Aviso: si no la has visto, y no quieres saber nada, sino mantener el suspense, advierto que cuento prácticamente toda la trama
Michael Courtland (Cliff Robertson), entre alucinado y fascinado (nunca mejor dicho), escucha a Sandra Portinari (Geneviève Bujold), una ayudante de restauración, que le explica cómo debajo de un fresco de la Virgen de Agnolo Gaddi había otra pintura más antigua, una especie de borrador, y que tuvieron que decidir entre restaurar el original, pero sin saber nunca qué había debajo, o ver lo que había oculto. Pregunta entonces a Michael que él qué hubiese hecho. Este contesta que conservar la pintura de Gaddi, y añade “debemos proteger la belleza”. Bien, algo así ocurre con este artilugio maravilloso que es Fascinación de Brian de Palma, donde está esta secuencia. Es mejor dejarse llevar por esta bella y retorcida historia de amor más allá de la muerte y por todo un metraje de ensoñación y nebulosa, que rascar y encontrar lo inverosímil que se esconde tras las imágenes. Algo semejante ocurría con su fuente de inspiración, algo que nunca ocultó Brian de Palma, Vértigo (Vertigo, 1958) de Alfred Hitchcock.
Hay películas donde es absurdo emplear la lógica, sino que lo mejor es dejarse fascinar obsesivamente y arrastrarse por sus imágenes escuchando una banda sonora brillante que hace que el espectador se deslice con emoción por cada una de las secuencias. Y es que es Bernard Herrmann, uno de los compositores de cabecera del maestro de suspense, quien creo la partitura para otra historia de amor obsesivo y oscuro. Si además se emplea como plató cinematográfico dos ciudades como Florencia y Nueva Orleans y la luz suave, como de sueño continuo, del director de fotografía Vilmos Zsigmond, se logra alcanzar un estado de hipnosis. Pero es que también, para escapar de toda lógica, la película cuenta con el espíritu atormentado de Paul Schrader en el guion. Schrader se dedica a bajar a los infiernos, para qué diablos quiere ser verosímil.
Y Fascinación es una película donde el espectador sigue durante todo el metraje la mirada alucinada y en continuo estado de shock de un Michael Courtland que es sobre todo un hombre obsesivamente enamorado y con un sentido de la culpabilidad que mella su día a día. De Palma empieza a contar su historia desde los títulos de crédito donde aparecen una serie de fotografías, que reconstruyen una historia de amor en una Florencia después de la Segunda Guerra Mundial, y ya se ve uno de los escenarios emblemáticos de la película, la basílica de San Miniato al Monte. Al final de los créditos de inicio una de las fotografías tiene escritos el lugar y el año: Florencia, 1948.
A continuación en un travelling fascinante la cámara se acerca a la puerta de una casa antigua en Nueva Orleans y un rótulo advierte que es el año 1959. Es la casa de los Courtland y hay una fiesta. Y es de esas casas con personalidad y vida propia, como Manderley en Rebeca. Nada más pasear la cámara por los salones, va siguiendo a un camarero que en un momento dado levanta los brazos y se descubre que lleva una pistola: el suspense está servido. Ahí se advierte el enamoramiento de Michael hacia Elizabeth, su esposa (es la pareja de las fotografías de los créditos). Y también cómo su hija Amy de 9 años siente adoración por su padre y le pide bailar con él. Michael es un hombre de negocios de éxito, tanto en el trabajo como en la vida familiar, y su socio y amigo Robert Lasalle (John Lithgow) se lo canta a todo el que quiere oírlo.
Al terminar la fiesta, la pesadilla comienza: madre e hija son secuestradas. Michael decide contactar con la policía y el plan de rescate termina con trágicas consecuencias. El coche donde van su esposa y su hija estalla y se precipita al río. El empresario levanta una tumba, que recuerda a la basílica florentina, para su mujer y su hija en uno de los terrenos donde iban a construir una urbanización de lujo. Y la cámara vuelve a moverse por el paraje para regresar de nuevo a la tumba y a Michael, al mismo tiempo que avisa un rótulo que es el año 1975.
