Unas escaleras que suben a los aposentos de un castillo decadente y solitario, la noche, el viento que apaga las velas, extraños ruidos, murciélagos volando, un grito, una gota de sangre, una ristra de ajos, un crucifico, hermosas damas victorianas, un hombre que ha perdido la cabeza come insectos, estacas, tumbas, muerte, sensualidad, arrebatos, mordiscos, sangre, un espejo que no refleja la imagen deseada, un barco asolado por la peste y tempestades ocultas, las ratas… y al final un hombre que hipnotiza con la mirada, que vive en la oscuridad, que muestra sus colmillos, que está sediento, que repta por las paredes, que es una presencia terrorífica…, el conde Drácula. Toda una imaginería alrededor de este personaje… ¿De dónde viene?¿Cómo ha ido creciendo y transformándose? ¿Por qué los vampiros y en concreto el conde… siguen presentes en nuestras mentes?
Eso es lo que nos trata de explicar el experto en cine de terror, David J. Skal, en un ameno ensayo que realizó en los noventa, revisó en 2004 y por primera vez ha sido editado en España. Un libro no solo ameno sino ágil, lo lees visto y no visto porque engancha y logra meterte en el mundo que gira y gira alrededor de Drácula. Te quedas con ganas de más. Sobre todo lo que se oculta tras este personaje y su “eterna” vida, desde que fue creado hasta la actualidad. Se ha convertido en un ícono cultural y universal… Drácula ha sabido transformarse con los tiempos y su creador supo reunir en su personaje ciertas características, referencias históricas, miedos ancestrales… que no solo le hicieron cobrar vida sino que le han convertido en una presencia poderosa. El no muerto se ha perpetuado y ha ido generando y sigue generando hermanos y hermanas inmortales (… que se lo pregunten a Jim Jarmuchs y a sus amantes que sobreviven o a esa niña que espera ser invitada en Déjame entrar…). Pero el padre de todos ellos y que logró engullir en su personaje todas las leyendas habidas y por haber sobre los no muertos y toda la literatura vertida sobre estos seres fue el conde Drácula. El conde nació entre las páginas de una novela de terror de Bram Stoker en el año 1897… y todavía no nos ha dejado.
David J. Skal se centra en la génesis del conde Drácula y en la posterior transformación del personaje en los distintos medios de expresión (sobre todo cine y teatro pero también literatura o televisión o cómic). Y así nos embarca en un viaje apasionante de anécdotas, historias de rodajes, de montajes teatrales, de juicios por derechos de autor o de imagen, de personas cuyas vidas giraron alrededor del conde (un personaje ficticio)…
Así Skal indaga en el proceso de creación de la novela que dio fama a Stoker, cuenta la vida del autor y analiza su trayectoria como novelista así como las vicisitudes de su obra literaria. Luego se centra en su viuda, Florence Stoker, y su cruzada de juicios por los derechos de propiedad intelectual para sacar rendimientos económicos de la novela de su esposo. Así llegamos a su historia y quebraderos de cabeza con una joya del cine mudo, Nosferatu de F.W. Murnau. También el autor del ensayo nos hace caminar por las primeras representaciones del Drácula en los escenarios teatrales (apasionantes relatos) de donde surgiría el conde más icónico de todos con el rostro de Bela Lugosi. Actor que finalmente lo encarnaría en la pantalla en 1931 en una película de Hollywood, una de las más recordadas de Tod Browning, un director de cine mudo con una filmografía muy interesante. Precisamente Drácula no fue de sus mejores creaciones cinematográficas y sin embargo es la obra unida a su nombre. El conde Drácula con el rostro y el aspecto de Bela Lugosi ha sobrevivido y ha creado la imagen prototípica de este personaje. David J. Skal nos recuerda la tragedia de Lugosi y su triste vida posterior atado siempre a este personaje… y también agudiza nuestra memoria con una triste ironía del destino, fue otro actor que hacía de Bela Lugosi el que recibiría un Oscar por su sensible interpretación, él nunca fue reconocido por ese premio ni tampoco destacó por sus dotes como actor. Pero Martin Landau como Bela Lugosi en Ed Wood de Tim Burton traería de nuevo al actor húngaro y a su personaje a la actualidad del momento.
