Acabo de soñar con dos figuras de piedra en un paisaje bucólico, al lado de una fuente. Creo que allí corre el año 1485. En el interior de esas figuras laten dos corazones. Qué hermosa manera de dejar atrás el año 2020, contemplando por primera vez Los visitantes de la noche. Esas dos figuras de piedra esconden a Anne (Marie Déa) y Gilles (Alain Cuny). Durante las dos horas que ha durado mi sueño, me he enamorado perdidamente de Guilles, un enviado del diablo. Un enviado del diablo que sin esperarlo ni quererlo se enamora. Al principio tiene el corazón frío, y sufre por ello. Pero termina amando locamente a Anne. El hielo de su corazón que late se resquebraja.
Gilles cabalga junto a Dominique (Arletty) por el mundo. Ambos son enviados por el diablo a su próximo destino, el palacio del triste barón Hugues (Fernand Ledoux), para sembrar la discordia entre los hombres. Allí, pronto va a casarse la bella hija del barón, Anne, con el frío caballero Renaud (Marcel Herrand). Por supuesto, en un matrimonio de conveniencia, como no podía ser de otra manera en el medievo. Y, por eso, en palacio están de fiesta, y reciben a todo tipo de artistas. De esta manera, Gilles y Dominique no tienen ningún problema en presentarse como jóvenes trovadores.
En el momento en que Gilles canta una triste canción de amor salta la chispa entre el trovador y la hija del noble. Por otra parte, la misteriosa Dominique realiza bien su trabajo y aprovecha para, a pesar de estar vestida como un joven muchacho, lanzar el anzuelo tanto al barón Hugues, que hasta ese momento solo vivía para el recuerdo de su esposa fallecida, como al caballero Renaud. De hecho terminará provocando el enfrentamiento de ambos y sembrará la desgracia en palacio.
Lo que el diablo (Jules Berry) no se esperaba es que uno de sus emisarios, Guilles, le fallara. No solo este no siembra malos sentimientos, sino que se enamora sin remedio. Así que decide presentarse como un viajero en mitad de la noche, y siembra enseguida la confusión, la tragedia y el caos, como todo un profesional, además de castigar a su mensajero. Todo sin perder la sonrisa. Lo que tampoco se imagina es que caerá rendido ante la inocente, sencilla y pura Anne, capaz de todo por amor. El diablo, de pronto, desea convertirse en un hombre enamorado y vivir tranquilo en la tierra. No podrá vencer al amor que ha nacido entre Guilles y Anne.
Marcel Carné seduce con un cuento fantástico rodeado de magia, sensualidad y romanticismo. Para ello cuenta, entre otros, con unos colaboradores de lujo: Alexandre Trauner, el director de arte; Jacques Prévert y Pierre Laroche, los guionistas y Pierre Laroche, el director de fotografía. Con todos ellos nos trasladamos sin esfuerzo a esa Edad Media, donde el diablo hace de las suyas. Con un toque de laúd, Dominique detiene el tiempo. Con una mirada, Guilles hace aparecer de nuevo a un oso amaestrado, ante la atónita mirada de un anciano que se estaba lamentando de su pérdida, o convierte en una joven hermosa a una muchacha poco agraciada. El diablo muestra su ubicuidad, pues capaz de estar presente en varios sitios a la vez.
La premonición de la desgracia se palpa desde la llegada de los extraños a caballo, cuando se paran a preguntar a un hombre que está pescando. Guilles, educado, le da las gracias llamándole “buen hombre”. Este se siente agradecido ante dichas palabras, para a continuación enterarnos de que es el verdugo de palacio. Por las fiestas antes de la boda, está sin trabajo. Después, una vez que los trovadores están en palacio, son custodiados y vigilados por tres enanos deformes, que también se encuentran en los fastos como artistas ambulantes.
Los visitantes de la noche es una película que hace soñar y escapar. Algo que deseaban los espectadores de la época que estaban viviendo uno de los periodos más duros de la Segunda Guerra Mundial: la invasión nazi y el gobierno de Vichy. La esperanza era la Resistencia. De alguna manera se vivió esta fábula medieval como una alegoría de la invasión, y una esperanza de que bajo las estatuas de piedra (esos ciudadanos viviendo en la zona ocupada) seguían latiendo corazones. Muchos profesionales del cine, a pesar de las dificultades y el peligro, trataron de preservar de alguna manera la libertad en sus obras creativas.
