Declaraciones de amor al cine (primera parte). Babylon (Babylon, 2022) de Damien Chazelle

Babylon y el exceso sin respiro.

En un cortometraje de 1934 titulado Star Night at the Cocoanut Grove, varias estrellas de la Metro-Goldwyn-Mayer acuden a un evento musical en un club nocturno. El maestro de ceremonias, el artista de vodevil y actor Leo Carrillo, dice unas palabras en su presentación de la gala: «Hollywood, Hollywood. Fabuloso Hollywood. Babilonia de celuloide, gloriosa, fascinante…, ciudad delirante, frívola, seria, audaz y ambiciosa, viciosa y glamurosa. Ciudad llena de dramas, miserable y trágica…, inútil, genial y pretenciosa, tremendo amasijo… Relumbrona, terrible, absurda, estupenda; falsa y barata, asombrosamente espléndida… ¡¡Hollywood!!».

Así empieza el primer tomo de Hollywood Babilonia (1965) de Kenneth Anger, y parece que Damien Chazelle no desconoce este libro escrito por este cineasta experimental y con amor al ocultismo, que logró el éxito con esta publicación plagada de fotografías, rumorología y cotilleos varios del Hollywood clásico. Varias de las historias narradas entre sus páginas se han demostrado posteriormente que solo eran rumores y se han desmentido; no obstante se han convertido muchas de ellas en verdaderas leyendas urbanas.

Es cierto que existe una visión determinada de Hollywood antes del Código Hays: un periodo pionero, de aventura y descubrimiento, un mundo salvaje donde la gente era capaz de todo por el negocio y el arte. Kenneth Anger alimentó además la impresión de que también era una bacanal donde los locos años veinte llegaron a su apogeo máximo. Curiosamente el segundo tomo de Hollywood Babilonia, publicado en los años ochenta, no tuvo tanta repercusión como el primero, quizá los tiempos habían cambiado y ya lo que contaba Anger no era tan escandaloso.

Lo sorprendente es que estas palabras del maestro de ceremonias proceden de un corto del mismo corazón de Hollywood y prácticamente son una sinopsis de lo más acertada del largometraje de Damien Chazelle. Y definen a la perfección Babylon: excesiva, escatológica, desmesurada, contradictoria, mastodóntica, ególatra, imperfecta, pero tremendamente atrayente, divertida, con momentos muy bellos y unos actores absolutamente entregados.

Babylon empieza en 1926, continua en 1927, 1928…, sigue durante los primeros años treinta y tiene un epílogo durante los cincuenta. Un momento crucial para la historia que se nos cuenta es un adelanto técnico revolucionario: el sonido. Ahí la película se parte en dos. Y tiene todo su sentido.

Durante esos años perseguimos las odiseas de tres personajes: un conseguidor, Manny Torres (Diego Calva); una aspirante a actriz, Nellie LaRoy (Margot Robbie); y un actor consagrado, Jack Conrad (Brad Pitt). Una cosa importante a tener en cuenta es que el director no es fiel a la «Historia»…, sino a su «historia» y a cómo quiere contarla. No busca la exactitud, más bien atrapar una mirada personal y concreta de ese Hollywood que realizó las películas que ama. El director crea su propio Hollywood con toda la información que ha recopilado y con todo lo que sabe.

Damien Chazelle comienza su peculiar historia de amor al cine con una gran cagada de elefante. Sí, han leído bien. Y hunde en la mierda, nunca mejor dicho, a uno de los personajes principales: el joven mexicano Manny Torres (Diego Calva), dotado para solucionar los problemas de los demás. Él es el chico para todo, que busca coser como sea los descosidos de los poderosos de una nueva industria que ha emergido con fuerza. Tapa los agujeros. Al principio no le conocen por el nombre, solo por su eficacia y obediencia para arreglar enredos o conseguir lo imposible. Pero Manny Torres es ante todo un espectador enamorado de las películas y quiere pertenecer como sea a ese mundo, a Hollywood.

Esa gran cagada da el tono de la película que oscila entre lo bello y lo escatológico. Entre lo más bajo y lo sublime.

