Diccionario cinematográfico (235). Flores II

Flores en Stefan Zweig. Adiós a Europa, de Maria Schrader.

Cada vez me gustan más los ramos de flores. Me apetece entrar en casa y que me reciba uno de colores. Las flores están relacionadas con la vida, con el amor, con la muerte… Son regalo y detalle. Recuerdo y celebración. Tienen un lenguaje propio… Y para el cine son tremendamente visuales.

No puedo olvidar una flor. La de la hija pequeña de George Bailey, que la trae del colegio. Por no estropearla, no se abriga bien y coge un resfriado. Esa flor que se le caen los pétalos, y que su padre agotado trata de recomponer. Esos pétalos que luego están en su bolsillo… y que tanto significado tienen al final de Qué bello es vivir, de Frank Capra.

Me conmueven las flores de cáctus encima de la tumba solitaria de Tom Doniphon en la maravillosa La muerte de Liberty Valance, de John Ford. Detrás de ese tiesto humilde hay toda una historia de amor.

Loreak, de José María Goenaga y Jon Garaño, cuenta una historia triste que gira alrededor de varios ramos de flores, como los que se dejan en la carreteras cuando se ha producido un accidente para que los fallecidos no caigan en olvido. La inspiración: El ramito de violetas, esa canción maravillosa de Cecilia.

Una asustada Blanche DuBois retrocede cuando una anciana trata de venderla flores para los muertos… Ella quiere huir de la muerte, y se refugia en la locura.

Y ese rosal tan hermoso que toca un ilusionado Bela Lugosi, mientras le filma su amigo. Lugosi, el anciano actor, realiza un canto a la vida en Ed Wood, de Tim Burton. Deja atrás al vampiro que le dio fama, pues prefiere emocionarse con una flor que se abre.

La muerte se siente triste cuando toca algo hermoso como una flor, y esta se marchita. Nunca la muerte fue caballero tan romántico y elegante como en la comedia fantástica La muerte de vacaciones, de Mitchell Leisen. Por supuesto, admira las flores.

También me vienen a la cabeza esos cestos de flores que vende Eliza Doolittle con ese lenguaje de la calle que tanto llama la atención al profesor Higgins en Pigmalión o en My fair lady. Sin olvidar a la florista ciega y sus violetas en Luces de la ciudad, de Charles Chaplin. Hay otra bella vendedora de flores en una película mexicana que es una joya: María Candelaria, de Emilio Fernández. Su protagonista vende flores en una de las barcas que recorren Xochimilco.

Las flores también son lujo y decoración. Stefan Zweig. Adiós a Europa, de Maria Schrader, empieza con una mesa cubierta de flores de colores, antes de que se celebre un almuerzo protocolario.

Los créditos de inicio de La edad de la inocencia, de Martin Scorsese, presentan sucesivos capullos que se van abriendo para dar paso a coloridas flores. Además la presencia de las flores es continua a lo largo de la película. En las alcobas, en los jardines, en los almuerzos, en la Ópera…

Por cierto, ¿seguimos completando el ramo de flores más cinematográfico del mundo?

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

22 comentarios en “Diccionario cinematográfico (235). Flores II

  1. Querido Jose, qué triste es esa película colombiana, pero qué buena es. Me impresionó muchísimo cuando la vi en su día. Y efectivamente la niña protagonista es vendedora de rosas. Una triste actualización de uno de los cuentos más melancólicos de Andersen, La pequeña cerillera. Jo, qué buen ramo.