Por ejemplo, Alexandre Trauner y el compositor Joseph Kosma no pudieron acreditar su labor y trabajaron en la clandestinidad, por su condición de judíos. Y como curiosidad señalar que entre los extras se encontraban dos grandes figuras del cine francés futuro: Alain Resnais y Simone Signoret. Cada fotograma respira puro cine. Los visitantes de la noche también hizo soñar a un niño que hacía pellas y provocó que amase cada vez más el cine. En aquel año 1942, François Truffaut visitó también ese paisaje bucólico, al lado de una fuente, donde Guilles y Anne se besaron por primera vez y más tarde quedaron convertidos en estatuas.
Ahora en 2020 el diablo, viajero incansable, sigue saltando y sembrando la discordia, el caos y la desgracia entre los hombres. Pero por suerte siempre hay corazones que laten con fuerza y logran vencerlo. Son pequeñas victorias que le deprimen, pues se da cuenta de la limitación de su poder. Hoy he soñado durante dos horas, y no tengo duda de que hallaremos ese paisaje bucólico con una fuente donde podamos estar tranquilos, con la seguridad de volver fuertes y con nuestros corazones latiendo sin parar a la realidad.
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
Qué bello anhelo nos dejás querida Hildy… este 31 levantaré mi copa por ello. Y ahora me despido rapidito, que habitualmente me pongo emotiva en estos saludos de fin de año (y ya es el octavo que tengo oportunidad de dejarte). Te envío un abrazo gigante y otro para mi amiga Irene, las quiero a las dos, Bet.-
Querida Hildy,
me encantó tu comentario, y me trajo el recuerdo de una tarde de mi primer año en la Universidad de Chile en que gocé de este filme en una proyección gratuita por cuenta de la Cineteca universitaria.
A la hermosa Arletty la ví ya envejecida como la enérgica madre
superiora en EL DIA MAS LARGO DEL SIGLO
Lindos recuerdos para despedir el nefassto año 2020
Adorada Bet, Hildy Johnson e Irene Bullock harán un brindis especial el día 31 recordándote.
¡¡¡Seguiremos compartiendo mucho mucho cine en este año nuevo que entra!!! Y dejaremos atrás todo lo malo que ha traído el 2020, quedándonos solo con los momentos que queramos recordar.
Ha sido tan bonito ver Los visitantes de la noche. Me ha parecido una película absolutamente bella y fascinante.
Beso
Hildy
Queridísimo Iván, quedémonos como dices con aquellos recuerdos que merezca la pena atesorar de 2020. Los demás dejémoslo atrás. Ahora viene un nuevo año, y esperemos que todo mejore.
¡Has visto Los visitantes de la noche en pantalla grande, qué maravilla!
Qué actriz más carismática y misteriosa es Arletty, ¿verdad?
Fíjate que no recuerdo si he visto ese largo relato cinematográfico sobre el desembarco de Normandía… ¡No sabía que en su enorme reparto teníamos a Arletty!
Beso
Hildy
¡Qué ganas de ver esta película Hildy! Carné y Prévert nos han regalado un cine sublime. Ese «realismo poético» tan hermoso (denominación que a Carné no convencía en absoluto, por cierto) Esta película fue uno de los motivos para darme de alta en la «plataforma»…Pero mi gozo en un pozo cuando, por enojosas e incomprensibles razones técnicas, no pude verla. Una pantalla en negro frustró el visionado. Espero que en el próximo intento, el fallo no se repita. Después de tu comentario, aún tengo más ganas de verla. Creo que me va fascinar. Como diría una amiga mía «esta peli es de las tuyas»
Feliz 2021. Con que sea un poco mejor que el 2020, será una gran mejora.
Lilapop
¡¡¡Queridísima Lilapop!!!, espero que puedas verla muy pronto. Estoy convencida de que te va a encandilar. Es tan hermosa. Y, no sé, el rostro de Alain Cuny me atrae mucho, y aquí está tan joven, tan hermoso. Hace poco le pude ver cuando disfruté de las distintas versiones de El jorobado de Notre Dame (por cierto a raíz del artículo, me entraron ganas tremendas de hundirme en sus páginas y ya estoy leyendo las últimas, y qué gran personaje es Claude, el arcediano).
