Razón número 1: El coloso en llamas, un recuerdo de infancia
Hay dos películas del género de catástrofes donde me recuerdo a mí misma frente al televisor, siendo una niña, con los nervios a flor del piel. Dos largometrajes que se te quedan grabados para siempre, pero que además vuelves a revisitar años después, y su encanto perdura. Así que vas descubriendo que funcionaron y funcionan por muchos motivos.
Posteriormente cuando las he ido analizando, se descubre cómo las dos tienen los mismos ingredientes y una forma de contar determinada: repartos estelares de estrellas del momento y rescate de nombres del pasado; presencia de niños; pareja de ancianos, sacrificios de los héroes; villanos, que además tienen que ver con la catástrofe que se origina; instinto de supervivencia a flor de piel; mezcla de tramas con historias íntimas y personales de los supervivientes y las víctimas; héroes y cobardes; muertes lloradas y otras que se visten de “castigo” moral; arquitecturas increíbles (barco, rascacielos, aeropuerto…); trama basada en cómo y cuántos van a salvarse…
No obstante, abrieron las dos la veda a este tipo de largometrajes en los setenta (siendo la película fundacional Aeropuerto de George Seaton), así que se convirtieron en pioneras de una forma de presentar dicho género. Una es la que hoy justifica el texto, El coloso en llamas (The Towering Inferno, 1974), y la otra es La aventura del Poseidón (The Poseidon Adventure, 1972) de Ronald Neame.
Razón número 2: Cine de catástrofes
El cine de catástrofes siempre ha estado presente a lo largo de la historia del cine, aunque sí es cierto que durante los setenta hubo un aluvión de títulos y una cierta moda del género. Pero desde el cine mudo hasta la actualidad, la representación de la catástrofe por incendio, terremoto, volcán, tsunami o lluvia que todo lo arrasa nunca ha faltado. En el cine americano se ha ligado la catástrofe con un sentido de la espectacularidad y la emoción a flor de piel. Para ser cine puro y duro de catástrofes, como el largometraje que nos ocupa, la trama tiene que girar alrededor de la catástrofe en sí, además de tener una duración considerable.
Por ejemplo, para entender la evolución del género, en una película como San Francisco (San Francisco, 1936) de W.S. Van Dyke, el terremoto es una excusa más para una historia romántica y melodramática, apenas dura metraje, aunque se trabaja la espectacularidad. Sin embargo, lo central de El coloso en llamas es el incendio, es decir, sin catástrofe no hay historia.
Razón número 3: Paul Newman y Steve McQueen
Una de las principales bazas de la película era ver juntos a Paul Newman y Steve McQueen. El primero es el arquitecto del rascacielos, Doug Roberts, y el segundo el jefe de los bomberos, O’Halloran. Roberts y O’Halloran no tienen más remedio que colaborar juntos para tratar de salvar vidas. Los dos poseen conocimientos que el otro no tiene (uno, conoce perfectamente la estructura del edificio y el otro tiene los medios para poder salvar vidas). Y la química entre los dos héroes funciona en la pantalla. De hecho, no dudan en sacrificarse por todos para realizar un último intento para apagar el fuego y tratar de salvar más vidas.
Paul Newman y Steve McQueen eran poderosos en el star system de esos momentos, seguían teniendo el suficiente tirón como para que el público acudiera a verlos. La película gana con el carisma que desprenden. Era la época en que los actores sabían que tenían el poder, pues dependía de su tirón el éxito de taquilla, y el sistema de estudios clásico ya había caído luego contaban con más poder de decisión. No obstante, parece ser que no hubo armonía entre las dos estrellas en los platós, y que fue un rodaje de roces.
Creo que el personaje más complejo y atractivo de El coloso en llamas, el que sale ganando, es el del arquitecto, pero porque tiene más aristas y ambigüedades. El personaje de McQueen es efectivo, pero sin sombras, más plano: es el bombero que lucha hasta el final para realizar bien su trabajo, pero nada más sabemos de él además de que es bueno en su trabajo.
