice el ángel Clarence cuentan con muchos amigos. O alrededor de torres de petróleo, aunque ellos siempre prefirieron el ganado, se encuentran los Benedict, protagonistas de una historia Gigante. Y no podemos dejar de nombrar a los Amberson… El cuarto mandamiento de Orson Welles: dejarás la historia por décadas y décadas de una familia y su decadencia.
También hay familias para la risa y la diversión. Con un par de armónicas y unas cuentas pasiones nos encerramos en la mansión de la familia Sycamore, porque ellos solo tienen un lema: Vive como quieras. Y el pobre mayordomo Godfrey se pone Al servicio de las damas, que en realidad forman parte de una familia aristocrática que le falta más de un tornillo, ellos son los Bullock. Y si nos quedamos con aquellas Historias de Filadelfia, no podemos olvidarnos de los Lord. Y mucho más moderna, una familia aparentemente disfuncional, pero unida a su manera: todos juntos para lograr el título de Pequeña miss Sunshine, los Hoover avanzan en una destartalada camioneta amarilla.
Hay directores que no pueden evitar contar sus historias con familias de fondo. Ahí está el bueno de James Gray… y sus dramas. Por ejemplo, así cuenta la historia de los Shapira, donde todo es Cuestión de sangre. Una familia rusa en EEUU con cantos de tragedia y locura. O los Grusinsky donde La noche es nuestra solo es una leyenda…, una historia de policías y oveja negra que vuelve al redil. Y por ahí nos encontramos con las familias raras y extrañas de Wes Anderson: los Tenenbaum, los Bishop, los Fox… Pero me voy al cine clásico y William Wyler dejó a varias familias memorables en su filmografía: Los Birdwell, una familia de cuáqueros que se niega a participar en guerras o a tener armas… pero se ven sometidos a La gran prueba, pues es difícil esa postura en la Guerra Civil Norteamericana. Los Miniver, una familia británica, que ven cómo su rutina se ve afectada por la Segunda Guerra Mundial, pero tratan de vivir como puede su día a día. O los más terroríficos Giddens, con una auténtica loba llamada Regina, y unos zorros de hermanos que no se quedan atrás… La loba, un melodrama sureño o una película sobre el nacimiento despiadado del capitalismo y el libre mercado.
Y es que las familias cinematográficas son interminables, y ricas en matices. Nos podemos ir a distintos países. Están, por ejemplo, las familias italianas, las británicas o también las japonesas. En Italia conocemos a Rocco y sus hermanos. Luchino Visconti recorre la triste tragedia de una familia rural que emigra a un Milán que los devora. Pero La familia romana de la que conocemos varias generaciones es sin duda la que nos retrata Ettore Scola. Por un largo pasillo pasan décadas de sus historias íntimas. Y no olvidamos tampoco a los Carati, varias décadas donde se ve reflejada La mejor juventud de varios de sus miembros. En Gran Bretaña, tomamos Un café irlandés con la familia Curley y vivimos sus desgracias y alegrías. La familia de la película de Stephen Frears hace compañía a otra de Mike Leigh, más hundida y desencantada (formada por Penny y Phil y sus dos hijos), y estos saben que en un fin de semana pueden ganar Todo o nada. Y en Japón ya estaban las familias de Yasujiro Ozu para contarnos Los cuentos de Tokio de los Hirayama. Y ahora toma el testigo Hirokazu Koreeda y Caminando (Still Walking) nos hace conocer los secretos de los Yokoyama.
Muchas familias cinematográficas se quedan en el tintero o atrapadas en la pantalla blanca para deleite de nuestra mirada… ¿Cuáles recuerdas tú?
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Una familia con pocos miembros podría ser la de los Torrance en «El resplandor», y una familia numerosa, de otra época y muy distinta, la de «Qué verde era mi valle». La verdad es que como tema da para pensar en muchas películas y familias. La familia que se forma en «Fanny y Alexander»; horrible matrimonio que atormenta a los niños. La entrañable familia que forma Chaplin con un niño en «El chico». La familia apolillada de «El gatopardo» de Visconti y la que forma Robert de Niro con su hermano y sus parejas en «Toro salvaje». «Inseparables» con esos dos hermanos gemelos, ginecólogos. La familia incestuosa de «El soplo al corazón». La familia peculiar que habita la mansión de «Psicosis». Familia Bates. La de «Barry Lyndon» con todo de intrigas, hijastros, duelos, maridos paralíticos con mil enfermedades. Hasta podríamos hablar de la familia de monos del inicio de 2001, pero lo dejo aquí antes de empezar a desvariar.
Un beso.
Querido, querido Luis, una buena lista de buenas familias cinematográficas. Y buena colección de directores… y descubro tu querencia absoluta por Kubrick… Me encanta que hayas recordado la institución de la familia segun Louis Malle. Y que salga de nuevo Visconti con una familia tan diferente a la de Rocco. Y, sí, es entrañable la pequeña familia de El chico. Y, vaya, qué fuerte las familias de Ingmar Bergman (me ha venido a la cabeza una bien distinta a la de Fanny y Alexander, la familia de cómicos en El séptimo sello)… y los secretos de los Bates. Lo que digo… una fuente inagotable.
