Declaraciones de amor al cine (segunda parte). Los Fabelman (The Fabelmans, 2022) de Steven Spielberg

Cinco razones para no perderse Los Fabelman

Los Fabelman en la sala de cine.

Primera razón. Cabeza y corazón

Desde la primera secuencia de Los Fabelman no solo se presenta el conflicto del personaje principal, sino el gran tema de la película. Mitzi y Burt Fabelman (Michelle Williams y Paul Dano) llevan por primera vez a su hijo Sammy (Mateo Zoryan/Gabriel LaBelle) al cine. Esperando la cola, el niño les expresa sus dudas de entrar a la sala. Tiene miedo. Burt trata de convencerlo explicándole, desde la ciencia, lo que supone el cine, por qué se produce el efecto óptico de las imágenes en movimiento. Le desvela cómo funciona un proyector para poder ver en la pantalla la película. Mitzi le dice que va a soñar, que va a disfrutar con la experiencia y con la historia que va a ver en la pantalla.

Sammy escucha a los dos: para su padre, un ingeniero informático, todo tiene una explicación racional, un porqué. Es un hombre ordenado, serio y todo en su vida tiene que estar controlado. Para su madre, una mujer que cambió el piano por la seguridad de una casa, la vida es sueño, juego, improvisación, creatividad, arte y alegría. Su padre es la calma, su madre es la espontaneidad. Su padre controla las emociones y los miedos, su madre es todo emoción y desequilibrio. Su padre es una línea recta, su madre es una curva.

Sammy entra al cine, una sala enorme hasta arriba de público, y se queda hipnotizado frente El mayor espectáculo del mundo (The Greatest Show on Earth, 1952) de Cecil B. DeMille. Sobre todo alucina con una secuencia: el descarrilamiento de un tren. A partir, de ese momento, solo sueña con recrear ese instante con un tren de juguete en la intimidad de su casa. Quiere controlar y crear por sí solo ese accidente.

Ante el estropicio que provoca en su primer intento, el padre le regaña y le dice que tiene que cuidar sus juguetes y no destrozarlos y su madre tiene la sensibilidad de captar lo que el niño desea: reproducir lo que ha visto en la pantalla y ser capaz de llevarlo a cabo. Ella le prestará la cámara del padre para que lo inmortalice una vez más. Mitzi le ofrece el instrumento para saciar su pasión: crear historias. Lo primero que inmortalizará será el descarrilamiento, pero después ya no dejará de filmar.

Los Fabelman se cuenta a través de la mirada de Sammy que asistirá, mientras alimenta su pasión, al descarrilamiento del universo familiar. La elección que tiene que hacer es ir por la vida con cabeza y tenerlo todo bajo control o dejarse llevar por el corazón y la pasión, aunque el camino sea arduo.

Segunda razón. Un homenaje a sus padres

Para la vida de los Fabelman, Steven Spielberg se inspira en su infancia y adolescencia, además de reflexionar sobre el origen de su pasión: hacer películas. Además, toca un tema personal que marcó su vida: el divorcio de sus padres. Durante toda su filmografía Spielberg ha presentado familias desestructuradas y rotas por el divorcio (ET, Encuentros en la tercera fase, Inteligencia Artificial o La guerra de los mundos), pero esta vez se desnuda, porque se inspira en su propia historia personal.

Últimamente no han sido pocos los directores que se han tocado el pasado con una pátina personal: Paul Thomas Anderson, James Gray, Kenneth Branagh, Pedro Almodóvar, Alfonso Cuarón… Spielberg ha esperado al fallecimiento de sus padres para contar una historia de ficción inspirándose en su pasado. Y regala una historia que es un absoluto homenaje a sus padres, un ajuste de cuentas con los dos, sobre todo con su madre. De hecho, la película se la dedica a ambos: a Leah y a Arnold.

