Los hermanos Dardenne, tras la oscura y pesimista El silencio de Lorna, han decidido seguir su senda de cine que toca temas sociales contemporáneos y dilemas morales pero dejar algo más de luminosidad a sus propuestas cinematográficas. Finales que dan pie a pensar en un futuro o más bien en una salida. Así ocurrió con El niño de la bicicleta y ahora de nuevo con Dos días, una noche. A su vez son dos películas que suponen un paso más en su cinematografía, seguir trabajando con sus actores fetiches (en este caso con Fabricio Rongione o Olivier Gourmet, esta vez no contamos con el rostro de Jeremie Renier) pero poner rostro femenino al personaje principal con actriz de renombre. En El niño de la bicicleta fue Cécile de France y en esta ocasión Marion Cotillard.
Los Dardenne siguen apostando por una manera de contar directa y sin artificios pero dejando obras, dentro de su aparente sencillez, perfectamente construidas. Esta vez se centra en Sandra, una trabajadora de una pequeña empresa, que dispone solo de un fin de semana para convencer a sus compañeros de trabajo de que se repita una votación de la que depende su futuro laboral. El empresario ha puesto a sus trabajadores en un dilema: tras la baja de Sandra por depresión –y a punto de incorporarse– y debido a la fuerte competencia de otras empresas, ha decidido con el jefe de producción que el trabajo de diecisiete lo pueden hacer dieciséis, pero dan a elegir a sus trabajadores entre el puesto de su compañera o renunciar a una prima de mil euros. Sandra debe conseguir, por lo menos, nueve votos de sus compañeros para conservar su empleo.
La cámara de los realizadores belgas sigue a la protagonista en su periplo. Capta sus momentos de debilidad, sus derrumbamientos, sus sonrisas y esperanzas, sus angustias y miedos, sus pasos hacia delante, sus pasos hacia atrás… y va exponiendo los motivos de cada uno de sus compañeros para optar a un voto o a otro. En un principio, Sandra se conforma con la repetición de la votación (que se realizó sin ser voto secreto y bajo la presión del jefe de producción metiendo miedo a los trabajadores) y quiere tan solo ver a sus compañeros el lunes. Pero su marido, la convence de que tiene que luchar por su puesto de trabajo, verles a todos de manera individual para poder exponer su situación y que decidan por ellos mismos, sin la presión del grupo. Lo primero que queda claro y que Sandra no se cansa de repetir a sus compañeros, y ellos lo saben, es que no tendrían que estar tomando esa decisión que ya es injusta desde el principio pero son situaciones injustas las que se están viviendo en una sociedad en crisis política, económica y social.
Entre los trabajadores no hay ni buenos ni malos, hay personas con situaciones complicadas, y en estos momentos en que llegar a fin de mes es pura odisea, es difícil apelar a la solidaridad obrera… pero no imposible. Y es lo que queda claro en Dos días, una noche. Independientemente del resultado final de la votación de Sandra. Y para la protagonista, sumida en la depresión durante meses, este angustioso fin de semana, con una cámara que no la deja sola ni un instante, le supone finalmente ponerse de nuevo en pie, luchar y caminar.
Normalmente los Dardenne emplean de manera muy especial la banda sonora en sus películas. Suele haber una total ausencia de ella y solo la emplean en momentos muy concretos (y normalmente de manera diegética) creando atmósferas o instantes especiales. En Dos días, una noche solo hay música en dos momentos cruciales y ocurren en el coche de la protagonista, en la radio. Una canción francesa junto a su marido, que habla de tristeza que refleja la situación anímica que ha vivido y vive la protagonista, y un rock and roll (no olvidemos que en un momento de la historia fue sinónimo de lucha, protesta y rebeldía) junto a su marido y una compañera de trabajo en un momento esperanzador.
Dos días, una noche es una película coral donde los Dardenne no nos separan de la protagonista y lo que en un primer momento parece una persecución asfixiante y angustiosa, termina con un halo de luz y una sonrisa…
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Vi un reportaje sobr eesta película en «Días de cine» A mi novia le interesó el tema que trata y a mí me pareció demasiado vulgar, aunque, sí, con buena dosis de realidad. Después de leerte, bueno, creo que podría ser interesante. Saludos.
