Diccionario cinematográfico (230). Casas con personalidad propia

Con la muerte en los talones

¿Te vienes a casa?

Hay casas o mansiones en la pantalla de cine, que no olvidas. En unas te quedarías a vivir siempre. En otras preferirías no haber entrado. Son casas con personalidad propia, con vida. Por supuesto, están las clásicas e inolvidables. Hay habitaciones que no se te olvidan nunca.

Hitchcock nos regala varias: la casa de Norman Bates, Manderley, la casa de Atormentada o la maravillosa casa donde vive el villano de Con la muerte en los talones, diseñada por Frank Lloyd Wright.

Si seguimos con el cine clásico, Frank Capra nos ofrece en sus películas casas apetecibles, como esa que se cae a pedazos, pero siempre tiene aires de hogar en Qué bello es vivir o esa donde vive una familia caótica y que se resiste a abandonarla en Vive como quieras.

¿Alguien puede olvidarse de Tara de lo que El viento se llevó? Pero me vienen entonces mansiones y casas de melodramas o películas de época. Por ejemplo, las casas son protagonistas en las películas de Wyler: cómo olvidar donde se encierra para siempre La heredera o esa casa colonial en la que un hombre muere de unos disparos y cae por la escalera que da al patio en La carta o esa casa donde La loba traza sus planes para conseguir más y más dinero, arrasando con todo y donde la espera la soledad más absoluta… Otro director de melodramas que filma casas con personalidad propia es ni más ni menos que Douglas Sirk. Así uno pasea por las habitaciones de los distintos hogares de los protagonistas de Imitación a la vida, Escrito sobre el viento o Solo Dios lo sabe. Sigue la estela de esas casas, carne de melodrama, Almódovar, ¿alguien ha olvidado el apartamento de Pepa en Mujeres al borde de un ataque de nervios? ¿Y esa casa cueva de recuerdos de la infancia en Dolor y gloria?

¿Y esas casas que todavía están sin construir, pero son metáfora de historias de amor imposible? Hay dos imprescindibles: una en Un extraño en mi vida, de Richard Quine, y otra en El último magnate con Elia Kazan.

Hay que casas que no me importaría visitar como esa donde se celebra el día de la Epifanía en Los muertos de John Huston o la casa familiar de Loretta en Hechizo de Luna. También me daría una vuelta por el piso de Carlo en La familia de Ettore Scola. Por cierto, no me importaría pasar un día en la casa imposible de Mi tío, de Jacques Tati.

Y qué me dicen de las casas encantadas o habitadas por fantasmas. Hay algunas deliciosas como la de El fantasma y la señora Muir o esa casa donde el tiempo se para y lo feo se transforma en bello en Su milagro de amor, de John Cromwell. Y otras en las que mejor no haber entrado, pues el mal rollo nos acompaña en cada estancia, desde el hogar de esa extraña familia en Los otros, de Alejandro Amenabar, a esa que parece que tiene una vida propia, pero muy oscura, en Pesadilla diabólica, de Dan Curtis. Y, vamos, no me quedo ni loca, y menos subir al desván, en la casa de John, el famoso compositor con el corazón roto, de Al final de la escalera.

Dios mío, este post puede ser interminable, ¿qué casa me proponen?¿O qué tour de casas recorremos juntos?

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27 comentarios en “Diccionario cinematográfico (230). Casas con personalidad propia

  1. Has cubierto varias inolvidables, sobre todo tengo mucho cariño por la de los Baileys en «Qué bello es vivir» y esa bocha del pie de la escalera que siempre se sale.-
    Recuerdo también la casa de Alexander Sebastian en Río de Janeiro en «Notorious» con esa escalera majestuosa y la bodega llena de misterio. Y la casa de los Vale de Boston en «Now, Voyager», esa casa de puertas cerradas en las que no se encendía nunca la chimenea. O la de «La escalera de caracol» de Siodmak, que me ha hecho tiritar de miedo. O la de «Hush, hush sweet Charlotte» en donde había ocurrido un crimen terrible. O la casa de Dorothy, que en una vuelta de tornado aterriza en la tierra de Oz. O Thornhill, la mansión en la que Jane Eyre descubre un secreto indecible. Y qué decir de Xanadú, donde Charles Foster Kane se queda solísimo con su reflejo infinito.-
    Qué maravilla de recorrido, no me decido por cuál ofertar.-
    Un beso enorme, Bet.-