    Beso
    Hildy

  2. Maravillosa Hildyjohnson esta crónica tan llena de flores que hasta nos llega su olor…En un día tan gris como hoy es una explosión de alegría y esperanza en tiempos mejores, el leerte.
    Muchas gracias por este paseo entre flores y películas. Eres genial

  3. ¡Queridísima María Rosa! ¿No te animas a regalarme tu flor cinematográfica? ¡Jajaja, no te preocupes, sin compromiso alguno, mi alegría es que te pases! Y si he puesto un poco de color a día tan gris, ya me has hecho un precioso regalo.
    Beso
    Hildy

  4. Acabo de descubrir una película bellísima que comentaste hace mucho tiempo (literalmente, hace dos minutos que terminé de verla por primera vez), que es Broken Lullaby del querido Lubitsch en donde unas flores dejadas en una tumba sirven como punto de partida para la reconciliación y sanación de las heridas que parecían imposibles de cerrar, así que por ahora me quedo con esas flores de cine. Con el correr de los minutos seguro que se me ocurrirán otras pero ahora no puedo pensar más que en estas.-
    Ahora me voy corriendo a releer tu texto sobre esa película, un beso enorme, Bet.-

  5. Hola Hildy!
    Me ha encantado este post, magnifico ese recorrido cinéfilo plagado de flores, pétalos y entrañables recuerdos.
    ¿Es cosa mia o las flores ya no se regalan como antes?…
    Besos;)

  6. Mi querida Bet, qué bella es esta película de Lubitsch, ¿verdad?
    Qué bonita flor para nuestro ramo cinematográfico.
    Qué final más hermoso tiene.

    Beso
    Hildy

  7. Querido, querido Fran, ¿no te animas a dejar en este recorrido una flor de cine…?
    Como siempre digo, agradezco infinito todos y cada uno de los comentarios.
    … Pues quizá tengas razón, quizá no se regalan tantas flores como antes. Pero cómo alegra una casa con un buen ramo.

    Beso
    Hildy

  8. ¡Hola, Hildy! Aquí va otra flor de cine: el ramillete de violetas en «El Conformista» (1970), de Bernardo Bertolucci. Flores de color azul, en París… O los narcisos amarillos relucientes en «Doctor Zhivago», y que se vuelven más frágiles y murientes para quien yace en «Muerte entre las flores», de Cohen…

    Un saludo
    Silveria

  9. ¡¡¡Bienvenida, Silveria!!!
    Qué buenas tus aportaciones a este ramo cinéfilo. Además con tres películas que siempre apetece revisitar, ¿verdad?
    Este ramillete está quedando de lo más completo.
    Mil gracias por tus flores.

    Beso
    Hildy

    PD: me pasearé en breve por tu blog.

  10. Esa floristería de «Vértigo», con Kim Novak vista en escorzo desde la puerta de atrás… Y esas flores de la iglesia donde se cobija la avispa que pica a Dudley Moore y le hace montar un escándalo en plena ceremonia de «10, la mujer perfecta»…

    Felices fiestas, querida Hildy.
    Besos

  11. ¡¡Mi querido Alfredo, ole, ole y ole, ese ramo cinéfilo que crece!! Hay de todo comedia y tragedia en esas flores que vamos regalando.
    La floristería de Vértigo esconde uno de los momentos más hermosos y sorprendentes de la película. Con la de 10, la mujer perfecta me ha venido una sonrisa.

    Besoooo y feliz Navidad
    Hildy

  12. ¡¡¡¡Queridísimo crítico abúlico!!!, sí, es buenísima La edad de la inocencia. Entiendo que repetimos entonces esa flor en este ramo cinéfilo. Es una flor que merece la pena repetirse. ¡Me encantará como siempre entonces leerte!

    Beso
    Hildy

  13. No, si la mencionaba exclusivamente por hacerte saber lo que me impactó. Si tengo que añadir ramos de flores pondré las de ‘Hana-Bi’, que Kitano riega a pesar de que son de plástico… en un gesto tan pequeño como significativo dentro de esa pequeña aventura terminal.

