La favorita (The favourite, 2018) de Yorgos Lanthimos
Una mezcla entre Amistades peligrosas más feroz y cruel, con intimidades decadentes en la corte a lo María Antonieta y una Eva al desnudo hasta las últimas consecuencias. Ese es el cóctel explosivo de La favorita, donde el director griego Yorgos Lanthimos vuelve a reflexionar, con su pesimismo a cuestas, sobre las relaciones humanas y de poder. La huella del director sigue latente no solo en los temas que le obsesionan, sino en la creación de un universo especial, raro, extraño y vivo que se desarrolla en interiores determinados y cerrados. El exterior siempre es un espacio de libertad, pero también un terreno desconocido donde se oculta la amenaza o una realidad que no se alcanza. Esta vez casi todo transcurre en el interior de un palacio, donde sus personajes se mueven de manera peculiar por sus distintos aposentos, salas, pasillos, patios y ventanas. Esa es otra de las características de su cine, servirse del cuerpo de sus actores para construir su manera de contar. Cómo se mueven, se desenvuelven, se cruzan, se alejan, se mezclan, se tocan, bailan… y esa sensación de extrañeza que dejan.
Esta vez el realizador Yorgos Lanthimos para crear su mundo de fábula y farsa cruel no solo se aleja de lo contemporáneo, sino que se sirve de un momento histórico y una corte real de finales del siglo XVII principios del XVIII. Así la película transcurre durante el reinado de Ana Estuardo, una reina inestable en lo emocional y físicamente enferma de vida turbulenta. Durante su mandato, en una época de guerras e inestabilidades políticas, la reina tenía un vínculo de amistad con Sarah Churchill, mujer con ambiciones políticas, y parece ser que su relación se deterioró cuando llegó a palacio su prima, Abigail Masham. Y aquí se encuentra la otra baza gozosa de La favorita, la elección de tres intérpretes para la creación de este triángulo despiadado. Y su entrega es total. Como una Ana Estuardo, patética y trágica, Olivia Colman. Para una Sarah, fría, animal político, pero sincera en sus afectos (aunque también se guía por sus ambiciones) hacia Ana, una bella Rachel Weisz (hasta con una cicatriz en mitad de la cara y un encaje para taparlo). Y para una Abigail que lucha por volver a encontrar su sitio, capaz de todo por el ascenso social, pero con un rostro amable y cálido, Emma Stone.
La guerra silenciosa entre Sarah y Abigail para obtener los favores de la reina y cómo en un principio esta disfruta del juego articula la película, para luego evolucionar hacia la tragedia. Y los roles de poder se van moviendo de un lado a otro, dejando la última palabra para una reina que parece un títere manipulado por distintos intereses, pero que en el fondo de su personalidad inestable, tiene conciencia plena de su poder. Yorgo Lanthimos emplea distintos mecanismos para deformar y distorsionar la realidad de palacio, tanto en la manera de filmar los interiores como en el comportamiento de sus personajes. Así deja clara su voluntad de fábula y de reflexión pesimista sobre las relaciones de poder. Por primera vez, sin embargo, se acerca a sus personajes y muestra sus afectos, sobre todo por la relación compleja pero sincera, y con una complicidad especial, entre Ana y Sarah, vistiendo la ruptura de su amistad con visos de tragedia, y dejando al descubierto la ambición absoluta que mueve a Abigail.
Green book (Green book, 2018) de Peter Farrelly
Sí, Green book sigue la tradición de Hollywood en defensa del movimiento por los derechos civiles de los afroamericanos que inició, con fuerza, su andadura con títulos como Matar a un ruiseñor y Adivina quién viene esta noche durante los años sesenta, donde realizadores blancos con ideas progresistas mostraban su desacuerdo con las desigualdades entre blancos y negros. Todavía faltaba un poco para que los propios afroamericanos dieran su particular mirada, algo que ha sido cada vez más evidente y que ha eclosionado durante el Gobierno de Obama. Sin embargo, hay realizadores blancos que siguen alargando, sin apenas evolución en los planteamientos, la mirada de aquellas películas de los sesenta, con ejemplos recientes como Criadas y señoras, de Tate Taylor. Ahora le toca el turno a Peter Farrelly, que ya llama la atención su giro en la dirección con Green book, pues siempre había estado unido a su hermano Bobby Farrelly con comedias irreverentes como Dos tontos muy tontos o Algo pasa con Mary. Una road movie, basada en hechos reales, que cuenta la relación entre un elegante pianista negro y un rudo chófer italoamericano durante una gira a los estados del sur durante un invierno de los años sesenta.
