Zarco (Chechu Delgado) le dice a Nacho (Marcos Ruiz) cuando las cosas se han puesto ya muy feas por los distintos robos y asaltos realizados, y con la policía pisándoles los talones, que se retire porque él, el gafitas, tiene muchas cosas que perder, sin embargo su pandilla lo tiene todo ya perdido. El líder del grupo quinqui tiene muy clara la situación y el lugar de cada cual, para él viven en un mundo injusto y dividido por clases sociales y privilegios. Ellos son los últimos del escalafón, los que menos cuentan. Él sabe que solo arman bulla y desestabilizan un poco el sistema (que se construye bajo cimientos oscuros), pero que serán más tarde o más temprano machacados. No percibe que tengan otra salida o un futuro. Zarco se mueve con su pandilla entre las leyes de la frontera.
Nacho se convierte en el muchacho adolescente de clase media que descubre un nuevo mundo de la mano de Tere (Begoña Vargas) y Zarco. Él es la mirada. El gafitas, como le llaman, es un muchacho introvertido, sometido a bullying, y que no encuentra su lugar. Sin embargo, tiene una casa, una familia que le apoya y la posibilidad de construir un futuro. De pronto, Tere y Zarco no solo le integran en el grupo, sino que crean con él lazos de amistad y protección. La diferencia es que los jóvenes quinquis saben que Nacho no pertenece al otro lado, y el adolescente lo irá descubriendo en un largo verano de 1978.
Para gafitas cruzar el otro lado de la frontera en Girona, la ciudad donde vive, será un proceso de madurez y autoconocimiento, donde conocerá las duras e injustas reglas del juego y encontrará su sitio. Cuando lo necesite, no dudará en volver a cruzar la frontera: y como Zarco había predicho, él podrá continuar su camino, aunque siempre quedará un sentimiento de culpabilidad y remordimiento. Pero también vivirá con intensidad el primer amor. Tere será el motor de su implicación en un mundo que no es el suyo.
Raíces quinquis
Daniel Monzón logra realizar una recreación emocionante y vibrante del mundo quinqui en su última película Las leyes de la frontera. El director no solo tiene sentido del ritmo y un derroche del lenguaje cinematográfico en el género del cine de acción, sino también una sensibilidad especial para que se conecte con sus personajes. Con una cuidada recreación de la época de la Transición, dejando siempre de fondo referencias históricas, sociales y políticas de lo que está ocurriendo y cómo irá repercutiendo en el futuro de sus personajes, Monzón propone uno de sus largometrajes más redondos (aunque haya cierta precipitación en la resolución final).
Por otro lado, también se deja ver los conocimientos del realizador sobre cine y su bagaje cultural en ese sentido: sabe, conoce y domina qué fue el género quinqui y lo recrea a lo grande. Las leyes de la frontera parte de una novela de Javier Cercas, que no he leído, pero según he podido constatar la película se inspira tan solo en el periodo juvenil de los personajes, y se toma algunas licencias respecto los giros y secretos de la trama, para dar el toque personal de la mirada del director. Monzón continúa su colaboración con el guionista Jorge Guerricaechevarría y se meten de lleno en el cine quinqui, en el universo del extrarradio.
No es de extrañar que una de sus secuencias sea un claro homenaje a Fiebre del sábado noche (Saturday Night Fever, 1977), porque Tony Manero y pandilla en cierta manera fueron los quinquis neoyorquinos por excelencia. En el cine español los padres de un género que pegó fuerte durante los años setenta y ochenta fueron José Antonio de la Loma y Eloy de la Iglesia. Era un cine apegado a la época y a lo que estaba aconteciendo en las calles de las grandes ciudades (un ambiente social determinado, un clima de inseguridad y violencia, la presencia cada vez más inevitable de las drogas…); de hecho, sus protagonistas muchas veces fueron los propios delincuentes juveniles, que consiguieron una fama efímera, aunque muchos no se alejaron de sus vidas marginales y sucumbieron a las drogas (el Pirri, el Torete, o José Luis Manzano).