Los dos personajes logran una camaradería final que además deja la puerta abierta para una colaboración necesaria (aportan un mensaje): la cooperación, cuando se levanta un rascacielos o cualquier tipo de construcción, entre arquitectos y servicios de emergencia, para construir edificios seguros, donde ante un posible hándicap, todo esté estudiado desde el principio (medidas de seguridad, salidas y entradas de emergencias, dispositivos disponibles, los mejores materiales para evitar, por ejemplo, que los edificios ardan rápidamente…).
Razón número 4: Jennifer Jones y Fred Astaire
Otro de los atractivos de este tipo de películas era la recuperación de rostros del pasado y de grandes estrellas de otras décadas. Así como era necesaria la presencia de niños, también era común la pareja de ancianos que luchaban hasta el final por su vida. En El coloso en llamas esa pareja está formada por Jennifer Jones y Fred Astaire, que además sus personajes protagonizan un bonito, breve e intenso romance.
Los dos muestran su maestría, así como su carisma. Astaire no da un paso de baile, pero la elegancia de sus movimientos delata su pasado. Jennifer Jones logra ser la heroína intensa que siempre fue, además de protagonizar uno de los momentos más dramáticos del largometraje. Esta última además actúa, con su traje blanco, como una especie de hada madrina y guardiana: será la que cuide y proteja, con coraje, a los dos niños de la función. Su gato tiene un protagonismo especial, perpetúa el recuerdo de su dueña al final de la película.
Razón número 5: Otros secundarios de oro
Entre héroes, villanos o personajes con claroscuros, hay más rostros. Así entre los supervivientes y las víctimas hay toda una galería de nombres. Actores y actrices que estaban pegando fuerte en los setenta, algunos que empezaban a despuntar o profesionales que llevaban sobre sus espaldas toda una carrera. El coloso en llamas es un festival de caras conocidas: William Holden, Faye Dunaway, Richard Chamberlain, O.J. Simpson, Robert Vaughn, Robert Wagner…
Razón número 6: Supervivencia
Las películas de catástrofes se sustentan por la representación en la ficción del instinto de supervivencia del ser humano. La trama deja al descubierto la lucha descarnada por la vida. Este instinto de supervivencia deja ver lo mejor y lo peor del ser humano. Así en estas historias siempre están los héroes que “miran” por todos, e incluso se sacrifican por salvar vidas; pero también los antihéroes, los que solo miran por ellos mismos, y son capaces de egoísmos y atropellos varios con tal de salvarse.
Por otra parte, se ve actuar al grupo: unos con actitudes de colaboración y solidaridad, y otros arrastrados bien por el pánico o por el afán único de salvar sus vidas, sin mirar más allá. Una de las máximas del cine de catástrofes es que siempre surgen líderes en los distintos grupos que se van formando, que llevan a los demás al éxito (a la salvación) o los precipitan al vacío.
Por otra parte, esta película es una canto al trabajo y la labor de los servicios de emergencia, y en particular del cuerpo de los bomberos. En El coloso en llamas es un equipo de profesionales que trabajan perfectamente coordinados y conscientes de cuál es su trabajo y los riesgos que conlleva.
Razón número 7: Arquitecturas
En estas películas de catástrofes es fundamental el trabajo de diseño de producción y efectos especiales. En El coloso en llamas hacía falta un rascacielos espectacular. Toda la película gira alrededor de ese coloso… Tomas exteriores e interiores, tanto cuando luce magistral antes de su inauguración, como cuando se va extendiendo la catástrofe.