Todos estos directores han creado hermosas historias de ficción, puro cine, pero emocionalmente sinceras. Y Steven Spielberg ha seguido ese camino: una historia con alma. Realiza un retrato con emoción y una declaración de amor hacia sus padres, sobre todo a su madre. La Mitzi de Michelle Williams es un personaje que atrapa desde el minuto uno. Es la inestabilidad y el corazón, con ella se sueña. Pero también hay un cariño desmedido por la figura paterna, que solo quiere ofrecer amor y seguridad a los suyos, aunque en el camino corte sin querer las alas. Redime a ambos. A la madre, que vuela en exceso; al padre, que finalmente opta por dejar partir a los que más quiere, aunque se quede solo, pues sabe que así serán más felices.

Tercera razón. Cine espectáculo versus cine arte

Los Fabelman es una auténtica gozada, pues Spielberg plasma la esencia de su cine y refleja cómo fue dominando el lenguaje cinematográfico en esas cintas caseras cada vez más sofisticadas. El proceso creativo del director en sus orígenes. En toda la película, Sammy va tan solo dos veces a una sala de cine (no somos testigos de su asistencia continua): de niño, cuando ve El mayor espectáculo del mundo (The Greatest Show on Earth, 1952) de Cecil B. DeMille. Y de adolescente, cuando acude con un grupo de amigos a El hombre que mató a Liberty Valance (The Man Who Shot Liberty Valance, 1962) de John Ford. Las dos películas le marcan y conforman su visión del cine: cine espectáculo y cine íntimo. Espectacularidad, emoción, intimidad y sencillez. Espectáculo y séptimo arte. Entretenimiento y buen hacer.

Lo que sí experimentamos a lo largo del metraje es cómo Sammy va sofisticando sus películas caseras (con sus padres y hermanas) y las que realiza con sus amigos (pequeñas ficciones). Va aprendiendo según va filmando y montando. Conoce la técnica, los efectos especiales, las maneras de rodar, la importancia de la música, del trabajo con sus actores, cómo provocar emociones y mirar más allá de la realidad, cómo desvelar a través de las imágenes, cómo mirar… No deja de probar y experimentar a favor de las historias que quiere contar.

Con sus hermanas y padres plasma los momentos familiares que cuentan su vida. Un aprendizaje de la mirada. Después con sus amigos y hermanas, Sammy realiza cine de género: un western o cine bélico, y mejora tanto las condiciones de los rodajes y los efectos, como la experiencia de proyectar cada vez mejor una la película. No solo se empapa de los códigos de los géneros, además de descubrir el lenguaje cinematográfico, sino que sabe que con el cine puede expresarse y que le salva del descarrilamiento familiar o de la soledad y el acoso que sufre en el instituto por ser judío.

Los Fabelman. Una declaración de amor a sus padres.

Cuarta razón. Tren de sombras

Pero si Los Fabelman se convierte en una película hermosa e imprescindible es por la belleza que esconden dos secuencias. En 1997, José Luis Guerín filmaba Tren de sombras, una película donde en una filmación casera, pasándola una y otra vez, se descubría un secreto familiar. Mediante una observación minuciosa de ciertas imágenes que parece pasan desapercibidas en un primer momento y mediante el montaje se desvela otra historia detrás de un rodaje familiar inocuo sobre una anécdota cualquiera. Bien, Steven Spielberg realiza la misma proeza con una película familiar donde el joven Sammy ha filmado un fin de semana en el campo con sus padres, hermanas y el mejor amigo de la familia, Bennie Loewy (Seth Rogen). Este último trabaja con el padre, son mejores amigos, y se pasa la vida con ellos. De hecho, los niños le llaman tío.

Cuando su padre le pide, por favor, que realice un montaje de lo filmado para animar a la madre, pues esta ha caído en una depresión tras la muerte de su progenitora, Sammy se pone con ello y va pasando una y otra vez las distintas partes de la película para realizar el mejor montaje. De pronto, esas imágenes le van contando otra historia muy diferente. Le revelan un secreto familiar del que no había sido consciente. Y ahí empieza a vislumbrar el desmoronamiento de su entorno.

