Con una canción de fondo, un álbum de fotografías y un vídeo con una noticia grabada de un telediario, Michael Morris cuenta mucho de su protagonista, Leslie (Andrea Riseborough). Basta escuchar la preciosa canción country de Dolly Parton, «Here I am», para saber sobre qué va esta historia: es una historia de segundas oportunidades.
A través de las fotografías conocemos a una niña, adolescente y joven que se convierte en madre. Su sonrisa siempre desarma. Y un ojo morado nos dice muchas cosas también. Al final, el vídeo con la noticia: nos encontramos con una joven exaltada que ha ganado la lotería y a un niño triste a su lado, que la mira preocupado. Justo ahí acaban los títulos de crédito y nos encontramos con unas letras que nos avisan de que han pasado ya unos cuantos años.
Nos topamos con una Leslie más mayor, sola, alcoholizada y recién expulsada de un motel. Sin dinero, sin pertenencias, sin nada. Con su maleta rosa de la que no se separa. Tiene fotografías en un sobre y un papel roto con unos cuantos teléfonos tachados. No puede estar más en el límite del abismo o sí. Sí, porque va donde su hijo, que la acoge, cariñoso, aunque llevan años sin verse, pero ella está enferma y rompe las reglas. Miente. No solo roba al compañero de piso de su hijo, sino que no deja de beber.
El muchacho decepcionado le hace volver al pueblo de Texas al que pertenece con una vieja pareja de amigos, pero estos también están hartos del hundimiento de Leslie y sus mentiras, ya no creen en ella (bastante tienen con creer en ellos mismos o con ayudarse entre sí). Tienen tal resentimiento, que difícilmente pueden echarle una mano: con cariño, con respeto, con paciencia… Más bien la perjudican. De nuevo, Leslie, solitaria, tan delgada que parece que de un empujón va a quebrarse, con esos ojos que miran y muestran sin pudor su dolor e impotencia. Nada puede hacer. El pueblo no la acoge precisamente con los brazos abiertos.
No solo hay verdad en esa mirada, sino también en cómo se va desarrollando esta historia. Es de esas películas que siempre me gusta decir que tienen alma. Se nota que el guionista, Ryan Binaco, ha desnudado sus emociones y cuenta la historia inspirándose en sus vivencias y en las complejas relaciones con su madre.
Al personaje de Leslie, al borde del abismo, le regala una segunda oportunidad. Primero, conoce a una persona, a un hombre bueno, que cree en ella, que no está ni cansado ni decepcionado por la historia que arrastra, sino que ve a una mujer que necesita que le echen un cable, siente que tiene buen fondo, que ella no deja de luchar y está dispuesto a tener bastante paciencia. Sweeney (Marc Maron) dirige un motel junto a su amigo, Royal (Andre Royo), y le ofrece a Leslie algo más que un trabajo. Los dos van conectando y construyendo una relación con un posible futuro.
Segundo, Leslie en la barra de un bar y con una canción triste de fondo se da cuenta de su situación. No quiere caer más. Más country. Willie Nelson le pregunta si está segura de que quiere estar ahí, si desea seguir con esa vida, en «Are You Sure». Ella tiene la fotografía de un niño, su hijo, al que sabe que acaba de romperle y decepcionarle un poco más. No puede seguir cayendo…
Encuentra un motivo por el que no continuar deslizándose por el tobogán y tiene además una mano amiga, Sweeney. Y también un montón de obstáculos. Quizá merezca la pena intentarlo.
Como un ave fénix lo intenta. Resurgir. Y de ese viejo vídeo de una joven exultante que acaba de ganar la lotería rescata un sueño de su hijo. Cuando el reportero le pregunta que quiere hacer con ese dinero, el niño sensato responde que su madre podría invertir en un restaurante. Piensa en futuro. ¿Por qué no? ¿Puede ser el sueño de ese joven decepcionado?
Quizá un destartalado local de helados, donde alguna vez se ha refugiado e incluso le ha servido de dormitorio improvisado, pueda transformarse en un sueño. ¿Por qué no intentarlo? Tal vez merezca la pena, tal vez no vaya nadie. Pero poco a poco. Puede que el día de la inauguración entre de nuevo su hijo por la puerta orgulloso porque su madre ha llevado a cabo un plan. Era lo único que le pedía siempre, que tuviese un plan.
Michael Morris cuenta la historia con melancolía. Envuelve a sus personajes en una atmósfera deprimente en un pueblo olvidado, pero a la vez todo lo riega con sensibilidad y un hilo del que tirar para seguir creyendo en que uno puede salir del pozo y tal vez cumplir un sueño. Sus personajes sueltan frases que se clavan en el corazón, fuerte, como esa que le pide Leslie a un guaperas en un bar que le diga: «Dime que soy buena, que no soy una mierda».
En el guion, Ryan Binaco tiende una mano a esa madre y le permite salir del pozo, tener una segunda oportunidad, ¿por qué no creer en ello? ¿Por qué no creer en un final que emocione y que además abra una puerta al personaje? Andrea Riseborough construye su personaje de carne y hueso, real. Y Leslie lucha y no todo está perdido. Aún quedan manos y redenciones.
To Leslie es una balada triste con el principio de un final que tal vez pueda ser feliz. ¿Quién sabe? ¿Por qué no?
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
Hola Hildy
Bonita, y triste, historia; al menos al final del descenso a los infiernos hay una heladería con la que poder refrescarse.
Muy acertado que dejes el final abierto porque en estas pelis, tan al filo, aunque acierten con el tono se juegan parte de su integridad en la resolución.
Esta peli me ha pasado completamente fuera de radar pero la historia me hace pensar en una sesión doble – en este caso sesión «corto y caña»-; de este verano, Grace Potter (no es Dolly ni Willie pero canta muy bien) tiene una canción con alguna relación argumental: Little Hitchhiker.
Un saludo, Manuel.
Sí, Manuel, lo has dicho perfectamente: bonita y triste historia.
… Esa heladería a la que aferrarse para un plan… y refrescarse.
Es una película que me ha gustado mucho. En su momento sobre todo se habló de ella porque la protagonista entró por sorpresa en las nominaciones de los oscars y porque además varios compañeros de profesión de peso alabaron su interpretación. Yo la vi no hace apenas unos días y me enganchó, como he explicado, desde los títulos de crédito. «To Leslie» cuenta muy bien la historia de su protagonista y esa mano que a veces asoma cuando menos te lo esperas.
Beso
Hildy
Entiendo la perspectiva desde la que comentas la película y todo lo que sugieres, pero a mí no me convenció. Me pareció la típica película ‘indie’ que cree que con ponerse este adjetivo ya es suficiente para pensar que lo que nos cuenta es interesante. A mí me deja bastante frío e indiferente, me parece todo demasiado forzado para que encaje en el guion (lo cual, tratándose de una historia real, multiplica el chirrido por dos), y aunque la protagonista está muy bien, o más que bien, creo que director e historia se regodean en sus propias ocurrencias y trampas (que las tiene).
Si no se adjudicara el adjetivo ‘indie’ podría ir directamente a las sobremesas de Antena 3 y nadie notaría la diferencia.
Besos
Mi querido Alfredo, como explico a mí me parece una historia bien contada con ciertas decisiones en la manera de contar que hacen que sea algo más que una película de sobremesa, lo que sí es cierto es que no cuenta nada nuevo o desde un punto de vista innovador. Y, eso sí, es una película que llega y tiene alma.
Beso
Hildy