Lo que vemos al principio del metraje es a un Torres entregado para llevar hasta una mansión de un productor a un elefante. Allí se celebra una fiesta a la que todo el mundo quiere acudir. Y en esa fiesta, que es el prólogo de Babylon, se unen los destinos de los tres personajes principales. Allí, Manny Torres no solo nos cuenta su sueño de pertenecer a Hollywood y estar presente en los rodajes, sino que se queda absolutamente obnubilado por la aspirante a actriz Nellie LaRoy, una joven rebelde y herida, que comparte las mismas aspiraciones que el chico para todo. Ahí ella consigue su primera oportunidad para aparecer en una película. Y él logra la entrada para asistir a un rodaje cuando el famoso actor Jack Conrad le toma como hombre de confianza. Ahí Manny y Nellie unirán sus destinos para construir un amor trágico e imperfecto de dos personas que no saben cómo quererse bien. Mientras, Conrad sigue en su mundo de éxito, glamour y pasión por lo que hace, nada más importa.

En esa fiesta hay libertinaje, orgías, danzas desenfrenadas, oportunidades, enamoramientos, drogas, alcohol, divorcios, ascensos, caídas… y muerte. Damien Chazelle no tiene problema para en esa fiesta de 1926 contar a su manera un episodio que fue todo un escándalo…, pero cinco años antes: el que protagonizaron el actor cómico Fatty Arbuckle y la aspirante a actriz Virginia Rappe. Porque ese prólogo es LA FIESTA del Hollywood del cine mudo. Después de la gran cagada y la orgía el espectador ya está atrapado para bien y para mal en el Hollywood de Chazelle.

Entonces empieza una trepidante jornada donde se desarrollan varios rodajes que reflejan las diversas maneras de rodar en el cine mudo, acercándose más a los primeros años, cuando se filmaban varias películas simultáneamente. El momento en que todo el mundo era pionero, y los rodajes estaban llenos de peligros, obstáculos, oportunidades y donde se iban probando distintas formas de contar. Y esta secuencia de Babylon se centra sobre todo en dos rodajes: el de una película épica que protagoniza Joseph Conrad y una especie de western donde debuta Nellie LaRoy, que conseguirá un apodo especial: la chica salvaje.

A pesar de las dificultades y de las miles cosas que pasan, las películas no solo llegan a su final, sino que se proyectan en una sala de cine ante un montón de espectadores que sueñan con ellas. Ahí una feliz y curiosa Nellie LaRoy es consciente de su propio éxito, viendo las reacciones del público ante su aparición. (y de paso pone a dialogar esta película con otra reciente declaración de amor al cine, con Érase una vez en Hollywood de Quentin Tarantino).

El público de la sala de cine por supuesto no sabe que ha habido muertos y heridos en el rodaje, una huelga de extras, que el personal técnico atrapó en el último instante un rayo de luz y que casualmente apareció una mariposa en el segundo preciso, que un actor estaba como una cuba antes de filmar, que se han cargado un montón de cámaras, que sufrieron horas de espera hasta conseguir una de alquiler y no perder así las horas de luz más bellas, que ha nacido una estrella a la que la pantalla ama y es capaz de llorar de la forma más natural «tan solo con pensar en su casa»…

Una vez presentados los personajes, los locos años veinte y ese amor por un mundo lleno de locura y miserias, pero capaz de fabricar sueños para otros (además de ser tremendamente adictivo y con personas apasionadas por sus profesiones)…, entonces llega la innovación tecnológica que todo lo cambia: el sonido. Y no solo eso, el libertinaje se mete bajo la alfombra o mejor en las catatumbas de Los Ángeles. Todo se esconde bajo la alfombra. Y el destino de los tres personajes principales se derrumba poco a poco. Del triunfo a la caída.

La estrella y el chico para todo.

Mas en su epílogo de los cincuenta, todo de alguna manera cobra un sentido. Uno de los personajes principales entra en una sala de cine y ve Cantando bajo la lluvia… Es consciente, entonces, de que formó parte de ese mundo, que sus miserias han quedado a un lado, que han construido un legado a través de las películas y que han contribuido a esa fábrica de sueños. Su trabajo ha trascendido.

