El castigo (2022) de Matías Bize

En El castigo, de nuevo la actriz chilena Antonia Zegers construye uno de esos personajes complejos difíciles de olvidar.

El castigo desvela un proceso creativo que hace que sea una película especial. Primero, las ganas de Matías Bize de contar otra vez con su cámara una historia íntima que poder llevar a cabo. Segundo, la llamada a la guionista española Coral Cruz, con la que ya había trabajado en La vida de los peces, para tantearla sobre qué historias tenía en mente y entusiasmarse con una idea que le plantea. Tercero, la labor de Cruz de conjugar en el guion una noticia que la impactó y una idea que la rondaba en la cabeza desde hacía tiempo.

La noticia: una pareja japonesa que como castigo abandonó a su hijo durante apenas dos minutos en un bosque y cuando regresó a buscar al niño, este había desaparecido. Pasaron tres días hasta que lo encontraron y, mientras tanto, hubo un brutal juicio mediático hacia la pareja por el castigo que habían infringido a su hijo. Por otro, la guionista quería analizar la figura de la madre arrepentida, un tema todavía tabú en el siglo XXI. ¿Toda mujer tiene que sentirse plena ante la maternidad? ¿Una mujer tiene que querer ser madre? Muchas son las cuestiones que se están planteando alrededor de estas preguntas, tirando por la borda ese tapiz idealizado que siempre ha envuelto a la maternidad.

Cuarto, Matias Bize propuso un reto a la hora de desarrollar el argumento, pues sentía que este necesitaba ser contado no solo en tiempo real, sino rodarlo en un plano secuencia. Ochenta y seis minutos intensos, donde un matrimonio se desnuda emocionalmente y con dosis desasosegantes de suspense. Y, sí, realmente funciona la historia contada en ese plano secuencia envolvente que devuelve la película más redonda de Bize. Se dan la mano un buen guion y una puesta en escena que aporta a la historia. La forma y el fondo.

Quinto, El castigo cuenta para el papel de madre con la actriz chilena Antonia Zegers que se enfrenta a un personaje con diversos matices y complejidades con una humanidad brutal y un sentimiento de culpa que la reconcome, que te rompe con la mirada. Su cara a cara es con Néstor Cantillana como padre que no es capaz de dimensionar el problema que se le ha planteado en la vida. Ella es clara, directa y arrasa con ese sentimiento de culpabilidad, pero en ese límite suelta verdades como puños sobre cómo se siente.

Él ama a su hijo y a su esposa, pero no conecta con lo que está ocurriendo, mostrando una vulnerabilidad y un cierto grado de egoísmo sin salida posible. Es su esposa quien le pone frente a frente con el dilema de su vida en común. En esta historia no hay buenos ni malos, ni hay un posicionamiento claro hacia uno o hacia el otro. Todo está planteado para un coloquio posterior intenso. No deja indiferente.

El niño ausente es la clave para entender la relevancia de todo lo que ocurre. A través del diálogo de la pareja se va dibujando la personalidad del hijo y sus comportamientos. El ausente es una pieza fundamental en esta historia. Y la herencia que van dejando nuestros sentimientos más íntimos.

Así como es profético el título: el castigo. Quién castiga a quién. Todo empieza como un castigo de unos padres a un niño, pero el asunto y el conflicto va dando un vuelco y la desaparición golpea a los padres, ellos son los castigados. Los motivos se van revelando y rompe en pedazos los cimientos de la pareja. Hay otra cuestión de fondo, ¿por qué cada uno de los personajes protagonistas: el padre, la madre, el niño… tienen que cargar con un castigo?

Sexto, la dimensión e importancia que toma el bosque en El castigo. Sí, allí es donde se produce el abandono por un par de minutos y es el escenario de los minutos que dura la película. Un bosque frondoso y hermoso que se va convirtiendo cada vez más en amenazante. El bosque se ha tragado al niño. Y los padres deambulan entre los árboles y los ruidos en una búsqueda angustiosa.