Uno de los capítulos más interesantes del ensayo está dedicado al Drácula español, es decir, a la versión hispánica que se realizó a la vez que la película de Tod Browning. Hollywood todavía estaba experimentando con el cine sonoro… y no existía todavía el doblaje. Así que lo que hacían era realizar la misma película, con los mismos decorados, pero cambiando los actores, el equipo técnico y el idioma… para poder exportar sus obras cinematográficas a otros países como América Latina o España. La peculiaridad es que aquellos que han visto y disfrutado de la película, piensan que la versión hispana de George Melford es una producción más cuidada y audaz que la de Browning. Y que el Drácula de Carlos Villarías es digno compañero de Lugosi.
Después el ensayista nos cuenta las vicisitudes, transformaciones y cambios de Drácula y los personajes que le acompañan (Mina, Lucy, Renfield, Van Helsing, Jonathan Harker…) o la creación de otros nuevos. Así como la conversión de Drácula en una imagen comercial que puede ser plasmada en los envoltorios de alimentos, golosinas, en objetos de decoración o souvenirs… Así vemos a Drácula transformado en un gracioso personaje de trapo en Barrio Sésamo que es un entusiasta de los números o como padre o abuelo de una familia tradicional pero un poco extraña (en las míticas series de La familia Adams, Los Monsters o en el cine de animación y la saga de Hotel Transilvania). No se olvida pasar por la nueva vida que vivió el conde en Gran Bretaña con Christopher Lee en los estudios Hammer o por ese intento de Coppola de transformar al conde en un personaje trágico y romántico en una película de impactante factura visual. O transita por todos los montajes teatrales que convirtieron al conde hasta en protagonista de un musical.
Así que Hollywood gótico. La enmarañada historia de Drácula (con además una interesante recopilación de imágenes) se convierte en una prometedora lectura de verano para combatir las tardes de calor… y dejarte helado con un personaje que nos ha marcado y sigue marcando a nuevas generaciones.
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Querida Hildy, ni bien comencé a leer tu entrada recordé a Martin Landau en «Ed Wood», película que me gusta mucho, y también a Willem Dafoe quien está genial en «La sombra del vampiro». No soy muy amiga de las pelis de vampiros, pero no viene mal darse una vueltita cada tanto por «Nosferatu».
Y sobre todo me acordé de un cuento de Woody Allen, publicado en «Cuentos con plumas», en el cual un Drácula desorientado se presenta en la aldea dispuesto a chupar la sangre de unos pobladores y descubre desesperado que no es de noche, sino que hay un eclipse, ¡es muy gracioso!
Y ahora me despido antes de que oscurezca, que ya me dio miedo. Bet.-
¡Es que, querida Bet, Martin Landau estaba increíblemente bien y emocionante en Ed Wood! Ay, los vampiros me daban de pequeña mucho pero que mucho miedo… cuando veía una peli de Drácula… luego, ilusa, me tapaba con la sábana hasta el cuello y la cabeza… pero también sentía cierta fascinación y hasta ahora… La lectura de este ensayo es muy pero que muy amena. Te quedas con ganas de más…
Besos, a través de un espejo… todavía me reflejo en él
Hildy
Un libro con una pinta muy interesante. Siempre me ha gustado la figura del vampiro, de hecho creo que mis mayores terrores infantiles venían de películas con chupasangres, ja, ja. Tomo nota de la recomendación: terror refrescante.
Saludos.
Querido Licantropunk, creo que te va a gustar bastante. Es un ensayo muy ameno y curioso… enseguida te atrapa. ¡Ay, nuestros terrores infantiles!… Ay, esos monstruos…
Beso
Hildy
Existe una versión libre del «Nosferatu» de Murnau sobre el mítico vampiro y es la película que hizo Werner Herzog en los 70, logradísima y con una cuidadísima atmósfera, titulada «Nosferatu, vampiro de la noche», protagonizada por Klaus Kinski, Isabelle Adjani y Bruno Ganz. Es un película diferente al resto, hipnótica y con unas imágenes bellísimas. Parece un «cuento de hadas» europeo, inusual en cuanto al cine de terror que se hacía en esa época y con una banda sonora envolvente. Isabelle Adjani está bellísima y la película desprende un halo de lirismo tenebroso rayando en lo magistral.
Abrazos!!
Muchísimas gracias, Isis, por hablar de la película de Herzog y por cómo nos trasladas a ella. Yo he de confesarte que no la he visto, pero ya solo con tu comentario me has provocado unas ganas enormes de conseguirla y verla. Ya con ese cuento de hadas europeo me has conquistado…
Beso
Hildy