Peter Farrelly sigue una fórmula que funciona: crear un vínculo de amistad entre dos personalidades absolutamente diferentes, y en su andadura reforzar los lazos con situaciones tragicómicas. Su puesta en escena es rutinaria y sencilla, pero la baza está en la elección de los actores, en su química y en un guion milimetrado. Y, sí, funciona y engancha. Y, de fondo, recordar de nuevo las injusticias y la lucha de ese movimiento de derechos civiles, que aún hoy no ha terminado, y por eso este mapa de películas continua en marcha y funcionando, complementando otras películas de los propios realizadores afroamericanos o de otros lugares del planeta que expanden la mirada y el discurso (Spike Lee, Richard Jenkins, Raoul Peck, Steve McQueen, Denzel Washington…).
La sorpresa de Green Book está en un enorme Viggo Mortensen, como chófer italoamericano, que muestra su vis cómica. Su Tony Lip, un bruto y superviviente del Bronx, establece lazos con el desubicado, culto, elegante y solitario pianista Don Shirley. A su manera de hablar, su apetito voraz, su manera de arreglar las cosas (si hace falta a hostia limpia) y su poca destreza con las cartas de amor, se une su escuela de vida y una sensibilidad especial para las relaciones personales. O dicho con pocas palabras, el cliché de bruto de buen corazón, pero además con inteligencia emocional. Por su parte Mahershala Ali, descubierto para el gran público en Moonlight, se convierte en un personaje sensible y complejo a la vez, que trata de luchar contra la injusticia y sus contradicciones con dignidad y educación. Tony y Don se complementan porque conectan en sus desarraigos y es agradable acompañarlos en su viaje. Por cierto, el green book del título es el humillante cuaderno de viaje que tiene Don para saber en qué sitios del Sur será bienvenido (hoteles, restaurantes, tiendas)…
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Uf, mi querida Hildy. Uf.
Lanthimos siempre me ha parecido el típico «provocador» de andar por casa. Aparatoso y hueco, llamativo y vacío. La favorita es otra muestra más del ¿estilo? egotista y gratuito de este señor. No cuenta nada que no se haya contado ya mil veces, pero además sin aportar ni un ápice de mirada personal, novedosa, diferente, elaborada, sobre el manidísimo tema de ascenso y caída con tintes de sexualidad y dominación psicológica. Más aparatosa que Las amistades peligrosas, en efecto, pero en ningún caso más feroz y cruel salvo en la superficie; poco o nada de fondo hay en las caricaturas de personajes que emplea. No me parece mala película en absoluto; tampoco me parece nada excepcional ni memorable. Me quedo con Olivia Colman y me hartan las florituras visuales, innecesarias, vacías, absurdas, gratuitas. Pura apariencia.
Lo de Green Book es muchísimo peor. Supongo que algún diabético habrá muerto en la sala por exceso de azúcar. Obama ya dejó la presidencia, pero Hollywood insiste en filmar y premiar en los Óscar a las películas manifiestamente antiTrump. Llevamos dos años en los que todo lo que se presenta tiene una lectura política antiTrump, pero solo, una vez más, respecto a la caricatura, no en cuanto a la América que representa, que es la que manda siempre, también con Obama. Un atroz pasteleo de buenos sentimientos, moralina facilona, escena lacrimógena navideña y sentimentalismo de tercera. Qué horror.
¡Viva Lars Von Trier!
Besos
Mi querido Alfredo, menos mal que te quedas con Olivia Colman. Qué repaso le has dado a Lanthimos. A mí es un director que me gusta cómo cuenta sus historias. Desde Canino he visto todas sus películas, y su visión del mundo y su manera de contar «fábulas» especiales de momento me sigue atrapando. Yo a La favorita sí que le he sacado bastante jugo, y veo una continuidad en su forma de contar.
De Green book, partiendo de su fórmula y contexto, te confieso que yo me lo pasé bien con ella, sin esperar más o menos de lo que sabía que me iba a encontrar. Y disfruté mucho de los dos personajes principales, me apeteció acompañarles y llegar incluso a la famosa cena de Navidad.