En un viaje de negocios con su socio, Michael regresa a la basílica, y como si fuese una aparición, mientras avanza por el pasillo, ve, de pronto, a una joven idéntica a Elizabeth trabajando en la iglesia. Y obviamente se obsesiona con ella. Ella es Sandra, la ayudante de restauración de la basílica. Los momentos en la basílica, un lugar sagrado, de ensueño y aparición, casi como si Michael viese un fantasma o una resurrección, bajo una luz tenue con velas de fondo, son de una belleza misteriosa. A partir de ese momento se va construyendo una relación donde Sandra es idealizada y sublimada por Michael. Ella en una de sus salidas de enamorados le cuenta uno de los encuentros de Beatriz y Dante… y el padre de esta. Es bonito constatar que Sandra se apellida Portinari, y es que la posible Beatriz, símbolo literario y de la mujer idealizada, tiene una base real en Bice Portinari. Además en la relación que ambos construyen no hay sexo, pues ella le dice desde el primer momento que es católica practicante y que sigue los dictados del papa. Los dos se hacen confesiones de sus vidas pasadas y Sandra le pide a Michael que le hable de Elizabeth, y este habla de su manera de andar, deslizándose; de cómo era su cabello y su peinado, e incluso trata de hacer fotografías con Sandra similares a las que hizo a su esposa en las escaleras de la basílica. Después de una serie de circunstancias, Michael y Sandra van a Nueva Orleans para celebrar su boda.
A partir de este momento descubrimos a una Sandra fascinada por la casa y por todo lo relacionado con Elizabeth. Mira un retrato de Elizabeth y Amy, va a su tumba, abre la puerta del dormitorio (que Michael tenía cerrado) del matrimonio, lee el diario de la difunta, los recortes de prensa… Todo lo vive con una intensidad extrema. Michael mientras tanto está dispuesto a todo por recuperar una segunda oportunidad, por tener de nuevo a Elizabeth a su lado a través de su amor por Sandra. Pero su socio y una secretaria invitan a su despacho al psiquiatra que le trató para que Michael recapacite, sin embargo, ¿quién quiere volver a la lógica y a la razón? El psiquiatra es un personaje desagradable al que Michael rechaza. Pero es un revulsivo para él, para abandonar la empresa, para encerrarse con Sandra en su mansión, para adelantar la boda… El día antes de la boda tiene un sueño, Elizabeth ha vuelto y le dice que le da una segunda oportunidad de demostrar que la ama. Despierta sobrecogido para descubrir que han secuestrado a Sandra, y que le dan las mismas instrucciones que en su día le dieron con Elizabeth.
Y Brian de Palma construye un final a lo grande. Primero, se desvela el McGuffin de la película. El socio amigo no es tal y siempre ha ido contra Michael (¿a quién le importa a estas alturas la cantidad de flecos e incoherencias que tiene esta trama?). Le ha traicionado una y otra vez. Y después Sandra tiene una regresión sorprendente al día del secuestro, pues ella es en realidad Amy, la hija de Michael, que ha vivido siempre obsesionada por vengar la muerte de su madre… hasta que se encuentra a su padre frente a frente. Ahí está Paul Schrader que ha construido una inquietante relación edípica entre padre e hija, que tiene su culminación visual magistral en la última secuencia en el pasillo del aeropuerto. Ahí está Brian de Palma para utilizar la cámara lenta de manera excepcional, como siempre ha hecho en muchas de sus películas, y cómo recrea el travelling circular de Vértigo en el encuentro entre padre e hija, un momento bellísimo, que termina con el reconocimiento y despertar de Michael en una sonrisa.
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Pues, me temo que la credibilidad (que no la verosimilitud), la lógica, los flecos y las incoherencias le importan… a mí.
Delirante despropósito este De Palma, estilizado y estetizado, eso sí, que funde Vértigo y Rebeca, con un toque de La reencarnación de Peter Proud, estrenada un año antes. Tiene sus momentos, y esa banda sonora de Bernard Herrmann (la última que compuso, si mal no recuerdo), pero creo que funciona mejor en su primera mitad que en su retorcimiento final. Me deja siempre la sensación de que podría haber sido una película mucho más interesante si se hubiera concentrado en el enigma del doble en vez de convertirla en una trama convencional de suspense y whodunit.
Besos
Incoherente, desde luego, querida Hildy. Cuando este elenento aparece en una película… malo. Y eso es lo que le pasa a este film de De Palma, obsesionado como estaba en seguir, de alguna forma, el estilo de don Alfredo.