  2. El año pasado di una charla sobre este tema en unas jornadas sobre cine y arquitectura, orientada hacia espacios y construcciones con valor narrativo en los guiones, incluso con el peso de un personaje más. Creo que resultó muy interesante. En el terror, en el gótico, esto es prácticamente ineludible, y de ahí salta a otros géneros, casi siempre relacionados con la intriga, el suspense o el crimen, o con el mito de Xanadú. Un tema muy interesante que define un microcosmos que es un universo.

  3. ¡¡¡Thornfield Hall , mi querida Bet, adoro esa mansión en literatura y en cine! ¡Qué historia guardan sus cuatro paredes! Y de ese misterio sabemos mucho más en esa preciosa novela que es Ancho mar de los Sargazos.
    Y Xanadú… donde se esconde el triste secreto de Rosebud… Y esa casa que vuela en el interior de un torbellino, y que me trae al recuerdo esa otra que vuela enganchada a unos globos en Up. Me chifla tu tour.

    Beso
    Hildy

  4. Allllffffreeeeddddoooooooo, qué charla más interesante. Seguro que estuviste estupendo. Ya sabes que me hubiese gustado escucharte, ya lo he hecho en alguna ocasión y es una gozada.
    Y es que el binomio cine y arquitectura es de lo más atractivo. Se pueden hacer análisis cinematográficos no solo curiosos sino que te cambien la percepción de una película. Y en ese mundo hay pedazo de expertos como Jorge Gorostiza, que tiene un blog interesantísimo.

    Beso
    Hildy

  5. Hola,Hildy:

    En contrapunto y contraste a tu repaso sobre algunos de los más conocidos caserones y mansiones del cine, me gustaría hacer un repasito sobre los hogares del cine en los que yo NO querría vivir.

    Por ejemplo. ¿De verdad que tú, Hildy, querrías vivir en el pesadillesco chalet que nos muestra Jacques Tati en “Mi tío”? Madre de Dios. Qué horror. Lugares como ese fueron los que legitimaron la revolución bolchevique rusa y la lucha anarquista contra la propiedad privada. Son sitios como ese los que despiertan en todos nosotros, los que nos hacen sentir a todos nostalgia y añoranza por “la vida debajo del puente.” Bendito sea Dios. Esas baldositas que hay que pisar obligatoriamente pero sin pisar la hierba que las rodea, esa fuente en la que un pescado (¿será un merluzo?) escupe un chorro de agua que deja de fluir sistemáticamente cuando suena el timbre de la puerta. Cuando el chorro sale, la puerta no se puede abrir, y cuando la puerta está abierta no sale el chorro, o viceversa. Aquello fue un torpedo letal de Tati a la línea de flotación del capitalismo. Son viviendas como esa las que hacen añorar el pisito compartido de soltera de Greta Garbo en “Ninotchka.” Sin duda, con viviendas como esa tenían razón Lenin, Trotski y Kropotkin cuando decían aquello de que “la propiedad es un crímen.”

    Otra mansión a evitar sería la de Tom Hanks y Shelley Long en “Esta casa es una ruina” de Richard Benjamin. Esta es una producción Amblin de Spielberg de la que hoy en día se habla poco pero que tiene un par de aspectos muy reseñables a mi juicio. Por ejemplo, el ácido retrato que hace de los gremios de la construcción, basado al parecer en una mala experiencia al respecto vivida por el guionista David Giler (Giler es conocido sobre todo por haber producido “Alien”, y en España algunos le conocen por su amistad estrecha con Jose Luis Garci, porque ambos pasan largas temporadas en Marbella). Y el otro punto reseñable es que, aunque es una película un tanto mecánica y previsible, muchas de sus escenas rezuman un sentido homenaje al slapstick clásico del cine mudo en el aspecto visual, con caídas, golpes y alguna que otra sorpresa inesperada. El título original era mucho más explícito que el español (“The Money pit” algo así como “El dinero desperdiciado.”) Era una obra de claro enfoque comercial, pero que tenía un par de diálogos mordaces y algunas situaciones para recordar.