Beso
Hildy
Buenooooo… Uno de los grandes temas de la cultura universal. Ay, la familia. Con la que se nos viene encima… Listado interminable: desde la Familia de Fernando León a los Edwards de Centauros del desierto, desde Con él llegó el escándalo a La gata sobre el tejado de zinc. Un no parar.
Felices fiestas, mi querida Hildy. En familia, incluso…
Besos
Dios mío, mi querido Alfredo, las familias tormentosas de los grandes dramaturgos norteamericanos, que pasaron también por el cine. Las familias de Williams, O’ Neill y Miller… Y, por supuesto, las familias de los melodramas desatados…
Beso (jejeje, todo queda en familia, y esta es la del ciber espacio)
Hildy
Aquí habría tema para rato, mi querida Hildy. La familia Addams, por ejemplo, que se acerca más a la mía. Los hermanos y el abuelito de La matanza de Texas, la familia de las escenas finales de La purga, la familia de vecinos de La semilla del diablo… La gran familia tuvo unas secuelas y me quedo con la última escena de la última película donde vemos a Alberto Closa y López Vázquez corriendo por las calles para demostrar que todavía están en forma, para creerse que están en forma, ya que les espera (y lo saben) una vejez de lo más solitaria, después de todo lo que han hecho por la familia. Desagradecidos ellos, en la mayoría de los casos. Bueno, amiga mía, me voy que tengo de dar de comer carne cruda a mi bebé, y no veas cómo está mi abuelo que no para de pedir transfusiones de sangre, y mi madre que no para de quejarse porque el congelador se le está quedando pequeño. No me extraña, cada vez acumula más cadáveres allí dentro, ya sabes, para la cena de nochevieja. ¿Te apuntas? Te lo pasarás bien. Luego iremos al viejo cementerio, como hacemos cada año; allí mi abuelita echa unos conjuros y se levantan mis ancestros y nos ponemos todos juntos a bailar.
Te deseo de todo corazón unas felices fiestas y un próspero año nuevo, queridísima Hildy.
Besos y abrazos familiares.
El otro día me planteaba que era uno de los grandes temas del cine, a tenor de lo que se repite el tag en mi blog… De un modo u otro, como dice Alfredo, es uno de los grandes temas del arte…. y de la vida misma.
Jajaja, mi querido Francisco, qué fiestas más alucinantes. Pues mira lo bien que me cae Morticia, que a veces, en noches de vampiros, le copio el look. Y con tu recuerdo amargo de esa escena final, me has hecho recordar otra familia en una película amarga, pero bellísima, Dejad paso al mañana, de Leo MaCarey. Esa despedida de los abuelos es una hermosura.
Besos
Hildy
Ay, Francisco, que me he quedado a medias. Me refería a esa escena final que comentas de la saga La gran familia.
Otro enorme beso
Hildy
Mi querido crítico abúlico, ¡cuánta razón tienes! En mis tags también se repite familia, hermanos, relaciones paterno o materno filiales… Sí, gran tema…
Beso
Hildy
¡Excelente recopilación, mi querida Hildy! Cuántas familias ha dado el cine, aún aquellas menos legendarias tienen sus notas particulares. Recuerdo por ejemplo a la familia Vale de La Extraña Pasajera o a los Whittaker de Easy Virtue o los Sebastian de Notorious o a los Bennett de Orgullo y Prejuicio o a los March de Mujercitas o a los Finch de Matar a un ruiseñor o a los Smith de Meet me in St Louis (estoy escribiendo sobre ellos en este mismo momento)… Tantos, tantos…
Te mando un beso enorme y mis mejores deseos para estas fiestas, que las pases en familia o con quienes elijas como tu familia de la vida. Bet.-
Los Olleson y los Ingels…an epic drama….
A mi, para no reiterarme, me encantan algunas de dibus, x ejemplo la de los increibles o todos los juguertes de Toy story… y algunas que forman super héroes disociados…me gusta como se encuentran Anna Paquin Y lobezno por primera vez, como se protegen y se ayudan. De ahí se puede tirar de un hilo de nunca acabar…y saltar a la familia de perros de bajo cero, película bastante estimable. Un abrazo con turrón de sabor a polvorón
Mi querida Bet, sí, me encantan las familias que rescatas. Los March me acompañaron mucho en la infancia. Sigo adorando a los Finch… y qué ganas de leer todo lo que tengas que decir de los Smith.
Y la nota siniestra y maravillosa de los Sebastian, guauuuu.
Besoossss con mucho cariño
Hildy
¡Mi querido Victor… las familias en el cine de animación gran filón y tema maravilloso!¡O las peculiares de los mundos de superhéroes! Esto es un continuo enriquecer el universo familiar.
Beso de superheroína
Hildy