La película nos va llevando por el interior del edificio que parece una gran trampa. Los distintos pisos, las habitaciones, los entresijos del edificio (los almacenes, la sala desde donde se controla la luz y seguridad del edificio, los depósitos…), la enorme sala de fiestas en lo alto, los ascensores… Todo hace creer que ese rascacielos existe y que está ardiendo. Nos creemos todo ese mundo de maquetas y decorados…
Razón número 8: Momentos que marcan
Como película de catástrofe está llena de momentos que se quedan grabados y que marcan. Entre ellos, cuando Paul Newman y Steve McQueen preparan el dispositivo que tiene que hacer explotar los depósitos de agua para poder salvar más vidas. O, por supuesto, el instante dramático en el que el personaje de Jennifer Jones pierde la vida. Así como las fechorías de Richard Chamberlain para salvar su vida, con el egoísmo por bandera. También el rescate al ascensor exterior que se queda en el abismo colgando de un hilo donde se encuentran mujeres y niños…
Razón número 9: Adiós a los amantes
Pero una de las secuencias estrella es al principio de la película, justo cuando se empieza a ver que el asunto es muy serio y que va a haber muchas víctimas. El relaciones públicas del edificio, Dan Bigelow (Robert Wagner), se pierde el principio de la fiesta de inauguración porque se encierra en su despacho con su amante, su secretaria, Lorrie (Susan Flannery). Cuando los dos quieren darse cuenta están aislados y atrapados por las llamas. Bigelow trata de poner a salvo a la amada, pero todos nos damos cuenta, como ocurre, que es imposible su plan. Los dos mueren separados y envueltos en el fuego.
Es curioso, el carácter moral de algunas muertes, con un tinte bastante conservador: Dan y Lorrie son unos personajes que viven un amor prohibido, en secreto, al margen… Y encuentran la muerte pronto y aislados. Sin embargo, el arquitecto y su novia (Faye Dunaway) están en el momento de formalizar su amor, pero con dudas de ella, pues quiere ascender en la empresa. Los dos no solo se salvarán, sino que Faye decidirá seguir al amado, pues ya no hay futuro en la empresa que ha generado la catástrofe.
Razón número 10: Entretenimiento puro y duro
Al final lo que buscaba el cine de catástrofes de los años setenta era la espectacularidad y el entretenimiento puro y duro. Con estas películas se pretendía que el público fuese en masa a las salas de cine. Con estos primeros largometrajes consiguieron proporcionar historias bien construidas; es decir, se daba importancia al diseño de producción y a los efectos especiales, pero también a encadenar buenos personajes, situaciones emocionantes y tramas secundarias que enriqueciesen la película. Y, sin duda, el objetivo lo cumplieron; es más, como he dicho al principio del artículo, su vida ha sido larga, pues en sus distintas emisiones en televisión logran más público adepto. Yo las tengo en mi cabeza como un buen recuerdo de mi infancia.
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Un gran placer leer tus grandes buenas razones para alabar esta película… Película que recuerdo perfectamente nos mantuvo en vilo todo el tiempo, por su trama y por sus magníficos actores.
Una gran magia la del cine… ¿Como puede realizarse un montaje de momentos tan tremendos? Me encantaría poder presenciar el rodaje de algunas escenas.
Queridísima Maria Rosa, la magia del cine esconde mucho trabajo de equipos de profesionales y rodajes complejos. Hubo una época que me aficioné a los making off porque descubrías precisamente cómo podían rodarse ciertos momentos. Y además te llevabas muchas sorpresas…
Beso
Hildy
Hola Hildy
Me ha gustado este edificio de diez plantas que has levantado. (Puede que diez plantas no llegue ni a colosillo, pero donde yo pasé mi adolescencia no había ningún edificio tan alto… ni lo hay hoy -creo-)
La primera película «all stars» se considera «Grand Hotel» y, siempre me lo pareció, la fiesta del Coloso también era eso.
Un saludo, Manuel.
Querido Manuel, me gusta mucho también esa peli de los años 30 que es Grand Hotel… y que tenía también como dices reparto maravilloso.
Qué bueno que hayas disfrutado con esas diez plantas.
Jajajaja, yo en mi infancia vivía en un décimo piso.
