Diccionario cinematográfico (220). Homenaje a París

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Homenaje a París: Siempre nos quedará París… y recordé cuando vi a un grupo de personas que salían del estadio cantando La Marsellesa después del horror, la de veces que el himno francés ha emocionado en pantalla de cine… Así recuerdo ese campo de prisioneros en La Gran Ilusión de Renoir. Durante un espectáculo que han organizado los presos, les avisan de que un pueblo francés ha sido liberado… todos empiezan a entonar La Marsellesa. Y es un momento para no olvidar, para verlo una y otra vez.

Y es que se puede soñar en París con miles de fotogramas. Y quiero ofrecer un pequeño homenaje contra esa violencia y ese odio exacerbado que se pasea libremente y quiebra. Al escribir la palabra odio, me viene a la cabeza la película de Mathieu Kassovitz y la historia de tres muchachos de la periferia de París. Son Vinz, Said y Hubert. Uno es judío, el otro es árabe y el tercero negro. Les acompañamos durante una noche, después de unos disturbios… y oímos la voz de Said: “Lo importante no es la caída, sino el aterrizaje”. Y al escribir violencia, solo miro un post más abajo donde se nos presenta un París, como campo de batalla, en Dheepan de Jacques Audiard.

Pero ese París multicultural y complejo se ha presentado bajo muchas otras ópticas. Y otros dos ejemplos cinematográficos recientes los han aportado Olivier Nakache y Eric Toledano con Samba o el primer trabajo europeo del iraní Asghar Farhadi, El pasado. O también me viene a la cabeza el largometraje de Maïwenn Le Besco, Polisse, donde cuenta a modo de crónica dura el trabajo diario de la unidad infantil de departamento de policía de París.

Pero está ese París cinematográfico que aquellos que disfrutamos con el cine nunca olvidamos. Y ese París es el secreto de que sea agradable encontrarse con Le Week-end de Roger Michell… donde un matrimonio maduro británico recorre sus calles para recuperar también algo de la ilusión perdida. Y ahí les dejamos en un bar donde una mujer y dos hombres mayores emulan el baile de los protagonistas de Banda aparte (1964) de Jean Luc Godard.

Y es que ese París no desaparece. Las huellas del París de Jean Vigo se pueden rastrear en ese París que muestra Leo Carax en Los amantes de Pont Neuf. O el París del último tango junto a ese contestatario, el París de mayo del 68, se dan la mano en Soñadores de Bertolucci. Y tal como se pasearon los amantes por el Sena, como los protagonistas inolvidables de Charada, otros en estos últimos años siguen su ejemplo, y ahí nos encontramos a esos treintañeros, antes del atardecer, para recordar viejos tiempos, para atrapar instantes, para tocar con la punta de los dedos sueños… Ella parisina, él americano…, un americano en París (otro personaje de lo más cinematográfico, que se lo pregunten a Gene Kelly)…

El París que es como pasear por un cuento o por una ciudad idealizada nunca abandona los fotogramas. Así Woody Allen nos llevó a un París mágico en Midnight in Paris o la torre Effiel sigue siendo ese lugar especial, donde todo es posible como pasa en un momento de La delicadeza de David Foenkinos. O París es el escenario de un gigantesco cuento romántico con luces de neón como levantó Baz Luhrmann en su Moulin Rouge

Y es que por encima de todo… siempre nos quedará París…

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12 comentarios en “Diccionario cinematográfico (220). Homenaje a París

  1. Muchos hemos vivido bonitos momentos en París, reales o cinematográficos. La realidad suele ser más dura que la ficción pero pese a todo seguimos adelante, viviendo y soñando.
    Un beso.

  2. stupendo texto, mí querida amiga. París es mucho más cinematográfica que Hollywood, más fotografiable. Henri Cartier Bresson sigue fascinando por ese París que retrató, por eso París que a mí tanto me gusta. Hollywood no es fotografiable, solo tenemos imágenes estáticas de sus directores, actores y actrices dentro de los estudios. Hollywood es un decorado. París una ciudad en blanco y negro, de lluvia, farolas, adoquines, cafés, terrazas, etc. París es la voz de Jacques Brel, Édith Piaf, Charles Trénet o Charles Aznavour. París es Renoir, Jean Vigo, Marcel Carné, Robert Bresson, Jacques Becker, René Clair, Jules Dassin, Jean Cocteau y todos esos chicos maravillosos de la nouvelle vage. París es una declaración al primer amor y París es la Maga, el olor a cruasán a esa hora incierta del alba y la chica guapa que pedalea en su bicicleta con una cesta en el manillar transportando la primera barra de una baguette. París es una Rayuela. Hollywood era un decorado. París la capital del cine filmado en la calle; es Jacques Tati jugando con sus transeúntes. Nueva York es una ciudad con pesadillas por eso nunca duerme. París es una ciudad que siempre sueña y no quiere despertar. París es la capital de los pintores, los filósofos, los poetas, los escritores, los cineastas, los enamorados, la invención de los artistas. París fue la cuna de los surrealistas y transformaron esta ciudad dejándola como estaba, fiel a sí misma; surreal, pictórica, poética y con cuatrocientos golpes y sin entreacto. París es la música de acordeón, la música pobre que escucha desde la calle la otra música del Moulin Rouge que pintaba Toulouse-Lautrec. De París venían todos los niños y Voltaire de un cabaret, y Charles Perrault cubrió de piel de asno a la niña sadiana. París y su mayo del 68 con Sartre. París fue todo esto y más. París era una fiesta, entonces.