    Otro aspecto que hay que tener en cuenta es el de no dejarse embaucar por falsos anfitriones carismáticos. Si un buen día llamas a una puerta cualquiera y te recibe alguien como Vincent Price, por mucha prestancia y educación al más puro estilo british que se respire en el ambiente, no hay que dejarse engañar. Porque de todos es sabido que pasar un fin de semana en la casa Usher o en la mansión de la Colina Encantada podría ser el último fin de semana de tu vida.

    El precio a veces engaña. Si vas a la inmobiliaria y de repente te encuentras como William Katt con el chollo de “House: una casa alucinante” de Steven Miner, puede que tu inversión no la recuperes nunca. Claro, que en esa casa en concreto no se sabe. A lo mejor te mueres de miedo o de la risa. Porque yo recuerdo que cuando la vi en el cine la gente se partía en dos de la risa, quizás porque la peli era algo chapucera……

    Pero te pueden pasar cosas peores. No sé. Te puedes levantar una mañana y sin explicación ninguna de repente encontrarte en medio del cubo infernal ese de “Cube” de Vincenzo Natali. A primera vista puede parecer un chollo. No hay que pagar ni la luz, ni el teléfono, ni el agua, ni la comunidad . Pero, claro, el no tener vistas al exterior es algo que condiciona un poco, y uno puede sentirse paranoico y con ganas de salir de ahí por patas……

    Y bueno. Qué decir de Xanadú. La portentosa mansión de Charles Foster Kane en la que si te entra un apretón artístico de esos (¿verdad Hildy?) pues necesitas un plano a escala para llegar al retrete más próximo para no tener que montar la escenita escatológica en presencia de millares de invitados.

    No sé vosotros, pero después de este repaso que he dado, lo cierto es que, al igual que a Kafka cuando le invadía eso del “deseo de ser un piel roja”, me pasa a mí, que me están entrando unas ganas locas de irme a vivir a una tienda de campaña……

    Besos.

  6. Querido Deckard, otro paseo que, por supuesto, tiene su aquel… ¡las casas que no habitaríamos!

    Por cierto, en «Mi tío» no me refiero a la casa de su sobrinillo. Nooooo. Sino a la casa imposible que tiene el propio señor Hulot, sin ningún adelanto tecnológico. Es una casita en un viejo barrio de arquitectura imposible, pero que tiene pinta de ser absolutamente deliciosa.

    Y hablando de anfitriones y habitantes de casas que terminan estremeciendo, me viene una película de hace poco: Ex machina… cuando una casa ideal aislada entre las montañas se convierte en la peor de las pesadillas…

    Oye, una temporadita en tienda de campaña tiene su aquel. Yo tengo recuerdos preciosos de mis tiempos de tienda de campaña en viajes veraniegos.

    Beso
    Hildy

  7. Tema que da para más de una tesis, querida Hildy. Yo, por cuestiones puramente personales, me quedo con una casa que, en la realidad, se contruyó e iba a ser el regalo de bodas que la Columbia pensaba hacer a la pareja (Quine y Novak), por aquel entonces. La casa de Un extraño en mi vida.
    Un día, por pura casualidad, tuve la ocasión de ver las fotografías (que aparecen en la red) de tanto los interiores como del exterior de la misma y es impresionante. Su dueño (ya que se puso a la venta desde el momento en que Novak rechazó la petición de matrimonio de Quine y pasó mucho tiempo hasta la compra por parte de un hombre evidentemente adinerado) nada tiene que ver con el mundo del cine. Lo que sí puedo decirte es que la casa, de alguna forma, ha trascendido la ficción por el motivo que a todos (o casi todos) nos mueve por dentro y éso, creo, pocas viviendas cinematográficas pueden presumir de ello.

    Besos.

