Los Goya están a la vuelta de la esquina. Os invito a un menú muy especial ya que se va acercando la gala. Dos largometrajes valientes y muy interesantes en la categoría de nominadas a la mejor película iberoamericana y un cortometraje de ficción nominado en dicha categoría que toca un tema de total actualidad, ideal para un buen debate después de su visionado.

Primer plato: La memoria infinita de Maite Alberdi

Nominación al Goya por mejor película iberoamericana.

El periodista chileno Augusto Góngora y la actriz y exministra de cultura Paulina Urrutia son celebridades en su país de origen y son los protagonistas de La memoria infinita de la documentalista chilena Maite Alberdi. Con una generosidad inusitada y la mirada sensible de la realizadora, el matrimonio nos permite entrar en la intimidad de sus últimos años juntos marcados por la enfermedad de él: alzhéimer.

Augusto frente a la cámara muestra su vulnerabilidad, esa memoria que se va desvaneciendo, esas capacidades que se van perdiendo. Y es el mismo Augusto Góngora que se puso en el pasado frente a la cámara, valiente, para contar los años más duros de su país bajo la dictadura y que siempre luchó por recuperar la memoria histórica. Es aquel también que fue un referente de los programas culturales en Chile.

Sin embargo, de nuevo, Maite Alberdi acierta en la manera de acercarnos a la realidad de Augusto y Paulina, pues somos testigos de una historia de amor que recorre más de dos décadas. Paulina se convierte en la memoria de Augusto y ambos intentan no perder los lazos que los unen. Mantienen intacta esa conexión que trata de no hundirse en las brumas del olvido.

La memoria infinita es un largometraje hermoso, pero tremendamente duro. Con un montaje preciso de grabaciones privadas de cuando apenas empezaron su relación en los noventa, material de archivo que permite revelar las trayectorias comprometidas de ambos en el mundo del periodismo y la cultura, el material filmado durante los últimos cinco años por la directora que se convirtió en la sombra del matrimonio y las grabaciones sobrecogedoras de Paulina Urrutia en los momentos de aislamiento de la pandemia, queda finalmente una historia de épica cotidiana de amor, compromiso y lucha.

Y es que Alberdi lo hace otra vez, convertirse en cronista de la vejez, porque envejecer es de valientes, y dejar testimonio de la última etapa de la vida desde distintos prismas, pero siempre con una sensibilidad extrema y una mirada lúcida sin ocultar los procesos más duros. Así mientras en documentales como La Once o El agente topo dejaba escapar un sutil sentido del humor y con cada una de esas realidades empleaba los códigos del lenguaje cinematográfico de determinados géneros como las películas sobre amistades que se reúnen a lo largo de los años (La Once) o las películas de espías (El agente topo), en La memoria infinita utiliza con delicadeza los códigos del cine romántico y el drama, revelando al espectador no solo la cotidianeidad de una pareja que se quiere, sino el avance de una enfermedad que borra los recuerdos.

Y en ese avance no faltan momentos sobrecogedores como un hombre frente al espejo que no se reconoce. O el drama de sentir a un ser humano asustado, pidiendo ayuda a sus amigos, desesperado, ante un ataque de pánico. Ese hombre que ante su desconcierto quiere comunicarse con sus dos hijos a toda costa. O el dolor de Augusto, asustado, pues teme no estar rodeado de los libros que siempre formaron parte de su vida. Pero ahí está siempre la Pauli, intentando que Augusto termine reconociendo la casa, los libros, a ella misma, a los amigos, a los hijos, conectándole con él mismo, contándole su historia, calmándole… Amor y cuidado.

No faltan tampoco los instantes románticos entre los dos que hasta el final no los pierden: los paseos, los bailes, las risas entre ambos, la admiración mutua, ese compartir aficiones y pasiones, el acudir a eventos juntos, las conversaciones, las declaraciones de amor mutuo, el consuelo, la compañía mutua…

La memoria infinita no es más que otra historia de amor ante la adversidad, solo que esta vez es auténticamente real.