Salvo la banda sonora, la estética y la ambientación. Lo demás, olvidable. El mejor De Palma está en Atrapado por su pasado (al menos para mí).
Besos guapa.
Mi querido Alfredo, ¡soy dama delirante, jajajaja!, pero me atrapó De Palma con esta película y su dominio visual tanto… que me deje arrastrar por su metraje con alegría y jolgorio. ¡Y me la tragué dos días seguidos con la misma impresión!… Me dejaba llevar por el delirio y me pareció que tenía momentos tan hermosos…
Beso
Hildy
¡¡¡¡Ay, querídisima Isis, Atrapado por su pasado es mi película favorita de Brian de Palma desde que la vi en el momento de su estreno!!! Me gusta cada fotograma y cómo está contada la historia de Carlito Brigante… y es ¡tan hermosa!
Y de Fascinación, eso fue lo que me pasó: me quedé fascinada. Y me dejé llevar por la locura de esta historia sin sentido. ¡Y cómo la he disfrutado!¡Y encima esa música!
Beso
Hildy
… Por cierto, Alfredo, me has despertado la curiosidad por «La reencarnación de Peter Proud». El otro día en la entrada de Los felinos, Iván mencionó otra película de Michel Sarrazin y también me dieron ganas de conseguirla, Eye of the cat. Las dos tienen argumentos que llamaron mi atención.
Beso
Hildy
«Eye of the cat» tiene esa famosa secuencia de la silla de ruedas y la cuesta abajo… Y no te cuento más.
«La reencarnación de Peter Proud» es una de esas cosas con las que directorcetes de hoy, tipo Fincher o Nolan, esos que buscan siempre meter una sorpresa final con la que dejar boquiabierto al espectador porque no saben hacer otra cosa, flipan habitualmente. Tiene su interés, en todo caso, sobre todo por la idea de base. La ejecución, ya… Va por momentos, y también por gustos.
Besos
¡Eres adivino! ¿Sabes que leí que hace unos años Fincher iba a realizar un remake de la de Peter Proud? Pero parece que de momento no la ha llevado a cabo.
Beso
Hildy
Hola Hildy:
He de decirte que estoy bastante sorprendido. Cuando ví que hacías una entrada sobre esta película pensé: «Que bien. Voy a verla y luego vamos a zurrar un poco a Brian De Palma para variar….» Porque la verdad es que no la había visto. Los pastiches que De Palma había hecho de Hitchcock hasta ahora («Vestida para matar», «En nombre de Caín», no he visto «Doble cuerpo») a mi me habían parecido todos apestosos. La única que me gustaba era «Impacto» (Blow Out) que algunos incluían dentro de ese grupo, aunque yo creo que no es tan hitchcockiana, pese al tema del testigo accidental, y que está más vinculada al Coppola de «La Conversación» y a la obsesión de las escuchas por el Watergate Pero, por lo general, la trayectoria de este director siempre me había parecido muy decepcionante. Con una filmografía tan extensa, apenas se salvan de la quema un puñado de títulos. Siento bastante aprecio especialmente por sus tres primeras películas porque entraban hasta cierto punto dentro de la contracultura hippie de esa época y no parecían muy pretenciosas (aunque a lo mejor en su fuero interno el director sí que tuviera pretensiones de grandeza). Estoy hablando de “Greetings”, “Hi, Mom” y sobre todo de “El fantasma del paraíso.” Pero su carrera en el cine comercial a mi siempre me resultó bastante caótica. La que más aprecio me inspira de toda su carrera mainstream, como a ti es “Atrapado por su pasado”; porque el personaje Carlito Brigante es todo un hallazgo con ecos shakespearianos, Pero las demás no se diferencian demasiado de cualquier película convencional comercial y no saben trascender más allá de la variable calidad de los guiones que ponían en sus manos.
