Últimamente Hollywood habla mucho en sus películas sobre Hollywood. Y surgen así diferentes miradas y todas ellas con matices interesantes que merece la pena destacar. No hace poco por este blog se ha analizado Trumbo de Jay Roach o Ave, César de los hermanos Coen, últimos estrenos de cine sobre cine, y de Hollywood sobre Hollywood… Pero también se puede nadar por el buscador y encontrar otras joyas cinematográficas de otras décadas que también miran ese espacio, a veces mítico, otras realista y más allá un mundo de pesadilla: por ejemplo, el más cercano es el que se refiere a El último magnate de Elia Kazan. Así sigo completando este ciclo apasionante con tres películas recientes que presentan de manera muy diferente ese universo de estrellas.
Café Society (Café Society, 2016) de Woody Allen
Me imagino a Cecilia (Mia Farrow), la protagonista de La Rosa Púrpura del Cairo, viendo una película en plena Depresión en una sala de cine donde se cuente una historia similar a Café Society. Una historia para evadirse. Una historia con fiestas y emplazamientos que ella nunca podrá pisar, ambientada entre Hollywood y Nueva York. Y de por medio un poco de acción con gánsteres. Y por supuesto una historia de amor imposible… Y mucho vestuario precioso para ellas y, por supuesto, para ellos también. Mucho glamour y diálogos chispeantes. Una copa de champán, unas velas y una lágrima. Una chica atrapada entre dos amores. Y una decisión. Pero después viene el reencuentro… Sí, eso es lo que hace Woody Allen contar una historia como se hacía en el Hollywood de los 30. Por eso es un homenaje doble porque es cine dentro del cine, pero también un estilo y una forma de contar de aquellos años que refleja. Y con mucho mérito, pues además es su primera película digital, como también lo es de Vittorio Storaro, el director de fotografía… y, sin embargo, crees que sigues disfrutando de una vieja historia de celuloide. Pero además Allen no prescinde de su voz como narrador. Él es el demiurgo que todo lo ve y todo lo armoniza. Y no puede faltar su visión romántica, filosófico, religiosa… con dosis de fortuna y desencanto. Viaja a los estudios de Hollywood de los años treinta, pero no abandona su Nueva York… y el puente de Brooklyn. Además regala un fin de año con sabor nostálgico de dos amantes que se recuerdan.
Maps to the stars (Maps to the stars, 2014) de David Cronenberg
Y es David Cronenberg el que trae un Hollywood de pesadilla. Un cuento cruel con el espíritu de Robert Aldrich pululando junto a la pluma de Chuck Palahniuk en Al desnudo… y ese caos que siempre presenta Cronenberg, como pócima catártica para ordenar el mundo. Y convierte el mapa de las estrellas, donde están las mansiones de los actores y actrices, en la cloaca con gotas poéticas de Paul Eluard… Sí, mucha libertad anda suelta por una historia donde también habitan fantasmas e incesto. Y casi toca el grand guignol o roza el esperpento. El niño actor alcoholizado y drogodependiente, la hermana quemada con problemas de salud mental y asistente de una actriz fracasada con pesadillas, que se desahoga en el baño…, el chófer que sueña con conseguir un papel en la pantalla o follarse a la vieja gloria. O la vieja gloria que quiere que le den el papel que hizo su madre de joven, esa madre que la jodió la vida. El gurú de autoayuda que no sabe ni parar su propia caída… Sí, un Hollywood de fantasmas o de muertos vivientes en el mapa de las estrellas…
Al encuentro de Mr. Banks (Saving Mr. Banks, 2013) de John Lee Hancock
Con el recuerdo de una película de la infancia a la que te une un cariño especial, Mary Poppins de Walt Disney, y escuchando la letra de una canción (“el ser feliz, un truco es al fin… Con un poco de azúcar esa píldora que os dan, la píldora, que os dan, pasará mejor. Si hay un poco de azúcar esa píldora que os dan… satisfechos tomareis”), John Lee Hancock construye un Hollywood como espacio mítico. Y en ese espacio se unen dos creadores con infancias heridas para terminar mezclando sus sensibilidades distintas y vomitar una película… que a través de mister Banks redime a padres que hirieron a sus hijos. Y esos creadores son Walt Disney y la escritora Pamela Lyndon Travers. Sí, hay gotas de biopic. Sí, se suaviza la historia y el carácter de los personajes. Pero de pronto te encuentras frente a la pantalla con una lágrima de emoción en los ojos. Y no solo disfrutas de esos guionistas y letristas que se encierran en un cuarto con la estirada Pamela para crear un guion, sino que te gustaría tener un chofer que te mimara aunque fueras una solitaria herida. Y te hundes en los recuerdos infantiles de esa escritora que tenía un padre al que admiraba, pero que era alcohólico, frustrado y desvalido; y una madre suicida que no sabía como enfrentarse a la situación. Y mueves los pies al son de la música, y quieres que vuele un cometa, y que a la estirada Pamela Lyndon Travers la acompañe Mickey Mouse a entrar en un cine o que disfrute subida en un caballito de tiovivo. Y que nunca le falte ese bolso de donde no saca precisamente un poco de azúcar, como hacía su Mary Poppins, y sí unas pocas pastillas que la hacen no hundirse… el ser feliz, un truco es al fin…
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La última me falta.
