Un monstruo viene a verme (2016) de J.A. Bayona
Patrick Ness partió de una idea original de la escritora Siobhan Dowd para crear una novela corta infantil: Un monstruo viene a verme, que publicó en 2011. La escritora había fallecido en 2007…, tenía cáncer. Los buenos cuentos infantiles son aquellos que transmiten herramientas para que los niños se enfrenten a un mundo adulto duro, y para que puedan entender la realidad que les rodea… a través de la imaginación. Por eso en los cuentos hay miedo, terror, soledad, tristeza, crueldad…, pero también todos sus contrarios. Porque así es la vida. Y a través de los cuentos se crea un camino para entender el mundo en el que se vive. Una de las cosas a las que se enfrentan los niños es a los conceptos de la muerte y de la ausencia, y los sentimientos confusos y contradictorios que estos provocan. Y de eso trata precisamente Un monstruo viene a verme.
Así J.A. Bayona parte de un buen material literario de fondo. Y no desvirtúa lo que Ness trata de contar (que es también el autor del guion). Con un diseño de producción brillante, sobre todo en la ejecución del monstruo, y también en cómo se narran las historias del tejo gigante, o también se vislumbra en los cuartos del niño protagonista, Connor (Lewis MacDougall)…, a veces corre el peligro de eclipsar el fondo de la historia (y de descuidar las relaciones entre personajes tan importantes: el niño con sus compañeros de colegio, el niño con su abuela, su madre y su padre…). Pero finalmente logra mantener el equilibrio. Por otra parte Bayona recurre a varias fórmulas (como el acompañamiento musical) para situar al espectador al borde de la lágrima (y lo consigue)… pero su historia y premisa es tan poderosa, que no hubieran sido necesarias.
No obstante Un monstruo viene a verme se ve no solo con agrado, sino que recupera la magia de los cuentacuentos. De las historias bien contadas que hacen reflexionar: nadie es del todo malvado ni nadie es del todo bueno… Las historias pueden cambiar según el punto de vista. Y sobre todo el ver un niño enfrentarse a un acontecimiento doloroso que le es difícil de expresar, que le genera ira, violencia, culpabilidad, ganas de dejar de ser invisible o de que le traten de manera diferente, ganas de gritar, miedo ante la incertidumbre y ante sus continuas pesadillas… y deseos de no soltar una mano, aunque a veces le agote.
El gran cuentacuentos de la película es ese precioso monstruo que es un tejo gigante con vida propia (un árbol que se encuentra en el cementerio). Y que tiene la voz atrayente de Liam Neeson. En Un monstruo viene a verme se nota las ganas y el amor que siente el director por contar y transmitir esta historia… y deja un bonito homenaje: el cine también sirve para proporcionar esas herramientas para enfrentarse a la vida y tratar de entenderla. El cine también es un gran cuentacuentos. Y Bayona lo ilustra con una preciosa escena donde madre e hijo (uno de los leitmotiv de su breve filmografía: las relaciones materno filiales) comparten una película en Super 8 muy especial: King Kong de Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack.
Que Dios nos perdone (2016) de Rodrigo Sorogoyen
De un drama psicológico ingenioso, Stockholm (2013), donde una aparente historia romántica se transforma en una pesadilla, pero porque ninguno de los dos protagonistas es lo que parece…, Rodrigo Sorogoyen construye, para su segundo largometraje, Que Dios nos perdone, un buen thriller policiaco con aires de cine negro crudo y un poco de terror, donde sigue presente la fuerte presencia de la psicología de los personajes (en este caso masculinos). Y además cuenta con un par de policías, de personalidades complejas, que se hundirán en los bajos fondos de un Madrid de pesadilla. Esa complejidad es posible por la buena construcción que de sus personajes realizan Antonio de la Torre y Roberto Álamo, perfectamente secundados por Javier Pereira, Luis Zahera, José Luis García Sánchez.
Otro de los puntos fuertes de Que Dios nos perdone es la ambientación de ese Madrid, como escenario enorme de un asesino en serie para sus macabros asesinatos, y la ambigüedad moral que recorre toda la película (uno de los alicientes del buen cine negro). Ahí cobra también importancia el momento histórico elegido: la visita a Madrid del papa Benedicto XVI en 2011 y también la fuerte presencia de los indignados del 15M ante una sociedad que rechazan. Aunque quizá Sorogoyen no explote del todo la cantidad de posibilidades que le ofrecía este fresco histórico donde se desarrolla su historia de bajos fondos.
El director consigue pulso, intriga, ritmo y una buena química entre dos policías de personalidades ambiguas y complejas: el policía solitario y tartamudo, lleno de traumas (una buena radiografía es su propia casa), y el policía visceral y violento que se contiene en su ámbito familiar. Los dos tienen que solucionar un caso oscuro: un violador y asesino en serie de ancianas solitarias que viven aisladas en sus hogares. Sin embargo, así como hay un cuidado en la construcción de los personajes masculinos, es una pena el abandono que sufren los personajes femeninos que podrían haber dado un matiz más intenso a la historia (como el personaje de la policía judicial o el de la limpiadora).
El recorrido por calles estrechas, sótanos con luces que se apagan, portales, escaleras y casas de un Madrid antiguo y castizo, bares de copas de toda la vida, restaurantes oscuros… está regado con la melancolía de los fados de Amália Rodrigues y el calor seco de un verano en el asfalto. Que Dios nos perdone nos conduce a una historia pesimista, triste y violenta, donde todos sus personajes se ven abocados a caer por un barranco sin fondo, sin esperanza. Sin nada a lo que aferrarse.