Pero “Fascinación”, en efecto, me ha sorprendido bastante. Estoy bastante de acuerdo con casi todo lo que dices en tu texto. En concreto sobre eso que afirmas de que esta película no se puede mirar desde un prisma meramente racional. Pero esto no solo le pasa al realizador italoamericano. Le pasaba también al propio Hitchcock. Tú coges una película cualquiera del Genio del Suspense, la desmenuzas escena a escena y te pones a analizarlas racionalmente y no hay manera de salvar nada de todo eso. Pero, afortunadamente, el cine no es exclusivamente una experiencia racional, Tiene mucho de ello pero no todas las películas se ajustan a un patrón racionalista. Y en Hitchcock, el elemento narrativo más o menos lineal, más o menos lógico es importante, pero no forzosamente decisivo. En las entrevistas a Truffaut dejaba bien claro su profundo conocimiento del espectador y la tendencia que el público tiene a querer adelantarse a todo aquello que va a suceder en la pantalla. Su misión como director era defraudar esas expectativas y sorprender constantemente sacándose cada vez un nuevo conejo de la chistera para resultar imprevisible. No lo hacía de manera caprichosa sino siempre con un afán hábilmente manipulador con la idea de mantenernos atentos, sorprendido e intrigados. Casi todas las obras maestras de Hitchcock se apoyan en una fascinante elaboración estética de carácter casi onírico y alucinógeno, casi surrealista, que supera todo análisis cartesiano no solo de la propia ficción que nos está narrando sino incluso de la supuesta realidad que pueda tomar de referente. A HItchcock, en sus grandes trabajos, en aquellos que le subieron al Olimpo de los directores, las interpretaciones en clave realista o en clave psicoanálitica le estorbaban mucho, y por eso en sus clásicos los reducía a la mínima expresión. En “Psicosis” al final aparece un psicoanalista y lo explica todo pero casi con calzador. Se podría haber prescindido de él sin ningún problema y nadie se hubiera sentido defraudado. Quizás algunos censores. En “Vertigo” el amigo de James Stewart confiesa que todo ha sido un montaje, pero lo hace de una forma tan liviana, que al público le queda la bella impresión de creer que la bella Madeleine, verdaderamente, ha resucitado de entre los muertos. Es como si como espectadores volviéramos a creer todos en los Reyes Magos. Y en todas las demás siempre la explicación racional o freudiana HItchcock intenta reducirla a la mínima expresión, como para que no se note, porque, evidentemente, el público mayoritario, como es comprensible, siempre reclama el peaje de una explicación racional de una u otra manera, aunque muy a pesar del orondo maestro inglés, que seguramente preferiría no tener por qué explicar nada de nada.
Y el problema de la mayoría de los homenajes que De Palma había hecho a Hitchcock, a mi juicio, era que, más que provenir de un “alumno aventajado”, muchos de ellos parecían más bien hechos por un discípulo más bien tardo, o (por ser más grosero todavía), por un director cenutrio corto de entendederas. Porque está muy bien tratar de emular a los genios, pero si tú no lo eres, la verdad es que hay muchas posibilidades de hacer el ridículo. Y a mi juicio, De Palma encajaba en ese papel de imitador r¡dículo perfectamente.
Pero “Fascinación” me ha parecido su mejor imitación de Hitchcock de las que he visto con mucha diferencia. No se limita a ser el mero copia/pega de un director chapucero. A priori, como habéis apuntado, una mezcla imposible de “Vertigo” con “Rebeca” (por si fueran pocos los elementos absurdos del cánon hitchcockiano, no se limita a coger uno de sus argumentos, sino que coge dos). Y la verdad es que la película a escala estética aguanta muy pero que muy bien el desafío. La intriga sobre qué es lo que está pasando (es decir, quien era el secuestrador y asesino, sobre qué está sucediendo realmente) queda relegada esta vez con habilidad a un plano secundario. Las referencias a Dante, que en un principio se podrían considerar como resbaladizas y que podían haber adolecido de un tratamiento pedante y presuntuoso no resultan para nada cargantes y ayudan a explicar los sentimientos de los protagonistas. Quizás ese mérito cabría atribuírselo a la influencia casi siempre benéfica de un guionista de la talla de Paul Schrader. Y, por supuesto, la majestuosa banda sonora de Bernard Herrmann, (aquí más wagneriano y romántico que nunca) ayudan notablemente a que el hechizo audiovisual aguante durante los más de noventa minutos de metraje. Al final, como no podía ser de otra manera, siempre llegan las servidumbres argumentales, las tramas narrativas inverosímiles que hay que desentrañar obligatoriamente, pero para entonces, efectivamente, Hildy, las explicaciones son lo de menos. Porque “Fascinación”, de alguna manera ya ha ejercido el efecto de mantener y secuestrar nuestra mirada a través del mero impacto estético de sus imágenes y de su atmósfera casi delirante. El homenaje al maestro, en ese aspecto, se puede decir que, en esta ocasión, ha merecido la pena.
