La sencillez de La Jetée (1962) de Chris Marker

La jetée y la sencillez de una historia de amor más allá del tiempo y el espacio.

La Jetée es ante todo la historia de un recuerdo y un amor más allá del tiempo y el espacio. Una sucesión de fotografías en blanco y negro, un montaje especial, una voz en off y una banda sonora de música y sonidos son suficientes para que Chris Marker cree un cortometraje de ciencia ficción sobre bucles temporales que ha influenciado en varias películas posteriores.

Veintiocho minutos de una historia poética sobre un prisionero que, tras la III Guerra Mundial, le convierten en sujeto de un experimento para viajar en el tiempo y conseguir así salvar a la humanidad, que vive bajo tierra por el peligro de las radiaciones. Los científicos le eligen porque creen que posee un cerebro fuerte y por la fijación que tiene de un recuerdo de su infancia en una terminal de un aeropuerto.

Sus padres le llevaron allí para que pudiese ver los aviones, pero retuvo el rostro de una mujer y cómo este se iba transformando por un suceso. Un hombre moría a sus pies.

Esa mujer es la llave que emplean los investigadores para que el experimento sea un éxito y el hombre elegido pueda viajar y moverse con facilidad entre el pasado y el futuro. Lo que quieren lograr es que se abra un agujero en el tiempo para que a través de él le puedan facilitar recursos para sobrevivir.

El experimento es un éxito cuando por fin penetra en el futuro y consigue una placa de energía tan potente como para reactivar otra vez a la humanidad.

Pero, en realidad, lo que le ha pasado es que durante los distintos viajes que ha realizado al pasado, en las diferentes fases del experimento, nuestro protagonista ha logrado conectar de manera especial con esa desconocida que forma parte de su recuerdo infantil. Los dos se encuentran bien juntos, su relación fluye. Ambos han construido una intimidad. Él es feliz con ella y ella admite sin preguntas las apariciones y desapariciones de ese hombre que la visita inesperadamente en distintas ocasiones.

Consciente de que una vez acabado el experimento, tiene muy pocas posibilidades de sobrevivir, pues ya no les merece la pena mantenerlo con vida, escucha una propuesta que le hacen las personas del futuro: vivir con ellos. Sin embargo, él desea otra cosa, que le envíen al aeropuerto de su infancia para reencontrarse con la desconocida.

Finalmente le conceden ese deseo. Le envían a la terminal. Y él ve a la amada y corre hacia ella con el rostro rebosante de felicidad y esperanza, pero un carcelero de las galerías subterráneas le ha seguido, está también en esa dimensión temporal, y le dispara. Es entonces cuando se da cuenta de que lo que vivió en su infancia fue su propia muerte.

En uno de sus viajes al pasado, los dos visitan un enorme tronco de una secuoya con fechas históricas. Y él señala un punto más allá del árbol y le dice: «Vengo de allí».

Terry Gilliam se inspiró en el cortometraje de Chris Marker para dirigir en 1995 la maravillosa 12 monos. Y precisamente ese momento de la secuoya le permite rendir un homenaje en su película a Vértigo de Alfred Hitchcock, que tiene una secuencia similar con ese árbol y las fechas. El tronco partido de la secuoya logra reflejar de manera original la cronología de la historia y la singularidad en la que se encuentra el protagonista, que, precisamente, está viajando en el tiempo, entre las anillas de la secuoya.

12 monos no sería el único largometraje influenciado por la hermosa historia de Marker. Él es fundador de unos viajes en el tiempo en forma de bucle muy especiales en otras películas de ciencia ficción posteriores. Una ristra de títulos de túnel en el tiempo, ciencia ficción y amor de distintas índoles hacen que sea imposible no recordar La Jetée: Interstellar de Christopher Nolan, Looper de Rian Johnson o La llegada de Denis Villeneuve.

Sin embargo, hay algo en La Jetée de Chris Marker que gana a todas las películas nombradas en el párrafo anterior y es su extrema sencillez para contar una historia muy compleja. Y esa sensación es mágica.

Con una sucesión de fotografías nos creemos la destrucción de París. Con esa voz en off seria, directa y objetiva, nos metemos de lleno en la inevitabilidad del destino y en la imposibilidad de frenar la muerte de un hombre. Con otra secuencia de fotografías, asistimos al nacimiento de la intimidad de una pareja que vive en dos dimensiones distintas. Con la fotografía de un cuarto, un niño, un gato… nos damos cuenta de lo que supone la pérdida y el placer de recuperar la memoria.

Nunca puedo evitar la emoción ante las imágenes de La Jetée y ese coro de fondo. No me canso de verla. Es mágico cómo lo más complejo puede contarse tan sencillamente.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

12 comentarios en “La sencillez de La Jetée (1962) de Chris Marker

  1. Hola Hildy
    Qué bonito describes la peli y alrededores y que sugerente parece todo en el corto. Y que difícil debe ser «cazar» a un viajero… claro el sitio más natural es un aeropuerto.
    Salvando todas las distancias, para mí, el equivalente al «El Quijote» en la especialidad películas «día repetido» es «Palm Springs»; ligera, aparentemente intrascendente y la más divertida de todas ellas.
    Un saludo, Manuel.