Además de los padres del género, otros cuantos directores realizaron su propia película de temática quinqui. Posteriormente, se han hecho diferentes recreaciones del universo del extrarradio y de la delincuencia juvenil, buscando ecos en este género peculiar. De esas películas del periodo quinqui yo siento especial cariño por Colegas y La estanquera de Vallecas de Eloy de la Iglesia, Deprisa, deprisa de Carlos Saura, Maravillas de Manuel Gutiérrez Aragón, 27 horas de Montxo Armendariz y ¿Qué he hecho yo para merece esto?, de Pedro Almodóvar.
Lenguaje cinematográfico quinqui
Qué toma Daniel Monzón del cine quinqui. Un reparto coral para crear la pandilla y el mundo que les rodea. Así como también tiene un papel predominante de la policía que va en busca de los muchachos, mostrando sus excesos (palizas, amenazas, corrupción…). La importancia de la ambientación de los lugares que visita la pandilla: las discotecas, los bares o los recreativos donde paran. En varias películas siempre hay una escapada al mar, como símbolo de huida, de algo más allá de la ciudad, en Las leyes de la frontera no falta ese momento, pero que también será el sitio donde empiece a torcerse el nuevo mundo que ha conquistado Nacho. La presencia de las drogas y el sexo, las lealtades y códigos de la pandilla, las traiciones y los chivatazos eran elementos temáticos que no faltaban y tampoco en el largometraje de Monzón…
El cine quinqui también contenía acción: el centro de sus tramas tenía que ver con los robos en plena calle o asaltaos a todo tipo de tiendas, farmacias o bancos. Y luego no faltaba la persecución de coches entre delincuentes y policías. Daniel Monzón ejecuta estas escenas de acción con precisión y emoción. A pesar del mundo duro que reflejaban, no faltaban momentos de empatía y ternura para entender la situación de los personajes y sus maneras de actuar. En Las leyes de la frontera no faltan esos instantes, como tampoco el humor entre tanta realidad. El humor estaba siempre presente en el cine quinqui.
Tere y Nacho
Lo que hace especial esta película es lo siguiente: el punto de vista. El mundo quinqui es observado por una mirada ajena: la de Nacho, el muchacho de clase media desubicado. Y por otro, la fuerza relevante del personaje femenino en la pandilla quinqui, que además se convierte en motor de una bonita historia de amor con secreto incluido. Esto contribuye a que Las leyes de la frontera sea también una “idealización” del cine de extrarradio, que tenía unas dosis de realismo con ecos documentales y una estética a pie de calle, que aquí se desvanece, pues es recreación pura y dura.
La mirada de Nacho penetra en un mundo desconocido que le sirve para encontrar un camino, enfrentarse a ciertas verdades así como elegir el lado de la frontera donde quiere situarse. Esa mirada construye con nostalgia un pasado. Por otro lado, la historia a tres entre Zarco, Tere y Nacho, de amistad y de amor, deja a la película un poso de romanticismo y de momentos íntimos que no solían predominar en las películas quinquis, que era todo más a flor de piel, visceral. Las leyes de la frontera es un homenaje cálido al cine quinqui con una mirada nostálgica y una bonita historia de amor de fondo.
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Vaya, no sabía que se hubiera estrenado ya… Es que ando un poco desubicado últimamente.
Viendo el tráiler es una peli que a la vez me atrae y me da la sensación de poca autenticidad no en la recreación de la época sino en los gestos y formas de hablar de la chavalería. Pero es solo una intuición, espero que confundida.
De todas formas iré a verla aunque sea por ver hacer trompos y persecuciones a esos coches que tanto me molaban de niño… La verdad es que es lo que más me gusta de este genero, jeje. Que por cierto no es mi favorito pero por La estanquera de Vallecas, que ya sé que es quinqui crepuscular y adocenado… Siento especial debilidad.