Mi querido Marcos, cuánto tiempo sin leerte y qué bueno que te pases por aquí. Te confieso que a mí los hermanos Dardenne me gustan muchísimo y en esta nueva obra cinematográfica no me han decepcionado y siguen haciéndome pensar. Tiene efectivamente dosis de realidad pero además saben contarla, reflejarla. Tiene buenos momentos. Me gusta lo que cuentan y cómo lo cuentan. Si os decidís a ir a verla, ya me contaréis qué os ha parecido.
Besos
Hildy
Me ha gustado (¿vulgar? Marcos, que te doy un coscorrón la próxima vez que te vea, que va a ser pronto…), pese a ciertas reservas con el final. Me hubiera gustado que fuera mala, que pecara justo de falta de aquello a lo que apela durante todo el metraje, para hacerlo todo más humano, contradictorio y aniquilador, es decir, para que reflejara todavía más la realidad; sin duda esto sería mucho más español… Digo que son reservas porque tampoco me disgusta cómo acaba. Solo que el bicho malo que llevo dentro pedía más guerra moral. O inmoral, más bien. La vida, en suma. me chirrían algunas cosillas, pero en general los Dardenne lo han vuelto a hacer, para nuestra suerte.
Besos
Otra cosa: lo que más me ha gustado es la proyección de la historia, la presentación sencilla, discreta y particular, en el plano microeconómico y doméstico, de una cuestión de fondo que en realidad es macroeconómica y global. Es decir, que estos tíos, partiendo de un pequeño-gran dilema individual, nos están dando las claves del funcionamiento del sistema de capitalismo especulativo en que vivimos, y que van desde la consecución de la división de la clase obrera en fragmentos irreconciliables (y de esta, por ejemplo, con la estudiantil o la funcionarial, cuya unión, por ejemplo, en el 68 fue decisiva para el teatro revolucionario que se vivió) a la naturaleza ambigua y cuestionable del concepto de solidaridad tal como suele presentarse (de ahí que diga que quizá otro final me hubiera encajado más). Mucho que pensar.
Más besos
A mí también me ha gustado, querido Alfredo. Tu final también hubiera sido totalmente comprensible, humano, desgarrador y nos hubiera seguido dejando muchas reflexiones. En cierto modo, los Dardenne ya apuntaron ese comportamiento, que te hubiese gustado para Sandra, en otro personaje femenino maravilloso y complejo: Rosetta. Curiosamente quien le daba la mano en lugar de un empujón, después del batacazo que ella le pegaba, era un personaje con el rostro también de Fabrizio Rongione (ahora marido de Sandra y cómplice). Y también se veía ese comportamiento en el personaje femenino de otra de sus películas más oscuras, Lorna. Y a las dos, a Rosetta y a Lorna, se las entendía perfectamente, contradictorias, aniquiladoras, humanas, realismo crudo. Es como si los Dardenne, desde El niño de la bicicleta quisieran aportar un poco de luz en un panorama oscuro…, una flecha de salida a la desesperación. Y la opción de Sandra también existe y es real.
Besos
Hildy
La tengo en pendientes, imagino que este finde caerá. Me interesó el planteamiento que ofrecía cuando leí de ella. Y me ha gustado saber que tiene un final esperanzador, sé que estos finales pueden resultar adormecedores de conciencias pero es que andamos masticando tanta mierda últimamente que un respiro, aunque sea en la pantalla, se necesita, no? Y más si, como comentáis, tampoco es excesivamente forzado.
Por cierto, en esta fiesta del cine he aprovechado para ver Relatos Salvajes y La isla mínima. He disfrutado de lo lindo con ambas y coincido contigo: las dos merecen mucho la pena. Y reafirmo lo dicho por ti en tus textos.
Un beso!
Mi querida Marga, qué bueno lo de Relatos salvajes y La isla mínima, qué bueno que las disfrutaras ambas. Yo en la Fiesta del cine vi dos películas que pronto comentaré. La estadounidense EL JUEZ y la danesa ALGUIEN A QUIEN AMAR. Dos maneras muy diferentes de abordar un melodrama de familia disfuncional…
Sí, creo que los hermanos Dardenne siguen abofeteando pero quieren dejar últimamente también un poco de luz, una salida, algo… Yo creo, Marga, que te va a gustar la película. Ya me contarás.
Besos
Hildy
Pero que ritmo llevas Hildy….a esta todavía no he llegado…pero me gustan estos hermanos y esa protagonista. No me parece mala idea lo que han hecho en las dos últimas tirando de rostros conocidos….
