Joyas del cine clásico latinoamericano (IV). Vidas secas (Vidas secas, 1963) de Nelson Pereira dos Santos

Vidas secas, película fundacional del Cinema Novo.

Vidas secas. Un paisaje desierto, infinito, con unos pocos arbustos y ramas secas, de fondo una banda sonora sin música posible, tan solo un ruido insistente, es la presentación del sertão brasileño. Una paisaje hosco y duro. Unas figuras avanzan a lo lejos y se van acercando. Lo primero que vemos es a una perrilla inteligente que avanza y corretea y poco a poco aparecen uno a uno los miembros de una familia: Fabiano, Vitória y sus dos niños. Entre sus escasas pertenencias tienen un loro y a la perrita Baleia. Son supervivientes, campesinos que intentan sobrevivir a la inclemencia de la sequía, el hambre, la pobreza y las condiciones económicas, políticas y sociales. Van de un sitio a otro intentando arraigarse y ser gente normal, como ellos expresan una y otra vez. Solo quieren un trabajo, una cama en condiciones y un hogar en el que permanecer.

Nunca un título estuvo tan adecuado. Vidas secas. Nelson Pereira dos Santos ofrece un retrato de la miseria desolador. La familia trata de arraigarse, pero todo se va complicando. No solo es la desolación del paisaje y la dureza de los periodos de sequía. Son las diferencias de clase, las condiciones laborales del patrón, el poder corrupto de los que lo ostentan… Sus personajes protagonistas son un matrimonio cada vez más duro y desesperado, pero sin fuerza para la rebelión. Viven humillados y ellos mismos eliminan de sus vidas los sentimientos (solo hay ciertos destellos, no han perdido la capacidad de desear un futuro mejor), necesitan acarrear fuerzas para seguir avanzando y buscar el lugar adecuado. No hay sitio para debilidades.

Vidas secas es una de las películas fundacionales del Cinema Novo, movimiento que se va formando a finales de los cincuenta y brota en los sesenta en un momento de fuerza y renovación en el cine latinoamericano donde se aboga por un cine imperfecto y auténtico. Una respuesta al glamour de Hollywood. Dosis de realidad.

Otro de los padres del movimiento, Glauber Rocha, expresa con hermosas palabras su manera de abordar el cine: «en Brasil, el Cinema Novo es una cuestión de verdad y no de iluminación. Para nosotros, la cámara es un ojo sobre el mundo; el travelling es un instrumento de conocimiento, el montaje no es demagogia sino la puntuación de nuestro ambicioso discurso sobre la realidad humana y social de Brasil». El lenguaje cinematográfico del Cinema Novo no se empapa de sus vecinos en Hollywood, sino de los nuevos cines europeos: neorrealismo italiano, Nueva ola francesa y el free cinema británico.

Pero a la vez en las andanzas de esta familia nómada durante los años cuarenta hay ecos pasados y futuros de otros supervivientes natos. Vidas secas va dialogando con películas más antiguas y más modernas y dibuja un mapa de la miseria. Y ahí sí hay cine de sus vecinos y del otro lado del charco. Las andanzas de Fabiano y Vitória con sus niños y animales de compañía nos recuerdan a otras andanzas de nómadas supervivientes: La fuerza bruta (De ratones y hombres) de Lewis Milestone, Las uvas de la ira de John Ford, Surcos de José Antonio Nieves Conde, Rocco y sus hermanos de Luchino Visconti o Los santos inocentes de Mario Camus. Todas pueden formar parte de un mismo ciclo.

La crudeza de la pobreza se refleja ya en la secuencia inicial cuando la familia para agotada y hambrienta, sin saber si pronto llegarán a algún sitio donde encuentren cobijo. Paran a descansar y apenas tienen qué llevarse a la boca. El loro de la familia se pone sobre el baúl que carga la mujer y se pone a cantar, como si estuviese protestando. Esta, fría y con rabia, le atrapa y le rompe la cabeza. Ya tienen comida. Según dice Vitória no servía para nada. Este acto pilla desprevenido al espectador, que pronto se da cuenta del tono y de lo que está viendo.

