La retrospectiva que siempre prepara el Festival internacional de cine de San Sebastián a un director clásico recupera figuras que a veces han caído en olvido, como es el caso de este año. El ciclo se le ha dedicado a Dorothy Arzner, una directora del Hollywood clásico, una rareza en un área cinematográfica normalmente, y más en aquellos tiempos, copada por hombres. Como siempre junto al ciclo de películas, se facilita la publicación de un completo libro de su obra y después el ciclo viaja por las distintas filmotecas y ya está en estos momentos en el cine Doré (sede de las proyecciones de la Filmoteca Española). Así el otro día, el domingo en concreto, viví mi primera proyección de una película de Dorothy Arzner y el día anterior, con una alegría que comparto aquí en este blog, adquirí un pack con dos películas de la directora, que en estos días iré viendo. Desde hoy su obra me será menos desconocida.
Arzner entra además dentro de la categoría de los pioneros en la industria cinematográfica de Hollywood. No solo como mujer directora sino también como aquellos hombres y mujeres que convirtieron el cine en un modo de expresión, en un lenguaje único y especial. Empezó subiendo peldaños: primero transcribiendo guiones, después como redactora de sinopsis, scripts en los rodajes, para terminar siendo una buena montadora. También realizó guiones. En el largometraje Sangre y arena de Fred Niblo, se encargó del rodaje de la segunda unidad…, hasta que en 1927 consiguió debutar como directora de cine.
Me alegro haber empezado a descubrirla con La mujer sin alma, una película que tiene como protagonista a un personaje femenino complejo y de análisis interesante e interpretado por una magnífica Rosalind Russell, que domina la película con unos primeros planos reveladores. El personaje de Harriet Craig muestra a una mujer dominante que en realidad lucha como una leona para encontrar su sitio y su identidad. Harriet Craig no es una mujer amable o simpática sino una superviviente que lleva hasta las últimas consecuencias el evitar la dominación en un mundo de hombres, apariencias y clases sociales y que no quiere mostrar ningún signo de debilidad o de solidaridad con otras mujeres. Harriet Craig lleva la máscara de la frialdad y la perfección, ejerce de esposa ideal pero que impone sus reglas a un marido enamorado (John Boles, galán en sombra de los años 30 de grandes divas del cine) e inflexible con el personal de servicio así como altiva con sus vecinos. El símbolo de su triunfo es una casa impecable y perfecta, sin defecto alguno, que dirige con una meticulosidad obsesiva.
Precisamente por ahí empezamos a conocer la personalidad de Harriet… antes de que aparezca en escena. Lo primero que vemos es su suntuosa casa y como la ama de llaves, mrs Harold (excepcional Jane Darwell), avisa y regaña a la doncella por mover un jarrón de su sitio al limpiarlo, advirtiéndola que la señora se dará cuenta del más leve movimiento de la pieza. Después vemos aparecer al marido, como un caballero risueño con una venda en los ojos y enamorado de su esposa, y a la tía de este (Alma Kruger). Nos enteramos de los motivos de la ausencia de Harriet, su hermana está muy enferma, y también de que la mirada que tiene su esposo sobre su amada Harriet no es la misma que la de su anciana tía. El marido aprovecha la ausencia de su esposa para ir a jugar con sus amigos al póquer, nos enteramos cómo este dejó de celebrar las partidas en su casa y también de acudir a las veladas de sus amigos.
Lo que nos cuenta La mujer sin alma es cómo en apenas un día la vida perfecta, que se ha construido y elaborado Harriet Craig, se pone patas arriba. De este modo descubrimos sus motivos, por qué es así, por qué piensa así… Se revelan las grietas y vulnerabilidades en la fachada perfecta de su rostro. Su filosofía de vida comenzamos a descubrirla en sus confidencias a su joven sobrina en un viaje en tren: ella no se casó por amor, ella lo que buscaba en la institución del matrimonio era su propia independencia económica y social. Más tarde descubriremos que quiere huir tanto de la vida que llevó su madre como intuimos de la vida de su hermana (con la que solo comparte una escena y con la que mantiene una fría distancia).