Por cierto, leyendo los comentarios de la entrada de las Flores, no me percaté de tu último mensaje. Efectivamente Buero y su teatro es una pasada, y yo echo de menos que se represente más. Uno de mis recuerdos más bonitos de la Universidad es que tuve la oportunidad de entrevistarle, y fue tan amable y lindo… que no olvido. Y ¡efectivamente Leisen tiene títulos maravillosos! Cómo me gustan también los dos melodramas que nombras.
Lilapop, Feliz 2021… ¡seguro que pasaremos buenos días! ¡Son muchos los que nos quedan por delante!
Beso enorme
Hildy
Como no me gusta nada leer textos antes de ver la película porque soy muy influenciable, dejo apuntado pasarme por aquí cuando vea Los visitantes de la noche, que la tenía bien apuntada.
Lo que no me salto es la felicitación y el deseo porque venga un 2021 más propicio, más cinéfilo y, sobre todo, con más contacto con todo. Y porque nos sigamos leyendo, ese pequeño gran placer.
¡Besos, Hildy!
Queridísimo crítico abúlico, me uno en ese deseo de ¡un 2021 con más contacto! ¡Seguiremos viendo películas y compartiendo pareceres! Ganas de seguir leyéndote un año más.
Ya me contarás qué te parece Los visitantes de la noche. A mí me ha parecido una preciosidad.
Beso enorme
Hildy
Que tal Hildy!
Hace bastante tiempo que la vi y la tenia algo olvidada, una de esas peliculas que apetece volver a ver. Te mando mis mejores deseos para este 2021 que esta a punto de llegar, que tengas una feliz noche, besos;)
Mil gracias, Fran, por tus mejores deseos. ¡De momento en este 2021 nos seguiremos leyendo! Feliz año con muchas películas para compartir. ¡Los visitantes de la noche ha sido una sorpresa preciosa para mí, yo no la había visto!
Beso
Hildy
Feliz año nuevo, Hildy, que todavía no me había pasado por aquí. Cuando vea «Los visitantes de la noche» cruzamos opiniones, que la tengo pendiente.
Besos.
Feliz año, Deckard… Mucho cine para el 2021.
Una preciosidad «Los visitantes de la noche», yo no la había visto hasta ahora, pero sabía por muchas cosas que iba a entusiasmarme.
Ya me contarás.
Beso
Hildy
Hola, Hildy. En homenaje a ti me he apresurado a ver «Los visitantes de la noche», y ha sido un agradable descubrimiento. En general, a Carné en España se le conoce poco. A mi me gustó bastante «El muelle de las brumas», y «Los niños del paraíso», pese a que la ví hará como mucho tres años, la tengo un poco olvidada, pero la tengo que volver a recuperar. Por Dios, qué guapa era Arletty. Qué guapa (aunque Marie Déa tampoco le anda a la zaga). Se comprende muy fácilmente que casi todos los hombres de la película pierdan la cabeza por ella.
Creo haberte entendido que, al parecer, Truffaut era muy partidario de esta película. No lo recuerdo del todo bien, pero de Truffaut he leído casi todas sus reseñas cinematográficas, y me parece que cuando era un «enfant terrible» que quería arrasar con todo y llamar la atención para que le dejaran ponerse detrás de la cámara, creo que también criticó bastante a Carné, o por lo menos, al estilo de cine que se llevaba en aquella época. También le pasó con John Ford. Al principio, por pura reacción, como Ford le parecía muy bien considerado en general, se vio en la obligación de criticarle, pero luego se tuvo que rendir a la evidencia y reconocerle como el Gran Maestro del cine mundial que era.
«Los visitantes de la noche» es una obra que, probablemente, para un espectador actual algo viciado por las urgencias de las narraciones contemporáneas, no sea un plato fácil de digerir. La acción transcurre con placidez, los movimientos de los actores son pausados, y por lo general el diálogo carece de estridencias. La historia resuena con ecos medievales muy cercanos a los códigos del «amor cortés», con añadidos mefistofélicos. La unidad de espacio remite a un espacio casi teatral. Todo en esta alegoría amorosa rezuma belleza al estilo clásico, sin ningún tipo de concesión al feísmo estético. Probablemente a algunos eso les parecerá cursi, pero si se mira con los ojos apropiados también se puede reconocer sin problemas que ese concepto formal responde a las premisas del buen gusto. El tacto y la delicadeza del carácter francés, la «finesse», no siempre son bien entendidos, y la verdad es que la línea que en ocasiones separa a la cursilería de la elegancia es muy fina, pero yo no tengo ningún reparo en confesar que a mi en este caso, la película de Carné me ha convencido para bien.