No obstante, a continuación hay un atisbo de esperanza. La familia llega a un hogar. Y no solo eso. La perra consigue alimento, Fabiano va a por madera para una hoguera, Vitória adecenta la casa y organiza… y llegan las lluvias. La casa resiste. Y por un momento vemos a una familia reunida alrededor del fuego que se permite unas risas.

La película no juzga, sino que observa. La mirada puede ser la del primer ser vivo que vemos en el sertão, el de la perrilla Baleia. Este es otro de los valores de Vidas secas. La mirada de Baleia. Una mirada perruna, pero a la vez tremendamente humana, comprensiva y compasiva. La perra tiene una película para ella sola. La perrilla sin raza, fiel, despierta e inteligente, siempre al lado de la familia. Que ayuda a buscar alimento y a trabajar. A guardar el ganado. Que consuela y juega con los más pequeños. Que acompaña a los mayores. Ella tiene un final desgarrador, pero rodado de una forma hermosa y directa. Es imposible olvidar la mirada de Baleia ante su destino.

Es una película de narración sencilla, pero con momentos cinematográficos brillantes. Como esa familia con sueños, que se arreglan para la misa y la festividad pertinente. Con ese afán de arraigo. Con sus ropas impecables y sus zapatos incómodos. O ese otro instante culminante cuando el hijo mayor pregunta curioso a sus progenitores que qué es el infierno. Y no se muestra muy conforme con la contestación desganada de sus padres, que apenas le hacen caso, y se termina además llevando un coscorrón. El niño, fuera de la casa, rescata alguna de las palabras, y mirando el paisaje que le rodea, intuye dónde está el infierno. Más cerca no puede tenerlo.

Nelson Pereira dos Santos tomó como inspiración para contar lo que necesitaba de las condiciones de vida en el sertão brasileño la novela del escritor realista brasileño Graciliano Ramos con el mismo título que la película. Las primeras obras del Cinema Novo, entre las que se encuentra Vidas secas, se rodaron antes del golpe militar en Brasil en el año 1964. Eran largometrajes que mostraban la miseria y las desigualdades sociales y la necesidad de encarar una reforma agraria.

Vidas secas es un grito silencioso que golpea al espectador. Con una estructura circular, una familia nómada que llega para buscar raíces, esa misma familia nómada que parte de nuevo para encontrar otro sitio donde arraigar, esta historia no deja apenas un atisbo de esperanza. Solo refleja una especie de existencia cruel donde varios Sísifos no pueden dejar de sufrir una y otra vez.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

12 comentarios en “Joyas del cine clásico latinoamericano (IV). Vidas secas (Vidas secas, 1963) de Nelson Pereira dos Santos

  1. Me ha dejado impactada tu relato sobre está película tan tremenda…y desgraciadamente tan real.

  2. Sí, querida María Rosa, lo has descrito genial: es una película tremenda e impactante, pero merece mucho la pena su visionado. Tiene momentos cinematográficos realmente hermosos, aunque presente una realidad totalmente dura, sin concesiones ni esperanza.

    Beso
    Hildy

  3. Hola Hildy
    Es curioso como todo lo que tan bien describes siendo tan particular de aquel Brasil, nos suena tan «familiar» a muchos. Mención especial para Baleia; en aquellos tiempos no había casa -en el campo, me refiero- que no tuviese su perro, siempre listos, siempre mil razas -menos las casas de abolengo, siempre pastor-alemán-. De repente nos hicimos europeos y los amigos de cuatro patas desaparecieron. Volvieron por donde nadie imaginaba, como animal de compañía. Vida de perro (que no perros callejeros de aquellos).
    Perdón por mis ladridos. Un saludo, Manuel.

  4. Ay, sí, Manuel, la mirada viva e inteligente de la perra Baleia invade toda la película y es protagonista de uno de los momentos más duros, pero hermosamente filmado.
    La verdad es que «Vidas secas» es un peliculón, pero te deja bastante hecho polvo. Presenta una realidad cruda, pero es también puro cine. La familia protagonista remueve muchas cosas en su peregrinar dentro del interior del espectador que les observa.

    Beso
    Hildy

  5. Sí, Fran, efectivamente. Y Vidas secas va más allá del documento social y de ser testigo, te rompe el alma. Es durísima. Pero como digo tiene momentos brillantes, de puro cine.
    Yo creo que merece la pena verla.

