Si mayo, como os conté, fue un no parar, lo mismo ha ocurrido en junio y julio. Pero ya tenía ganas de empezar mis historias veraniegas y comienzo con mis vicisitudes, porque durante estos meses me ha perseguido Rock Hudson. Creo que quería un texto. Bien se merece la primera historia veraniega. Para que no digáis que os miento y seáis testigos de que estaba pidiendo a gritos esta historia, os contaré que antes de ayer después de muchos días sin poder ver nada (o no quedarme dormida en el intento), me apeteció descubrir Los pequeños amores de Celia Rico Clavellino.
En esta película, una madre y una hija pasan un verano juntas en una casa de campo, precisamente por un accidente que tiene la progenitora, que la deja postrada en la cama. Y, bueno, estaba disfrutando a tope de esta preciosa y complicada relación materno-filial, cuando, de repente, una escena me dejó alucinada. La hija, después de una fiesta nocturna, pasa por el pueblo y se topa con un cine de verano con una pantalla gigante. ¿Quién está ahí? Rock Hudson bailando como si se le fuese la vida, como si no hubiese un mañana, junto a Gina Lollobrigida en Cuando llegue septiembre (1961) de Robert Mulligan. Es más, de pronto, cae una tormenta… y toda la gente del pueblo sale por patas. Y ahí se queda Rock, bailando, en la soledad de la pantalla, bajo la lluvia.
En ese momento, me dije: «No puedo demorarlo más. Rock quiere la primera historia veraniega. Se me está apareciendo en todo momento». Y aquí que estoy dispuesta a arrancar estas historias con él. Sobre todo lo tuve claro como hace un mes cuando en una plataforma me topé con un interesante documental alrededor del actor: Rock Hudson. Solo el cielo lo supo (2023) de Stephen Kijak. Lo que me resultó más interesante a la hora de abordar su vida, es cómo a través de un inteligente montaje Kijak hace que las películas que interpretó dialoguen con la historia del actor.
De tal manera, que la película que es significativa y rompedora en su carrera es Plan diabólico (Seconds, 1961) de John Frankenheimer. Ahí un hombre tras una sofisticada operación se convierte en el hombre que nunca pudo ser, pero lejos de traerle la felicidad, se convertirá en su peor pesadilla. Y es lo que le ocurrió a Hudson, nunca pudo mostrarse tal y como era y, cuando tuvo que quitarse la máscara, fue en el momento más trágico de su vida. Curioso, que esta magnífica película donde el actor se salía de sus roles habituales y donde mostraba su madurez como actor y su posible versatilidad a otros caminos interpretativos supuso uno de los grandes fracasos de su trayectoria.
Roy Harold Scherer Jr., un muchacho de Illinois, tenía la ambición de ser un actor de Hollywood y fue modelando a fuego lento a Rock Hudson. Rock logró convertirse en toda una estrella, pero la representación que reflejó en la pantalla fue la del galán viril por excelencia. Alto, fuerte, moreno, seguro y con mucho sex appeal. Ese estereotipo en el que se convirtió Rock fue creado para que las mujeres soñaran con él y los hombres quisiesen emularle.
Difícilmente, encajaba en todo este mecanismo su orientación sexual. Rock Hudson era homosexual. La maquinaria hollywoodiense se entrenó para que la gallina de los huevos de oro no mostrara explícitamente su sexualidad. Hudson podía ser libre en su mansión, en El Castillo, como lo llamaban, pero en las películas y en los medios de comunicación su imagen debía ser otra. Y él no puso problema alguno en llevarlo a cabo. Era su intimidad.
Curiosamente quien le esculpió como «el hombre» fue su agente Henry Willson, reconocido homosexual, que se ocupó de convertirle en el prototipo de galán macho man y también en alejar los rumores de la prensa sobre su vida privada. Es más, cuando ya extrañaba a la opinión pública que a punto de cumplir los treinta, el bello Hudson siguiera soltero y sin novia, su agente arregló una boda entre la estrella y su secretaria personal, Phyllis Gates. Estuvieron casados tres años.
Durante estos meses, he vuelto a ver sus cuatro películas icónicas con Douglas Sirk. Qué hombre más bello, pero también qué personajes más masculinos y sexis. En Obsesión es todo un playboy millonario, egoísta y maleducado que por una serie de circunstancias cambiará la vida de una mujer: primero, la deja viuda; después, la deja ciega, para terminar convirtiéndose en el amor de su vida y salvador… Nos regala un un jardinero viril, auténtico, sin máscaras ni caretas, libre, que se enamora de una viuda rodeada de un mundo de apariencias y convenciones sociales en Solo el cielo lo sabe.