La de Cronenberg me gustó bastante (qué de pecas tiene esa mujer, hombrepordiós), pese a su irregularidad, el desequilibrio en las interpretaciones y el distinto interés de las diferentes subtramas y cierta morosidad. Pero la mirada es muy interesante, desmitificadora y alejada de la habitual mirada al Hollywood clásico sin dejar de ser el Hollywood de siempre.
Y en cuanto a Allen… Pues me decepcionó un poquito, porque las críticas previas eran tan tan buenas que esperaba algo más. No obstante, el Woody de siempre es reconocible, está su chispa y su mirada. No me convence la voz en off ni el aturullamiento de tantas cosas en un periodo temporal tan largo con un metraje tan breve. Ah, y Steve Carell es nefasto.
Hala, besos.
Nefasto es poco Alfredo…..sobre todo teniendo en cuenta que ha realizado meritorios papeles previos….pero esto es un error de casting mayusculo que afecta a toda la pelicula…..incluyendo otro que no cuela ni con el calzador Alleniano….ni en sueños pasa por el filtro que el pipiolo protagonista pase de ingenuo a goodfella dueño de night club que se liga en un plis plas a Blake Lively…mujer bandera que tampoco esta nada bien vistos sus anteriores trabajos.
la vision de Allen es desencantada y es una pena que apunte varias tramas que quedan todas a medio camino… ese cuñado filosofo a destiempo merecia mas frases
La de Cronemberg busca y logra el desquicio del sinsentido…..explica bien por que el chaval de Allen desea volvera casa…..y Emma Thompson…..a sus pies….que gran actriz en otra vision romantica….muy buena idea hilar las tres. Un abrazo
Mi querido Alfredo, con estos textos quería reflejar las distintas miradas que sobre Hollywood ofrecen las tres películas, incluso en su manera de contarlas. Así efectivamente la de Cronenberg, su mirad es muy interesante. La de Allen, aparte de contar con uno de los carteles más bonitos del año, no me desilusionó porque su homenaje al cine de los años 30 es tal… que incluso cuenta y filma como aquellos años (forma y fondo). Lo que decía en el texto, podría ser una película que viese la mismísima Cecilia. Y, por último, a mí Carell no me disgustó, incluso en un momento dado pensé que iba a ser una especie de Jeff D. Sheldrake (El Apartamento).
Y la última me sorprendí a mí misma muy emocionada con una película formalmente clásica y correcta… pero con unas interpretaciones que la elevan y una historia muy bien contada. No sé cómo te sentará que tiene un poco de azúcar, pero perfectamente dosificada…
Beso
Hildy
Jajajaja, mi querido Victor, yo me transmuté en Cecilia… y me creí absolutamente todo…, viajaba por la película entre copas de champán, glamour y velas. Ay, sí, me gustaron mucho los trazos de esos personajes secundarios, el cuñado filósofo y el hermano gánster. Sí, Cronenberg y el caos y el desquicio, qué bien lo hace. Y te doy toda la razón del mundo en Al encuentro de mr Banks… yo también me pongo a los pies de la interpretación de Emma Thompson.