    Besos, mi querida amiga.

  3. Amén, querida Hildy, que siempre nos quede París… sumo a tus recuerdos cinematográficos aquella escena inolvidable de Casablanca con Víctor Laszlo dirigiendo un coro improvisado que entona La Marsellesa para hacer frente al autoritarismo y la destrucción y que siempre, siempre, me emociona hasta las lágrimas. Ya te lo había dicho alguna vez, creo, siempre me emociona escuchar un himno utilizado como canción de protesta, pero La Marsellesa tiene algo especial para mí que hace que me emocione aún más.
    Recuerdo además el París de Billy Crystal del cual había que olvidarse para poder «bajar» a la vida cotidiana y aquel otro de Woody Allen en «Todos dicen te quiero» en el cual hasta volar es posible. O ese maravilloso y mágico de «Amélie». O el plural de «Paris, je t’aime». O aquel de «Angel-A», en el cual aún era posible encontrar redención y belleza. O aquel que aún no había conocido los horrores del siglo XX en mi querida «Gigi»…
    Te mando un abrazo enorme, Bet.

  4. Bonito y necesario homenaje (no nos olvidemos de Truffaut, por favor…).

    Yo, además de con todas vuestras aportaciones, me voy a quedar con el recuerdo de «Ariane» de Billy Wilder. Y con «Encuentro en París». Y con «Una cara con ángel». Y con «Un día volveré»…

    Hala.

    Besos

  5. Querido Luis, qué paseos más hermosos he dado por París las pocas veces que he ido, por puro placer. A mí es una ciudad que me gusta mucho. Porque aprecio todas las ciudades por las que te puedes perder por sus calles, las ciudades paseo. Así que tienes razón: el París real y el cinematográfico permite perderse por sus rincones… Pero de repente la dura realidad se cuela… (qué necesarios son los libros de historia para lograr entender qué diablos ocurre en el mundo).

    Un beso
    Hildy

  6. Mi querido Francisco… qué texto más hermoso has escrito en el comentario… Es otro homenaje para perderse entre sus líneas… Cómo lo he disfrutado.

    Beso
    Hildy

  7. Me encanta, querida Bet, porque entre todos qué textos y qué París más hermoso estamos construyendo. Fascinante. El París que nos traes está lleno de momentos que no se olvidan. Hace muy poquitos días me acordé de ti porque volví a revivir el París de Gigi, y disfruté como una niña por su encanto. Me di cuenta que recordaba bastante bien la película pero me dio pie a fijarme en mil y un detalles. Con la historia de esa niña que se rebela contra ser una cortesana de por vida…

    Beso
    Hildy

  8. Ay, querido Alfredo… me vienen las imágenes de Ariane, película a la que tengo gran cariño. Me gusta mucho… Y tampoco puedo olvidar el París de Ninotchka. Ahí se dice una frase: «No terminará nada el jueves, porque arrancaremos el jueves del calendario». Y a veces piensas que ojalá lo imposible que siempre puede ocurrir en una sala de cine fuera posible en el mundo real. Y que de pronto pudiéramos decir: «No terminará nada el viernes, porque arrancaremos el viernes del calendario»… y que realmente ese viernes no hubiese ocurrido… Un salto de tiempo.

    Beso
    Hildy

  9. ¡Querido Marcos, me alegro de encontrarte por aquí! Sí, el París colorido de Moustache merece la pena recorrerlo… y tienes razón, a mí el mundo me tiene verdaderamente triste…

    Besos
    Hildy

  10. Pensar en París es evocar la Nouvelle Vague, que la utilizó como escenario para acoger algunas de sus más célebres representaciones: «Los cuatrocientos golpes» de Truffaut, «El signo del león» de Rohmer, «París nos pertenece» de Rivette, «Al final de la escapada» de Godard, «Las buenas chicas» de Chabrol, «Cleo de 5 a 7», de Varda o «Fuego fatuo» de Malle, entre otras.
    De todos modos, realizadores de otras muchas nacionalidades rodaron o ambientaron algunas de sus mejores películas en la capital francesa: Bertolucci («El último tango en París»), Minnelli («Un americano en París», Sirk (Escándalo en París») o el español David Hernández («En la ciudad sin límites»). La lista sería casi interminable… Besos.

  11. … efectivamente París como ciudad interminable para reflejarla en la pantalla… como escribo, querido Antonio, siempre nos quedará París…
    ¡Qué buen recuerdo Escándalo en París de Sirk!

    Beso
    Hildy

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