Un abrazo y felicidades por tu estupenda reseñena
Ay, sí, la han estrenado ya y me lo pasé de miedo, querido Manuel.
Yo creo que vas a disfrutarla un montón porque hay persecuciones emocionantes.
Yo también siento muchísimo cariño y debilidad por «La estanquera de Vallecas».
Ya me contarás si sientes o no autenticidad en los gestos y formas de hablar. Yo creo que está bastante logrado. De hecho, para mí los actores están bastante bien.
Beso
Hildy
Hola Hildy
Vaya por delante el gran respeto que le tengo a Monzón -ya desde su tiempo en Fotogramas- y, seguramente, disfrutaré mucho esta peli de aventuras.
Con lo que no puedo es con todo ese regodeo que se monta alrededor de unos personajes, muy cinematográficos, pero que nunca tuvieron el más mínimo atisbo de «conciencia de clase». Sé de que hablo es, precisamente, mi generación.
De la lista que pones a mi me gustó mucho «Maravillas» que, bueno, está en la lista por un personaje (tal vez en la mejor «interpretación» de toda la quincallería, eso sí). En cuanto a «La estanquera…» puede que sea de lo mejor de «de la Iglesia» aprobadito raspado -siendo generoso-.
Un saludo, Manuel.
Sí, ya me contarás querido Manuel qué te parece la película.
Cuando veas el largometraje de Monzón, verás cómo sí dota a Tere y Zarco de una conciencia de su situación, de dónde están en el escalafón, y de cuál es su sitio. No sé si tienen conciencia de clase (los personajes), pero sí de esos tres puntos que señalo. Saben que no tienen nada que perder, y no imaginan una salida. Saben que Nacho no es de su mundo. Y, por supuesto, Nacho se da bastante cuenta de cómo él sí puede pasar de un lado de la frontera a otro. Es interesante y complejo, no obstante, el tema que abordas. Es un buen debate para enfocar la película y el cine quinqui.
Yo no puedo evitarlo: ponen «La estanquera» y me quedo enganchada viéndola. Me pasa lo mismo con «Bajarse al moro», que tiene ciertos ecos lejanos de lo quinqui.
Beso
Hildy
Hola otravez
Curioso que menciones «la estanquera» y «bajarse al moro». Dos obras que ya habían tenido un enorme éxito en teatro -llegaron a pasarse por TVE ¡que tiempos!-. No sé si estarán disponibles, imagino que sí. En «bajarse…» actuaban dos de mis actores españoles favoritos… en la versión «de cine» fueron sustituidos por un tal Banderas y una tal Sanchez-Gijón (en uno de sus primeros papeles, creo).
Saludo (con derrape cuatroruedas) Manuel.
Inmensa pereza me provoca, por Monzón, que no ha hecho nada que me interese, por Atresmedia, que pone la pasta en las mayores mierdas que se hacen en este país, y por el tema, que ya dio de sí lo que dio cuando tenía que darlo. Bueno, y por Cercas, para qué negarlo. Y también por los actores jóvenes, que en su mayoría son un horror.
Dicho lo, a priori, negativo, me quedo con tu comentario, que es lo único que he leído estos días sobre esta película que me impulsa a verla.
Besos
Jajajaja, mi querido Alfredo, menos mal que mi texto te anima solo un poquito a quizá darle en un tiempo lejano una oportunidad, ante todos los puntos negativos que expones y que te echan para atrás. Yo solo te digo que me lo pasé bien viéndola y me parece un homenaje bonito a un tipo de cine que se realizó en los setenta y ochenta por estos lares. De Cercas confieso que no he leído nada.
Beso
Hildy
Hola Hildy!
No había leído esta entrada. Me ha encantado el texto y el análisis que haces de la película.
Besos;)
¡¡¡Cómo me alegra, Fran, que te haya gustado!!! La verdad es que a mí es una película que me dijo muchas cosas, me encantó ir a verla.
Beso
Hildy