Por otra parte, en Escrito sobre el viento es un hombre viril, práctico, solucionador de problemas y fuerte que trabaja para un magnate del petróleo. Tiene que lidiar con las miserias e inestabilidades de sus caóticos mejores amigos, los hijos del magnate, Kyle y Marylee. Además sufrirá en silencio el amor que siente por la nueva novia de Kyle. Y, por último, en Ángeles sin brillo es un periodista recto y serio que se interesa por la historia de una familia, donde el padre es un acróbata del aire, que lleva a los suyos por distintos pueblos y ferias, y que cada vez se va desmoronando un poco más por una vida dura y los sueños sin cumplir.
Curiosamente, Hudson hace una inflexión en su carrera, después de representar al terrateniente Bick Benedict, un héroe muy imperfecto, y su proceso de transformación a lo largo de los años de hombre intransigente, machista, clasista y racista a un hombre más comprensivo y cercano a las complejidades del mundo que le rodea en la maravillosa Gigante, de George Stevens. En parte gracias, al amor de su vida, Leslie (Elizabeth Taylor, gran amiga de Hudson), que con paciencia infinita le va haciendo mirar las cosas de otra manera.
A partir de ese momento, su carrera cinematográfica gira a la comedia y si bien es cierto que sigue siendo galán, una de las bromas con las que más juega en estas películas es que su contrincante femenina crea que es homosexual durante unas cuantas secuencias… El actor vive así otra época dorada sobre todo en el conjunto de comedias que protagonizó junto a Doris Day. Esos finales de los cincuenta y principios de los sesenta, donde en estos largometrajes todo es diseño y perfección en un mundo, porque el sueño americano no tiene grietas y es perfecto: Confidencias de medianoche, Pijama para dos y No me mandes flores.
Mientras en la pantalla mostraba una personalidad determinada y una representación de la masculinidad, el bello Hudson vivía su vida, pero en la intimidad más absoluta (que por otra parte, me parece de lo más normal. Una cosa era su profesión y otra su vida…). Se rodeó de buenos amigos (George Nader y su pareja, Mark Miller), tuvo incluso un gran amor (Lee Garlington), quien no pudo aguantar tanta discreción, además de otros hombres que le acompañaron durante sus años de gloria.
Sin embargo, durante los años ochenta se puso muy enfermo e hizo varias apariciones públicas en series, películas y programas de televisión (sobre todo en uno en que acompañaba en su nuevo show televisivo a su compañera en varias películas, Doris Day) donde se le notaba visiblemente desmejorado. Nadie sabía qué le pasaba. Y la prensa le seguía por todas partes.
Se supo que estaba yendo a París para seguir un tratamiento y que se hospedaba en un hotel. Sin embargo, enfermó de tal manera que fue ingresado en un hospital americano en la ciudad francesa. Pero la prensa no le dejaba en paz. Así que decidió hacer un comunicado público, que a su pesar, ayudó mucho a normalizar una enfermedad que estaba siendo estigmatizada y estaba llevándose a mucha gente por delante. Rock Hudson anunció que tenía sida. Y, digo a su pesar, porque cuando la publicista que redactó el comunicado se lo leyó, el actor expresó las siguientes palabras: «Eso es lo que quieren. Ve y échaselo a los perros». Él que siempre había sido celoso de su vida íntima, se expuso totalmente a los medios.
Recuerdo el sábado en que en Informe Semanal, en el año 1985, se anunció la muerte de Rock Hudson y se decía que era por sida. Fue la primera celebridad que lo revelaba. Yo era una niña y tan solo sentía tristeza porque aquel actor que tanto me gustaba se había muerto. Sin entender muy bien lo que ocurría, me pareció un hombre valiente, como se mostraba en muchas de sus películas. Durante años he seguido manteniendo ese cariño hacia Hudson y su filmografía (que es un placer revisitarla una y otra vez), ahora entiendo más su vida y obra, también el valor que tuvo ese anuncio a su pesar (no vería lo que repercutió el que lo dijese públicamente)…
Pero mientras escribo este texto que sentía me estaba reclamando sin parar, solo pienso que no hay mejor manera de disfrutarle y conocerlo que poniéndose frente una pantalla y ver cada una de sus películas. ¡Va por ti, Rock!
