Fin y Leo son dos cortometrajes de Fernando Reinaldos que dejan escapar entre sus fotogramas una sensibilidad especial y una mirada personal. Este joven y prometedor realizador sigue esa brillante estela que demuestra que en este siglo XXI, las historias de amor más innovadoras en el cine se encuentran en ese celuloide oculto durante tanto tiempo y que ahora estalla libre y sin censuras. Durante las dos décadas de este nuevo siglo, las películas han nadado en esa riqueza de géneros y orientaciones sexuales, dejando ver que todavía queda mucho por narrar.
Si desde el nacimiento del cine, el amor heterosexual alimentaba el cine romántico buscando la transgresión y lo prohibido, tirando tabúes, traspasando límites y fronteras, así como analizando lo transformador y liberador del amor, ahora el camino se ha abierto mucho más y las posibilidades del romanticismo son prácticamente infinitas, enfrentándose el espectador a una savia nueva y renovadora. Sí, las historias de amor en el cine han diversificado su abanico y sus miradas abarcan un universo mucho más amplio y real.
A partir de los años sesenta, con la caída de la censura y las revoluciones sociales, el cine romántico o las historias de amor en las películas fueron abriéndose cada vez más a terrenos que nunca se habían tocado, pero a partir de Brokeback Mountain (2005) de Ang Lee poco a poco la diversidad sexual ha revolucionado el lenguaje del cine romántico y del melodrama y de prácticamente todos los géneros.
No hay más que echar un vistazo a grandes obras de los últimos años para mostrar un camino imparable, diverso: Una mujer fantástica de Sebastián Lelio, Retrato de una mujer en llamas de Céline Sciamma, Carol de Todd Haynes, Moonlight de Barry Jenkins, Solo nos queda bailar de Levan Akin o el último mediometraje de Pedro Almodóvar, Extraña forma de vida. Cada vez las etiquetas y lo excepcional se van difuminando más. El cine refleja historias de personas que se enamoran, se aman y viven historias desde la diversidad que siempre ha existido. Y Fernando Reinaldos así lo deja ver en dos cortometrajes que hablan entre sí.
Fin (2022)
Las personas se aman hasta el final de sus días y cada historia tiene su propio desenlace. En Fin, Fernando Reinaldos, sin palabras y en el transcurso de un día, cuenta con una sensibilidad extrema y cuidadosa las últimas horas de dos mujeres. Dolor y belleza se mezclan en cada uno de los fotogramas.
Dos ancianas (Mary Anisi y Deidre Lynn) frente a frente en la intimidad del hogar. La filosofía de los cuidados. Una depende de la otra. A pesar del alzhéimer, quedan huellas. En Fin lo que importan son las llamadas de atención, los gestos, las miradas y los objetos. El esfuerzo de la presencia, la ilusión del reconocimiento. El sacrificio por amor. El momento de la despedida serena, el adiós.
El peine, el álbum de fotografías, la cámara fotográfica, el bote de pastillas…, la importancia de los objetos para contar una historia. A sus protagonistas las conocemos ya mayores, pero somos capaces de reconstruir toda una vida. Es suficiente con mirar una fotografía, simplemente perderse en las arrugas de sus rostros o en esos ojos que dejan ver el interior de cada una.
Leo (2023)
Dos muchachos, Leo y Kai (Wesley Tiso y Nico Dangla), juegan al baloncesto en un gimnasio. Son amigos, son cómplices. Una vez en el vestuario, descubrimos, una vez se desvisten, unas cicatrices en el cuerpo de Leo que suponen una revelación sencilla, natural. Pero también nos enteramos de que es la última tarde que van a pasar juntos jugando, porque Leo emprende una nueva vida, se va a estudiar lejos.
Nunca salen del terreno del juego, la agudeza y la complicidad, sobre todo por parte de Kai. Son dos amigos de la infancia, del barrio. De toda la vida. Y con su cara de pícaro, a Kai se le ocurre una buena despedida: ¿por qué no se quedan esa noche en el gimnasio pasándolo bien, jugando?
Esta vez Fernando Reinaldos construye su historia a través de los juegos de palabras encadenadas, de las miradas que hablan y de la inocencia de un enamoramiento adolescente, puro y cómplice. Leo va a emprender una nueva vida y quizá se convierta en un famoso escritor. Kai se quedará en el bar, en el negocio familiar, y no se moverá en el barrio…, pero está tan orgulloso de que su amigo prospere. Es bonito porque estos amigos son como un espejo de aquellos otros muchachos de los ochenta del siglo pasado que se llamaban Gordie y Chris (Cuenta conmigo, 1986, Bob Reiner). Leo y Kai son protagonistas de una amistad que, de pronto, deja de ser un juego. El momento lo pide.
En esa noche de despedida, un mundo de posibilidades se abre más allá de los juegos de palabras, de los silencios, de las confesiones, de las cicatrices, de los miedos y frustraciones, del humo de la marihuana y del jugo de los gajos de mandarina.
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Hola Hildy
Me voy un poco por la tangente peroooo…. recuerdo un año que dos comedias «mayoritarias» coincidían en tratar el tema de la diversidad y la diversión. Y el mundo se dividió -otra vez- entre los partidarios de una y los partidarios de la otra. Yo, con dolor de mi corazón, era de la que NO tenía a Jessica Lange. (solución: «Tootsie» y «Víctor o Victoria»).
Un saludo, Manuel.
Manuellllll, pues traes dos muy buenas comedias del 82. Recuerdo que era una niña y me llevaron a ver «Tootsie» (¡cómo me gusta Sydney Pollack!) y ¡me divertí tanto con ella! Es una película a la que tengo gran cariño. Luego ya más mayor, vi la de Blake Edwards con una espectacular Julie Andrews y es que Edwards dirigió comedias cumbres. Pero reconozco que tengo más en mi corazón y más vista la que tiene a Jessica Lange, jajaja. Aquí acabas de recomendar una gran sesión doble.
Por cierto, y volviendo al tema, merece la pena echar un ojo a los cortometrajes de Fernando Reinaldos. En ellos ya se ve que sabe contar historias e implicar al espectador en ellas.
Beso
Hildy
Hola Hildy!
Todavía en este 2023 hay quien se empeña en darle al botón de rewind apelando a ciertos códigos morales. Celebremos que el cine se siga situando en la vanguardia.
Besos;)
¡El cine siempre en la vanguardia, abriendo puertas y ventanas, querido Fran!
El cine genera reflexiones, conocimientos y buenos debates.
Qué triste en este contexto, el botón de rewind. ¿Para qué dar pasos atrás?
Beso
Hildy
Apuntados, que no trabajo yo mucho últimamente lo de los cortos… Cortometrajes, quiero decir, que de cortos uno va bien servido a diario…
Besos
A mí el mundo cortometraje me tira mucho, aunque tampoco veo todos los que debería, pero siempre lo intento. ¡Se puede ver también tanto buen cine y todo un arte contar una historia en unos pocos minutos!
Beso
Hildy