Pero tampoco me parece mal la opción contraria, y ejemplos buenos hay de ello…No voy a añadir nada más salvo que por lo que leo siguen construyendo una filmografía muy coherente que vista con perspectiva arroja mucha luz sobre estos tiempos. Un abrazo.
Hola, Hildy, buenos días. Sigo con interés la filmografía de los Dardenne, y a ésta, consecuentemente, le tengo muchas ganas. Cuando leía sobre su argumento, recordaba títulos como ‘Recursos humanos’, ‘Glengarry Glenn Rose’ o ‘Smoking Room’, e intentaba imaginarme cómo hubieran resultado argumentos como esos en manos de los Dardenne (éste tiene puntos de contacto, por lo del entorno laboral, pero también muchas diferencias). En fin, que habrá que verla. ¿Final feliz? Bueno, es una opción, tan legítima como cualquier otra, pero a mí siempre me suele oler a concesión comercial (no sé si será éste el caso).
Un fuerte abrazo y buen fin de semana.
Querido Victor, desde que vi Rosetta (que fue mi primera película de los Dardenne, antes que La Promesa), he sido fiel a estos hermanos. Y, sí, totalmente de acuerdo: construyen una filmografía muy coherente. Dos días, una noche sigue la senda de esa coherencia.
Besos
Hildy
Querido Manuel, cuando la veas verás que lo del final feliz no es ninguna concesión. Ni siquiera es feliz. Su final deja su poso de amargura. A lo que me refiero a hablar de luminosidad y sonrisa, es al camino que decide tomar Sandra… ¡y hasta aquí puedo leer!
Qué tres peliculones has nombrado… pero los Dardenne con Dos días, una noche tiran para otro lado. Sin embargo todas podrían formar parte de un buen ciclo sobre el entorno laboral. Quizá la que es un poco más afín: la de Laurent Cantet…
Qué alegría leerte.
Besos
Hildy
No voy a leer nada porque hoy tenemos el plan vespertino de ir a verla al cine: de entre toda la oferta de la cartelera brilla el nombre de los grandes Dardenne, unos directores que admiro profundamente y que nunca me han decepcionado.
Te diré.
Saludos.
… Espero, entonces, a que me cuentes…
Creo que no va a decepcionarte.
Me parece un plan buenísimo…
Besos
hildy
Hola,
Personalmente la película del año… Un gran thriller, un film de cine-fórum marxista sin ser maniqueo, una film neorrealista actual, un film de terror cotidiano, un film de superación personal sin ser llorón y sobretodo un film de amor a la dignidad personal y colectiva… muchas películas en una para hablar de muchas cosas y preocuparte de muchas más… cine lowcost para el gran público… lo dicho, la película del año.
Un saludo,
Josep M.
Dices algo muy interesante, Josep, y es introducir para hablar de Dos días, una noche, la palabra thriller. Y sí que es cierto que los hermanos Dardenne desde El silencio de Lorna, otro gran thriller, saben emplear los momentos de tensión como nadie. También hablas de terror cotidiano y asiento. En sus películas ese terror cotidiano aflora. Pero finalmente, en todas esas películas contenidas en una, como bien dices está la película sobre la dignidad y solidaridad entre los trabajadores… Otra luz de que no todo esta perdido, esa luz que ya dejaban entrever en El niño de la bicicleta. Y esas luces están reflejadas en complejos pero magníficos personajes femeninos.
Besos
Hildy
La gran novedad de “Dos días y una noche” es que por primera vez los Dardenne suben de clase social y hablan de la clase media, y la posibilidad que esta acabe sea siendo marginal como en sus anteriores films, aquí es donde esta sea su película más empática porqué no habla de cosas que a la clase media le queden lejos (inmigración ilegal, negocios turbios, menores desahuciados del sistema…)
… precisamente muchas de esas reflexiones que se vuelcan en esta película de los hermanos Dardenne, y sobre las consecuencias de la crisis en la clase media trabajadora, también están presentes en otra obra cinematográfica brillante, a mi parecer, Las nieves del Kilimanjaro de Robert Guediguian… Sería una buena sesión doble para un debate posterior intenso.