    Beso
    Hildy

  6. Mi queridísima Hildy,
    lo primero, feliz año nuevo, que te traiga muchas pelis.
    Lo segundo, te aseguro que cumpliré lo que te dije, de ver todas las películas de este ciclo que te gastas. Vi Memorias del subdesarrollo y me dejó un regusto raro, de cosa artificial. Es muy meritoria, pero creo que la historia le ha pasado demasiado por encima.
    No he visto aún El niño y la niebla, pero está en la cola. Sí te diré que para celebrar el fin de año nos vimos en casa Macario, que me la descubriste hace unos meses en tu entrada sobre la muerte, y lo pasamos pipa, qué hermosísima película.
    «Vidas secas» intuyo que me va a encantar, por eso también te confieso que he leído tu post en diagonal, para no descubrir mucho, pero seguro seguro que me encanta.
    Ay queridísima Hildy, qué bien que pasan los años pero quienes nos importan siguen aquí. Un besazo muy fuerte. Ya sabes que siempre te leo aunque no siempre sepa qué decirte.

  7. Qué alegría más grande, queridísimooooo Manuel (así lo grito a los cuatro vientos), que os gustara Macario. La verdad es que es un cuento precioso. Qué manera más bonita de celebrar fin de año.
    Memorias del subdesarrollo es cierto que es una película de su tiempo, con su contexto determinado. A mí Gutiérrez Alea me atrapó con ese lenguaje collage a lo Godard con aires cubanos con un personaje a lo Dolce Vita en la revolución cubana. Para mí esa película tiene momentos de cine muy potentes. Me resultó superinteresante analizarla, jajaja, vamos, que la disfruté.
    A mí Gavaldón cada vez me entusiasma más. Ya me dirás qué te parece este gran drama sobre la locura. Cada película que descubro de él me desvela un gran realizador.
    Y qué decirte, Vidas secas es de las películas más duras que he visto últimamente con momentos que se te quedan grabados en la retina. Estás viendo una historia tremenda, pero filmada con una belleza difícil de olvidar.
    ¡¡¡Yo también te leo siempre y te disfruto, Manuel!!!!
    Beso
    Hildy

  8. Me falta casi todo de Pereira dos Santos. Mis incursiones en esos clásicos brasileños del Cinema Novo se han limitado la mayoría de las veces a Glauber Rocha. No soy, eso sí, especial partidario del realismo (póngase el apellido que se quiera) en el cine, que por definición no puede serlo, pero lo que cuentas de esta película me interesa mucho.

    Besos

  9. A mí también me queda todo Pereira dos Santos, menos esta. De hecho, todo lo que sé del Cinema Novo es por lo que he leído sobre el movimiento, sus directores y películas. Esta película me ha impresionado muchísimo, mi querido Alfredo. El título está maravillosamente puesto. Cada uno de sus fotogramas son estremecedores.
    Ahora se puede acceder más a los clásicos latinoamericanos, pero hasta no hace mucho era prácticamente misión imposible, a no ser que se hicieran retrospectivas o ciclos en diferentes instituciones o por la televisión. Y aun así no hay tanta accesibilidad como en otras filmografías. Además en dvd o blu ray tampoco se ha apostado en exceso en nuestra zona; sí, más en cine contemporáneo latinoamericano. Yo hay un montón de películas que tengo en listados sin haber visto o que he visto una vez en su día (las de los noventa me refiero), cuando se estrenaron en cine. Algunos de esos dvd están descatalogados, etcétera…

    Beso
    Hildy

  10. Magnífico texto sobre una película descorazonadora. De esas que no solo exhalan crudeza sino autenticidad. Algo que a veces me cansa de cierto tipo de cine de denuncia es que se le nota el afán por impactar al espectador o cierto tremendismo. Nada de esto hay en Vidas secas. Es una película tan seca como anuncia el título e innegablemente real.
    De lo mejorcito que he visto de cine latinoamericano, coincido contigo.
    Un saludo.

  11. Querido doctor Mabuse
    Sí, tienes razón. Es una película descorazonadora. Te va golpeando en cada fotograma. Y, sí, es auténtica, absolutamente creíble. El director sabe lo que filma y cómo hacerlo. Por eso, las imágenes duelen más. Lo has dicho genial es una película seca, directa.

    Beso enorme
    Hildy

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