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Rock Hudson siempre me ha parecido un gran actor encantador y guapísimo, que en la pantalla destacaba entre todos los demás actores ……Me ha emocionado lo que nos cuentas sobre él, , y muchas gracias una vez más Hildy por transmitirnos tú amor por el cine …
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Hola Hildy
Desde luego pocos nombres tan bien puestos como Rock. Luego descubrimos que la roca era un poco de atrezo, más bien cartón-piedra. Pero ¡Qué bien daba el tipo de solido galán!
Tal vez sea injusto pero, aunque las de Sirk tengan mucha más enjundia, yo siempre le recuerdo acompañado de DorisDay -auténtica corredora de fondo frente a las adversidades con imagen de MissHappy-. ¡Estupenda pareja de Cine!
Hablando de truculencia sentimental años cincuenta y cine-dentro-del-cine te recomiendo que revises -si no lo has hecho- «The Female Animal». Titulo horrible, muy buen guión, Hedy Lamarr perfecta y George Nader (el peón que sacrificaron para salvar al capitán Hudson) y Jean Powell mayores para sus papeles pero notables.
Rock Hudson, Doris Day y George Nader tres historias muy interesantes que nadie llevará al cine.
Un saludo, Manuel.
Querida Hildy, yo recuerdo que mi mamá me contaba, cuando yo era chica, el impacto que le había causado enterarse de que Hudson era homosexual y el verlo tan desmejorado en sus últimas apariciones, él que siempre había sido tan varonil y tan físicamente imponente en sus películas.
Yo lo conozco más que nada de sus películas con Doris Day, me falta explorar mucho de su filmografía. Intenté hace unos meses ver Seconds y no pude con ella. Me gustaría volver a intentarlo en otro momento, pero en aquella oportunidad la dejé por la mitad porque me resultó muy extraña y perturbadora. Y Giant no me encantó, aunque sí recuerdo que me gustó mucho su trabajo.-
De las de Sirk no he visto ninguna todavía. El melodrama a lo Sirk no es lo que más me tienta pero Hudson bien vale una misa.-
Te mando un abrazo enorme y espero que tu madre vaya recuperándose bien, Bet.-
Gracias, María Rosa, siempre por el cariño de tus comentarios y escribirme siempre cosas tan bonitas. Tienes razón, Rock Hudson era tannnn guapo.
Beso
Hildy
Queridísimo Manuel, ¡no he visto The Female Animal! Ayer estuve viendo el tráiler y qué ganas me entraron. Jajaja, me encantó lo que vi.
Sí, el nombre de Rock está tan bien puesto, pero sus grietas son tan interesantes, hay tanta vida en su interior. Se entiende tan bien al actor y sus películas introduciéndose uno en sus aristas. Aunque es cierto que él quiso siempre resguardar lo más posible su identidad.
Lo amo con Sirk y con Doris Day (que como apuntas tiene una historia de lo más interesante).
Rock bien merece que se le conozca por una filmografía con muy buenos títulos.
Beso
Hildy
Bet de mi alma, qué deliciosas son sus películas con Doris Day. Sin duda fue un impacto su muerte, la repercusión que tuvo y que todos accediéramos a su vida privada. El hombre viril, el que se llevaba a todas las mujeres y al que todos querían imitar, tuvo que representar ese estereotipo. Nunca mejor dicho. Tuvo que actuar toda su vida en la esfera pública. Porque en su mundo privado, en el Castillo, él era otro hombre, on otros gustos y otro estilo de vida.
Has descrito muy bien Seconds es perturbadora y extraña. Y, bueno, Gigante me gusta por un montón de cosas, entre ellas por James, y es de esas pelis que yo uno a mi infancia.
El universo de Douglas Sirk yo lo amo con locura y las cuatro películas que rodó con él me entusiasman. Si un día te a animas con ellas, ya me contarás qué te parecen.
Beso
Hildy
Hola, mi querida Hildy. ¡Qué bien que hables de Hudson!, para mí siempre será aquel señor guapo, pícaro y divertido de las comedias con Doris Day que veía en mi infancia. Desde entonces, es ver cualquiera de ellas o alguna imagen de archivo y el corazón se me contenta… ays la infancia y sus gozos, cómo marcan.
Recientemente leí la biografía de Elizabeth Taylor de Kate Andersen (mmm, en general, me decepcionó bastante, la verdad. O tal vez la vida de Taylor no case mucho conmigo y mis convicciones. Todo un poco será) y en ella la parte que más me gustó es la que relataba precisamente la enfermedad de Hudson y la implicación de la actriz en la lucha contra El SIDA. Y sí, me pareció un triste final para un ser brillante como Hudson. En fin, una vida muy completa tampoco debió ser y lo tortuoso que sería el miedo de que se descubriera tu vida a cada paso dando al traste con ella. Todo por culpa de la puñetera hipocresía y el puritanismo. Y esas creencias extrañas de algunas personas…
En fin, que en cualquier caso he disfrutado mucho con tu entrada, gracias mil. Espero con impaciencia más historias veraniegas.