Besos
Hildy
¡Qué película! Bueno, pues como de costumbre, como ¡lo mal acostumbrados que nos tienen estos geniales hermanos directores! Amiga Hildy, opino que cuentas demasiado en tu entrada: de hecho cuentas la película entera, ja, ja, película que además tiene la cualidad de la brevedad. Los personajes de los Dardenne siguen buscando, siempre buscando y espero que sigan buscando muchas veces más.
Saludos.
… Ay, querido Licantropunk, es que me emociono y me embalo (… hasta cuando aparece la música relato… pero son dos momentos tan hermosos y tan importantes)… Me alegra que te haya gustado… y tienes razón cuentan historias con sencillez, intensas con brevedad y muy complejas…
Sí, siguen buscando.
Besos
Hildy
Querida Hildy, me hubiera encantado entrar en la película, pero no. No me creo a Marion Cotillard y hay momentos que no me creo la historia. La base de la que parten los Dardenne no puede ser mejor pero me falta verdad en el personaje de Sandra, me falta verdad en esa familia. La película es correcta pero no me llegó. Una lástima. Me pregunto que habría hecho Ken Loach con esta historia. Besos. Manel.
Mi querido Manel, cuando nos ponemos frente a una película o leemos un libro pasa algo en aquel que mira o lee… y ese algo inexplicable es lo que nos hace conectar o no con ciertas obras. Y ese algo, tan difícil de explicar, nos hace sentir y mirar de manera diferente… y crear un crisol de interpretaciones y miradas que aportan siempre conceptos, ideas y debates muy interesantes. Así que tu mirada sobre Dos días, una noche plantea cuestiones muy interesantes y para analizar.
No sé que hubiera hecho Ken Loach pero hubiera aportado su visión y manera de contar… y otros análisis sobre la misma cuestión. De momento te digo que a pesar de los malos comentarios que estoy leyendo, a mí me apetece muchísimo ver su nueva propuesta, Jimmy’s Hall,
Besos
Hildy
Es inagotable la imaginación humana, eso es lo que pienso cada vez que voy al cine y veo como de cada tema se pueden sacar mil versiones diferentes…Aquí el mundo del trabajo, la crisis que lo está machacando, las relaciones entre compañeros, la amistad, el egoismo, la lucha por no dejarte hundir, la familia, la cobardía, la fragilidad y la entereza del ser humano…todo está presente. Es una pelicula que nos sirve de espejo
Querida Maria Rosa, me ha encantado tu frase final, una película que nos sirve de espejo… Y es que el cine muchas veces es un espejo: a veces de la realidad, otra de nuestras fantasías y sueños, otras del inconsciente, otras de universos propios…
Besos
Hildy
Como dice 39 escalones, plantea cuestiones muy interesantes, como la disolución de cualquier utópica lucha de clases en una cruel lucha interna entre trabajadores (quienes al final, serán víctimas todos ellos) o el fomento del individualismo inmoral como forma de subsistencia en un sistema insolidario. No es una película redonda (el dilema que plantea quizás es demasiado estridente, como melodramática es la amenaza de la depresión o un poco forzadas o carentes de finura las sensaciones que propugna en la escena de ‘Gloria’ y el desenlace), pero es una película contundente y siempre necesaria.
Querido crítico abúlico, efectivamente es una película contundente y necesaria y cuando, a pesar de los peros que señalas para que no sea redonda (interesante mirada), tiene capacidad de provocar reflexiones y debates apasionados… entonces sé que merece la pena su visionado.
… los hermanos Dardenne tienen una mirada en la que merece la pena inmiscuirse.
Un beso
Hildy
Hola Hildy,
Con bastante retraso, por fin he podido ver la película de los Dardenne. Me ha gustado mucho, sobre todo por la excelente construcción de los personajes: no hay ni buenos ni malos, y queda bien claro que los trabajadores son víctimas del chantaje de una empresa que sólo ve números, no personas. La película juega con dos mensajes: el individualismo sangrante al que nos ha llevado el capitalismo (aquello de la lucha de clases pasó a la historia) y otro, mucho más positivo, destacando que la dignidad se obtiene con la lucha. Si luchamos, siempre ganamos. Me quedo con eso.
¡Besos!
Mi querido Victor, sí, a mí también me gustó mucho y efectivamente no hay ni buenos ni malos entre los trabajadores. Y está planteado de una manera sencilla (que no simple) y llega. Me encanta todo lo que dices en el comentario. Siempre me ha gustado cómo cuentan historias duras los hermanos Dardenne.
Besos
Hildy