Beso
Hildy
Precisamente la vi hace unas semanas cuando la echaron el la tele. No recordaba prácticamente nada de ella, aunque la vi en mi infancia como todos y coincido contigo en casi todas tus apreciaciones, aunque yo no diría que hay química alguna entre los dos protas guaperas. De hecho Mcqueen da la sensación un poco como de haber venido a echar sus horas para cobrar el jornal y poco más. Tú misma lo comentas, pone poco entusiasmo y puesto al lado de Newman pues se le ven las costuras actorales.
También me sorprendió mucho la extrema crueldad sobrevenida e inesperada de los amantes a la brasa y Jennifer Jones volando. Pero si lo piensas, eso de preparar al espectador para la tragedia, ese demorarse en justificar lo que va a venir, es algo muy del cine actual. Y es que uno de los encantos de estas películas es esa mezcla que hay de lo viejo y lo nuevo, que provoca que hoy sigan siendo divertidas para cualquier espectador pero estén llenas de momentos o situaciones estrafalarias que remedan la vieja forma de contar las cosas, con golpes directos al ojo.
Un besazo!
¡¡¡Sí, ahí la vi de nuevo yo otra vez!!!!, querido Manuel.
Jajaja, sí, te voy a dar la razón en que Steve tiene más bien cara de póker, pero creo también que su personaje no está tan construido como el de Paul. Lástima que Steve no quisiera llevarse muy allá con Paul, porque en toda la secuencia final de los explosivos y cuando se despiden al final una vez salvados… ¡hacían buena pareja cinematográfica!
Es cierto, es una película con mucho encanto, donde queda todavía mucho del Hollywood clásico, a pesar de los nuevos tiempos.
Yo me lo pasé bomba volviéndola a ver.
Beso
Hildy
Ya está… segunda recomendación de esta película que me llega en el transcurso de un mes y esta nada menos que de tu pluma (o tus teclas, para ser más exacta; la primera la vi en un canal de Youtube sobre cine y libros). No puedo menos que dejarme llevar por tanto entusiasmo. Ya me he puesto en campaña para hacerme de esta película aunque debo confesar que del cine catástrofe tengo visto poco y nada. Lo más cercano que vi fue esa parodia imprescindible que aquí se llamó «¿Dónde está el piloto?» y que tenía, bien mirada, muchos de estos mismos elementos que señalás (el más jugoso para mí es ese rescate de viejos rostros de Hollywood que se dieron cita para reírse del género y de sí mismos). Casualmente allí había una referencia a esta película cuando uno de mis personajes favoritos sale corriendo al grito de «¡Infierno en la torre!».-
Me he ido un poco por las ramas como siempre, jaja. Ya te contaré cuando vea esta película aunque al leer sobre un ascensor suspendido ya entré un poquito en pánico porque tengo más vértigo que James Stewart, jaja, ya veo que mi identificación con los personajes irá más por ahí que por el fuego.-
Un beso enorme, Bet.-
11: esta película es la idea de base para «Jungla de cristal», que también se las trae…
Película ineludiblemente inseparable de la infancia, pero que todavía puede verse y disfrutarse. Adolece, como todas estas películas de catástrofes, de personajes y relaciones entre ellos bastante tópicas y estereotipadas, están llenas de clichés y de desarrollos previsibles. Lo primordial en estos casos, sin embargo, es el espectáculo y la carga simbólica que tiene, porque, por ejemplo aquí, a nadie se le escapa la lectura que implica en cuanto al castigo al que la providencia impone a aquellos que con su soberbia osan desafiarla. Y es que es un discurso tan presente en el cine norteamericano que pocos géneros y épocas se salvan, lo cual vale también para los amantes ilícitos.
