Soldado azul (Soldier Blue, 1970) de Ralph Nelson

Dedicado a todos los amigos comentaristas que se pasan por aquí y a los debates interesantes que se generan en el blog. Nunca os lo agradeceré lo suficiente. Precisamente en el de Soldado azul no pude participar porque no la había visto…

Soldado azul

Una historia intimista bajo una cruda realidad.

Soldado azul no dejó indiferente a nadie cuando se estrenó, y su visionado sigue en la actualidad causando controversia. Es decir, o es una película que impresiona e impacta, o, por lo contrario, es cuestionada por su manera de presentar y contar esa historia. La película es hija de su tiempo, y en el contexto histórico se entiende su realización y el tono empleado. Su análisis se convierte en apasionante porque si bien tiene un contenido que hace meditar, su ejecución es irregular y basta. Se convierte en un western que no es brillante, incluso olvidable (si no estuvieran presentes ciertas peculiaridades) dentro de la corriente cinematográfica claramente revisionista de la historia del Oeste que empezó a partir de los años cincuenta con Flecha rota.

Soldado azul contiene dos películas en una. Y su mecanismo de unión funciona hasta cierto punto. Por una parte una ingenua y bonita historia de amor entre dos jóvenes, rodeados de la estética bella, pura y pacifista del movimiento hippy y el amor libre y salvaje. Sus protagonista son Cresta Lee (Candice Bergen), una mujer que ha vivido con los indios durante dos años y los conoce bien además de ser una superviviente nata, y un idealista e inocente soldado (Peter Strauss) que pronto descubre los mecanismos oscuros del séptimo de caballería. Es decir, mirará con otros ojos una “lucha” que él creía justa y clara. En su caminata y viaje por la supervivencia la que realmente guía, la que posee la mirada más realista, sabe cómo desenvolverse por el “salvaje Oeste” y es pragmática es la chica. Cresta (su nombre indio) “guía” al joven soldado y le muestra otra realidad, abre sus ojos. Ella es la tipa dura, la que sabe del mundo, de los sentimientos, del dolor y el amor y él es el joven inocente y delicado. Y entre ambos surge el encuentro y la pasión. Era inevitable.

Por otra parte, Soldado azul está inspirada en un hecho real, violento y cruel: en la matanza de Sand Creek de 1864 donde la caballería atacó a un campamento de cheyennes y arapahoes, donde sobre todo había mujeres, niños y ancianos, y fueron extremadamente crueles y violentos injustificadamente provocando el caos y la muerte. La historia de amor está enmarcada entre dos matanzas. La primera es protagonizada por los indios que atacan un convoy militar protegido, pues lleva la paga de los soldados. Ahí se encuentra la chica escoltada, que va al encuentro de su prometido (un oficial), y también el joven soldado. Ante este ataque solo sobreviven Cresta Lee y el soldado y los indios logran además su objetivo: robar el dinero. El joven está desolado ante el horror y la actuación violenta de los indios con sus compañeros de batalla, pero durante el camino con Cresta hasta el fuerte, esta le irá soltando frases y claves que van transformando su visión sobre los indios y sobre la actuación del ejército.

La segunda matanza es la que llevan a cabo los soldados del fuerte como venganza, bajo el mando de un paranoico coronel Iverson (inspirado en el coronel John Chivington), en el poblado indio. No solo no hacen caso al son de paz del jefe indio, que sale a su encuentro con la bandera americana y una blanca, sino que arrasan con el campamento. Y ahí en esa matanza, ante la impotencia de Cresta y la mirada desolada del joven soldado (el cruel bautizo de la realidad), los soldados azules ejercen una violencia gratuita y bestia donde se llevan por delante a mujeres y niños: violan, decapitan, queman y llevan a cabo la brutalidad más salvaje si cabe, con el único objetivo de la venganza. Por otra parte esta segunda matanza también hace alusión a una matanza real que golpeó a la sociedad norteamericana y avivó la controversia de la participación estadounidense en la guerra de Vietnam. La matanza en el poblado My Lai en el año 1968.

Ralph Nelson, que tiene en su filmografía películas tan interesantes como Requiem por un campeón, Los lirios del valle o El último homicidio muestra su valía para los momentos íntimos… para narrar esa inocente historia de amor, pero, sin embargo, no está dotado para la épica del Oeste, para las grandes batallas y los paisajes salvajes, donde su dirección es más brusca y burda. La matanza final es violenta y cruda, pero de una manera muy basta y gore, y chocó en su momento (e incluso ahora) por su crudeza y por un público no tan habituado todavía a una violencia tan explícita, aunque cada vez más presente en la pantalla. Para entendernos nada tiene que ver el brillante y también violento western, y con el mismo afán revisionista, que dos años más tarde rodaría Robert Aldrich en La venganza de Ulzana. Por otra parte, Soldado azul no deja bien construidos algunos de sus personajes claves, que hubiesen dado una riqueza y complejidad que la película exige, como, por ejemplo, el jefe indio, el vendedor de armas o el mismo coronel Iverson. Si la que esto escribe tuviera que quedarse con una de las dos películas que configuran Soldado azul, creo que sin duda sería con la historia intimista, no solo es una bonita e inocente historia de amor sino que los roles y los personajes merecen la pena y dan complejidad a la narración, además de aportar algo interesante: la transformación de la mirada y del punto de vista.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

9 comentarios en “Soldado azul (Soldier Blue, 1970) de Ralph Nelson

  1. Qué dedicatoria más hermosa, querida Hildy. Las gracias te las tenemos que dar a tí, por tu maravilloso blog y tu inigualable prosa hacia este arte que es el cine (más grande que la vida, que diría nuestro amigo Truffaut).
    Sobre la película en cuestión y su director, completamente desconocidos para una servidora (eso sí, Los lirios del valle la conozco, de oídas). Otro título más a apuntar, y ya van… buff!, he perdido la cuenta, jajaja.