Y Damien Chazelle elige Cantando bajo la lluvia por un motivo, porque él cuenta lo mismo en Babylon, pero con una brocha gorda y certera, sin parar de pintar y bailar. Con más sueños rotos, sin final feliz, con todas las mierdas al descubierto. Y a pesar de los pesares el personaje en esa sala de cine, sin dejar de llorar, se da cuenta de que sigue amando ese Hollywood al que perteneció y se siente hipnotizado de nuevo frente a la pantalla, como los demás espectadores.

Y uno no puede más que sentirse atrapado ante las imágenes de Babylon, con todas sus imperfecciones y contradicciones, con todas sus idas de olla (vómitos, ratas, serpientes…) y con variados sus personajes como un productor suicida, un gánster psicópata, un músico de jazz, una creadora de rótulos y cantante exótica… Imposible quitar la mirada de tres actores principales que se mimetizan en sus personajes: Maggie Robbie, Brad Pitt y Diego Calva, complementados por unos secundarios de oro como Tobey Maguire, Lukas Haas, Eric Roberts, Jean Smart o Jovan Adepo.

Uno además no puede evitar ir identificando personajes ficticios mezclados con reales a lo largo de todo el metraje. Así nombran a Gloria Swanson y Greta Garbo o salen esporádicamente Irving Thalberg, Marion Davies o William Randolph Hearst. Y entre los protagonistas y secundarios ficticios hay gotas de John Gilbert, Clara Bow, Anna May Wong, la escritora Elinor Glyn, el trompetista Curtis Mosby u otras estrellas y profesionales de aquellos años.

También el espectador ante Babylon descubrirá rasgos del cine de Chanzelle con esos personajes individuales capaces de todo por alcanzar sus objetivos profesionales, pero que además siempre fracasan en el amor. Varias veces se ha relacionado su cine con un discurso neoliberal, solo que aquí al joven director se le va la olla, se desmelena y no le importa. Desbarra y le da igual. La película tiene momentos que incomodan. Muchos de sus personajes quedan al margen del sistema y del poder como única salida. Otros fracasan sin remedio y no vuelven a levantarse. Algunos se niegan a ser sometidos y otros agachan la cabeza. Unos sobreviven y otros no.

Al final del recorrido, de aplastarse unos contra otros, del desenfreno, de los triunfos y las caídas, de los avances técnicos, los fracasos, los avances, las voces que gritan que el espectáculo debe continuar, aunque muchos se queden en la cuneta… solo queda el cine y las películas.

Babylon regala escenas hermosas junto a otras horribles. A veces uno ante la pantalla se pregunta si le está gustando lo que está viendo o le parece abominable. Después de una gran cagada, viene una mariposa en un hombro. Después de un vómito, una proyección en blanco y negro de dos personas bailando y sabiendo que no han sabido quererse bien. Después de la lucha y el mordisco de una serpiente como fin de fiesta, una periodista diciéndole claramente a un actor de éxito que su momento de gloria ha terminado. Después de un tipo comiéndose una rata, una joven estrella desapareciendo en la oscuridad… Y es que eso es Babylon: exceso, horror y belleza. No hay que perdérsela…

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14 comentarios en “Declaraciones de amor al cine (primera parte). Babylon (Babylon, 2022) de Damien Chazelle

  1. Efectivamente es un exceso, un horror y …¿Una belleza? Es como entrar en un gigantesco remolino donde todo da vueltas….a mi juicio demasiado horror….y creo que habría que verla dos veces para captar todo lo que nos muestra…aunque sería casi imposible resistirlo….. Así que muchas Gracias Hildy por hacernos recapacitar sobre tanto exceso a través de tu visión y tus palabras….