Así realiza un montaje que se proyecta y anima efectivamente a su madre, aunque esta con su sensibilidad extrema intuye que algo se ha roto en la relación con su hijo. Este muestra su enfado continúo y un día esta le pide una explicación. En ese momento transcurre la otra secuencia clave. La madre va a la habitación de Sammy y este en silencio coge otro montaje de dicho fin de semana, el montaje que revela esa otra historia. Mete a su madre en el armario, como cuando eran pequeños, y la deja sola con el proyector encendido. Esta sale llorando. Su secreto ha sido revelado por el hijo. Los Fabelman merece la pena solo por admirar estas dos secuencias.

Quinta razón. Un encuentro y el horizonte

Los Fabelman termina con un encuentro real que ha contado una y otra vez Spielberg en diferentes ocasiones. Solo que esta vez lo recrea. El joven Sammy mete por fin la cabeza en un estudio de cine. El productor que le contrata dice que puede visitar a una vieja gloria. El muchacho, tímido, entra en el despacho y se topará con una leyenda: John Ford. Este será muy parco en palabras y acciones. Señalándole unos cuadros sobre el lejano Oeste le revelará un secreto profesional para realizar sus películas. Le explica que lo importante es saber dónde situar el horizonte. Bien arriba o bien abajo. Si lo coloca en el centro, en medio del fotograma, será de lo más aburrido y banal.

La secuencia es sencilla y clásica, pero emociona profundamente, como le está impactando al joven Sammy, un amante del cine. No es además ninguna tontería que quien pone rostro de manera perfecta a Ford sea David Lynch, otro cineasta que bien sabe alcanzar el cielo o el infierno con sus fotogramas.

Estos son solo cinco razones para no perderse Los Fabelman. Steven Spielberg sabe bien dónde colocar el horizonte. Adentrarse en esta película, quizá no perfecta, pero con alma no resulta una pérdida de tiempo. Hay cabeza y corazón.

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25 comentarios en “Declaraciones de amor al cine (segunda parte). Los Fabelman (The Fabelmans, 2022) de Steven Spielberg

  1. Queridísima Hildy,
    la vi hace meses gracias a los contactos que tengo en la Academia, pero tu apunte me ha ha recordado perfectamente, la desgranas magníficamente.
    Tengo que confesarte que, sin que me disgustara, me defraudó un poco. Primero porque tiene partes, en especial las cosas del instituto, que me parecen un poco insulsas y sobrantes. Además hay cosas que se machacan demasiado, es como si Spielberg no quisiera dejar terminar algunos hilos narrativos. Quizá esto se deba al mismo apego que él siente por cada personaje, por formar parte de su propia vida, que es como que no les deja despedirse. En definitiva, creo que es demasiado larga.

    Ahora bien, solo por los minutos de Lynch haciendo de Ford y esa corrección final del horizontes es una película que merece existir. De hecho, en tu anterior post de una película en una secuencia yo hubiera metido esta. Es una escena que en sí no es especial, pero la fusión de Lynch y Ford en una anécdota repetida mil veces que parecía haberse convertido en un hito de la historia del cine nunca rodado, como el encierro de Hitchcock niño en el calabozo me produjo una emoción cinéfila e intelectual muy profunda y muy por encima de la impresión general de la peli, a la que pongo un 7 y pico de todas formas

    Un besazo agradecido

  2. Efectivamente, queridísimo Manuel, no es perfecta ni redonda, tienes razón. Pero a mí me tuvo en vilo. Me encantaron esos últimos minutos, pero mis secuencias sin duda son las de la revelación del secreto familiar. Qué manera más hermosa de contarlo, ¿verdad?
    Es de esas películas imperfectas con alma y mucha verdad dentro de ellas. A pesar de no ser redondas del todo.
    Qué inteligente Spielberg al hacer que Lynch haga de Ford. Si hablamos de horizontes, para muchos David Lynch es la pieza imprescindible para engancharse y amar el cine contemporáneo. Si en la época de un Spielberg cinéfilo adolescente entrar en el despacho de Ford era toda una experiencia; sin duda un adolescente cinéfilo hoy consiga la misma emoción entrando en el despacho de Lynch.