Me alegro de que una plataforma como Filmin se dedique a recuperar estas joyas, ya que en otros espacios sería bastante complicado acceder a ellas. Veremos si con el cambio de propiedad siguen con la misma política ejemplar de defender el cine de calidad a toda costa, sin caer en las fauces de la siempre voraz ultracomercialidad.
Besos.
P.D: Por cierto. He leído por ahí que en una ocasión entrevistaste a Antonio Buero Vallejo. Es muy curioso porque yo también una vez le entrevisté en su casa. Si te apetece un día hablamos e intercambiamos impresiones al respecto. Un abrazo.
Me alegro un montón, Deckard, de que hayas disfrutado de Los visitantes de la noche. Me encantan las otras dos películas que nombras de Carné. Truffaut cuenta una bonita anécdota de su infancia relacionada con esta película en su libro «Las películas de mi vida». La película tiene momentos tan delicados y cuenta una historia tan bella y triste a la vez… Respecto lo que cuentas de la plataforma, yo estoy feliz con su catálogo de clásicos. Espero que ese cambio en los accionistas no altere su filosofía, al fin y al cabo es lo que la diferencia de las demás. Mi miedo es que los anteriores tenían que ver con el mundo del cine, y los que han entrado, no.
Jajaja, sí, la entrevista de Buero solo es de esos bonitos recuerdos que uno tiene de los años universitarios. Le entrevisté también en su casa, y fue tan amable, cariñoso y caballero, que me hizo sentir en la gloria. Yo solo era una Hildy Johnson tímida y balbuceante, con mucha ilusión y muchos nervios, dispuesta a hacer un trabajo de clase. Me gustaban tanto sus obras, que me fascinó tenerle delante, hablando de ellas.
Beso
Hildy
Lo que cuentas de Buero Vallejo, confirma esa bonhomía que transmiten todas sus obras. Era un “hombre bueno, en el buen sentido de la palabra”.
Vi por fin, y tras años de espera (desde una reseña en la revista “Dirigido”…) “Los visitantes de la noche” y solo puedo decir,,,Que no me ha conmovido como esperaba. Creo que no he entrado en la propuesta estética de Carné. Esa opción por la ausencia de realismo o más bien de naturalismo (esa Edad Media nívea de tan blanca) puede haberme seducido en cuanto a escenografía, a vestuario ( ¡Con qué aplomo llevan las calzas los personajes masculinos!) pero cuando concierne a las interpretaciones, las vuelve, a mi juicio, artificiales y para mi, carentes de verdadera emoción.
Creo que mi insatisfacción radica sobre todo en la pareja protagonista. Tenían todos los números para llegarme al alma y no lo han conseguido. El rostro severo (¡Ay! Aquí no coincido contigo, querida Hildy) de Alain Cuny no transmite bien las pasiones de un (anti)héroe romántico. ¡Cuánta falta le hacía al cine francés la llegada de alguien como Gerard Philipe para encarnar a ese tipo de personajes! Pero Alain Cuny con sus labios finos, sus dientes pequeños, como de ratoncillo, su voz perpetuamente susurrante y su hieratismo, no transmite la pasión desmelenada (por mucho pelucón que le encasqueten) que tendría que abrasarle el alma. Algo parecido le pasa a Marie Déa, que pretende convencernos de su enamoramiento entornando los ojos con arrobo y llevándose la mano al pecho, y a mi me daba la sensación que tenía sueño todo el rato. Creo que esas interpretaciones tan cadenciosas, tan artificiales, son una indicación del director. Diría que Carné quiere otorgar a la propuesta un aire de ensoñación y de ahí que se aleje todo lo que puede del naturalismo. Pero más que onírico a mi me pareció letárgico. Todo estaba aquejado de una teatralidad afectada. En un primer momento agradecí la aparición de Jules Berry como diablo juguetón, pero me acabaron empalagando sus excesos de divo de la “Comédie-Française”.
Otra decepción fueron los diálogos. En todas las obras que había visto del tándem Carné-Prévert había ese diálogo, arrebatado, lírico, que recuerdas durante semanas. Estuve esperando toda la película alguna frase que realmente me conmoviera. Para mi decepción, los diálogos entre los amantes me parecieron pueriles, simples, vacuos y, lamentándolo mucho, hasta cursis. Y lo digo con tristeza.