  2. Hola Hildy
    No la he visto pero tu relato me sugiere algunas (casi) reflexiones:
    Babylon, ciudad, fue la única de las siete maravillas que estaba «viva»; Los jardines de Babylon. Desde entonces, que aquello si era desmadre, es una tierra que aporta más dolores de cabeza que otra cosa.
    Un elefante en una party-guateque, un aspirante a actor, una actriz en ciernes, mucho desmadre… ¿Alguien se está poniendo los zapatos de Blake Edwards? Ya sé que han pasado casi sesenta años pero uno se hace de un equipo de niño y eso es para siempre.
    Y, aún otra Babilonia es posible, cuando en All That Jazz un productor le dice a otro «¡Y con esto hemos perdido el cine familiar!» creo que Chazelle anotó: ¡pues por aquí voy a tirar yo!
    Un saludo, Manuel.

  3. Ésta sí la he visto, Hildy. Esa secuencia inicial con el elefante camino de la fiesta en la que será el principal artista invitado marca el tono algo grosero pero divertido que adoptará Babylon y que nos hará viajar al mítico Hollywood del cine mudo. Un mundo mágico para los espectadores que veían aquellas películas y que escondía otro mundo mucho más sórdido, oscuro, descontrolado, vicioso; un mundo de fiestas delirantes, orgías, alcohol, drogas; o por lo menos así nos lo cuenta y nos lo muestra Babylon, la deslumbrante película del director Damien Chazelle. ¿Es todo descontrol, desmadre y desfase? Pues no. Lo cierto es que la película combina y mezcla las escenas de comedia más escatológicas e irreverentes con secuencias contenidas, bellas y elegantes. Los momentos desagradables, demenciales y divertidos con instantes íntimos y sensibles. Reflexiones profundas sobre el paso del tiempo y la huella que dejamos en la historia con chistes vulgares y ridículos que nos hacen dudar si lo que estamos viendo es una tontería o una genialidad.
    Como tú misma dices, Hildy, a veces no sabemos si nos está gustando o nos esta horrorizando. ¡Ese descenso por esa especie de catacumbas! ¿Qué nos mostrarán ahora? Nos preguntamos. ¿Será tan fuerte, tan impresionante? ¿Tenemos los humanos todavía capacidad de sorpresa? ¿Hay algo que todavía nos escandaliza?
    Yo creo que la película está muy bien. Tiene su punto de locura, su punto de reflexión, sus momentos de belleza. También sus momentos tristes. Como la vida misma. La caída después del éxito. Quizás el olvido. O el recuerdo, atrapados para siempre en esos fotogramas que tanto esfuerzo cuesta crear.
    Vivos después de muertos; vivos para esos espectadores del futuro que no habían nacido entonces.
    Una película que merece el pequeño esfuerzo de ir al cine. Porque el cine también es espectáculo, y más en pantalla grande.

    Un beso.

  4. Querida Maria Rosa, no me importaría volver a verla. Es de esas películas que para mí tienen muchas lecturas, matices y para bien o para mal un análisis interesante. Babylon muestra la mirada concreta de Chanzelle sobre el Hollywood silente para remarcar qué supone para él el cine y a lo que aspira. A que dentro de muchos años sus películas se sigan viendo y comentando, y que alguien en una sala de cine siga mirando la pantalla y emocionándose.
    Beso
    Hildy

  5. Babylon es un cosmos muy vivo, con ritmo y en continuo movimiento, querido Manuel. Es un no parar… Lo mismo el elefante de Black Edwards se coló en la fiesta de Babylon, pero creo que tiene mejor recuerdo y se rio más en aquel guateque. Y es que Edwards era un experto en filmar fiestas varias. Menuda joya es All that jazz…, esos productores tampoco verísn Babylon como cine familiar.
    Beso
    Hildy

  6. Querido Luis, qué bueno y bonito comentario sobre Babylon. Expresas en pocas palabras mucho de lo que he querido decir en texto extenso.
    Babylon es exceso, ritmo y movimiento. Supone atrapar esa mariposa que hace una película especial, aunque nazca del barro.
    Como digo la película no busca la exactitud histórica, sino atrapar el espíritu subjetivo de una época. Nada tiene que ver esta declaración de amor con la que regala Bogdanovich en Así empezó Hollywood, que recrea con exactitud los primeros años silentes de Hollywood… Babylon atrapa un ritmo o una especie de latido o tal vez una pesadilla barroca que articula su pasión por hacer cine.