Beso
Hildy
Mi querida Hildy, es un placer ver una peli y leer a continuación tu comentario…porque de pronto te das cuenta de que te has quedado en la superficie y no has calado en la hondura y profundidad del tema y de los personajes…y tú nos descubres una visión que a veces te hace desear verla de nuevo y disfrutarla mucho más… Eso me ha pasado sobre todo con La Favorita una película sorprendente con una interpretación genial de las 3 protagonistas, especialmente de la reina.
En cuanto al Green book …me gustó desde el primer momento…hay personajes que sabes que existen tal como los representan, personajes con los que en principio no conectas para nada… pero si llega un momento conflictivo los «descubres» y empiezas a valorarlos…eso me ha pasado con el chófer italoamericano …Descubres también las hipócritas y crueles normas sociales entre gentes muy «educadas» y hasta «cultas» y …definitivamente eliges como compañero de viaje al chofer… Gracias Hildy por tus sensibles y ponderados comentarios. Eres única.
Dios mío, querídisma María Rosa, roja me pones. ¡Qué bueno que nos apasione tanto el cine y lo disfrutemos! Me encanta que una película pueda generar tantas miradas distintas e interesantes, y luego poder comentarlas. Más placer me da a mí poder leerte y apreciar los matices que aportas.
Beso
Hildy
Esta vez he visto, ya, las dos…
Me encantan tus textos pero leer luego a 36 escalones es la guinda de un delicioso pastel que cocináis cada uno a vuestro estilo, palabrita, jeje.
La Favorita me gustó y mucho. Es cierto que Lanthimos me hace tilín, su mundo y sí, su forma de provocar, pero me gustó sobre todo ver a tres mujeres retratadas desde el ejercicio del poder, tan diferente o no -y eso fue objeto de debate tras la película– al de los hombres pero con las mismas consecuencias en el haber humano: imposible no corromper los afectos y las relaciones. Y me convenció la narración del desequilibrio mental del la más poderosa, esa cuerda siempre a punto de romperse.
En cuanto a Green Book, pues eso, pasé un buen rato siendo muy cuidadosa en no ver lo que estaba viendo y disfrutando el resto. Lo que se llama taparse la nariz si en cartelera no te cuadra otra y si está por medio Viggo Mortensen que qué quieres, es una de mis debilidades, ays.
Besote!
Mi querida Marga, jajajaja, yo también siento debilidad por Viggo y es un gusto acompañarlo en Green Book…, y además, está de lo más divertido. No pedí peras al olmo, y disfruté de lo lindo.
Sí, también me hace tilín el universo de Lanthimos, y es cierto, el retrato de las tres mujeres y el ejercicio del poder es interesantísimo en esta película… y el debate que planteasteis después del visionado de la película. Apasionante.
Beso
Hildy
No creo que vaya a ver “Green book”. La imagino una propuesta tan conciliadora como convencional. Eso no significa que me la encuentre un domingo por la tarde en algún canal y me ponga a verla. Y hasta la disfrute. Pero ir a verla al cine no me atrae. Un aliciente para verla sería la presencia del interesantísimo Viggo Mortense…¡Y me lo hacen salir fondón! ¡Qué manía esta de afearse para que te nominen al Oscar! Con todo, parece que el que tiene más oportunidades de llevárselo es su compañero de reparto, Mahershala Ali. Los Oscar ya hace mucho que dejaron de interesarme (y eso que para mi eran como la final de la Champions o el festival de Eurovisión para otros) pero me cansan (entre otras cosas) esas nominaciones tramposas en las que los dos intérpretes tienen la misma importancia y el mismo tiempo de metraje y uno es nominado en la categoría de intérprete principal y otro en la de secundario para que así las productores (que son las que mueven esto de los premios) se aseguren no solo dos candidaturas, sino que estas no se neutralicen entre sí. Por otra parte, tú que has visto la película ¿Es tan excelente la interpretación de Ali como para que le den dos Oscar en dos años? Un pelín excesivo me parece…
Sí fui a ver “La favorita”. Me opción era “Border” pero los amigos con los que fui prefirieron la película de Lanthimos. Ni un mes después, “La favorita” sigue presente en muchas salas y “Border” solo en una y en una única sesión.