Segundo plato: La pecera de Glorimar Marrero Sánchez

Nominada al Goya por mejor película iberoamericana.

Hay películas que es un milagro que existan. Así ocurre con esta ópera prima de Glorimar Marrero Sánchez que se ha arriesgado al máximo con La pecera en una cinematografía tan poco pródiga en largometrajes como es la de Puerto Rico. Marrero ha dejado al descubierto una mirada muy especial, de artista, apostando por un drama intimista, cuidando la forma de contar su historia y plasmarla en imágenes y concibiendo una obra cinematográfica independiente y libre.

Marrero Sánchez logra una película con una fuerza visual que consigue momentos estremecedores en su belleza, cuenta con una gran interpretación de su protagonista, Isel Rodríguez, que imprime fuerza y credibilidad y plantea una poderosa metáfora: la colonización de una enfermedad como el cáncer que invade el cuerpo de la protagonista, Noelia, una artista audiovisual, y la colonización de un país, EEUU, que invade con basura bélica una pequeña y paradisiaca isla puertorriqueña.

Así queda reflejada en La pecera la lucha del personaje principal por decidir con libertad cómo quiere enfrentarse a la enfermedad y la lucha de los isleños por denunciar la situación de su isla y querer continuar habitando en ella.

La pecera es una película que genera conversaciones interesantes, ricas en significados, la historia muestra sus fortalezas y debilidades según cómo la mires. Y a través de una de esas conversaciones, he podido entender de otra manera este largometraje. En un principio, valoraba todo lo ya escrito, pero extrañaba el desarrollo de ciertos personajes secundarios, de las relaciones entre ellos, me faltaba más hincapié en la lucha y en las reivindicaciones de la gente de la isla, así como un aprovechamiento mayor de la metáfora en su desenlace.

Pero después de un diálogo con otra espectadora apasionada por la película, también se me desveló otra manera de mirarla y donde todo tiene sentido, todo encaja: la película está contada desde la mirada de Noelia, que está en los últimos coletazos de su enfermedad. Con ella sentimos el dolor, la agonía y la fisicidad del cáncer que padece, pero es más, su mirada es la de una artista audiovisual y transmite lo que está viviendo como si de una instalación o performance audiovisual se tratara, por lo tanto ella es el centro, así como sus estímulos y sus sensaciones, lo demás es superfluo. Así el final adquiere toda su belleza porque no es sino poner a su protagonista en la instalación audiovisual en la que se ha convertido su vida.

Postre: La loca y el feminista de Sandra Gallego

Nominado al Goya por el mejor cortometraje de ficción.

El cortometraje de Sandra Gallego con guion de Pilar Gómez (también la actriz principal) no presenta en lo formal ningún alarde cinematográfico que señalar. Es sencillo y directo. El rodaje de una conversación de una pareja sentados en una mesa de una terraza de un parque con plano y contraplano. No hay más. Pero lo cierto, es que La loca y el feminista está en el centro de un debate, es lo que oímos en el diálogo que entabla el matrimonio lo que hace que esta pieza vaya a estar presente en un montón de cineforums, coloquios y debates.

Y más todavía cuando nos enteramos la semana pasada de los reveladores resultados de la primera encuesta del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) sobre la percepción de la igualdad y los estereotipos de género que realizó el pasado mes de noviembre entre aproximadamente cuatro mil hombres y mujeres de más de dieciséis años.

Entonces ese diálogo entre una mujer y un hombre que propone La loca y el feminista adquiere toda su importancia. Profundizamos más en esa petición que ella le pide a él: que no vuelva a decir delante de sus amigos que es feminista, y la perplejidad con el que él recibe esta indicación. Porque este cortometraje va de esto: de la percepción de la igualdad y de los estereotipos de género y también del peligro de convertir el significado de una palabra en moda o vaciarla de contenido.

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