El bosque es un espacio utilizado en muchos cuentos infantiles populares, donde los niños y adolescentes son abandonados a su suerte por sus progenitores. Hansel y Gretel, Pulgarcito (según Perrault), Caperucita Roja, Blancanieves… Todos estos cuentos dejan a los niños a su suerte en un bosque lleno de amenazas. El relato suele acompañar a los infantes, pero dejan fuera a los padres o responsables de los pequeños. Matias Bize no sigue al niño de este matrimonio en la profundidad del bosque y se queda con los padres, estudiando las motivaciones de ese abandono que provoca la desaparición del crío.

La película juega además al suspense: ¿qué motiva a esos padres a castigar de esa manera al niño? ¿Qué le ha pasado al niño, va a aparecer? ¿Por qué la madre se muestra tan fría en un principio? ¿Qué oculta, qué esconde? ¿Es un matrimonio que se quiere, están en crisis? ¿Qué ha pasado con esa pareja?

Matías Bize logra un relato cinematográfico potente y revelador que en un plano secuencia cuenta una historia fuerte, que remueve al espectador. Los ingredientes son pocos: una carretera, un bosque, un padre, una madre, un niño ausente, un coche y dos policías. Además El castigo contribuye también a un hilo interesante que se está construyendo a través de diversas películas que están conversando sobre un tema hasta hace unos años totalmente tabú: la maternidad arrepentida o el derecho de las mujeres a no sentirse plenas siendo madres e incluso plantearse no querer tener hijos sin sentimiento de culpa.

Últimamente, desde que empezó el nuevo siglo, cada vez en el cine se refleja más este tema tratando de que no sea tabú: mujeres que expresan que no quieren ser madres o que una vez que lo son por presión u obligación, ellas sienten que la maternidad no es algo pleno para ellas, sino más bien una pesadilla. La historia de madres imperfectas, que entran en crisis. Madres agotadas que quieren un relevo o apearse de sus responsabilidades y obligaciones.

El castigo y el personaje de Antonia Zegers se comunica con otras películas y personajes que han ido dibujando esa maternidad arrepentida, proporcionando cada una distintos matices. Muchas de ellas son guiones originales como este caso y otras son adaptaciones de obras literarias que plantean el tema. Hombres y mujeres reflejan y se pronuncian sobre el tema en la pantalla de cine. La controversia y los distintos tonos de expresarlo está servido. El diálogo podría comenzar con el personaje de Julian Moore en Las horas (2002) de Stephen Daldry, pero son muchas las películas últimamente que reflejan desde distintas vertientes este complejo tema: Tenemos que hablar de Kevin (2011) de Lynne Ramsay, Tully (2018) de Jason Reitman, La hija oscura (2021) de Maggie Gyllenhaal o Cinco lobitos (2022) de Alauda Ruiz de Azúa.

El castigo desvela en tan solo unos minutos una historia profunda y compleja y tiene la capacidad de dejar interrogantes. No deja respiro. El bosque engulle, pero también permite que sus personajes se desnuden emocionalmente… en el borde de lo desconocido, en un lugar donde quizá ya no haya vuelta atrás.

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13 comentarios en “El castigo (2022) de Matías Bize

  1. Hola Hildy
    Muy interesante todo lo que nos cuentas. Por quitar hierro: eso de ¿Para quién es el castigo? Me ha sonado a cuando -por méritos propios- te ganabas una «felicitación sonora en la cara» y te decían aquello de ¡Me duele más a mi que a ti!
    Ya desde nombrar «castigo» creo que son tiempos muy difíciles para medir qué es castigo.
    Otra -tonta- reflexión: es cierto que el bosque siempre es una presencia amenazante pero, estoy seguro, un niño procura estar más cerca de sus padres cuando circulan por la «jungla de cristal». Y eso que aún no conocen a brius güilis.
    Un saludo, Manuel.