Empezaré por lo positivo. Las tres actrices están estupendas. Pero no entiendo que se destaqué por encima de las tres como protagonista a Olivia Colman, a la que conocí en la interesante “Redención” (título estúpido para la dura “Tyrannosaur”) cuando es un triángulo de protagonistas muy equilátero.
La factura visual del film: diseño de producción dirección artística, vestuario e iluminación todo tiene una coherencia estética que sin duda la hace muy atractiva para el espectador.
Pero…¡Me chirrían tantas cosas! Entiendo, tras haber visto su película anterior “El sacrifico de un ciervo sagrado” y esta, que Lanthimos es un cineasta de la crueldad, con escasa fe en el género humano y que muestra ( y se recrea) en mostrar comportamientos abyectos y patéticos. Las 3 protagonistas de La favorita son 3 mujeres con comportamientos despreciables y psicologías retorcidas o directamente perturbadas.
Me cuesta, soy una antigua, interesarme por una historia si no encuentro un personaje con el que empatizar, simpatizar o cuando menos, me suscite interés o curiosidad. Alguien a quién quiera acompañar. Desde luego esos personajes no son ni la reina Ana ni Lady Malborough. Al principio parecía que ese personaje era Abigail pero acaba convirtiéndose en una arpía.
Mientras veía la película pensaba en lo muy provocador y descreído que es el director. En la época de la cuarta ola feminista, el Me too, la sororidad y el “empoderamiento” femenino, nos muestra unas mujeres con poder( o con mucha ansía de estar cerca de él, caso de Abigail) que se despedazan, manipulan y utilizan entre sí. Y que usan el poder tan mal como lo han hecho tantos hombres a lo largo de la historia. La reina Ana es una incapaz, caprichosa e irresoluta, que no sabe gobernar y se deja manipular por sus compañeras de cama (aunque padecer 17 embarazos y que ningún hijo sobreviva no lo ha sufrido ningún hombre, es cierto). Lady Malborough es para mi el personaje más antipático de la película porque encarna a todos esos políticos con un ansia de poder absoluto desmedida solo equiparable a su soberbia. A quien no le tiembla el pulso al enviar a cuantos hombres sean necesarios (entre ellos a su propio esposo) para continuar una guerra que se le ha metido en la cabeza que Inglaterra debe ganar e incapaz de “convertir a los enemigos en aliados,” como le aconseja el primer ministro. Su desmedido orgullo y el enorme desprecio que siente por el jefe de los Tories y por su prima la incapacitará para percibir lo peligrosos que pueden ser cuando se les pone contra las cuerdas.
Lady Abigail empieza la historia como una especie de Cenicienta. Es una lady que se ha visto despojada de su condición y vendida por su padre como criada-prostituta a “un alemán gordo”. Más que la ambición (que también, aunque sobre todo es una voluntad de recuperar su perdido estatus) muchas de las tropelías que comete están motivadas por el terror que le inspirar su prima y la posibilidad de volver a verse reducida a la pobreza. Es el ejemplo “poco ejemplar” de su prima la que determinará su conducta, cada vez más despreciable. Si la poderosa Lady Malborough hubiese sido más generosa con ella,restituyéndole el título de lady y facilitándole un buen matrimonio se hubiese ganado una inteligente aliada.
Lanthimos, en el fondo es una moralista y castiga a las tres protagonistas. Sabe que la nobleza de la tragedia no está al alcance de sus criaturas y por tanto no las mata. Es un drama con toques de comedia bufa. Lady Malborough acaba expulsada de esa Inglaterra que cree encarnar y del poder que es su vida. Lady Abigail pasa de ser la prostituta de una alemán gordo a la prostituta de una reina gorda. La reina Ana será consciente de su terrible soledad, de su imposibilidad de generar afectos verdaderos y desinteresados pero, como tu bien dices, ella si que encarna el poder. Y lo impondrá para someter ya que no puede conseguir un afecto sincero.