  2. Ay, queridísimo Manuel, es un corto que adoro. Me gusta muchísimo. Además es la base de una de mis películas de ciencia ficción favoritas, 12 monos.
    Jajajaja, buenísimo lo de la caza del viajero del tiempo en el aeropuerto. Palm Springs es preciosa y, como bien dices, divertidísima. La he visto un montón de veces desde que se estrenó hasta ahora.

    Beso
    Hildy

  3. Un hermoso bucle de tiempo el que has trazado entre este corto que no he visto, Vértigo y 12 Monos (qué maravilla de películas, salvando las distancias entre ambas), querida Hildy. En cuanto empecé a leer tu texto pensé «Pero este es el argumento de 12 Monos» y luego al leer sobre el tronco pensé «Pero esto es Vértigo», jaja. Intentaré buscar este corto, no es un formato con el que me sienta muy a gusto, en general necesito entre 90 y 120 minutos para meterme en la historia y sentir que he llegado a conocer a los personajes (tampoco más que eso, las pelis muy largas me hacen perder la paciencia en la mayoría de los casos), pero estoy dispuesta a intentarlo con este, viniendo de tu parte la recomendación.-
    Te mando un abrazo repetido hasta el infinito, Bet.-

  4. Una pieza de culto de características únicas. En su sorprendente brevedad, es una obra sombría y concisa, desarrollada en desazonantes escenarios y resuelta utilizando el sistema de elocuentes y sofocantes fotos fijas (salvo un breve momento de imagen con movimiento). En una atmósfera fantasmagórica, el film juega con realidad y fantasía para hablarnos del poder de la memoria, de esa búsqueda de la mujer recordada por el protagonista (la muchahca que contempló en el aeropuerto de Orly cuando era niño), hasta llegar a un desenlace que enlaza con el arranque.
    Desprovista de aditamentos, sin guarnición narrativa, sí, pero yo no la encuentro «sencilla».
    Un abrazo.

  5. Sí, queridísima Bet, La jetée es un hermoso bucle de tiempo. Es un cortometraje bello contado a través de fotografías fijas que te atrapa desde el primer instante. Además efectivamente tiene un diálogo muy directo con 12 monos y Vértigo. Ya me dirás si te animas a verlo y si te atrapa.
    El mundo cortometraje me suele engatusar. Hay historias en unos minutos que cautivan. A veces es difícil poder conseguir verlos. Algunos los he disfrutado tanto como un largo.
    Beso
    Hildy

  6. Querido, querido Teo, te leo y asiento. Proporcionas en tu párrafo un montón de claves para disfrutar de La jetée.
    La sencillez de la que hablo se refiere a la manera que tiene de contar esta historia compleja. Tal y como dices, sin aditamentos y sin guarnición narrativa. Nada que ver con las formas más complejas de contar un bucle que tienen las otras pelis que nombro en el texto (y todas ellas gustan también).
    Beso
    Hildy

  7. Esta sí, mi querida Hildy. Esta, sí. Es una joya.

    Qué sutil, y qué momento cuando se descubre la única imagen que no es una fotografía. Doce monos me gustó también bastante, aunque, desde luego, es menos delicada y se lanza al espectáculo comercial. De esas otras películas que citas como receptoras de su influencia no me gusta ninguna salvo, quizá, Looper; menos pretenciosa, moralista, sentimentaloide y bobalicona que las otras.

    Besos

  8. Querido Fran, creo, vamos, estoy bastante segura, que este cortometraje te va a atrapar. En YouTube puedes localizarlo en buena calidad y con subtítulos. Ya me contarás.
    Beso
    Hildy

  9. Mi querido Alfredo, sí, es una joya. Hipnotiza. Yo con Looper me lo pasé de miedo, la verdad. Pero mi corazón se queda siempre con 12 monos.

    Beso
    Hildy

  10. Chris Marker era un cineasta muy particular, y como tal La Jetée es una obra también muy particular. No tiene la profundidad de otras obras suyas posteriores como Sans Soleil pero su gran mérito está como dices en cómo a partir de una propuesta simple logra crear una obra con imágenes y momentos que se te quedan grabados y con un aire muy especial.
    Fantástica reivindicación.
    Un abrazo.

  11. Queridísimo doctor Mabuse, reconozco que soy una ignorante de la obra cinematográfica de Marker. He leído bastante sobre él y soy una enamorada de este cortometraje, pero no me he adentrado mucho más en su filmografía especial. Así que agradezco su sabiduría y su recomendación. Sí, respecto La Jeteé, como bien dice, una vez lo ves muchos momentos se te quedan grabados. Es una historia contada con un aire muy especial, exacto. ¡Yo lo disfruto tanto en cada nuevo visionado!

    Beso
    Hildy

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