Labios sellados (Time Limit, 1957) de Karl Malden

“Quien mata a un hombre, mata un mundo entero, ¿cuántos mundos habré matado yo?” es una frase que le escribe el mayor Harry Cargill (Richard Basehart) a su esposa en una carta. Pero no es la única cita que uno retiene cuando ve Labios sellados. Hay una que es clave para entender toda la trama: “Todo hombre tiene un límite, no es un crimen ser humano”. La única película que dirigió el actor Karl Malden, animado por el actor y también coproductor, Richard Widmark, tiene garra, tensión y fuerza. Plantea un dilema moral en tiempos de guerra, y la resolución no es fácil, porque como dice Cargill: “La verdad puede ser destructiva”.

La película cuenta las frenéticas horas y las presiones que vive el coronel William Edwards (Richard Widmark) en unas oficinas del Ejército de los EEUU para lograr averiguar qué ocurrió realmente en un barracón de un campo de concentración de Corea del Norte, pues dependiendo de su investigación se celebrará o no un consejo de guerra. El coronel debe descubrir si realmente el mayor Cargill fue un traidor y se pasó al bando enemigo durante su estancia en el campo.

Hay ciertas cosas que le hacen sospechar que algo ocurrió y que todos los soldados del barracón guardan silencio. La sucesión de los hechos, las declaraciones de los testigos, la muerte de dos compañeros y el poco interés que muestra el mayor en su defensa así como la amargura que arrastra son solo algunos de los motivos por los que cree que le faltan cabos importantes para concluir el informe sobre el caso, antes de que se decida si se celebra el consejo o no.

Pero a la vez recibe presiones para que acabe cuanto antes, pues no es de recibo hacer sufrir más a todos los afectados que ya lo pasaron lo suficientemente mal en el campo de concentración, cuando la mayoría tiene claro que el mayor fue un traidor. Además su superior, el teniente general Connors (Carl Benton Reid) quiere que acabe cuanto antes esta causa y se ocupe de otros asuntos que también son urgentes, que se cumpla estrictamente el código militar, que se guarde la memoria de su hijo, precisamente uno de los fallecidos en el campo, y que se deje en paz a sus compañeros.

La película partía de un texto sólido, pues era la adaptación de una obra teatral de Henry Denker y Ralph Berkey que había funcionado bien en los escenarios, pero además contaba con un reparto potente. Richard Widmark y Richard Basehart están eficazmente arropados por Martin Balsam, Rip Torn y Carl Benton Reid. Karl Malden no solo dirige bien las interpretaciones de sus colegas, sino que además dota a la película de ritmo, sabe crear tensión, aprovecha los espacios cerrados de los despachos dando un ambiente claustrofóbico a la trama y el uso de los flashback en el campo de concentración la dotan de más consistencia, suspense y dolor. Es más, incluso logra dar un sentido y una necesidad a los dos breves personajes femeninos (Dolores Michaels y June Lockhart).

Por otra parte, viendo la naturaleza de los proyectos en los que Karl Malden trabajó como actor, y el tipo de películas en las que actuaba, se entiende que se sintiera atraído por este proyecto y accediera a ponerse tras la cámara, aunque nunca volvería a firmar como director ningún otro largometraje. Malden construyó personajes frente a fuertes dilemas morales (La ley del silencio) o arriesgó con papeles complejos y controvertidos (Baby Doll), además de apostar en varias películas y series de televisión por acercarse al mundo que lo rodeaba.

Lo interesante de Labios sellados es que va más allá de una película estadounidense en el contexto de la guerra fría, que podría haber caído en la pura propaganda. No es tampoco una producción más de la guerra de Corea (1950-1953) y de la intervención de EEUU, sino que el largometraje se convierte en un mecanismo que termina criticando el funcionamiento del estamento militar, los altos cargos, el rígido código militar y los consejos de guerra. Labios sellados habla sobre todos aquellos que van a la guerra y se encuentran en situaciones límites y llegan al límite…

Demuestra que no pueden ser héroes las veinticuatro horas del día, que desfallecen, tienen miedo, cometen errores, se equivocan o toman decisiones horribles en momentos duros. Y deja al descubierto una cuestión: la dificultad de ser un hombre con sensibilidad, humanidad y comprensión, y lo complejo de tomar la decisión más adecuada para todos los compañeros en el momento preciso. Pues como dice, vuelvo a repetir, el mayor Cargill: “La verdad puede ser destructiva”.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

12 comentarios en “Labios sellados (Time Limit, 1957) de Karl Malden

  1. Debería volver a ver esta película porque la tengo algo olvidada, pero recuerdo que, más allá de las raíces teatrales (desconozco si la obra se ambienta en la guerra de Corea; es posible que sea anterior y que la ambientación se deba a la proximidad temporal), me sorprendió mucho que Karl Malden eligiera este tema y este género, nada menos que para su debut (a la postre, única incursión) en la dirección. También recuerdo que me resultó chocante la elección de los protagonistas, que también me chirriaba, aunque a priori, con la teórica preferencia de Malden por el «método». Pero me dejó buen sabor de boca, y repetiré en cuanto tenga ocasión, ahora que me la has traído a la memoria.