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Quizá, por desgracia, sea una constante que en muchos thrillers los personajes femeninos tengan papeles secundarios, cuando no de meros floreros. Y esto sigue pasando en el siglo XXI. Pienso en grandes películas de acción españolas de los últimos años como «No habrá paz para los malvados», «Celda 211», «Grupo 7» y «La isla mínima» (o «Tarde para la ira», que a mí me gusta algo menos que a la mayoría) y lo cierto es que son, pese a escasos matices, eminentemente masculinas. En este sentido, quizá no haya cambiado la cosa tanto desde los tiempos del cine de acción americano, tan masculino, de los años setenta: Peckinpah, Siegel, Fleischer, ya Eastwood… (y estos eran los mejores en lo suyo). En fin.
Querido Luis, sí, no solo que en esta película las mujeres sean personajes secundarios (porque hay personajes secundarios maravillosos), sino que no tienen la identidad de los masculinos ni de los secundarios masculinos. Y Serogoyen los tenía perfilados: la policía judicial, la limpiadora, la mujer del policía violenta y la hija adolescente. Son más personajes que cumplen meramente una función más que tener una identidad completa.
Sí, es cierto, sería interesante un análisis del papel de la mujer en las películas de los directores que has nombrado.
Beso
Hildy
Me gustó mucho la novela Un monstruo… tanto como El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares, mira, qué le vamos a hacer, querida Hildy. El resultado de la película de Un monstruo… me gustó, pero si tuviera que ponerle un pero diría que es algo más lacrimógena que la novela. El papel de Sigourney Weaver es magnífico, pero en la novela es mucho más malvada y vieja. A veces, la Weaver con esa elegancia, con ese porte, se me hizo difícil creer que era aquella vieja arrugada y cascarrabias. Y, la de Tim Burton, me aburrió bastante, cosa que no me ocurrió con la novela, que por cierto, ¡acabo de enterarme que es una trilogía!
Monstruos y hogares para niños peculiares, ¿te apuntas?
Besos
Bien por Sorogoyen. Son un tema y un enfoque demasiado manidos, pero, si bien no aporta nada nuevo, al menos no desmerece.
Lo de Bayona no tiene nombre. Me parece un bodrio insalvable.
Besos
Mi querido Francisco, a mí también me gustó mucho la novela de Ness. Sí, y esto de acuerdo en que la película abusa de efectos para motivar la lágrima, cuando el material de partida es tan bueno que no hubiesen sido necesarios. Sigourney Weaver me gusta porque muestra un personaje duro pero con un sentido común y un sentido de la realidad que conecta con el espectador.
He de decirte que a mí el universo de Tim Burton siempre me gustó y me atrajo pero desde Sweeney Todd: El barbero diabólico de la calle Fleet no he visto ninguna de sus películas estrenadas hasta ahora (y no sé decirte un motivo exacto del porqué), sin embargo, me había vuelto a entrar el gusanillo con El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares (y no he leído la novela tampoco)…, ya te contaré…
Beso desde la sombra de mi tejo particular
Hildy
Mi querido Alfredo: sí, me ha sorprendido gratamente Que Dios nos perdone. Como escribo me parece un buen thriller policiaco con gotas de cine negro y terror.
Y sabía que no iba a gustarte la película de Bayona. No tenía ninguna duda. Yo fui con reparos al cine, pues la novela me había gustado mucho. Iba a la sala como una tipa dura con ganas de evidenciar y sacar todos sus defectos… y, sin embargo, mis ojos derramaron lágrimas… y creo que la esencia del libro está ahí (aunque emplee ciertas fórmulas que sobraban para emocionar y dirigir al espectador). Me encanta el monstruo-tejo… y cómo cuenta sus historias.
Beso con cuentos
Hildy
Esperé a verla para leerte sobre ella y… Que Dios nos perdone me ha parecido un thriller muy potente, con una poderosa dirección e interpretaciones. Me lo pasé fenomenal viéndola, y creo que el conjunto logra superar algún giro de guion bastante forzado y algún detalle psicologista de manual (y que incluso los propios personajes llegan a cuestionar). Contundente y estilizado, que sabe jugar bien con los códigos del género para hacerlos suyos. Enorme Roberto Álamo como incomoda en pantalla desde el primer minuto.
Sí, efectivamente, querido crítico abúlico, es una película potente y yo también me lo pasé fenomenal viéndola… aunque sufrí bastante. Y sí a pesar de sus peros, su ambientación, ambigüedad, su ritmo… hace que te metas de lleno en ese Madrid pesimista. A mí me encantaron Roberto Álamo y de La Torre… y los dos me incomodaron por igual, la verdad, tanto como el propio asesino… De nuevo la ambigüedad. Y también había cosas de ellos que me provocaban pena…,pero con ninguno de los tres me gustaría cruzarme.
Y qué me dices de ese gran secundario, Luis Zahera.
Beso
Hildy
Luis Zahera siempre es curioso de ver. Como bien dices, suele dar personajes secundarios muy carismáticos. Los aporta mucha personalidad, generalmente con una naturalidad derivada de su atípico estilo, aunque a veces se pase de rosca. Pero suele convencerme. En Galicia también destaca cuando le disfrazan de Alberto Núñez Feijóo.
De todas maneras, creo que es un reparto muy, muy bien dirigido, desde el primero al último. El compañero de Zahera habla poco pero está impecable, por ejemplo. Fíjate que lo que menos me convence a veces es la tartamudez de De la Torre, un tipo que me parece un notable actor.
Besos.