10 razones para amar La Reina de África (The African Queen) de John Huston

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Razón número 1: Rose y Charlie

¿Qué pasaría si se encontraran una solterona estirada y muy creyente y un borrachín fracasado? ¿Qué pasaría si se encontraran en una barca y en situaciones extremas? Eso es lo que les pasa a Rose y Charlie, dos personajes que parece que ya la vida no va a depararles más sorpresas. Que parece que sus rumbos ya están trazados. De pronto por circunstancias ajenas a ellos y por motivos históricos que implican una guerra, coinciden en una pequeña barca para realizar un viaje imposible con una misión descabellada en el continente africano. Y durante ese trayecto ocurre lo inimaginable: se enamoran y forman un equipo de trabajo perfecto.

Así Humphrey Bogart y Katherine Hepburn se unen y como sus personajes exudan una química increíble que hace que todo espectador se crea su historia de amor y aventuras. Y es emocionante ver su transformación. La de ambos. De solterona estirada y borrachín fracasado a una pareja que trabaja en equipo y absolutamente enamorada. Y es una gozada acompañarles en su viaje. Ya les pasó a los espectadores de los años cincuenta… desde Hollywood no podían creer que una historia de amor entre dos personajes maduros y fracasados pudiera enganchar (y tener un éxito inmediato de público, crítica y premios diversos)… y, sin embargo, aún su magia sigue despierta, y todos los espectadores que la ven una y otra vez quieren que a Rose y Charlie les vaya bien. Que les vaya bonito, como dicen en México.

Razón número 2: La Reina de África

Una tercera protagonista es una barca desvencijada y vieja que se llama La Reina de África pero cuidada con mimo y capaz de hacer hazañas increíbles. Capaz de surcar un río imposible cargado de peligros o de enfrentarse a un gran barco como David a Goliat. En esa barca siempre averiada pero que nunca se rinde se viven peleas, peligros, momentos de risa y otros de intimidad. Romanticismo y cotidianeidad. Y es una barca que tiene de todo: en ella cabe la posibilidad de tomar un té o también se puede fabricar un torpedo. Y tal y como la miman y cuidan los protagonistas, también el espectador tiene ganas de surcar un río con ella y que siga siempre en danza.

Razón número 3: Aventura

El ritmo de La Reina de África es trepidante. Siempre ocurre algo. No hay ni un momento de calma… cuando parece que llega la tranquilidad y el tiempo de amar asoma una nueva aventura.

El río por donde navega esta barca con rumbo hay que saber leerlo, como dice Charlie, pero está plagado de sorpresas: cuando no es un rápido es una cascada, cuando no son los mosquitos o más allá los cocodrilos o a la vuelta se encuentra un fuerte alemán o un laberinto de manglares.

Razón número 4: El fracaso, según Huston

Si miramos las películas de Huston siempre cuentan historias de fracasados que fracasan de nuevo en un objetivo que se ponen. Sin embargo, Huston permite esta vez que dos fracasados triunfen tanto en el objetivo que se ponen como emocionalmente. A Charlie y Rose, Huston les regala un final feliz.

Razón número 5: Radiografía de un fracasado en unos minutos

No obstante en unos minutos, al principio de la película, nos regala un personaje triste. Muy triste. Un fracasado que además, de manera inconsciente, hace daño a quien le rodea (en este caso a su hermana Rose). Y es el retrato del misionero Samuel, hermano de Rose. Perdido en una misión recóndita de África que lleva como puede (pero con la ayuda incondicional de una mujer inteligente y práctica, su hermana Rose) pero amargado por el éxito de otros compañeros que estudiaron con él. Consciente hasta el final, hasta cuando enloquece, de su fracaso en los objetivos que se fijó en la vida. Y este triste personaje que nos recuerda la filosofía del perdedor de Huston tiene el rostro de un secundario eterno, Robert Morley.