  8. Ay, querídisima Isis, qué hermosa es esa película, ¿verdad? Un extraño en mi vida… Una casa en construcción (que además nos das el privilegio de saber qué pasó después) y un amor en construcción, que se convierte en imposible… Qué pasada. En ella Kim Novak y Kirk Douglas están maravillosos. ¡Qué historia la de Novak y Quine, verdad?

    Beso
    Hildy

  9. Bueno, Hildy. Pero a estas alturas todos sabemos ya que ese París idílico en el que vivía Hulot nunca existió. Salvo en la imaginación de Tati y en la de algunos ilusos turistas norteamericanos…..

    Beso.

  10. Más que la historia de Quine y Novak yo diría que fue la historia de Quine hacia Novak. Una de las razones por las que esta «relación» me ha conmovido tanto es por el hecho de que los sentimientos de él hacia ella nunca fueron realmente correspondidos (algo de lo que una servidora ha vivido en sus carnes). La verdadera desesperación amorosa nunca se trasluce de manera directa en una pantalla sino de modo sutil.
    Si lo que más te importa en esta vida es ésa persona por la que serías capaz de hacer cualquier cosa, besar el suelo por donde pisa, no deseas mostrarlo más que de la manera más elíptica posible. Los encuentros entre los amantes sólo les pertenecen a ellos. Un extraño en mi vida muestra todo eso y más. Está narrada de tal modo que la historia de amor y, por tanto, la infidelidad es la excusa para mostrar la hipocresía social, el modelo de vida que la sociedad impone y el vacío existencial cuando uno sabe que el amor no lo puede todo.
    Todo eso yo lo he vivido en mis propia piel, por eso, para mí (al igual que para Miguel Marías), Un extraño en mi vida es la película que mejor refleja todo eso más el peso que todo ello supone.

    Besos.

  11. Vida y cine, cine y vida, querida Isis. A veces en la pantalla se refleja aquello para lo que no tenemos palabras con que expresarlo, pero sí una película con la que identificarnos. Tus palabras y manera de expresarte es sutil, elegante y preciosa. Y muestras por qué te conmueve Un extraño en mi vida, una película que merece la pena revisitarse una y otra vez (de hecho tengo ahora muchas ganas).

    Un beso enorme, gigante
    Hildy

  12. Hildy: que tal las casas flotantes de Cary grant y Loren o las de Gregory Peck y Nick Nolte en las dos versiones de Cape Fear y las dos casas de Hitchcok una en Psicosis y la otra en Rebecca (Manderley) con una siniestra ama de llaves.
    besos

  13. Pues yo me quedo con la casa de unos profesores despistados y tiernos en Gran bola de fuego… es recordarla y sonreír sin mås.

    Besotes caseros

  14. QUERIDA HILDY: PERDONA MI INSISTENCIA SOBRE LAS CASAS EN EL CINE (SOY UN TANTO OBSESIVO CUANDO DE CINE SE TRATA) CREO QUE NO ACABAR+IAMOS NUNCA CON ESTE TEMA, HE AQU+I ALGUNOS OTROS EJEMPLOS: LA CASA DE LA TROYA, VERSI+ON MEXICANA Y VERSIÓN ESPAÑOLA, UNA CON ARTURO FERNÁNDEZ Y LA OTRA CON ARMANDO CALVO, LA CASA DEL SOLNACIENTE (HOUSE OF BAMBOO) DE FULLER, LA CASA DE TE DE LA LUNA DE AGOSTO, LA MEJOR CASITA DEL PLACER CON DOLLY PARTON Y BURT REYNOLDS, LA CASA ROJA CON EDWARD G. ROBINSON, HOUSE OF STRANGERS (SANGRE DE MI SANGRE) CON EL MISMO ROBINSON, SUSAN HAYWARD Y RICHARD CONTE, MR. BLANDING BUILDS GHIS DREAM HOUSE (UFF) CON MYRNA LOY Y CARY GRANT, THE HOUSE OF TELEGRAPH HILL DE WISE CON RICHARD BASEHART, A HOUSE IS NOT A HOME CON SHELLEY WINTERS Y ROBERT TAYLOR, DESPUÉS DE LA BODA (UNA CASA RODANTE) CON LUCY Y DEZI Y CIERRO MI COMENTARIO CON ESA CASITA DE ENSUEÑO EN DONDE GREER GARSON ESPERA AL QUE ALGÚN DÍA VA A RECUPERAR LA MEMORIA, EL AMNESICO RONAL COLMAN EN RANDOM HARVEST, QUE EN
    MÉXICO SE LLAMÓ EN LA NOCHE DEL PASADO. MÁS BESOS