    Beso
    Hildy

  7. Tu texto es mucho mejor (y, desde luego, mucho más corto) que la película. Tres horas y pico de vida perdidas. Un bodrio mastodóntico, todo ruido y nada nueces. En fin, es lo que se lleva ahora, aparentar el cine en vez de hacerlo. Horrible.

    Besos

  8. Jajaja, mi querido Alfredo, así que te pareció un bodrio mastodóntico. Yo reconozco que me lo pasé de miedo viéndola. No me aburrí ni un instante. Me parece superinteresante de analizar. Y hubo momentos que los disfruté un montón. Seguí en todo momento a los tres personajes principales y me parece que Margot Robbie, Brad Pitt y Diego Calva están totalmente entregados.
    Beso
    Hildy

  9. Hola Hildy!
    Todavía no la he visto, me interesa mucho ese periodo de la historia del cine así que supongo que en mayor o menor medida la voy a disfrutar. A mi el libro de K. Anger me dejo alucinando la primera vez que lo leí, hoy al disponer de internet se pueden contrastar informaciones, revisar archivos, buscar datos y demás, algunas de las historias mas sonadas por lo que he podido averiguar si llegaron a producirse, también es cierto que había mucho sensacionalismo por aquel entonces.
    ¿Te parece que esta película pueda despertar el interés de una audiencia mas joven a visionar películas mas antiguas y que quizás no les llamen la atención? He leído bastantes columnas y criticas sobre el film de Chazelle y de verdad te digo que con tu estupenda e interesante entrada me has aumentado mas las ganas de verla.
    Besos;)

  10. Querido Fran, es que es un periodo muy interesante y ¡con películas maravillosas! Sí, yo también disfruté cuando cayeron por primera vez en mis manos los libros de Keneth Anger. Es cierto lo de la rumorología, pero también que los libros han creado una especie de leyenda negra alrededor del Hollywood de los años del cine mudo, como un periodo de locura, perversión y salvajismo total, un mundo de éxito, pero también despiadado y duro…
    Tu pregunta es bastante clave. ¿Despierta las ganas de visionar cine mudo? Tal vez despierte el gusanillo para indagar sobre el periodo y, por lo tanto, de querer visionar ciertas películas. En Babylon no se refiere a ninguna película muda en concreto y muchos de sus personajes son ficticios, inspirados en algunas personalidades de la época. Pero sí da pie a indagar, a conocer cómo en un principio fue una época pionera, de formación de nuevas profesiones, y donde había que superar todo tipo de obstáculos en los variados rodajes. En unos pocos años (a partir de 1926), Chanzelle concentra el espíritu de la década de los diez y de los veinte.
    Solo al final se refiere a una película concreta de los cincuenta que representa el momento en el que él divide la película en dos: la aparición del sonido, y es el musical «Cantando bajo la lluvia». Y luego en su particular homenaje al cine hace un viaje futurista para el personaje de aquellas películas que han supuesto algún salto por un cambio tecnológico (tipo 2001, Tron o Avatar…).
    Si entre los espectadores hay algunos con curiosidad por los personajes ficticios y los reales y por indagar sobre ese mundo, puede rastrear a Gloria Swanson, John Gilbert, Greta Garbo, Clara Bow, Fatty Arbuckle, Irving Thalberg… E ir descubriendo las filmografías de la época… Incluso acercarse a la película que supuso ese cambio técnico: El cantor de Jazz.

    Beso
    Hildy

  11. Hola Hildy, queridísima.
    La vi hace ya un par de semanas y bueno, creo que la describes a la perfección, haces el relato crítico más aquilatado que se puede hacer sobre ella. Yo lo pasé bien en general, pero no salí entusiasmado. Como soy un ñoño me gustó el «retorno a Tornatore» final que creo que se le ha criticado bastante y hasta se me puso un nudo en la garganta, pero no era auténtico el nudo, era fabricado, por eso no me he quedado con ganas de volver a verla aunque, repito, la disfruté.