Querida Marga, qué agradable es leerte siempre. Qué deliciosas son esas películas de Hudson y Day, ¿verdad? jajajaja, la vida de la Taylor, ¡¡¡menuda era!!! Lo cierto es que sí supo, como dices, cultivar las amistades. Y, sí, uno de esos amigos fue Hudson y abanderó la lucha para quitar el estigma al sida.
Me alegra que hayas disfrutado de la entrada, porque a mí me ha encantado escribirla. Las películas de Rock Hudson siempre me hacen disfrutar y pasarme por ellas, me provoca un gran placer.
¡¡¡Aquí seguiremos con historias veraniegas!!!
Beso
Hildy
Nunca me ha convencido del todo Rock Hudson como actor, con una excepción, su vis cómica (pero no con Doris Day, por favor, qué horror). Tiene papeles más o menos resultones, en el western me parece especialmente limitado (no te digo ya haciendo de indio, cuando le tocó), y en algunas comedias vuela (probablemente, en contraposición a su construcción como galán de cartón-piedra), pero, pese a su presencia siempre agradecida (el tipo me cae simpático), cuando la cosa va en serio casi nunca me convence. Ni me conmueve. Eso sí, cualquier reserva personal queda compensada por aquella escena de «Gigante», en la cafetería.
Besos
Mi querido Alfredo, sí, era buena la vis cómica de Rock. Yo siempre lloro de la risa con Su juego favorito. Qué divertido está ahí. Yo le adoro en cada una de sus películas con Douglas Sirk.
Jo, la secuencia de la cafetería de Gigante es maravillosa. Cómo me emociona siempre.
Beso
Hildy
Hola Hildy. Es curioso que en la novela Panico de James Ellroy se le memciona bastante y sin embargo me parecio que no se metia mucho con el. En comparacion con Nicholas Ray o James Dean o Gary Cooper o Marlon Brando de los que contaba anecdotas sin compasion alguna.
Si, recuerdo Su juego favorito como una comedia divertidisima, y la pelea de Gigante es brutal e inolvidable, por como esta rodada y por lo que representa sobre el tema del racismo. Plan diabolico no fue una pelicula que me entusiasmo cuando la vi, y los melodramas de Sirk los tengo bastante olvidados porque hace años que no veo ninguno. ¡Hay tantas peliculas para revisar! En cuanto a las peliculas con Doris Day son algo como de mi infancia, muy lejano y que no he recuperado nunca.
Yo diria que Rock Hudson es un actor cuya trayectoria no he seguido demasiado, pero con el que me encontrado de vez en cuando en algunos titulos valiosos del cine de Hollywood.
En cuanto a su muerte, si, yo tambien era un niño cuando se anuncio que era enfermo de Sida, y entonces era una enfermedad nueva y desconocida que provocaba temor. Luego recuerdo tambien la muerte de Freddie Mercury por el mismo motivo, unos áños mas tarde.
Bueno, quizas Rock Hudson no ha sido tan importante en mi vida, pero me resulta curioso comprobar que por ejemplo a ti Hildy te ha marcado mucho mas. Quizas en el futuro cuando vea una pelicula con este actor preste mas atencion y este mas receptivo. Es lo interesante de contrastar opiniones, nos pueden aportar nuevas miradas, nuevas reflexiones, invitarnos a descubrir nuevas perspectivas. Salir de nosotros mismos y de nuestras obsesiones
Un beso.
Queridísimo Luis, cómo disfruto siempre leyéndote. Sí, Su juego favorito es que te mueres de risa. tiene además un punto de humor absurdo que me chifla. Para mí Plan diabólico fue todo un descubrimiento, además me gusta mucho Frankenheimer. Pero es una película de esas que raya bastante. Jajajaja, uno de mis dichos cinematográficos es: «Pon un melodrama de Douglas Sirk en tu vida».
Ay, sí, también recuerdo el fallecimiento de Freddie Mercury. En mi casa mi hermano mayor no paraba de escuchar Queen…
Sí, es un actor que sé que no es del método ni tiene una versatilidad excepcional, pero tiene algo muy genuino y auténtico y supo armarse una filmografía muy inteligente… Y está en varias películas de Sirk, jajajaja, luego para mí ya significa mucho.
Beso
Hildy