    Besos.

  2. Me gusta la película, en general, a pesar de esas carencias que apuntas. En particular, porque así como hay montones de películas que, aunque ambientadas en otros tiempos y otros lugares, son en esencia westerns, este es un western que no lo es, o no lo es en puridad. Es, sobre todo, una película de su tiempo, y ni siquiera, en algunos casos, dota a los personajes de la psicología propia del siglo anterior, sino la de sus días.

    En todo caso, me quedo con Aldrich, naturalmente, así como con otros westerns tardíos, de carácter revisionista, como ¡Que viene Valdez!, basado en una obra de Elmore Leonard. También despojado de épica y de enaltecimiento visual de los espacios abiertos (no me parece un defecto de dirección; es una seña común del western de aquel tiempo, más «televisivo» que «panorámico», con la cámara más cercana a la acción, a las caras, como uno de Richard Brooks que me gusta mucho, Muerde la bala), el componente de reivindicación racial (esta vez hispano-mexicano) es crucial, igual que en otra película basada en una historia de Leonard, Un hombre. De La venganza de Ulzana siempre recuerdo la secuencia en la que el apache Kenitay alucina cuando el capitán se limpia los dientes… Claro que, a su vez, el propio Kenitay luce los suyos impolutos… ¿Cómo se blanqueaban la dentadura, si es que lo hacían, los apaches…?

    Mi querida Hildy, para nosotros, el lujo eres tú.

    Besos

  3. (quiero decir que el despojamiento de épica y enaltecimiento de los espacios abiertos del Oeste es a menudo buscado porque, precisamente, lo que pretenden en aquella generación es salirse de los márgenes del género, con o sin motivo, con mayor o menor acierto, dar una nueva respuesta al western, reinventar, renovar… John Ford no tenía la buena prensa -técnica y narrativa- que tiene ahora -muchos lo siguen considerando, absurdamente, un facha-, claro… De ahí, en parte, la decadencia del propio género…)

  4. Queridísima Isis, Ralph Nelson no tiene una filmografía extensa y es irregular, pero curiosamente los títulos que he visto hasta ahora de él, que son los que nombro en el artículo (y alguno más) siempre tienen un análisis interesante, y cinematográficamente varias cosas que rescatar. La de Los Lirios del Valle la vi hace relativamente poco y me gustó mucho más de lo que pensé, es más, me sorprendió gratamente.
    ¡Disfruto tanto con vosotros!

    Beso
    Hildy

  5. Mi querido Alfredo, lo que más me gustó de Soldado azul es que no solo no deja indiferente, sino que tiene un análisis interesante en muchos aspectos. Es una película para estudiar, debatir y ser protagonista de acaloradas discusiones. Y eso me atrae.
    ¡No he visto ¡Qué viene Valdez! (o no la recuerdo nada) pero veo que tengo oportunidad de conseguirlo, no me lo perderé… Además está mi amado Burt Lancaster! ¡Qué bueno que la hayas mencionado!

    Beso
    Hildy

  6. Hola Hildy, ¡Cuántas semanas sin escribir! El trabajo me ha tenido muy liada y como, ya sabes, no soy de comentarios sucintos, no he podido dedicarle el tiempo que se merecen tus siempre jugosos textos. Le pondré remedio.
    Vi hace mucho “El soldado azul” y creo que no le vi entera, pero guardo una impresión positiva, aunque lejana. Y si me gustó fue por la historia de amor que tu apuntas. Por lo valiente y conocedora del mundo indio que recuerdo al personaje de Candice Bergen. Por lo dulce, caballeroso y apuesto que recuerdo al de Peter Strauss. Por cierto ¿Por qué no triunfó en el cine este actor? En los 80 no había miniserie en la que no apareciera y sin duda era más atractivo y mejor intérprete que muchos de los actores que nos castigaron en esa década desde la pantalla…
    Debo recuperar esta película, así como el hábito de escribir en tu blog. El de leerte no lo he abandonado nunca. Muchísimas gracias, como seguidora de tu blog, por tu hermosa y sentida dedicatoria

  7. ¡Qué alegría leerte, querida Lilapop!
    Sí, la historia de amor entre Candice y Peter es lo que más me gusta de Soldado azul. Y esa química bonita que se desprende entre los dos, además de la naturalidad de esos roles que asumen, y que no eran todavía habituales en el cine. Si Peter Strauss en esta película es «dulce, caballeroso y apuesto», tal y como lo recuerdas. Hay actores que no triunfan y no se entiende muy bien. El tipo de hombre que mostraba Strauss en esta película fue asumido por otros actores de la época que, sin embargo, tampoco consiguieron el estrellato. Y a mí me gustan. Actores como Michael Sarrazin, Edward Albert o Michael York.
    Ya sabes que disfruto mucho con tus comentarios.

    Besos
    Hildy

  8. Conozco oriundos de Cañada de la Virgen en Guanajuato que manifiestan que escenas de esta película fueron filmadas en ese lugar.

  9. Bienvenido, Bejanmín.
    Gracias por pasarte y dejar tu mensaje.
    Interesante esa información sobre Soldado azul, que sería muy bonito confirmar. Esa es otra manera de mirar la historia del cine, las localizaciones que se buscaban para rodar las películas. Como, por ejemplo, en paisajes españoles, se filmaba una historia que ocurría en el corazón de Rusia. O al lado de Londres, se rodaba un película sobre la guerra de Vietnam…

    Beso
    Hildy

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