Un acontecimiento social protagonizado por un amigo de su esposo (genial Thomas Mitchell que con solo unos minutos de aparición cuenta toda una vida), desencadena los acontecimientos. Resquebraja la fachada perfecta de Harriet y quita la venda de un marido que creía estar casado con una mujer que le amaba… Todo se precipita hasta hacer descubrir a Harriet lo que supone la senda que ha elegido para mantener su identidad, su independencia y su hueco: la soledad más absoluta. Descubrimos la vulnerabilidad de la mujer sin alma.
Dorothy Arzner nos presenta un poderoso personaje femenino y se sirve magníficamente de la casa, la cual se convierte en un personaje más. La casa es el reflejo o el templo de Harriet, que nos ayuda a comprender más a su personaje. Rosalind Russell construye un personaje principal muy complejo y Arzner la hace hablar con unos primeros planos reveladores (sobre todo al final de la película). Los personajes secundarios son de una riqueza y con unos matices que enriquecen esta película pero, sin duda, el gran personaje secundario de la trama, con diálogos y replicas magníficas, es esa mrs Harold excepcional (qué personajes inolvidables ha protagonizado Jane Darwell), que también sabe luchar por su independencia y por tomar las riendas de su vida de una manera más práctica e inteligente que Harriet…
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
Totalmente desconocida para mí. Tiene muy buena pinta. Te diría que la buscaré, pero lo veo crudo.
Besos
Para mí hasta el momento también esta película era desconocida para mí y solo había leído alguna que otra cosa de Dorothy Arzner. Sí, es buena y merece la pena descubrirla. No sé si es fácil de encontrar pero da una pista que no existía una copia subtitulada en castellano sino que estaban preparados los subtítulos para esta proyección. Aunque este tipo de ciclos provocan después la edición de la obra fílmica del director elegido poco a poco. Como digo adquirí el otro día a muy bien precio un pack con dos películas de la directora.
Besos
Hildy
Yo también desconocía la existencia de una directora en una época tan temprana de la historia del cine, lo pensé cuando lo leí en los artículos del festival, igual que pensé que tendría que buscar algo de ella. Me encanta «resucitar» mujeres, sean de la disciplina que sean y hay tantas, que en su día fueron prefesionales reputadas y luego el tiempo se ocupó de cubrir su trabajo y buen hacer -bueno, la culpa no es precisamente del tiempo pero dejemoslo ahí, no? jeje.
Me pongo a buscar el pack!
Gracias y un beso!
Querida Marga, pues sí, una directora interesante tanto su obra -lo que he leído de ella y lo que voy a tratar de ver- como su vida, que veo ya conoces si como yo leíste artículos de la retrospectiva. A mí también me gusta resucitar mujeres y en el mundo del cine me apasiona.
Esta primera película que he visto sobre ella me gustó muchísimo. Ya iré poniendo las del pack (son dos).
Besos
Hildy
Muy interesante encontrar en aquella época una directora de cine mujer. Algo para celebrar, desde luego. Y me doy cuenta del gran desconocimiento que tengo todavía. No había ni siquiera oído hablar de ella. Espero conseguir ver alguna película suya. Gracias por el descubrimiento!
Yo estoy empezando con ella y me está sorprendiendo… Me alegré mucho de ver La mujer sin alma. ¡Además con Rosalind Russell, que está estupenda!
Besos
Hildy
“La mujer sin alma”, pero “La casa con alma”, porque como bien apuntas la casa es un personaje más de la película, y no precisamente secundario, con una presencia vivísima.
Una película compleja y fascinante, con un retrato femenino muy original para la época, una mujer que ha optado por una fachada de dureza e insensibilidad, pero con sus particulares razones para haber llegado a eso.
Durante varios momentos la película me produjo una sensación punzante, de malestar, hay una aspereza terrible en el análisis de las relaciones humanas bajo un tono que linda con la comedia ligera.
Y la puesta en escena es de una elegancia extraordinaria, precisa, y con algún vuelo poético al final cuando la protagonista contempla el interior vacío de la mansión y certifica su completa soledad (por cierto, que cuando Billie Burke cierra la puerta, ese plano que sugiere el entierro de una muerta en vida, lo asocié al vuelo con aquel que “entierra” a Claude Rains al final de “Encadenados”).