  2. Jajajaja, espero que sí, Manuel, que te resulte interesante lo que te cuento.
    Castigo es palabra clave para esta película, pero dejas ahí en tu comentario de pasada una gran incógnita, ¿qué es castigo?
    También tienes razón: ¿qué es más amenazante? ¿Un paseo por el bosque o por la ciudad? También es difícil de responder.
    Pero lo dicho, merece la pena acercarse al cine y ver El castigo de Matías Bize. Algo remueve, seguro.

    Beso
    Hildy

  3. Que acierto el último cine latinoamericano – qué absurdo, por otro lado, designarlo así, como si fuera posible identificar similar, o ni por asomo, peliculas de países cada cual con lo suyo. Pero admitamos pulpo por simplificar y entendernos, triste por otro lado. Hace poco vi Los reyes del mundo y aún permanece en mí su historia y manera de contar. Aún me estremezco y no solo por la forma de narrar sino por el contenido. Cuando eso sucede … guau, ahí está
    Así que me apunto esta y en breve la veo por ver si lo logra.

  4. Margggggaaaaa, qué alegría me da leerte. No he visto Los reyes del mundo, pero sí vi la anterior de la misma realizadora, Matar a Jesús, y me impresionó un montón.
    «El castigo» me ha resultado superinteresante tanto como está rodada como lo que cuenta. La verdad es que las pelis que he visto últimamente de Chile me ha gustado bastante.
    Un beso enorme
    Hildy

  5. Caramba, totalmente desconocida para mí. La verdad es que no me entero de nada… También es cierto que hago entre poco y nada por enterarme…

    La historia de base me parece por sí misma entre inquietante y terrorífica. La familia, y no precisamente la de Vito Corleone ni la de Charles Manson, es un ámbito en el que caben toda clase de horrores.

    Besos

  6. Mi querido Alfredo, a mí me ha parecido de lo más interesante. Y cuenta en apenas ochenta minutos una historia que te atrapa totalmente y que no te deja indiferente. Es interesante lo que cuenta y cómo lo cuenta. Antonia Zegers está impresionante.
    Sí, el tema de la familia se puede abordar de tantas maneras. Puede ser refugio y como bien dices ámbito de toda clase de horrores.

    Beso
    Hildy

  7. Hola Hildy!
    Anotada queda. Se agradece el metraje justo, últimamente se estiran demasiado las tramas. Desde luego que si, el bosque da mucho juego.
    Besos;)

  8. No conozco nada de Matias Bize y, claro, de esta película tampoco tenía ni idea. La trama es ideal para mostrar esos caracteres complejos ante una tragedia. Me gustó mucho «Madre» de Rodrigo Sorogoyen, diferente a la que comentas, pero también con la desaparición de un niño, en este caso en la playa, y con la desesperación de la madre del título.
    Abrazos.

  9. Frannnn, sí, es el metraje justo. Y cuenta un montón de cosas. El bosque me encanta como espacio de cuentos y como escenario de películas. Ahí hay ambiente, atmósfera, historia.
    Beso
    Hildy

  10. Es una película muy interesante y como dices para mostrar caracteres complejos ante la tragedia.
    ¡Sííií, qué interesante tanto el corto como el largo de «Madre» de Sorogoyen! Y hay otra película rusa tremenda sobre la desaparición de un niño y la maternidad y paternidad que te deja sin respiración: Sin amor de Andrey Zvyagintsev. ¡Nos hemos hecho otro ciclo, Ethan!
    Beso
    Hildy

  11. Querida Hildy, ¿está todo en orden en tu rincón del mundo? Se te extraña mucho.-
    Un montón de abrazos, Bet.-

  12. ¡Qué alegría leerte, querida! Espero que el lío solo haya sido un poco y que ya esté resolviéndose. Hacés mucha falta por estos lares.-
    Más abrazos, Bet.-

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