Por una vez, Brian De Palma parecía haber aprendido la lección. Sin nada que ver con sus posteriores desvaríos (ni con lademencial “En nombre de Caín”, ni con la chapucerísima “Vestida para matar”), por una vez parecía haber logrado emular a su ídolo sin caer en la parodia vergonzante. Es más. Casi todo lo contrario. Hasta deja un buen sabor de boca y todo.
Besos.
Querido Deckard, de las primeras películas que nombras de De Palma he visto El fantasma del Paraíso, su visita a esa historia que me encanta que es El fantasma de la ópera. Yo a De Palma es de esos realizadores a los que tengo cariño, no he visto toda su filmografía (me falta algún título), pero visualmente siempre hay cosas que me gustan de sus pelis. «Fascinación» ha sido una bonita sorpresa, pero hay otros títulos que me han hecho disfrutar, además de Atrapado por su pasado. Me gusta mucho El precio del poder o Los intocables de Eliot Ness. No me olvido de Carrie. Y sí también me engancha «Impacto». Me pareció curiosísima Furia. Y me encantó Angie Dickinson en Vestida para matar.
Digamos, jajaja, que a mí De Palma me entra por los ojos, por lo visual. Y me interesa su filmografía.
Efectivamente como digo al principio, Vértigo es una joya, pero no es racional ni lógica, pero es maravilloso sumergirse en sus fotogramas. Es más, muchas veces pienso que Hitchcock más que el maestro del suspense, es también el rey de los amores complejos, difíciles, oscuros… y fuera de toda lógica.
Y me gusta cuando dices algo sobre Fascinación, y eso me pasa con bastantes películas, que «secuestran» la mirada…
Beso
Hildy
Mi muy querida Hildy:
Mujer. A mi De Palma también me entra por los ojos. COMO A TODOS: ¿Por eso vamos al cine, no? Para dejar que nos entren algunas cosas por los ojos. Lo que pasa es que hay algunas de Brian que hacen que me sangren los ojos (a mi y a mucha gente)
Bromas, aparte, por lo que me cuentas, te recomiendo vivamente que veas sus dos primeras películas que no tienen nada o casi nada que ver con el resto de su filmografía pero que son muy notables por su carácter experimental y por la frescura de la época en la que fueron realizadas. Son “Greetings” y “Hi, mom.” Te sorprenderán porque no tienen casi nada que ver con el resto de sus realizaciones tan ligadas a lo comercial (salvo quizás al Fantasma del Paraíso), al thriller o a Hitchcock. Parecen hechas hasta por otra persona. Pero de verdad que no tienen pérdida. A mí sobre todo me gusta “Hi, Mom” que tiene un par de ocurrencias realmente buenas y muy políticamente incorrectas en el día en el que habitamos, con esa especie de Nueva Inquisición generalizada que tenemos que soportar entre todos. Y ambas tienen el reclamo de contar con un jovencísimo Robert De Niro. Si tienes acceso a un buen ramillete de oferta en streaming, te diré que las vi hace unos diez meses en FIlmin y supongo que todavía las tendrán en su catálogo…..