Eso sí, lo de Newman y McQueen (en particular a causa de este, aunque fue cosa mutua) fue algo más que roces. La cosa venía de lejos, desde que el segundo aparecía de figurante en «Marcado por el odio». McQueen perdía continuamente papeles en favor de Newman, o se quedaba los que este descartaba… La cosa venía de lejos. Cuando por fin compartieron cartel en condiciones similares, McQueen empezó a reclamar trato de favor, preocupándose de cosas como quién aparecía antes en los créditos, con qué tamaño de letra, etc., pero, sobre todo, lo cual logró, que el número de minutos en pantalla y de frases de guion fuera lo más equilibrado posible para que Newman no destacara (de nuevo) sobre él. A ver quién apagaba ese fuego…
Besos
UUUfff, queridísima Bet, ya verás cuando veas la secuencia del ascensor… Es una película que no aburre ni un solo segundo, estás pegada a la pantalla durante todo su metraje. Estás en ese coloso con todos sus personajes y deseas que se encuentre esa manera de apagar ese fuego que se propaga.
¡¡¡Aquí «¿Dónde está el piloto?» se llamó «Aterriza como puedas» y yo lloraba de la risa con esa peli!!!! Exactamente es una buena parodia del cine de catástrofes.
Ya me dirás cuando veas El coloso en llamas qué te parece.
Beso
Hildy
Mi querido Alfredo, qué bien cuentas y complementas esa relación más allá de los roces de Steve y Paul. ¡¡¡Ay, esos ojos azules peleándose!!!
Lo que sí es cierto, como dices, que El coloso en llamas todavía puede verse y disfrutarse a tope.
… daría para un buen ensayo eso de los castigos cinematográficos… que impone la providencia, ¿verdad?
Qué bien se lo pasa uno viendo también la Jungla de cristal, ¡es verdad que El coloso es la idea de base…, total!
Beso
Hildy
Querida Hildy:
comparto tu elección de las dos películas de catá,,strfes más mmorables, LA AVENTURA DEL POSEIDON e INFIERNO EN LA TORRE(así se llamó en América la que es el objeto de tu magnífico análisis.
Y fíjate una cosa en común : ambas incluyen en su banda sonora una canción con la cristalina voz de Maureen McGovern.
Incluso en THE TOWERING INFERNO hay un pequeño guiño a la canción del Poseidón,la que se escucha brevemente en versión instrumental por la orquesta de la fiesta.
Me gustó tu mención a la despedida de los amantes, una de las escenas que mas me impactó fue ver a Susan Flanney con sus hermosas piernas desnudas salir disparada a través de la ventana impulsada por ese huracán de fuego
Besos,IVÁN
Querido Iván, que bonito unir esas dos películas de catástrofes por la voz de Maureen McGovern.
Sí, la muerte de los dos amantes es otro de los momentos álgidos de esta entretenidísima película.
Me gusta también el título de «Infierno en la torre».
Beso
Hildy
Hola Hildy!
¡Bravo por la entrada! Pues mira, hace tiempo que no la veo, tratare de darle un vistazo ese finde. Es de esos estrenos que todavia recuerdo, agarrado de la mano de mi madre y temblando en la butaca…jeje
Besos;)
Muchas gracias, querídisimo Fran, qué recuerdos tan bonitos nos trae el cine, ¿verdad?
Estoy segura de que vas a volver a disfrutarla. Yo me lo pasé de miedo el otro día con ella.
Beso
Hildy
Aquello eran catástrofes y no las que restaña Dwayne -la roca- Johnson con su inseparable helicóptero!
Qué alegría leerte.
Sí, las que señalo en este artículo del género catástrofe me gustan mucho.
¿Sabes una cosa? No he visto todavía las de La Roca. Seguro que alguna vez las pillo por la tele y te cuento.
Beso
Hildy
Yo me he tragado en aviones y hoteles San Andrés, El rascacielos y algún otro espanto.
Qué derroche, qué desperdicio.
A mí también me encanta el film de Guillermin. Creo que aguanta muy bien el paso del tiempo y sin duda es la obra maestra del cine de catástrofes, incluso tantos años después. El reparto es impresionante, el ritmo es trepidante, y a la vez la historia se presenta muy bien, haciéndonos conocer a los personajes y que su destino nos importe.
