Diccionario cinematográfico (31)

Comedia: oye que ya van tres veces las que te has caído encima de la mesa, y no soy la Eva que va a recogerte, la parte contraparte de la primera parte, sí, sí, si la cuestión es to be or not to be (o algo así, ¿no?). ¡¡¡Más madera!!! Yo a todo cara de palo o patadita al aire no vaya a ser que la patrulla de policías de la Keystone o las gafas de Harold Lloyd me hagan perder el rumbo. Todo te lo puedo dar menos el amor, me canta Kate con leopardo al fondo mientras me tiran una tarta para ver si de paso resbalo. No, si ya me lo dice al oído Sugarpuss, que podrá hablar mal pero siempre se quedará al lado del maestro estrafalario y solterón con cara de Gary Cooper. El Rodríguez de turno ensaya en el piano no vaya a perder la oportunidad del verano cuando su vecina de arriba con rostro de Monroe le diga si tiene un ventilador.El otro día un Cary Grant, tímido, me llamó a la puerta y me comentó que por favor no tomara el café de sus ancianas tías que no se dio cuenta de esconderles el arsénico. El bueno de Frank Capra siempre me recuerda que haga lo que quiera. Sin temor. El otro día me di una vuelta por el bazar de las sorpresas por si me encontraba a James o Margaret, por el camino tropecé con la torre Effiel y allí estaba la Garbo muerta de la risa. No paraba. Así que llamé a la Lombard y me dijo que estaba haciéndose la desmayada con el mayordomo por si la llevaba en brazos a la habitación. De pronto, vino corriendo Clark Gable y me dijo que si iba con él a hacer autostop, que la Colbert estaba un poco cansada, o que si tirábamos por fin el muro de Jericó. Le dije que lo sentía que tenía que ir a la oficina a recoger a Jack porque me había prometido unos macarrones, que iba a escurrir con su raqueta, y una partida de cartas. Entonces, llegué a mi casa y me desesperé porque ahí estaba esperando mi tío, fumando en pipa, y con la bicicleta preparada para dar una vuelta por la ciudad…, me dije, hoy me voy sola al baile, me meto al cine a ver una película de esas de risa y definitivamente, me meto en la pantalla y me pierdo con las vampiresas de 1933. Pero claro, sonó el móvil, y me cogió por banda Dustin Hoffman, necesitaba urgentemente mi pintalabios y un buen sujetador, que esta noche le daban un papel…, pero con nombre de mujer. Vaya lío. Así, que al final, me voy al campo, por si me dejaran en paz, y me encuentro con el bueno de Charlot, que silencioso, ¡¡¡bendito silencio!!!, me toma de la mano y me lleva por un largo camino. No sé dónde llegaré…, a lo lejos vemos a Sullivan que sigue con su loco viaje.