En cuanto a todas las demás que mencionas, te diré que, efectivamente, a mí también me gustaba mucho “Los intocables.” Esa es una película que tiene muchos ingredientes a favor. Un ajustado guión de David Mamet, un reparto de lujo (Connery, Andy García, Kevin Costner, Robert De Niro) y una memorable partitura de Ennio Morriconne (especialmente bella esa melodía casi de fanfarria cuando los Intocables van a caballo a hacer una redada). Pero incluso, esta obra que vi en mi adolescencia, cuando se supone que uno no tiene tan afilado el sentido crítico, me resultó en alguna de sus escenas muy chirriante. Por ejemplo, el supuesto “homenaje” a “El acorazado Potemkin” y a la escena de las escalinatas de Odessa era una chapuza absoluta. Yo era un crío y como podrás comprender no tenía edad para haber visto la de Eisenstein, pero tenía cultura audiovisual suficiente y sentido innato del buen montaje (adquirido quizás por tantas horas de televisión) como para comprender que la manera de utilizar el tempo y de alargarlo y de comprimirlo no podía ser más inadecuada. Es que, de verdad, más que un homenaje parecía, eso, una parodia. El uso de la figuración es como de chiste. Fijate, Hildy, si la ves otra vez. Cuando está cayendo el carrito, da la sensación de que alguno de los heridos de bala del tiroteo (por ahí pasa un marinerito adulto como de Primera Comunión), más que pasar accidentalmente parecen obsesionados por indicación del director en ponerse ahí en primer plano, como si tuvieran la clara intención de que las balas les alcanzaran. Todo como muy forzado e irreal. Carlos Pumares llegó a decir con mucha razón que esa escena concreta hubiera hecho las delicias de los surrealistas franceses. De verdad, es que cada vez que la veo me entra un poco la risa porque todo esa escena es de una coreografía tan chapucera que me invita a reirme a mandíbula batiente. Aunque luego esa película tiene escenas muy potentes y momentos realmente dignos de ser recordados. Sin embargo, incluso hasta en las mejores de esas escenas uno siempre tiene la molesta sensación de que De Palma no puede evitar hacer demasiado evidente en todo momento la presencia de la cámara a través de travellings retorcidos o de planos un tanto antinaturales. Pero “Los Intocables” no obstante, es una película respetada por público y crítica. Aunque en mi opinión está lejos de ser una obra maestra.
“Carrie” también me produce una sensación de gran extrañeza. Creo que ha envejecido bastante mal. La vi a principios de los 90 por primera vez y ya me parecía un tanto viejuna. Siempre tuve la impresión de que Sissy Spacek y John Travolta eran demasiado mayores para esos papeles. No eran unos viejos, pero a mi se me hacía todo muy raro. Eso sí, la deliciosa Piper Laurie con ese papel bombón de madre fanatizada salva un poco la función.
“El precio del poder” tampoco la vi el día de su estreno. Tardé una barbaridad en recuperarla y ya en dvd. Era una película con fama de indigesta y excesiva y me daba pereza. Y no me quedó más remedio que darle la razón a quienes lo pensaban: Al Pacino está sobreactuadísimo y sin freno, y esa estética que se gastan los personajes estaba destinada a dejarla desfasada muy rápidamente. Sin embargo hay mucha gente que la defiende. No es mi caso.
“Vestida para matar” es uno de los bodrios más lamentables que ha parido el cinematógrafo en sus casi ciento treinta años de historia. Un batiburrillo de influencias mal asumidas que demuestran que si no has asimilado bien las lecciones de los maestros lo mejor que puedes hacer es quedarte en casa y no insultar a los espectadores. Además desaprovechaba flagrantemente a dos presencias tan carismáticas como las de Michael Caine y la deliciosa Angie Dickinson.
Y “La Furia” la vi hace no demasiado tiempo y me pareció vacía, pretenciosa y escasísimamente inspirada. Un monumento al efectismo.
No te tomes esto como una enmienda a la totalidad. Solo quiero decir que ese director es un hombre de trayectoria muy irregular. Sin embargo, entre las que más me gustan y las que menos, hay una serie de películas de rango intermedio que no me disgustan y que estaban bastante logradas sin llegar a la categoría de piezas maestras. En esta familia yo incluiría “Ojos de Serpiente”; “Corazones de Hierro” y la propia “Los Intocables.” Su adaptación de “Misión Imposible” también rayaba a buena altura profesional pero la verdad es que era tan impersonal que la hubiera podido dirigir cualquier buen director de acción de la época o cualquier director de segunda unidad un poco trepa que hubiera tomado los mandos por asalto….
Pero ya te digo que “Fascinación” me ha merecido la pena verla. Te agradezco que nos la hayas recordado para forzarnos a todos a recuperarla.
Besos.
Siguiendo con sus «homenajes» al maestro Hitchcock y tomando “DE ENTRE LOS MUERTOS/VERTIGO” como modelo (música de Herrmann incluida), Brian De Palma construyó una película interesante a pesar de sus muchos errores (sobre todo al descuidar el punto de vista ¿qué sabemos nosotros? ¿qué sabe el protagonista?). Aún así, la primera parte es atractiva y tiene ritmo. Lo malo viene después, cuando la historia empieza a dar vueltas y más vueltas, cuando la acumulación de sucesos y de efectos sustituye el rigor dramático y la insondable profundidad de su modelo y, sobre todo, ese beso final (oh, no! con la cámara girando en travelling circular) pero sin el potencial dramático, necrofílico y emocional del beso de James Stewart y Kim Novak en la gran obra maestra de Hitchcock.