    Beso
    Hildy

  3. Hola Hildy
    De entrada tus «cinco razones» me han llevado hasta la canción «Mi pequeño tesoro» de Sole Gimenez (es un ángel que viene a mí de puntillas. Cinco razones tengo para quererteeee…).
    Siempre he sido muy de Spìelberg pero no sé si estoy con sus últimas elecciones. Fíjate que estos dos actores como padres me descoloca bastante. Juntos parecen un poco personajes de comic -a mi, me lo parecen-. Dano siempre tan personal y Michelle es tan buena que desaparece dentro de sus personajes: igual hace de Marilyn que de «amiga fea». Además, con ese peinado parece que es la hermana rubia de Shelley «Oliva Popeye» Duvall.
    Ya que mi tocayo no ha querido jugar a «las muñecas rusas» antes de Guerín estuvo Coppola con «la conversación» y antes, Antonioni con «Blow-Up». Que se basó en un relato de Cortazár. No son malos nombres, no.
    Un saludo, Manuel.

  4. Bueno tocayo, y ya veremos pronto que Ozu guarda también una revelación de estas -es verdad que es bonito el momento y lo he pasado por alto- en He nacido pero… de 1932. Y coincido contigo en que los padres tienen ese aire de personajes de cómic que quizá los tiñe demasiado de artificio.
    Besitos a los dos

  5. Manuellllll, qué bonita voz tiene Sole Giménez, ¿verdad? Lo que no me ha quedado claro es si has visto Los Fabelman o no. Intuyo que sí.
    A Paul Dano siempre le he visto buen actor, pero con cara de niño.
    Y Michelle Williams me gusta mucho como actriz y la elección de personajes que ha realizado hasta ahora.
    ¿Así que a los tocayos les parece que los padres son como personajes de cómic?
    Curiosamente he mirado alguna fotografía de los padres de Spielberg y se parecen bastante a los Fabelman, jajaja.
    Revelar un secreto por una fotografía, unas imágenes o unos sonidos… Qué bonito recorrido has realizado.
    Beso
    Hildy

  6. Incredulidad me despertó el hecho de enterarme de que Spielberg se metía en estos ejercicios de onanismo y autobombo, y después, todavía más cuando supe de la duración del metraje, infinita pereza. El arranque me parece interesante, se desarrolla bien hasta la primera hora, pero luego se despeña y se pierde en las habituales cursilerías del director. Como la escena de Lynch ya la había visto antes, no me sirvió de compensación. Una película a su mayor gloria y diseñada para Óscares; un fiasco. Hace años que debería haberse sentado a pensar qué hacer a continuación, en vez de empeñarse en sacar una película al año. Y leer algún libro de vez en cuando, tampoco le vendría mal. Tal vez sus personajes pudieran tener al menos dos dimensiones.

    Besos

  7. Pues, mi querido Alfredo, a mí me ha gustado. Y para mí tiene secuencias bellísimas. Y algunos de sus personajes como Mitzi me gustaron una barbaridad. A mí me pareció una película con alma.
    Y solo por la secuencia de la revelación del secreto familiar… A mí me compensó totalmente. No se me hizo pesada.
    Suelo conectar con Spielberg.
    Jajajaja, debo tener el punto cursi muy desarrollado.

    Beso
    Hildy

  8. Hola Hildy!
    La tengo pendiente, la verdad que me has despertado y aumentado el interés con tu entrada.
    Besos;)

  9. Hola Hildy. Esta pelicula me ha hecho pensar si la historia que nos cuenta nos pareceria tan interesante si los protagonistas no fuesen la familia de Spielberg. Por ejemplo en El aficionado de Kieslowski el protagonista es alguien anonimo al que le apasiona el cine, y todo lo que nos cuenta, si nos interesa, es por su valor intrinseco y no porque nos enteremos de detalles personales de la vida de alguien famoso. Claro que sentimos curiosidad viendo Los Fabelman por ver a Lynch haciendo de Ford, y viendo como se enciende ese puro gigantesco antes de darle esos consejos un tanto excentricos, y la pelicula en general nos puede gustar porque amamos el cine y nos interesan tambien los entresijos del proceso de creacion que nos muestran. Pero dicho esto, la pelicula y la historia me ha resultado algo insulsa en general. Quizas esto no este mal. Podemos pensar; despues de todo, este director mitico vivio una vida solitaria y vulgar sin ningun amigo, salvo su camara, y las intrigas de su familia resultan corrientes, y sus grandes dramas, para el, el divorcio de sus padres, habituales en millones de hogares. Bueno, despues de todo, hemos descubierto que Spielberg es humano, y que no ha venido del espacio exterior en una nave, como su simpatico personaje
    Una pelicula que me ha gustado mucho es Almas en pena de Inisherin. No se si la has visto.