Beso
Hildy
Querida Hildy,
Parece que a ti te ha gustado más que a mí el último film de Allen, quien ha vuelto a defraudarme, y conste que esta vez iba con mayores esperanzas. Admirables el diseño de producción y la luz de Storaro, buenas interpretaciones, pero ¿dónde está la dirección?, una vez más no percibí el más mínimo esfuerzo en el trabajo de la puesta en escena, y ni siquiera el guión es tan atractivo como el de “Irrational Man”, cuyo pastiche hitchcokiano y algunas cuestiones incómodas que planteaba lograron que por momentos olvidara la dejadez estilística. “Café Society” me resultó entretenida en su primera parte, cuando parecía que esbozaba un triángulo con ciertas reminiscencias del de “El apartamento” (la carta firmada por Rodolfo Valentino es tan reveladora para Jesse Eisenberg como el espejo roto de la MacLaine para Lemmon), pero a partir del instante en exceso abrupto en que Kristen Stewart le suelta a Eisenberg en el guardarropa que se va a casar con Steve Carell, prácticamente me “expulsó” de la historia. Por otra parte, casi todas las referencias a estrellas y directores de la época chirrían de puro forzadas y/o se recrean en el tópico más manido (Flynn como crápula por excelencia en una anécdota que dibuja a la gran Irene Dunne como una estúpida estirada (!!??)).
En cuanto a “Maps to the Stars”, creo que el mayor logro de Cronenberg ha sido tomar un microcosmos dominado por el vacío y las apariencias como el de Hollywood, para trascenderlo y hablarnos de nuestra sociedad alienada por el consumo y la obsesión por el status. Es una película que capta como pocas cierto espíritu de nuestra época en las asépticas sociedades occidentales. La obra de un moralista, que no es lo mismo que un moralizador.
Besos,
Javier
Querido Javier, qué alegría leerte. Jejeje, me quedo sola en mi placer como espectadora a lo Cecilia en los años 30. Creo que Allen consigue un homenaje perfecto a esa época y a cómo se reflejaba en el cine, y cómo se contaban esas historias, digo películas… A mí me gustaron las dos partes (sí, pensé varias veces en El Apartamento en la parte de Los Ángeles), que al final es un solo… para rodar esa escena final de fin de año, y nostalgia de amantes.
Y, sí, Cronenberg siempre logra trascender el caos en el que nos sumerge en sus películas… y me gusta ese matiz que haces entre moralizador y moralista…
Besos
Hildy
¡Uy, cuánta controversia en torno a la última de Allen! Con más razón la anoto para verla… De las otras dos sólo he visto «Al encuentro de Mr. Banks» y recuerdo que me gustó mucho aunque debería volver a verla porque no la tengo del todo presente.-
Hablando de cine dentro del cine, estaba a punto de preguntarte si habías visto «The Bad and the Beautiful» cuando descubrí que ya escribiste sobre ella. Estuve leyendo un libro sobre Minnelli y me encontré con esa película que ya puse en mi lista de pendientes. Voy a leerte, a ver qué te pareció.-
Un beso grande, Bet.-
Mi querida Bet, otra buenísima mirada hacia Hollywood por parte de Minnelli, Cautivos del mal. Ojalá me cuentes cuando la veas, que te ha parecido.
Sí, exacto, hay controversia con la última de Allen. Y siempre lo digo, cuando una película suscita debate y opiniones tan distintas, merece la pena ir a verla y analizarla.
Yo no había visto Al encuentro de Mr Banks y fue una gratísima sorpresa…
Beso
Hildy
Tendré que ver «Al encuentro de Mr. Banks» para cerrar la trilogía. Aunque estoy pensando que la reciente «Trumbo» de Jay Roach, que tampoco he visto, ampliaría el enfoque hacía un cuarto elemento nada despreciable.
Saludos.
Querido Licantropunk, yo disfruté con las dos y me dieron más de lo que esperaba. Al encuentro de mister Banks, además de la interpretación de Emma, el gran personaje de Giamatti… una historia clásica pero muy bien contada. Y Trumbo una buena introducción a la caza de brujas y un personaje atractivo, el mismo guionista, Dalton, con esa imagen representativa… del guionista trabajando hasta en la bañera.
¡Cuando las veas, espero que lo pases fenomenal con esta sesión doble de lo más atractiva!
Besos
Hildy