El tándem Newman-McQueen es explosivo. A mí sí que me convence McQueen. Su sola presencia ya es suficiente. Y me impresiona su reflexión final y su condición de héroe a su pesar. Solo él podía hacer la proeza de aguantar al personaje del joven bombero (Scott Newman, el malogrado hijo de Paul Newman) en ese ascensor. Yo creo que su interpretación y su personaje seguro que provocaron vocaciones de bombero.
Newman sin duda es el protagonista en una película tan global y me gusta mucho su relación con Faye Dunaway, todo un prototipo de mujer moderna e independiente, cuya carrera profesional es su prioridad…Hasta que la situación le hace darse cuenta que buenos trabajos habrá, pero hombres como Newman son únicos.
Me gusta el personaje de William Holden, secundario de oro aquí. Hombre duro acostumbrado a conseguir lo que quiere, pero que demuestra una integridad y una entereza que ya nos gustaría que todos los poderosos tuvieran.
Y tienes razón que la muerte de los personajes de Robert Wagner y Susan Flannery es la más cruel. Pero la muerte más trágica es la del personaje de Jennifer Jones con ese altruismo “in extemis” de poner a salvo a la niña antes de precipitarse al vació. Y el encantador personaje de Fred Astaire abrazando al gato de ella entre lágrimas. Me rompió el corazón esa historia la primera vez que vi el film.
Y por último recordar la canción de Al Kasha y Joel Hirschhorn cantada por Maureen McGovern, el mismo trio que repitió el Oscar de “La aventura del Poseidón” que también me gusta, aunque creo que el film de Guillermin es mejor. Bonitas canciones previas al desastre
Es una peli que siempre me engancha cuando la dan por la tele. Un film de una época y de un subgénero que sigue conservando su interés.
Sí, querida Lilapop, iba asintiendo a todo según iba leyendo tu comentario. Me gusta la química entre Newman-McQueen. William Holden siempre ha sido uno de mis consentidos, ¡qué filmografía tiene! Me gusta como protagonista y en sus personajes secundarios (qué bien está también como secundario en «Network»). Es una película como dices de personajes, y te importa el destino de cada uno. La muerte de Jennifer Jones es de esas que no se olvidan. Me pasa lo mismo, la echan por la tele, y me quedo enganchada.
¡Me ha encantado el mundo canciones y el mismo trío en las dos pelis de desastres que más me gustan!
¡¡¡Ya te digo: hombres como Newman… hay pocos!!! Qué bello es.
Beso
Hildy
Hola Hildy
Para mí este es el capitulo 0 de tu «verano de plagas dobles» porque siempre la asocio con la película que coincidía en año y formato, «Earthquake (Terremoto)». Conscientes de que su reparto estelar era un poco inferior consideraron la idea de arrojar, aleatoriamente, cascotes por la platea -hubiese sido un incremento de tensión, eso seguro- al final se conformaron con inventar un sistema que, mediante frecuencias inaudibles, hacía vibrar los asientos; es decir inventaron el Sensurround.
Digamos que el Coloso era más dramática y el Terremoto más espectáculo pero, juntas, supusieron un gran escalón en el mundo de los efectos especiales. No significa gran cosa pero el Oscar a los efectos especiales se lo llevo el terremoto; seguro que influyó el «invento».
Un saludo, Manuel.
PD. Ya que en el Coloso os planteáis el debate Newman-McQueen, yo diría que Terremoto tiene un punto Principal, Victoria.
Querido Manuel, qué bueno que traigas «Terremoto». Es curioso, pero solo la he visto una vez. Pero recuerdo momentos de Charlton Heston y Ava Gadner, y del asfalto abriéndose… ¡¡¡Victoria Principal!!!… Dallasssss. Aunque esa serie no se seguía en mi casa, recuerdo los créditos y el personaje de JR, todos sabíamos que era el malo.
La verdad es que es divertido lo de encontrar distintas sesiones dobles. ¡Se encuentran un montón de posibilidades, ¿verdad?!
Beso
Hildy