En contumaz reincidencia, De Palma volvería a saquear la despensa hitchcockiana (a mi juicio, con mayor fortuna y soltura) en «DOBLE CUERPO», un desprejuiciado cóctel de «LA VENTANA INDISCRETA» y (one more time) «VERTIGO».
Un abrazo.
¡Qué bien que hayas descubierto “Fascinación, Hildy! ( por cierto, como siempre mucho más adecuado su título original: “Obsession”) De todos los filmes de De Palma que homenajean a Hitchcock, este está considerado casi unánimemente el mejor. Comparto esa consideración.
Confieso que de adolescente De Palma era uno de mis directores favoritos. Sus películas de los 70 y 80 se emitían por televisión en los 90 y, creo que pude ver gran parte de su obra; “Hermanas”, “El fantasma del Paraíso”(una de las películas fundamentales en mi adolescencia aunque debo decir que ya me deslumbra como antaño), “La furia”, “Carrie”, ”Impacto”, “Vestida para matar”, “Doble cuerpo”, “El precio del poder”, “Los intocables de Eliot Ness”, “Atrapado por su pasado”, “Corazones de hierro”, “Ojos de serpiente”…las que no vi por televisión pude hacerlo en video. Era un director cuya obra era de fácil acceso en aquellos años ¿El motivo del atractivo que tenía De Palma para mi? Sus películas me parecían intensas, llenas de giros y suspense, retorcidas, visualmente atractivas, plagadas de guiños y homenajes que satisfacían a la joven cinéfila en la me estaba convirtiendo. Con el tiempo transcurrido y el cine visto ya no se me ocurriría nombrar a De Palma entre mis directores favoritos. Su intensidad me parece ahora muchas veces efectismo (y muchas veces facilón) Sus giros y sorpresas, una vez descubiertos, hacen que se resienta o se pierda el interés ante nuevos visionados de sus películas. Sus homenajes le dejan casi siempre en evidencia frente al referente escogido. Con todo, sus películas son atractivas y entretenidas, aunque la sutileza y muchas veces, la coherencia argumental, brillen por su ausencia. Quizá lo que salva al cine de De Palma es la pasión por contar historias oscuras. La pasión por hacer cine y por el cine que transmiten sus películas. Y por el romanticismo mórbido que suelen contener. “Fascinación” puede que sea el mejor ejemplo de todo ello.
La estupenda “Carlitos’s way” (prefiero el título original al más explicativo que le pusieron en España) puede que sea su mejor película. Esa que debe gustar hasta aquellos que detestan al De Palma “Rey del pastiche”. En este film los guiños y homenajes no son tan evidentes al tratarse de la adaptación de la novela de Edwin Torres.
El otro día veía “Elle” de Verhoeven y me vino a la cabeza De Palma. También en Verhoeven se nota la influencia de Hitchcock. Sus películas suelen ser thrillers con giros y sorpresas y la superficialidad, cuando no la inconsistencia psicológica de sus personajes, se reviste con altas dosis de morbo y perversidad. Aunque creo que De Palma es más virtuoso filmando que Verhoeven, sus películas tienen mayor potencia estética. Las del director holandés casi siempre me parecen, visualmente, telefilmes de lujo.
No sé qué piensas de mi analogía Hildy. Ya me dirás.
Un abrazo y a seguir descubriendo cine.
Lilapop
En el comentario sobre «El fantasma del Paraiso» falta un «no» fundamental. Ya no me deslumbra como antaño, quería decir…
Querido Deckard, después de tu minucioso recorrido por algunas de las películas de la filmografía de Brian de Palma, queda claro por qué te parece un director de trayectoria irregular. Pero fíjate, tiene esa personalidad de autor que hace que se sepa que estamos ante una obra suya.
¡Por cierto, sí, qué bueno que señales Ojos de serpiente! Sí, tiene además una buenísima secuencia de arranque.