    Como dice Luis tiene escenas magistrales y memorables que, para mi gusto, se pierden y diluyen en ese empeño por lo excesivo que, la verdad, pues no es para tanto. Que la gente se drogue y fornique y vomite es lo más normal del mundo, y no se terminó con El cantor de Jazz.
    Aunque cinematográficamente, habiendo pasta a mansalva, todo está estupendo a nivel de producción, actores, etc, hay algunas cosas que a mí no me gustaron personalmente aunque por supuesto está todo hecho aposta:

    Hay un momento que me parece denunciable y asqueroso, una especie de falta de respeto a la misma historia que se está contando, que es cuando se muestra un cine en el que se proyecta una película muda sin sonido, ni música ni nada. Me pareció esperpéntico, tanto homenaje al cine y tal, y resulta que trata al público -nosotros- como los analfabetos funcionales que parece ser que somos.

    Otra cosa es el que no se haya querido guardar fidelidad histórica en los vestuarios, las músicas, etc. No es que esto me parezca mal como norma general, pero no sé, desconecté mucho de la película por eso, será que soy un pejiguera, pero me hubiera encantado verles peinados y vestidos como vestían y se peinaban.

    Y finalmente la trama del músico negro es absolutamente postiza, está metida con calzador por lo de la cuota étnica y por esto mismo contradice el supuesto espíritu ¿transgresor? que vende con su título y la caca y los vómitos y el metesaca y todo eso.

    Y por último, me pareció una película muy falta de carisma, que es justo lo contrario a lo que me pareció La La Land. Será que soy un sentimental, pero Babylon me parece fría y postiza, aunque ocurrente y muy bien ejecutada. Si tuviera que definirla en una frase o imagen sería algo así como una Venus salida de las aguas rascándose el sobaco.

    Un besazo Hildy, y gracias por tu estupendo texto

  12. Jajajaja, Manuel del alma mía, riéndome me tienes todavía con «una Venus salida de las aguas rascándose el sobaco».
    Una cosa está clara: ¡lo pasamos bien con Babylon!
    Y es una película genial, tanto para bien como para mal, para analizarla una y otra vez y sacarle todo el juguillo.
    La pregunta clave la escribió Fran: «¿Te parece que esta película pueda despertar el interés de una audiencia mas joven a visionar películas mas antiguas y que quizás no les llamen la atención?».
    Fíjate que me gustaría saber también qué le ha parecido al doctor Mabuse este desbarajuste cronológico y ese «Hollywood silente» que ha creado Chanzelle.
    Como siempre disfruto un montón de tus comentarios y de tu mirada sobre las películas.

    Beso gigantesco
    Hildy

  13. Queridísima Hildy… me quedo con «Cantando bajo la lluvia» que para mierda, ya hay bastante en el mundo.
    No he visto esta película y tu texto me parece interesantísimo pero, precisamente porque expone esta película en lo que deben ser todas sus glorias y sus miserias, siento que me sirve de oportuna advertencia para no meterme donde nadie me ha llamado. Porque si hubiera tropezado con esta película sin saber más que el tema que trata, tal vez hubiera terminado por verla. Me ahorraste un disgusto, jaja.
    Te mando la pantomima de un beso, Bet.-

  14. Queridísima Bet de mi alma, así presenta Babylon Hollywood con sus glorias y miserias. Su director se desmelena en su forma de contar y no huye del exceso y de lo escatológico. La película no deja indiferente ni pasa desapercibida. Es ideal para tertulia acalorada después de su visionado. Yo tan pronto me sentía arrebatada por la historia y los personajes o en un momento determinado como en el siguiente me preguntaba que qué me estaba contando. No te aburres ni un segundo, la verdad. O la odias o te arrebata o decides estar subida en una montaña rusa, ahora me gusta y ahora no.
    … Ahora con Cantando bajo la lluvia…, siempre nos queda bailar entre chapoteo y chapoteo. Y cuenta tan bonito ese periodo…

    Beso, mientras ando a lo Charlot
    Hildy

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