    Un beso.

  10. Queridísimo Luis, qué ganas me han entrado de ver El aficionado, que nunca he visto y pronto la veré.
    Tu reflexión sobre Los Fabelman me resulta muy interesante.
    A mí por la secuencia que comento de tren de sombras es una película que me ha tocado.
    Fíjate que no la viví como: «Voy a ver la vida de Spielberg», sino que la contemplé como la vida de Sammy, ese niño y adolescente que ama hacer cine.
    Hubo personajes como el de la madre que me parecieron muy bonitos.
    Disfruté de ella, aunque no la ponga en el top ten de pelis de Spielberg. A mí me chiflan El imperio del sol o El color púrpura.
    Por cierto, no he visto todavía Almas en pena de Inisherin, pero me apetece mucho.

    Beso
    Hildy

  11. Siempre he tenido un problema (si lo queremos llamar así) con el cine de Steven Spielberg. Sus películas pueden gustarme, entretenerme e incluso, por momentos, deslumbrarme por su brillantez formal (en ocasiones algo relamida), pero nunca han conseguido emocionarme por la sencilla razón de que las considero perfectos facsímiles; ejercicios brillantes de un alumno atento y aventajado que supo -desde su voraz cinefilia- absorber provechosamente las lecciones narrativas de los grandes maestros que ha ido aplicando a lo largo de su filmografía. Ahí reside su talento, o así lo veo. Ah, dicho lo cual, tengo que referirme a una gloriosa excepción considerada por el que suscribe como su mejor trabajo: la impresionante e inmisericorde MUNICH (2005).
    En cuanto al título que nos ocupa, LOS FABELMAN, me parece un ejercicio cargante y reiterativo y por ello de estructura algo desequilibrada. Es lo que tienen algunas películas “autobiográficas”. En ésta se manifiesta por acusado ombliguismo y de ahí la escasa capacidad de síntesis narrativa que exhibe. Eso sí, me encantó, imagino que como a la mayoría de cinéfilos de la vieja guardia que hayan visto la película, la última secuencia con ese parco y expeditivo John Ford dando una lección rotunda al fascinado neófito.
    Un abrazo.

  12. Que comentario tan bueno de Teo. Coincido mucho con su vision de Spielberg, y efectivamente Munich es impresionante, quizas mi preferida de el.

    Un saludo.

  13. Querido Teo, me alegro muchísimo saber de ti y leerte. También me resulta muy interesante tu análisis y mirada sobre la filmografía de Steven Spielberg.
    Yo sí he sentido emoción en películas de Spielberg. Me he dejado llevar por la cabeza y el corazón de sus films. Creo que las dos cosas están en sus películas.
    Es curioso, yo disfruté muchísimo de esa última secuencia con John Ford, pero si yo siento que merece un visionado es por las dos secuencias que menciono sobre la revelación de un secreto familiar a través de una película íntima y privada de un fin de semana en el campo.
    También es curioso, pues no he sentido narcisismo ni ombliguismo a la hora de contar su historia. Me ha parecido una película ciertamente no redonda, pero con alma. Yo disfruté viéndola.
    Sí, recuerdo que me gustó Munich, pero es cierto que no he vuelto a verla desde que la estrenaron en el cine. No me importaría volver a verla.

    Beso
    Hildy

  14. Qué bueno, Luis. Esto es lo bueno de los comentarios. Entre todos damos mucha más vida a las películas. Extraemos análisis. Y aunque a veces aportemos visiones o miradas diferentes, siempre enriquece la reflexión y se aportan claves interesantes para seguir descubriendo la película.