Beso
Hildy
Qué bueno leerte, Teo. Sí, Fascinación es una película interesante, a pesar de sus más y sus menos. Fíjate que a mí sí me chifló ese final con travelling circular. Sí es cierto que son diferentes los potenciales dramáticos de cada uno, y lo que quieren contar en el momento en que son empleados. ¡Doble cuerpo tengo que volver a refrescarla en mi memoria!, la tengo olvidadísima. Me apetece mucho.
Beso
Hildy
¡Sí, querida Lilapop, me ha encantado verla! Y me gusta mucho lo que cuentas sobre cómo ha ido cambiando tu percepción al cabo de los años de Brian de Palma, porque al final concluyes con una frase que estoy totalmente de acuerdo, y por la que creo a mí me sigue interesando mucho su trayectoria: «Quizá lo que salva al cine de De Palma es la pasión por contar historias oscuras. La pasión por hacer cine y por el cine que transmiten sus películas».
Y ¡qué te voy a decir!, que me ha parecido superinteresante el diálogo que pueden tener algunas de las películas de Brian de Palma con algunas de Verhoeven, que es una referencia muy buena. Y que forman parte de un hilo apasionante que tiene una parada en Hitchcock y sus influencias.
Beso
Hildy
Bueno, Hildy. No sé. No quiero ser escatológico, ni vulgar, ni parecer demasiado obvio. Pero…..Bueno. Todos nosotros, cuando vamos al baño (algunos encienden una luz roja Dios sabe con qué oscuros propósitos…..) todos somos un poco artistas. El resultado de nuestros detritos y el acto de llevarlo a cabo también es íntimo, personal, genuino, intransferible. Charles Bukowski (autor no muy apreciado por la «intelligentsia» imperante en el último siglo y medio, pero de gran éxito popular y muy merecido) decía que le gustaba recrearse en las formas de esa actividad suya tan «artística» y que veía en ello la anárquica actividad de un escultor improvisado con su caprichosa arquitectura de torreones, castillos, y variadas formas aleatorias.
A lo que voy, querida Hildy, es que algunos de los muchos detritos cinematográficos de Brian De Palma no merecen ser indultados por el mero hecho de ser «personales.» Todas nuestras actividades son personales, pero no todas merecen ser reseñadas ni publicitadas ni tienen el valor del precio que cuesta una entrada de cine, o de adquisición de un dvd, o de un alquiler o suscripción por streaming. A eso me refiero.
Se puede ser autor, pero también autor de obras malas. Y a veces eso es lo que pasa demasiado a menudo. A mi el hecho de que un autor se mueva en claves personales que no son aptas para no iniciados no me los hace más meritorios, sino en casi la mayoría de las ocasiones más insoportables. No me sirve de excusa para justificar cualquier cosa el poder decir: «Es que yo soy un autor de larga trayectoria y para valorar mis obras concretas tienes primero que haber comprendido bien todo mi mundo» Eso no es de recibo. Y, sin embargo, eso está a la orden del día desde hace muchísimo tiempo. No entiendo que haya gente que compre este tipo de visiones del arte (no me estoy refiriendo a ti, estoy hablando ahora en general…..)
En fin. Que a Brian De Palma no le vamos a perdonar todo (al menos yo, eso es evidente). Eso parece que ha quedado claro.
Besos.
Jajajaja, Deckard, me ha venido la imagen: cada uno en su váter haciendo esfuerzos para crear obras de arte…
Me refiero a que De Palma sí me parece un director-autor; no digo, por supuesto, que todas sus películas por ello sean obras de arte. Pero sí que si se observa toda su filmografía hay elementos de análisis interesantes, incluso en sus películas más fallidas, y que construyen su manera de hacer cine y de contar sus historias, independientemente de que sea un director que guste o no o de que algunas películas sean más o menos buenas.
Beso
Hildy
Bueno, Hildy. Tampoco hay que hacer demasiado casos a mis fantasías defecatorias. A veces me puede un poco la intención de «epater le bourgeois» (no digo que seas burguesa, ni mucho menos, pero para que me entiendas…) Aunque hoy en día eso de «epatar», no lo conseguiría ni un striptease integral de Brangelina en prime time en abierto y en directo para todo el mundo (no descarto que ese sea el piloto de la nueva temporada de «Black Mirror», una distopía sospechosamente parecida a la realidad, sobre todo a lo peor de ella….).
En fin. Que se diga lo que se diga no todo el mundo tiene un artista en su interior.
Besos.