La película se me hizo larga y eso no tiene que ver con su duración sino con que hay un momento en que la historia no avanza y solo nos recreamos en la degradación moral que comporta la lucha por el poder. Se recrea y se subraya “ad infinitum” y “ad nauseam”. Por otro lado la evolución de los personajes tampoco me parece bien construida. Lady Malborough pasa de ser implacable a vulnerable (siempre con la lágrima a punto de caer) y Abigail de espabilada Cenicienta a cruel hipócrita súbitamente. Lo que pasa es que la película es tan larga que creemos haber percibido ese cambio progresivo. Ahí son las (buenas) actrices las que le salvan la papeleta al guión.
Visualmente es igualmente redundante con esos “ojos de pez” que abomban y deforman la imagen para mostrar lo grotesco de esa corte. Pero su exceso convierte una recurso visual para explicar la historia en, a mi juicio, un vacuo ejercicio de virguería visual.
Algunos diálogos acaban pareciéndome farragosos, escritos por alguien que se cree muy listo pero es muy poco sabio (con excepciones, como el consejo del primer ministro antes citado) y me chirría mucho que una reina implore “fuck me” o que se describa a alguien como “posh”(pijo/a) en el siglo XVIII.
Como film histórico está lleno de imprecisiones, anacronismos, omisiones y se inspira en los rumores más escandalosos, apostando por el efectismo y lo grotesco. Es el mismo camino que han seguido y siguen series históricas anglosajonas como “Los Tudor”, “Versailles” , la chiripitifláutica “Reign”, o las adaptaciones de las novelas de Philippa Gregory. A Lanthimos y a sus guionistas no les interesa la historia con mayúsculas. De hecho su historia con minúsculas podría transcurrir en un convento o en un internado. La historia es el escenario. Ni siquiera el contexto.
Es curioso porque una película que me dejó bastante fría suscite análisis y debates que pueden ser más interesantes que ella misma. Como este artículo de Olivia Múñoz.Rojas en el País
https://elpais.com/elpais/2019/02/19/ideas/1550596659_301513.html
Un abrazo Hildy.
Querida Lilapop, lo has dicho fenomenal, Green book es una película de domingo por la tarde en algún canal. Agradable de ver. Ni más ni menos. Viggo está maravilloso, pese a su barriguilla cervecera. Y, sí, Ali es un buen actor, independientemente de la valoración de los premios. En Green Book construye muy bien su personaje y su química con el personaje de Viggo. Ya sabemos que hay grandes actores y actrices que nunca recibieron un oscar, y otros que ya están olvidados.
¡Y muy interesante tu mirada y tu comentario sobre La favorita! Qué jugoso texto. Yo creo que Yorgos se sirve del fondo histórico únicamente para contar su fábula, por eso no busca la precisión, y emplea el anacronismo y la omisión. La Historia con mayúscula le sirve como escenario para desarrollar su universo. También planteas un debate interesantísimo sobre la naturaleza del poder y qué papel tiene el género. Curiosamente, como digo en el texto, aquí sí que veo que Yorgos tiene cierto afecto a los personajes… y que realmente sí que ve cierta complicidad y sinceridad en la relación entre la reina y Sara. Su relación se convierte en tragedia. Con estos dos personajes dibuja un mundo público y político en el que no se empatiza con ellas, pero muestra un mundo íntimo en el que conectas con su relación trágica.
Beso
Hildy
Hola Hildy, Yo no noto que Lanthimos tenga demasiado cariño por sus criaturas. Puede que sí lo tenga por sus actrices regalándoles primerísimos primero planos por doquier…Pero igual no soy capaz de percibirlo porque a mi me parecen 3 personajes lamentables. Especialmente Lady Malborough, una especia de Margaret Thatcher del XVIII…que no acabó sus días en el exilio. Fue la gran triunfadora de la historia, sobreviviendo 3 décadas a la reina y regresando a la corte para ser una influyente personalidad en la protestante y pro whig (como ella) corte de los Hannover…
Quizá si que exista un afecto entre Lady Sarah y la reina Ana. Pero tienen muchas miserias también: dependencias, violencia, celos, y el poder que lo enturbia todo. Al fin y al cabo su relación con la reina es lo que le permite a la ambiciosa lady Malborough gobernar. La relación no podrá ser nunca desinteresada.
Puede que el momento más humano de la película sea cuando la reina Ana habla de sus hijos muertos. 17 embarazos y que ningún hijo sobreviva debe trastornar el espíritu y destrozar el cuerpo. Y a esto se añade el saber que tu dinastía terminará contigo.
