Extraña forma de vida (2023) de Pedro Almodóvar

Jake y Silva se reencuentran veinticinco años después en Extraña forma de vida de Pedro Almodóvar.

Muchos westerns empiezan con la llegada de un extraño a caballo a un pueblo polvoriento. Es la primera señal de Extraña forma de vida de que Almodóvar va a seguir todas las pautas de dicho género para su particular mediometraje. Sinceramente, a mí me atrapa desde el minuto cero: western, melodrama, romanticismo extremo, una química especial entre sus protagonistas, un fado y puro Almodóvar. ¿Con estos ingredientes cómo no iba a gustarme? Y a pesar de todos estos ingredientes la historia que plantea Almodóvar y cómo la aborda es absolutamente sencilla.

Parece que el director manchego ha encontrado un formato ideal, el mediometraje, para creaciones libres y nuevas exploraciones en su manera de contar historias. Pequeños delicatessen. Tanto en La voz humana (The human voice, 2020) como en Extraña forma de vida da rienda suelta al amor. Sus personajes principales aman y penan. Pero también estas películas son un canto de amor al cine y a las influencias cinematográficas de Almodóvar. En las dos ha contado con rostros internacionales que todavía tienen un halo de esas estrellas del Hollywood clásico.

Si en el mediometraje con Tilda Swinton apostaba por la modernidad para liberar a la mujer abandonada de su pena de amor para que resurgiese cual ave fénix de sus cenizas. En su corto con Ethan Hawke y Pedro Pascal se mete de lleno en el clasicismo del western para contar una trágica historia de amor crepuscular. Si en La voz humana el centro era una de sus icónicas mujeres almodovarianas, en Extraña forma de vida solo hay presencia de hombres, aunque es una mujer (que no aparece, siempre nombrada) la que crea el conflicto. Y en las dos historias está presente la esencia Almodóvar, con la huella de sus películas.

La llegada de Silva (Pedro Pascal), a través de un paisaje desértico, a una localidad del puro Oeste, Bitter Creek, sigue el ritmo de un fado triste. Una canción delicada y hermosa con una voz suave, femenina, que pronto vemos que pertenece a un joven vaquero (Manu Ríos) de ojos azules y ausentes que la toca en su guitarra. Ya desde el principio sentimos el tono de la historia: romántico y crepuscular.

Pedro Almodóvar elige una canción como apertura del western (cuántas baladas inolvidables han dado su tono a las películas del Oeste) y además toma prestado el título para su obra cinematográfica. Es el fado de Amália Rodrigues, «Estranha forma de vida», pero con la voz tenue de Caetano Veloso. El joven y bellísimo vaquero mueve los labios y la voz se la presta el gran cantautor brasileño, que no es la primera vez que está presente en la filmografía almodovariana (Hable con ella).

No es tampoco la primera vez que Almodóvar hace que un actor mueva los labios y sea otro el que cante, creando momentos especialmente líricos y, por qué no, extraños (Penélope Cruz en Volver). Una canción que habla de un corazón independiente, que no obedece, que sangra y sufre entre dos seres que ya no quieren correr ni huir.

Silva (Pedro Pascal) va al encuentro del sheriff de la localidad, Jake (Ethan Hawke), después de veinticinco años. Comparten un pasado y mucho más. Pero la cena y noche que comparten no pueden ser placenteras del todo, porque hay un conflicto de fondo que les enfrenta. Al amanecer, los compromisos y promesas de ambos les separan de nuevo. Son dos hombres que en la intimidad se aman apasionadamente, pero que muchos obstáculos e impedimentos los separan, además de vivir un amor prohibido. Silva vuelve por un motivo concreto y Jack lo sabe.

Tan solo hay romanticismo en cada uno de sus fotogramas y una revelación. «Hace años me preguntaste que qué podían hacer dos hombres viviendo juntos en un rancho. Te responderé ahora».

Pedro Almodóvar no podía rodar en otro sitio que en Tabernas, Almería, lugar mítico del spaghetti western. En su pequeña pieza de orfebrería del género, ofrece una obra cien por cien almodovariana, pero que es un canto a aquellos westerns que le marcaron. Con un cuidado estético y cromático, así como con el romanticismo exacerbado, de esos westerns apasionados que son Johnny Guitar o Duelo al sol y atado con un hilo sensible a Brokeback Mountain de Ang Lee (película que estuvo a punto de ser uno de sus saltos a Hollywood), Extraña forma de vida, campa por el género con un acento crepuscular. El mismo Almodóvar habla en Fotogramas (junio, 2023) de aquellas películas del Oeste que le han inspirado tanto en estética como en espíritu y surgen títulos canónicos como El Dorado, Veracruz, Horizontes lejanos o El último tren de Gun Hill.