    Beso enorme
    Hildy

  15. Hildy, querida, la posibilidad de ver esta película en la pantalla grande se me escapó (justo estaba de vacaciones y creí haber leído que la daban en esos días, pero cuando quise chequearlo ya no la encontré) así que no me queda otra que esperar a que llegue al streaming. Le tengo muchas pero muchas ganas. A mí Spielberg me encanta y el cine (ya sea como arte o como pasión de espectador) dentro del cine, ni te cuento. Es muy emocionante tu texto, volveré a leerlo cuando logre dar con la película.-
    Te mando un abrazo enorme, sin montaje, Bet.-

  16. Hola, Hildy. La vi ayer y he de decir que me gustó bastante. Me parece un ejercicio de amor hacia su familia y sī, debo ser o estar cursi (en cursilería, se está a rachas más que serlo). Por otro lado tiene errores de bulto, claro, ¡es Spilberg! Como son sus obviedades y el retrato fácil e infantil de un estilo de vida al que nunca añade, ni muestra, grietas. Todo tan chuli y maravilloso. Pero si, me gustó, a pesar de todo esto. Me hizo sonreír, sentir y pensar que a veces el cine es sólo eso: disfrute y emoción primaria. Y ya es mucho.
    Un besote

  17. Queridísima Bet, ¡disfrútala cuando puedas! Yo creo que si te gusta el cine de Spielberg y el cine dentro del cine, hay momentos de esta película que te van a fascinar. No tengo duda alguna. Y hay personajes que a mí me han llegado, como la madre. Es un homenaje total a sus padres. Sí, es película imperfecta, pero con alma.

    Un beso en plano secuencia, sin cortes
    Hildy

  18. Pero Margaaaaa, qué alegría me da leerte. ¡Me alegro un montón que disfrutaras de la película de Los Fabelman! Sí, es una carta de amor hacia su familia, totalmente de acuerdo.
    Como digo, no es su película más redonda, pero tiene alma. Cerebro y corazón. Sonríes, sientes y piensas, como bien dices.

    Beso gigantesco
    Hildy

  19. Querida Hilda acabo de ver la peli para mi sin dejar de tener subidas y bajadas deja desde luego un buen sabor de boca.Cierto es que al principio,el descubrimiento del cine por parte de Spielberg es un tanto traumatico.La encuentro un poco larga pero ya digo con escenas mágicas.Sin más saludos y un beso Hildy

  20. Querido Francisco, me gustan las películas que dejan buen sabor de boca. Y, sí, creo que Los Fabelman es una de ellas. Y has dado en el clavo, no es redonda, pero tiene secuencias mágicas que compensan totalmente su visionado.
    Me encanta esa secuencia que relata la primera vez que va al cine… entre trauma y pasión.

    Beso
    Hildy

  21. Hola mi querida Hildy, después de tanto y tanto tiempo.
    Quiero dejarte aquí una serie de reflexiones, a ver qué te parece. El tema: el coming-of-age, ya sabes, aquellas películas que ponen el foco principal en un personaje joven y que a lo largo del metraje (ahora cada vez más largo) pasará por un proceso de maduración que le llevará a cambiar y todo eso. Tengo la sensación de que hay ahora un montón de directores que quieren hacer su 8½, es más, nadie quiere ser menos que Fellini. Hago un repaso a vuela pluma: Roma (2018) de Cuarón. Dolor y gloria (2019) de Almodóvar. Fue la mano de Dios (2021) de Sorrentino. En 2022 se pusieron las botas: Apolo 10½: una infancia espacial, de Linklater. Sigo: Bardo, de Iñárritu. Armageddon Time, de James Gray. Licorice Pizza, de Paul Thomas Anderson. Afterson, de Charlotte Wells y paro de contar sobre esta pandemia de la autobiografía empapada de melancolía. De Los Fabelman rescato solo a algunas cosas, pero nada más. Ya te digo, la pandemia coming-of-age del siglo XXI.