Me gustó mucho cómo se muestra el deambular de esa reina que no gobierna, pero tampoco puede ser madre y pasa el tiempo comiendo desaforadamente para calmar su angustia y su aburrimiento.
Como película de género histórico genuino me parece mejor la francesa “Cambio de reinas”. “ La favorita” es una (cruel) sátira con Historia de fondo.
No he visto «Cambio de reinas» y me llamó bastante la atención, la tendré en cuenta, querida Lilapop.
Respecto La favorita creo que la clave para enfrentarse a ella la das al final «La favorita es una (cruel) sátira con Historia de fondo».
Beso
Hildy
«Cambio de reinas» vale la pena. Muy crítica con la institución monárquica y el poder pero menos grotesca y efectista que «La favorita». Ya espero tu comentario
Entiendo que Spike Lee se cabree con ‘Green Book’, porque, aunque es simpática, se ve con absoluta sencillez y Mortensen está muy bien, acaba siendo una ‘feel good movie’ de toques caprianos poco afortunados, con una reconciliación de la gran familia americana facilona, sentimentalista y, como dice Alfredo, muy azucarada. Por eso me parece curioso comparar lo cómodo que es su final con el mal cuerpo que deja, en cambio, la ruptura documental de ‘Infiltrados en el KKKlan’.
Efectivamente «Green book» está en las antípodas del cine y el discurso de Spike Lee. Yo tengo muchas ganas de ver «Infiltrados en el KKKlan». Como digo en el texto, «Green book» sigue una mirada en el tema racial, que se inauguró en los sesenta con películas tipo «Adivina quién viene esta noche», pero la mirada de Lee nada tiene que ver con ella. La mirada de Lee ha sido nominada, pero nunca premiada, y siempre vencida por películas con el otro planteamiento. Sí, es algo para analizar, la verdad. Y es curioso que tampoco estuviera entre las nominadas El blues de Beale Street que también propone otra mirada al tema racial. Pero se va avanzando, lento pero con paso seguro, el año pasado entre las nominadas estaba «Déjame salir» (que era un reverso tenebroso de Adivina quién viene esta noche) y este año la de Lee… De momento, ganan los guiones, pero no mejor película. Todavía quedan muchos pasos que dar. Tema interesante, la verdad.
Beso
Hildy
Me muero de ganas por ver «La favorita» aunque «Langosta» me pareció bastante irregular.
Es un placer leerte.
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)
Querido Alberto, yo creo que «La favorita» te va a interesar bastante. Es una película rica en matices, detalles, interpretaciones…, etcétera. Ya me contarás. La visión y el universo de Lanthimos está presente, aunque por primera vez deja el mundo presente o futuro próximo para viajar al pasado. Creo que a mí me gustó más que a ti «Langosta», que es cierto no es perfecta, pero tiene algo que atrapa.
Beso
Hildy
Green book es una película con la que disfruté. ¿Por qué una película tiene que ser siempre provocadora o innovadora o visionaria?
Yo creo que las películas son como las propias personas. Las hay antipáticas, encantadoras, pedantes, extrovertidas, inteligentes, estúpidas, gordas, lentas, morenas, rubias…
Es más, yo diría que las personas no son unidimensionales, sino que pueden ser de una manera o de otra según las circunstancias, o el momento. ¿Es que no es aburrido ser siempre genial u original? ¡Qué agotador!
Pues nada, que yo me lo pasé bien viendo esta azucarada historia.
¡Pido perdón por ello!
Un beso.
Un bes
¡Mi querido Luis, pues claro que sí! Ya digo en el texto que es una película que funciona y engancha. Además es una gozada ver la química que surge entre los personajes de Viggo Mortensen y Mahershala Ali. ¡Yo también me lo pasé muy bien viéndola y si veo que la pasan un día por televisión, me engancharé con gusto!
Jajajaja, ¿qué es eso de pedir perdón?
¡Que viva el cine!
Por cierto, me encanta de tu comentario esta frase: «Yo creo que las películas son como las propias personas. Las hay antipáticas, encantadoras, pedantes, extrovertidas, inteligentes, estúpidas, gordas, lentas, morenas, rubias…». ¡Es preciosa! Las películas son entes vivos, con un corazón que late.
¡Me encanta que te pases por aquí, ya lo sabes!
Beso enorme
Hildy