Y es que además Almodóvar pone cuidado en esa estética del Oeste y en cada una de las prendas que llevan sus vaqueros. Como otros directores y estrellas, el director manchego ha colaborado en su filmografía con diseñadores de moda como Jean Paul Gaultier. No olvidemos cómo en Hollywood muchas grandes estrellas eran vestidas por determinados profesionales de la moda como Audrey Hepburn o Joan Crawford. Aquí El Deseo, productora de Almodóvar, comparte con Saint Laurent la producción del mediometraje.

De tal manera, que su diseñador estrella, Anthony Vaccarello, ha vestido a los protagonistas. Hay grandes momentos que cuentan y aportan a la historia gracias al cuidado del vestuario, como esos cajones con la ropa interior del sheriff, o cómo define la personalidad de cada uno de los protagonistas la ropa que llevan. Si me explayo en este punto es porque muchos lo han visto como algo negativo y no entiendo muy bien el porqué, cuando la relación entre cine y diseño de moda siempre ha estado presente a lo largo de su historia. También hay un cuidado evidente en los interiores de cada una de las estancias que aparecen, tanto de la casa del sheriff como de la vivienda del ranchero.

Los protagonistas de Extraña forma de vida recuerdan un pasado en el que fueron jóvenes y se regaron con vino y placer, como solo saben regarse los personajes almodovarianos cuando buscan la felicidad. Y el director manchego continua profundizando en ese encuentro entre dos hombres maduros que compartieron una historia, como ya hizo en Dolor y gloria, con la secuencia inolvidable entre Salvador y Federico (Antonio Banderas y Leonardo Sbaraglia). Porque este western, como digo, es también puro Almodóvar.

Extraña forma de vida es un breve western clásico e íntimo con un tono crepuscular con el estilo, la forma de contar y la estética de Pedro Almodóvar. Un extraño llega a caballo a un pueblo polvoriento… y todo puede pasar. El director manchego elige contarnos una apasionada y triste historia de amor.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

18 comentarios en “Extraña forma de vida (2023) de Pedro Almodóvar

  1. Hola Hildy
    «Cuando el western nació, el crepúsculo ya estaba allí».
    Cuando era niño todo lo que nos gustaban «las de vaqueros» odiábamos las que tenían «vaquero cantante».¡Ojo! uno de los primeros tuvo que cambiarse el nombre a John Wayne.
    ¡Qué suerte tiene la gringa, a este oeste aún no ha llegado el Fotogramas! ¡Órale! Manuel.

  2. «Cuando el western nació, el crepúsculo ya estaba allí», jajajaja, muy buena versión del famoso cuento, querido Manuel. Ayyyy, ese vaquerillo cantante y bello, nada que ver con los vaqueros cantantes del western clásico.
    Jajajaja, el Fotogramas del mes lo tengo calentito, calentito.

    Beso
    Hildy

  3. ¡Ay, si siempre estoy buscando un western que me cautive, este no será el caso queridísima Hildy! No me llevo nada bien con Almodóvar pero aún así siempre es un placer enorme leerte. Yo he estado mirando poco y escribiendo aún menos.-
    Te mando un abrazo enorme, tu Bet.-

  4. ¡Siempre espero leerte, queridísima Bet! Estoy segura de que pronto nos sorprenderás con alguna serie de post alucinante, además de seguir con la serie de Cary Grant. Estoy a punto de leerme la biografía que le dedicó Marc Elliot. Ya te contaré.
    Los westerns ¡te esperannnnn!, jajajaja.
    Almodóvar puede gustar mucho o nada, pero no deja indiferente, ¿verdad?

    Beso
    Hildy

  5. A mi no ha terminado de convencerme, hildy, creo que a esta historia le hubiese venido mejor el formato de un largometraje. Por cierto, que decepción el lunes en la 2 la taberna del irlandés, que floja. Cuidate, cuidaos y pensad antes de votar.

  6. Cuando terminó el mediometraje, a mí me salió: ¡quiero más de estos personajes! Así que me apeteció un largo, pero porque me lo estaba pasando tan bien, que quería más de Jack y Silva. Pero como digo en el texto sus mediometrajes son historias redondas.
    La taberna del irlandés yo la veo más como un divertimento de Ford. John se inventa lo que para él sería un paraíso.
    Toda la razón te doy, Antonio, votar no es sólo echar un papeleta al tuntún. Es una responsabilidad, es futuro e implica un acto bien pensado y reflexionado.
    Beso
    Hildy

  7. Sabes hildy? Perdona la confesión pero yo, con las elecciones, virgencica que me quede como estoy. Creo que vox en el gobierno sería retroceder 45 años.