Los primeros planos de la Russell, cuidadosamente seleccionados en momentos clave, están entre los más deslumbrantes que he presenciado en mucho tiempo. Me encanta especialmente aquel en que ella descubre el jarrón roto y las múltiples colillas del marido, intuyendo todas las implicaciones del acto, el punto de inflexión definitivo en la relación.
La Arzner, como la maravillosa Ida Lupino, ha estado sepultada durante décadas para muchos cinéfilos, y afortunadamente se la está rescatando de ese injusto olvido.
Y efectivamente Hildy, aciertas plenamente con la siempre grandiosa Jane “Ma Joad” Darwell, ¡qué personalidad la de esta dama de la interpretación!.
El único “pero” que le pondría a esta magnífica película es la moraleja que aparece al final, del todo innecesaria.
Besos,
Javier
Ya sabes, querido Javier, que tú me pusiste tras La mujer sin alma… y lo agradezco porque descubrí una película que me gustó mucho. Tú lo has dicho, compleja y fascinante. Y de acuerdo en la elegancia de la puesta en escena. Sí, yo me quedé también enamorada del empleo del primer plano tanto en Rosalind Russell, sobre todo, como en otros personajes. Buenísima la referencia a Encadenados… y seres solos ante su destino en una mansión y una puerta que se cierra (o que ya no se abre como ocurría en LA HEREDERA de William Wyler).
Es cierto, tanto Arzner como Lupino, sepultadas. Falta una buena retrospectiva y libro sobre Ida Lupino en su faceta de directora y actriz… Ma Joad, impresionante. La recuerdo también para hacerte temblar… en Incidente en Ox Bow.
De acuerdo con la cita final… y por otra parte me vienen a la cabeza casas con alma…, qué grandes personajes pueden llegar a ser, ¿verdad?
Besos
Hildy
Esta no la he visto….y sale Rosalind como mujer que pretende independencia económica y para ello se casa….vaya…la verdad es que me deleito con tu texto. Se adivinan recovecos con mucho jugo…por supuesto la anoto…un abrazo
Un pleno, nadie la ha visto y la verdad es que es una rareza a buscar. Eso de una directora en esa época, pues suena cuando menos fuera de logica. Vamos que mas de uno sin duda intentaremos encontrarla. Cuidate
Querido Victor, Rosalind está increíble… un personaje absolutamente antipático al que conseguimos comprender… Rosalind regala unos primeros planos increibles. Sí, la película tiene recovecos, mucho jugo. Una mujer sin alma ha sido un buen descubrimiento así como su directora.
Besos
Hildy
Querido Plared, merece la pena poder localizarla. A mí me encantó la proyección en la Filmoteca. La disfruté mucho. Y ahora estoy a la espera de poder conocer más obra de esta pionera directora, Dolores Arzner.
Besos
Hildy
Hola, Hildy, buenas noches; pues ya ves, otro ignorante más (y van…): como bien puedes suponer, tampoco la he visto y no tenía la más mínima referencia acerca de su directora, ni me sonaba su nombre. Tampoco me sorprende, a las mujeres directoras (como a las mujeres ‘lo que sea’…) se les suele sepultar de manera inmisericorde. Como a ésta. O como a la gran Ida Lupino, que también resulta nombrada en algún comentario, y de la que recuerdo haber visto ‘El bígamo’, que no me causó una gran impresión, pero no dejaba de resultar una cinta curiosa. En fin, mucho por ver, cómo no.
Un fuerte abrazo y buen fin de semana.
Querido Manuel, es ahora una buena oportunidad de conocer a Dorothy Arzner (ja,ja,ja me he dado cuenta que un comentario la he puesto Dolores) pues lo bueno de las retrospectivas es eso, el descubrimiento de directores en olvido. Me ha gustado mucho este primer visionado.
Por desgracia de Ida Lupino yo también solo he podido ver hasta ahora El bígamo, que lo que me gustó de ella es cómo «mira» al bígamo y a sus dos mujeres, es decir, el tratamiento del tema y de los personajes. De una manera compleja, sensible y respetuosa. Lupino tiene varias obras que me apetece mucho conseguir y ver.
Besos
Hildy