Es curioso porque siempre estoy a favor de los amantes y en este caso, me pareció más interesante la historia de la seductora sin corazón Dominique ¡Con qué facilidad engatusa al viudo devoto y al prometido misógino y belicoso! ¡Y cómo lleva a la perdición a ambos! Yo para añadir más perversidad y atrevimiento al asunto, hubiera preferido que los hubiese seducido con su primera identidad masculina…Pero claro, era el año 42… Muy interesante el personaje que interpreta Arletty, y en ella entendí el aire de aburrimiento que arrastra el personaje. No es para menos. Está condenada eternamente a seducir a hombres que no le gustan.
Hace poco escuché a una guionista explicar que hay filmes que están construidos para llegar a un gran final. Que ese final justifica y da sentido a todo lo que ha pasado, que puede que ni nos haya interesado ni emocionado demasiado hasta entonces, pero que era necesario para ese final que finalmente convence. Para mi “Los Visitantes de la noche” es una de esas películas. Esa imagen de las estaturas al lado de la fuente, palpitantes, tiene toda la emoción autentica de la que el film, a mi juicio, había carecido hasta el momento.
Con todo no es para nada una obra desdeñable. Su factura es muy bella. La Edad Media que presenta es tan estilizada como extrañamente creíble, y la apuesta por el fantástico en clave de leyenda la hacen una obra seductora. Con la belleza de una flor artificial. Estática y sin fragancia.
¡¡¡Querida Lilapop, me alegro mucho que hayas podido verla, aunque no te haya conmovido lo que esperabas!!!
… Es curioso, el rostro marmóreo, como una escultura (nunca mejor dicho), de Alain Cuny, evocó en mí a otro caballero que me pareció también hermosísimo tanto en La bella y la bestia como en Orfeo, Jean Marais… Jajajaja, hasta me olvido del pelucón de Cuny.
Jo, y Gerard Philipe, qué hermoso y atractivo caballero. La última vez que lo vi fue en Las relaciones peligrosas de Roger Vadim.
No podría explicarte qué me ocurrió, pero empecé a ver este cuento, Los visitantes de la noche, y me lo creí a pies juntillas… ¡hasta sus diálogos!
Ahora, sí, tienes razón en una cosa, Dominique (Arletty) es un personaje maravilloso. Y, fíjate, sí que pienso que a sus dos «enamorados» les seduce como «muchacho», aunque desvelen rápido su naturaleza femenina.
Y el final, ese final, qué bello. Como dices, sí, la película tiene una factura muy hermosa.
Beso
Hildy
Querida Hildy, que gustazo es siempre pasar por aquí y trasladarme a la esencia de tantas películas a través de tus palabras. Este es otro de mis muchos clásicos pendientes, que sube en el listado gracias al gusanillo que ya me has metido dentro 😉
Me uno a tu precioso deseo final para este 2021.
Salud y un abrazo.
Querida Ana, ¡espero que puedas ver pronto «Los visitantes de la noche» y la disfrutes tanto como yo o te resulte interesante!
¡A por ese 2021…!
Hay un refrán que dice: año de nieves, año de bienes.
¿Te imaginas?
¿Por qué no?
¡¡¡Que nuestros corazones laten sin parar por nuestras pasiones y enfrentemos la realidad de la mejor manera posible!!!
Beso
Hildy
¡Ahora lo entiendo todo querida Hildy! A mí no me gusta nada Jean Marais. Siempre con el entrecejo fruncido. Un actor que parece no haberse dado cuenta de la diferencia entre un escenario y un plató de cine…Y cuando ríe ¡da miedo!
Vi “Orfeo” hace miles de años, cuando en la 2, de madrugada, te podías encontrar estas películas. Apenas la recuerdo, pero me evoca fascinación. Debería volver a verla. Marie Déa también aparece. No sé yo con ese par, Marais y Déa…Por suerte aparece esa muerte enamorada interpretada por María Casares. La he redescubierto en “Las damas del Bois de Boulogne” de Bresson y me ha parecido una presencia y una actriz espléndida.
Jajajaja, ni Alain Cuny ni Jean Marais… ¡¡¡enigma resuelto!!!
Fascinante María Casares, ¿has visto una película de ella ya anciana que se titula La otra América de Goran Paskaljevic?
Beso
Hildy
No la he vist. Se que es uno de sus últimos papeles. Me la apunto
Laura
Yo tengo cariño inmenso a esa película.
Por esa película, me metí a indagar en la vida de María Casares.
Ya me contarás si algún día la ves.
Beso
Hildy