  8. Hola Hildy!
    A decir verdad tengo muchísima curiosidad por echarle el guante (esto suena viejuno…jeje), me sorprendió cuando supe de la incursión de Almodóvar en este genero.
    Besos;)

  9. Querido Fran, échale el guante (me encantan las expresiones que suenan a viejunas), son treinta minutos homenaje al western bajo mirada almodovariana.

    Beso
    Hildy

  10. Hola Hildy,soy Nieves.A mí es una película que me ha gustado . Te diré que» Duelo al sol » es una de mis películas preferidas.
    Esa mezcla de esencia almodóvariana con el Western me ha fascinado.
    Como en todas sus pelis nos encontramos con las señas de identidad habituales del director :la intensidad de la música ,de los colores…. la maravillosa estética visual ,los potentes dialogos ….etc etc …….Y todo eso unido a esos hombres que galopan a caballo, dan como resultado una mezcla explosiva. Pasión en estado puro.

    No sé si te acuerdas de mí, estuviste en Zaragoza en «la ventana indiscreta» presentando este libro maravilloso de «la infancia en el cine «y luego estuvimos comiendo juntas hablando de Sonny y «el Padrino»

    Muchos besos .
    Me ha encantado tu crítica.

    .

  11. Me gusta ese Almodóvar cinéfilo, y aquí seguro que da rienda suelta a su pasión por el cine. Siempre he dicho que Almodóvar es más un director de secuencias que de películas, en mi opinión a muchas de ellas le falta (o le sobra) algo para ser redondas del todo, así que en una mediometraje a lo mejor lo logra.
    Abrazos.

  12. Querida Nieves, claro que me acuerdo de ti. Dices algo en tu comentario que define muy bien lo que quería decir «Esa mezcla de esencia almodovariana con el Western me ha fascinado».
    La fascinación ante este pequeño delicatessen de un realizador que se nota que disfruta con el cine y contando sus historias bajo su mirada concreta.

    Mil gracias por pasarte por el blog y compartir tus impresiones

    Beso
    Hildy

  13. Sí, a mí también me gusta ese Almodóvar cinéfilo que da rienda suelta a sus pasiones.
    Creo, querido Ethan, que en sus mediometrajes logra pequeñas historias redondas con esas secuencias que quedan en la retina.
    Creo que ha encontrado un formato que le permite seguir siendo un apasionado creador.

    Beso
    Hildy

  14. Jajajaja, mi querido Alfredo, más contundente no puedes ser.
    A mí me gusta el dúo de «La voz humana» y «Extraña forma de vida».
    «Extraña forma de vida» me atrapó desde que nada más empezar, en el lejano oeste, un muchacho bello canta un fado.

    Beso
    Hildy

  15. Querida Hildy,
    Siempre, siempre, es un placer leerte. Destilas puro amor al cine y tus análisis son profundos y plenos de cercanía, permitiéndonos que visualicemos (o volvamos a visualizar si ya lo vimos) el filme que desgranas. Además de proporcionarnos, de forma fluida y natural, un montón de información que contextualiza la obra y la revaloriza.

    Te reconozco que este mediometraje de Almodóvar no me deslumbró como «La voz humana», que volvería a ver ahora mismo y que, seguro, me gustaría más cuanto más fuera descubriendo entre esos fotogramas plenos de evocaciones. En «Extraña forma de vida» noté demasiado el artificio de la puesta en escena, la cuidada disposición de cada pieza para conjugar el estilo de su autor (del que soy fiel seguidora porque habitualmente me encanta) con las señas de identidad del género que homenajeaba. Se me hizo corta cuando la vi, pero, por esa percepción subjetiva de tono (involuntariamente) impostado, no logré sumergirme en la llamada «suspensión de la incredulidad», por lo que no me dejó toda la huella que me hubiera gustado; qué le vamos a hacer… No obstante, ello no obsta para que siga admirando la gran imaginación de Almodóvar, su saber mantenerse fiel a sí mismo, su infatigable creatividad (a pesar de todas las limitaciones de salud que nos ha compartido) y su inalienable espíritu de experimentación. Historia viva de nuestro cine que, ojalá, siga regalándonos muchas más obras tan personales y libres como esta.

    Abrazo.

  16. Queridísima Ana, qué alegría me da siempre leerte. A mí también me encanta el universo de Almodóvar y ahora, cómo digo, me está dando alegrías con los mediometrajes. Me parece una buena sesión doble.
    Jajaja, no sé, a mí la combinación western y Almódovar sí me conquistó. ¡Además con Ethan Hawke! Tenía tantas ganas y la esperaba tanto… Se me hizo corta. Quizá si vuelvo a un segundo visionado, más cerebral, me dé cuenta de ciertas cosas que has percibido y que no han hecho meterte en esta nueva propuesta creativa. Ya te contaré si hago la prueba.
    Beso
    Hildy

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