    Muchos besos, querida amiga.

  22. Pero, qué alegría más enorme saber de ti queridísimo Francisco.
    Jajaja, no sé si esta pandemia de coming of age de cineastas del siglo XXI te gusta o no te gusta nada.
    A mí casi todas las películas que has nombrado o me gustaron o de alguna manera me interesaron. Aunque tengo mis preferencias, por ejemplo, me gustan mucho la de Thomas Anderson y la de Wells. Aún me quedan por ver la de Linklater y la de Gray, pero caerán en algún momento seguro.
    Yo de los Fabelman rescato sobre todo, como he comentado, la secuencia a lo Tren de sombras de José Luis Guerín.

    Beso enorme y me alegro por la vista
    Hildy

  23. Hola después de tanto tiempo. He visto la película ayer y tu análisis ciencia versus arte me parece muy pertinente. Creo que estamos ante una película entrañable y bonita, con sus cargas de profundidad, pero que tiene un grave defecto. Y es que esto Spielberg ya nos lo había contado mejor y con mucho más talento y acierto.
    En realidad, esta película no deja de ser una variación más nostálgica y almibarafa de «atrapame si puedes».
    Conservo algunas entrevistas antiguas con Spielberg en las que confiesa que sus películas más personales y en las que habla más de di mismo son ET, El imperio del sol e IA.
    Y en algunas manifiesta que se siente muy identificado con sus protagonistas pq conce muy bien pese a tener familia lo que es el sentimiento de orfandad. El retrato de mujer separada en ET o la orfandad de Christian Bale son mucho más precisas y duras que esta versión actual. Por no hablar de IA.
    Sin embargo creo que Spielberg nos resuelve en una sola escena su forma sentimental de abordar una realidad que se adivina mucho más dura. El mismo Spielberg nos resuelve el enigma en la escena con el abuson de instituto cuando Sam se sincera y le dice: A ver eres un subnormal profundo, un tocapelotas y tienes el encefalograma plano. Pero no ha decidido sacarlo en la película de la playa
    Creo que Spielberg a su edad nos está diciendo. Si cuento la historia de mi familia tal cual fue podría salir un Bergman tremendo. Pero no lo voy a hacer, no quiero pq es mi familia y no me da la gana. Prefiero que a través del celuloide perviva un recuerdo más entrañable.
    Para mi en ese sentido es esencial la escena en la que la madre le pide perdón por haberle pegado. No soy yo nadie para poner en tela de juicio que así fue, pero al verlo me recorre una sensación de que la realidad debió ser muy dura y él prefiere quedarse a través del celuloide con ese recuerdo filmado.
    Spielberg dice que escogió personalmente el eslogan del póster de «el imperio del sol» que dice » para sobrevivir en un mundo hostil habrá de recurrir a una fuerza mayor que la de todos los acontecimientos que le rodean»
    Y tras ver los Fabelman se entiende perfectamente ese acudir a la imaginación y la fantasía frente a una realidad que intuyo fue mucho más dura que lo que aquí nos relata
    Mucho de su cine está plagado de referencias a esa misma idea. Véase sino el comienzo de ready player one
    No volveré a ver a Spielberg con los mismos ojos. Y me parece entrañable que haya decidido reconciliarse con sus padres vía celuloide.
    Un fuerte abrazo Hildy

  24. Queridísimo Victor, no sabes la alegría que me da volver a saber de ti y hablar de nuevo en la sala oscura. Y además con este comentario tan enriquecedor sobre Los Fabelman. ¡Me ha entusiasmado la visión y mirada que viertes sobre ella! Me ha hecho pensar un montón. Y esta mirada es brillante: «Y tras ver los Fabelman se entiende perfectamente ese acudir a la imaginación y la fantasía frente a una realidad que intuyo fue mucho más dura que lo que aquí nos relata». Jo, qué pasada. Y, sí, es precioso reconciliarse con alguien a través del arte o perdonarse. Ahí también estaba la esencia de la novela y la película de Expiación de Joe Wright. Me interesa cada vez más el cine de Spielberg.

    Beso
    Hildy

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