Razón número 6: Aventuras detrás de la cámara

El anecdotario del rodaje de La Reina de África en la propia África es casi tan famoso como la propia película. Así todo el mundo a través de libros, artículos, entrevistas a los que allí vivieron ha creado una película paralela. Y es tan rica en aventuras como la propia historia que se proyectaba en la pantalla blanca. Peleas, enfermedades, reuniones de amigos, caza, complicaciones de rodaje… Una historia bastante apasionante con muchos protagonistas: John Huston, Lauren Bacall, Humphrey Bogart, Katharine Hepburn o el productor Sam Spiegel.

Razón número 7: Escritores y guionistas

Así no sólo Huston, Bacall, Hepburn u otros miembros del equipo técnico contaban en sus entrevistas interminables anécdotas del rodaje sino que algunos como Hepburn lo plasmaron en un libro. Pero sin embargo fue un rodaje ‘tan de película’ que el guionista Peter Viertel que estuvo presente porque realizó, sin acreditar, unos retoques de guion… creo posteriormente una novela sobre dicho rodaje titulada Cazador blanco, corazón negro (que a su vez fue llevada al cine por Clint Eastwood. Ni he leído la novela ni he visto la película de Eastwood… otra de mis tareas pendientes).

Además para seguir la estela de los guionistas, La Reina de África es la adaptación cinematográfica de una novela de C.S. Forester que le salió de las entrañas a James Agee, periodista, crítico de cine y escritor (quiero conseguir el libro con sus escritos sobre cine). James Agee es otro hombre de vida intensa que realizó dos guiones que quedaron en la memoria cinéfila: el que nos ocupa y La noche del cazador.

Razón número 8: África

Todavía queda un cuarto personaje (aunque parte de la película, sobre todo las escenas más complejas de los rápidos y las del poblado africano, están rodadas en Gran Bretaña) y es la propia África. Era rarísimo en esos tiempos un rodaje de exteriores en el mismo sitio donde transcurre la trama. En La Reina de África ocurre. Y eso de alguna manera se siente… Se transmite. Y nos quedamos anonadados ante los flamencos, los manglares, los hipopótamos, los cocodrilos… sentimos el calor y nos sentimos igual de alucinados ante los desconocidos problemas que se les van presentando a los protagonistas.

Es una África bajo la óptica de occidentales. La mirada de unos misioneros perdidos en un poblado, de un fracasado excluido y desencantado que encuentra su lugar en el mundo, y de unos hombres que fracturan más el continente y se aprovechan de él para repartírselo como botín y también para emplearlo estratégicamente para una guerra que África no pidió. Pero también un continente lleno de aventuras, de posibilidades, de exotismo y de oportunidades para volver a empezar. Lleno de autenticidad y riquezas naturales.

Razón número 9: Alcoholismo y té

A Charlie en un principio le define el alcohol que bebe. Y a Rose, a la estirada Rose, el té y su ritual. Las dos bebidas describen a los personajes y su relación con ellas les transforma. Al final Charlie considera que le gusta que le lleven el té a la cama, el desayuno. Y Rose quizá se vuelva algo menos intransigente con el alcohol pues termina pidiendo perdón a Charlie por tirarle su bebida al agua… Aunque él parece ya no echar tanto de menos un trago.

Razón número 10: Banda sonora

… a mí me viene continuamente a la cabeza la melodía romántica entre Rose y Charlie. Quizá no sea una de las bandas sonoras más famosas pero a mí me dice cosas, me enternece y pinta la historia de un halo especial. Acompaña tanto los momentos ‘épicos’ de la película como las escenas de enamoramiento o más íntimas. John Huston se rodeó de buenos técnicos y profesionales británicos que estaban presentes en los créditos de dos directores peculiares e innovadores británicos, Powell y Pressburger. Uno de ellos es el compositor de la banda sonora Allan Gray y el otro es el director de fotografía, Jack Cardiff. En una entrevista en un documental sobre el rodaje de la película, Cardiff dice que realizó un trabajo tremendamente sencillo para la película, que a él la fotografía no le parece buena sino bastante normal pero que a todo el mundo le entusiasma y valora este film… ¿Qué es lo que hace que un película sea siempre especial?

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