  14. Hola, que bonito tema este de las flores en el cine. Y qué estupendos momentos florales has traído.
    A bote pronto, sin rebuscar demasiado en mi memoria me vienen unos cuantos
    La rosa de “A matter of life and death” de Powell y Pressburger. Esa rosa que hace echar de menos el “technicolor” de la vida terrenal al emisario celestial y que servirá como receptáculo de una lágrima, prueba de un amor que justifica volver a la vida
    Gene Kelly sostiene a Leslie Caron y empieza a girar con ella entre sus brazos hasta darse cuenta que está abrazando a un montón de flores en esa ensoñación romántica que es el número final de “Un americano en París”. Al final solo una rosa roja en un fondo negro quedará del ensueño. La película, a mi juicio, podría haber acabado allí.
    Dos momentos “hitchcocknianos”. Ese maravilloso “bouquet” de pequeñas rosas, el más bonito que he visto, que nos muestra la enajenación en la que vive el personaje de Madeleine, paulatinamente poseído por el de Carlotta…O eso parece. Ese cuarto de hora de James Stewart siguiendo a Kim Novak, además que debió resultar revolucionario en su momento, me sigue pareciendo de lo más glorioso que se ha visto jamás en cine. Y esas flores son la guinda de tal maravilla.
    El otro momento, de tono muy distinto. Una señora impagable, empieza a golpear con los tallos de las flores a un hilarante Cary Grant, por derribar su puesto en el mercado en “Atrapa a un ladrón”. Es de tal frescura que a mi siempre me parece espontáneo. Y por supuesto, no lo es.
    Dos momentos Disney. Las encantadores y finalmente arrogantes y maliciosillas flores cantarinas de “Alicia en el País de las maravillas” y esa rosa mágica que va deshojándose paulatinamente a medida que se acerca la fecha límite para que una bestia sea amada por una mujer…
    Para acabar, una de las películas más gamberras y dadaístas que he visto y que ya me ¿sorprendió? ¿desconcertó? ¿encantó? en mi infancia. “Las margaritas” de Vera Chytilová ¡Qué momento tan libre de cine se vivió en Checoslovaquia en los 60!
    Una, no sé si puede ser feliz, dadas las circunstancias, pero si agradable y amable Navidad para ti y para todos los del blog.
    Lilapop
    P.D. ¡Ha muerto Kim-Ki-Duk! Otro día hablamos. Un final muy triste para un autor, para mi imprescindible y total.

  15. Queridísima Lilapop, ¡¡¡me chiflan todas flores para este gran ramo cinéfilo!!! Y con lo de Disney, y una de las flores que nombras, me has hecho recordar una rosa que adoro en sus distintas versiones animadas y de carne y hueso… La Bella y la Bestia, y esa rosa que mide el tiempo límite para que una bestia pueda llegar a ser amada.
    Jo, cómo he disfrutado con cada línea de tu comentario.

    Beso enorme y tranquilas Navidades.
    Cuidándonos mucho todos.

    Hildy
    PD: A Kim-Ki-Duk tengo que redescubrirle. Es un absoluto desconocido para mí.

  16. Pues que suerte tienes Hildy, porque vas a hacer un gran descubrimiento si te sumerges en la obra de Kim Ki Duk. Yo lo descubrí a principios del siglo XXI y me resultó fascinante. Era uno de los pocos directores de los que esperaba con ansia sus films. Fue el responsable que el cine coreano llegara a Occidente con el nuevo siglo y abrió el camino para otros, que ha culminado en esa Palma de Oro y ese Oscar para “Parásitos”. Pero él fue el primero y el más radical.
    Sus últimos films no se han estrenado en España. Problemas con la censura de su país, el accidente casi mortal de una actriz durante un rodaje, del que se consideró responsable y, sobre todo, las acusaciones anónimas por parte de tres actrices de acoso y violación a raíz del “Mee Too” hundieron su carrera definitivamente. Al final solo se le juzgó y condenó por abofetear a una actriz en un rodaje, pero los productores le abandonaron y marchó de su país en lo que fue un exilio tácito. Ha acabado muriendo en Letonia, donde iba a empezar un rodaje, de Covid. Había estudiado para ser sacerdote y en varios de sus films aparece simbología católica. Su muerte tiene algo para mi de calvario, de inmolación. De sacrificio sin redención, pero bueno, quizá estoy divagando. Su muerte me ha entristecido. Era uno de esos autores cuya obra me parecía auténticamente personal y revulsiva. Descanse en paz.
    Por cierto, desearía que llegara más cine coreano a nuestras pantallas porque en su momento me pareció la auténtica esperanza del cine. Un arte que cada vez veo más agotado.