  15. Dios, querida Marga, adoro esa casa. ¿Quién no sueña con ser Sugarpuss… y encerrarse en esa mansión del saber… y que uno de los profes, encantadores todos, sea Gary Cooper, de tímido maravilloso y divertido, y además se enamore locamente de ti?

    Beso
    Hildy

  16. ¡¡¡Querido Jorge, pero ese tour es un lujazo!!! Hay casas a las que me apetece volver y ¡otras que tengo que conocer!, pero todas, todas, todas me encantan. Alucinante.

    Beso
    Hildy

  17. hildy: que pena, pero me olvidé de mencionar dos casas que considero indispensables: la casa de Arturo de Córdova en EL de Buñuel, uno de los personajes comenta a otro «sólamente a un loco se le ocurriría vivir en una casa como esta, el otro caso es La Barraca de Blasco Ibañez, la verdadera protagonista de una película que a principios de los años cuarenta dirigió Roberto Gavaldón y es la película mexicana más española de cuantas se hicieron en mi país. besos

  18. ¡¡¡Sí, también las casas en el cine de Luis Buñuel son una pasada!!! La de Él, la de Archibaldo de la Cruz, la de Viridiana, la del Ángel exterminador… ¡¡¡Sí, cuidaba las casas!!!
    Qué ganas de la de Roberto Gavaldón. Y es que Blanco Ibáñez ha sido de los autores de estos lares más adaptado al cine. De Gavaldón me chifla Macario.

    Beso
    Hildy

  19. Quuerida Hildy,las casas más siniestras que recuerdo en el cine son la casa de Norma Desmond en SUNSET BOULEVARD y la de los Venable en SUDDENLY LAST SUMMER,ambas fastuosas y decadentes mansiones que reflejan el desquiciamiento y alienación de sus dueñas, casas que me harían huir al poco rato.
    Besos,IVÁN

  20. Querido Iván, ¡qué casas de dos damas imprescindibles de la mitología cinematográfica! La casa de Norma Desmond y la de Venable, guauuuu. Recuerdo ahora la de «De repente, el último verano»: con ese ascensor y ese patio hasta arriba de plantas. Ayyy, la piscina de la de Desmond, qué secuencia nos deja. Qué casas estas, qué decadentes, pero qué historias más buenas encierran.
    Pues hay otra casa de señora venerable que da mal rollo. Nos vamos a David Lean y su versión de Grandes Esperanzas de Dickens, Cadenas rotas. Y esa casa de Miss Havisham, esa mujer enterrada en su pasado y en su desilusión amorosa.

    Beso
    Hildy

  21. Fascinante ese recorrido por casas de cine, querida Hildy. El otro día revisité «El año pasado en Marienbad», que comienza precisamente con un paseo hipnótico por la mansión donde acontece esa inolvidable historia de amor, traición y memoria. Ahora mismo viajaría a Capri para acercarme a la original Casa Malaparte donde se rodó «El desprecio». Tampoco me importaría ver en vivo la evolución de las pinturas del artista de «El contrato del dibujante». Y ayer disfruté mucho con «Downton Abbey» en pantalla grande y sonido Atmos, que para quienes seguimos la serie es una delicia.
    Abrazo al calor de un acogedor hogar.

  22. Annnaaaaa, qué alegría leerte. Me encanta tu propuesta de tour por casas del cine y, además, tengo pendiente El contrato del dibujante. ¡Qué bueno que disfrutaras de Downton Abbey! Yo soy una total desconocedora tanto de la película como de la serie, solo he leído sobre ellas, pero no descarto que las veré en un futuro.

    Besos
    Hildy

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