    Besos

  2. Siempre me asombra tu capacidad para aplicar una especie de lupa a cada situación de una película para analizarla desde distintas posiciones. Y siempre después de leerte siento una gran necesidad de ver esa película que has comentado. No siempre lo consigo, pero cuando lo logro ( no siempre es fácil) me admira tu mirada crítica y tu sensibilidad para dar con las claves más ocultas. Y casi siempre estoy de acuerdo contigo
    Me pongo a localizar la que hoy nos expones.

  3. Hola Hildy:
    ¡Karl Malden!¡Las calles de San Francisco! La nariz chafada ¡¡Por el baloncesto!! Me has devuelto algunos ¿siglos? atrás. Me permito parafrasear al Mayor Cargill: «La adolescencia puede ser destructiva».
    Tengo muy olvidada esta «Labios Sellados» pero el argumento me parece, sospechosamente familiar, tal vez una de las mejores «adaptaciones» sería «En el Valle de Elah».
    Malden, Widmark… ya no hay duros como los de antes. Un saludo, Manuel.

  4. Mi querido Alfredo, repite la experiencia y me cuentas, puesto que a mí me ha sorprendido muy gratamente en bastantes sentidos. Tiene tensión, está bien resuelta, con buenos personajes y te hace pensar. No salió mal parado de la experiencia como directo Karl Malden. Le animó Richard Widmark y este no se equivocó. Su reparto es variopinto, pero cada uno en su rol construye un personaje (incluso los más breves). Me encanta que esté Martin Balsam.

    Beso
    Hildy

  5. Queridísima Maria Rosa, esta sé que te gustaría, pues tiene algo que ver con esas películas de juicios que sé que te gustan tanto. La vas a disfrutar seguro.

    Beso
    Hildy

  6. ¡Querido, querido Manuel, yo tengo un cariño especial por Malden, pues sale en dos películas que construyeron mi devoción por el cine: Un tranvía llamado deseo y La ley del silencio.
    Es un actor que me gusta mucho y que siempre que lo veo en alguna película, me atrapa.
    ¿Te puedes creer que, sin embargo, la mítica serie no la vi… Voy a intentar rescatarla.
    Me has hecho pensar con el diálogo que podría entablar esta película con «En el valle de Elah».

    Beso
    Hildy

  7. Vaya vaya, qué buena peli me has descubierto. Me ha gustado un montón, a pesar de conservar la atmósfera teatral, que Malden modera lo suficiente con una dirección sobria pero muy bien pensada.
    También me ha gustado mucho el tramo final, que me creía al principio que iba a defraudarme. Sobre su mensaje y trasfondo, tú lo has dicho todo estupendamente.
    Y Las calles de San Francisco, que recuerda el tocayo, jopé tengo el recuerdo de que me encantaba verla de niño, pero no recuerdo nada, aparte de la gran sorpresa que me llevé la primera vez que lo vi más joven en alguna peli más joven, porque en mi mente de pipiolo en las películas salían unas personas y en las series otras.

    Muchas gracias querida!
    Un besazo

  8. Me alegro, querido Manuel, que te haya resultado una película interesante. Sí, es un largometraje que va creciendo hasta su clímax final.
    Tiene frases que invitan a pensar, la verdad.
    Tengo que recuperar Las calles de San Francisco, no hay duda.

    Beso enorme
    Hildy

  9. Hola Hildy!
    Últimamente estoy apuntando en una libreta todas estas películas que descubro en tu blog y en algunos otros que suelo visitar, la lista es larga y no para de crecer. A veces creo que el día debería de tener 48 horas, aunque pensándolo bien esta supondría una jornada laboral mas larga, dejémoslo en 24…
    Besos;)

  10. Jajajaja, querido Fran, ¡¡¡lo bueno es que todas estas películas que nos quedan por ver y los libros que nos quedan por leer siempre nos esperan!!! Yo me alegro de tener esas listas y saber que voy a descubrir nuevas sorpresas que van a satisfacerme. Qué importante es cultivar las horas que tenemos para nuestras pasiones.
    ¡¡¡Esta la vas a disfrutar seguro!!! Ya verás.

    Beso
    Hildy

  11. ¿Sabes que hace tiempo que estaba dudando sobre si hacerme con esta película? Me atraía mucho por la curiosidad de ser la única película dirigida por Karl Malden (un actor que me encanta) y por el reparto, pero no acababa de animarme a falta de alguna reseña que me animara a ello. Pues ésta lo ha conseguido, ¡la buscaré!

    Un saludo.

  12. Me alegro un montón, querido Doctor Mabuse, y me encantará saber qué te parece cuando en su día la veas. Para mí ha supuesto toda una sorpresa, una película que mantiene tu atención totalmente. Interesante, muy interesante. Karl Malden no lo hizo nada mal tras las cámaras.

    Beso
    Hildy

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