  17. Por cierto, he podido ver hace nada una de las películas que aludes en tu entrada “La muerte de vacaciones”. Y me ha decepcionado un poco. Me ha parecido tremendamente teatral en todo, en su estructura, en su narrativa, en sus interpretaciones. Me ha sorprendido que, en una película del año 34, los diálogos sonaran tan teatrales. Ya Capra y Hawks habían entendido desde el inicio del sonoro, que los diálogos en cine no debían “decirse” igual que en el teatro. Pues Leisen aquí parece no haberse enterado…
    Recordé las muy duras críticas, de Wilder a Leisen, como que estaba más interesado por los decorados que por los diálogos. Y en esta ocasión tengo que darle la razón. La vi con una amiga y dijo, muy acertadamente, que “La dama del alba” la obra de Casona, que también habla de la muerte que visita a los humanos, adaptada bellamente por Rovira-Beleta por ejemplo, es infinitamente superior, a esta obra, o lo que vemos en su adaptación.
    Lo mejor, su final. Pero ese final tan romántico debería haber marcado el tono del film y convertirlo en un desmelenado cuento de amor y terror. Ahuyentaría a algunos, pero no se quedaría en esa sensación de superficialidad, de pulcritud inane. En mi opinión,una curiosidad más por su punto de partida argumental que una buena película.

  18. Querida Lilapop, me tengo que poner con Kim Ki Duk. Como siempre gracias por compartir conmigo tus conocimientos.
    ¡¡¡Ay, a mí me gusta tanto «La muerte de vacaciones», yo la vivo más como irrealidad. Y adoro la muerte con rostro de Fredric March. Además posee para mí una de las definiciones sobre la muerte más flipantes que he oído: “Soy una especie de vagabundo del espacio. Soy el punto de contacto entre el tiempo y la eternidad”… Guaaauuu.
    Sí, su final es tan romántico y desatado.
    Yo siento bastante devoción por Mitchell Leisen. De hecho, jajajaja, siempre digo que Wilder fue injusto en su valoración.
    Jo, ¿sabes que tengo un cariño inmenso al teatro de Alejandro Casona? Durante mi años adolescentes devoraba sus obras y las de Buero Vallejo. Me gustan mucho los dos.

    Beso
    Hildy

  19. ¡Cuánto leí a Buero Vallejo! ¿No te parece un autor muy olvidado? Se ha convertido en materia de examen de selectividad (que ya no sé si ni siquiera eso) antes que un autor vigente cuyas obras se siguen representando en el escenario.
    ¡Me gusta mucho Leisen! Adoro su maravillosa trilogía “screwball”: “Candidata a millonaria”, “Una chica afortunada” y “Medianoche. Sus melodramas con Olivia, “Vida íntima de Julia Norris” (quizá uno de los títulos en castellano más absurdos, pues la protagonista del film se llama Jodie…)y “Si no amaneciera” son lo más de lo más.
    “Recuerdo de una noche” es otro de esos clásicos navideños radiantes, al que ya le dedicaste una entrada preciosa.
    Incluso me gustan mucho películas suyas menos valoradas como “En las rayas de la mano”, “Capricho de mujer”, “No hay tiempo para amar” o “El pirata y la dama”. Pero últimamente he visto dos películas suyas, muy flojas, a mi parecer: “Eligiendo novio” (remake musical de la muy superior “Tom, Dick y Harry”) y esta “La muerte de vacaciones”. La frase que recuerdas es sin duda la más bella de la película.

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